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Ojos verdes por Lonny

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Sabía que era de día, pero no quería levantarse. La cabeza le martilleaba, como agujas clavándosele en el cerebro, hundiéndose en sus ojos y lamentando, una vez más, haber bebido tanto la pasada noche. Siempre decía lo mismo, siempre se culpaba por beber, por excederse con el alcohol y la maldita resaca del día siguiente. Se prometía que nunca lo volvería hacer, que no volvería a probar una copa, pero siempre caía. Y caía a lo grande.

Y así estaba ahora, con la cabeza hundida en la almohada deseando que su cabeza dejara de doler, que dejara de hacer sol, que la ciudad dejara de hacer ruido. Intentó reincorporarse, arrastrándose por la cama, notando cómo las sábanas se enrollaban en sus piernas molestamente. Odiaba que le pasara eso y más cuando se sentía tan destrozado como entonces. Se dio la vuelta, tapándose los ojos con ambos brazos y suspirando pesadamente, maldiciéndose por estar, de nuevo, en ese estado. Fue entonces cuando notó cómo algo se movía a su lado.Y ese movimiento lo paralizó.

Empezó a pensar en lo que había hecho la noche anterior. En la idea que había tenido de hacer una 'fiesta de pijama' con Loki para pagarle su deuda, una idea que había ido cambiando a medida que los minutos habían pasado, convirtiéndose en una fiesta 'made in' Stark, como las de antaño. Hacía tiempo que no organizaba una, no al menos con tan poco tiempo de margen y, aun así, la gente había acudido en banda. Recordaba haber hablado con la gente, haber bebido, haber reído y poco más. Quizás algunos flashes, algunas escenas distorsionadas, alguna conversación absurda… Entonces la imagen de unos labios, de unos brazos, de un pecho descubierto le vinieron a la mente, sonrojándole. Se tapó los ojos con las manos y deseó dormirse otra vez. ¿En qué problema se había vuelto a meter? La persona a su lado volvió a moverse, esta vez mucho más que antes, inquietándole. Se mantuvo quieto, como si aun estuviera dormido. No quería ver aún qué error había cometido esa noche. Notó como la persona se escurría hacia un lado, como si quisiera levantarse e irse de la habitación. Ladeó una de sus manos y miró la espalda de la persona que se había levantado y que estaba a punto de irse. Su corazón casi se para al reconocerlo.

- ¿Loki?- dijo en un susurro, intentando levantarse de la cama, notando como la cabeza le pinchaba. El aludido se giró y le sonrió levemente.

- Buenos días, Tony- el moreno lo miró de arriba abajo, buscando indicios en toda la habitación que le confirmara lo que creía que había pasado. El joven amplió su sonrisa, divertido por la reacción de su jefe. Parecía inquieto.

- Oye…- empezó a decir medio sentándose en la cama- ¿Tú y yo… nos hemos…?- Loki lo miró fijamente, negando con la cabeza. La expresión aliviada en el rostro de Stark le desilusionó. Visto el momento que habían vivido la noche anterior, lo que podría haber pasado entre ellos si él no se hubiera quedado dormido, le parecía increíble que ahora reaccionara ante esa hipótesis de esa manera. Desvió su rostro, se giró y salió al salón de la casa con intención de irse. Tony se lo quedó mirando- ¡Oye! ¿Dónde vas? ¡Espera!- Loki lo escuchaba gritar desde la habitación, pero no le importaba.

- Me voy a casa- y, sin decir nada más, cogió el ascensor y desapareció.

Tony, desde la habitación, quiso seguirle, pero las malditas sábanas enrolladas en sus piernas casi lo tiran al suelo. Rechinó sus dientes fruto de la rabia que le daba esa situación y del dolor punzante que no le abandonaba. ¿Qué hacía Loki en su cama? Si había pasado algo entre ellos, que todo indicaba que sí, lamentaba no acordarse. Pero la persona que parecía tener todas las respuestas había decidido irse enfurruñado sin más palabras que un portazo. Genial, era todo tan recurrente. Salió de la habitación medio tambaleándose y miró hacia su salón. Visto el aspecto deplorable que tenía había sido una buena fiesta, aunque apenas y recordaba nada de ella. Otro punto negativo para él. Parecía que todo aquello no podía empeorar.

Y como si se tratara de una mala broma del destino, un sonriente Steve apareció por la puerta mirando a todos lados con la boca abierta. Luego lo miró a él con el ceño levemente fruncido, mientras se acercaba con los brazos cruzados, malhumorado. Se veía en su rostro que no le hacía ninguna gracia ver todo aquello.

- ¿Qué significa todo esto, Tony?- el moreno se apoyó en el marco de la puerta a que el rubio de acercara- ¿Has organizado una de tus fiestas otra vez?- la indignación en la cara de Steve divertía a Stark.

- Y si así fuera, ¿qué?- respondió con divertimento- ¿Celoso porque no te invité?- Steve suspiró, malhumorado.

- Cuando tienes resaca estás inaguantable- renegó. No soportaba la actitud prepotente de Tony, ni ebrio ni lúcido. El moreno rió.

- Entonces no me aguantes y vete- sabía que había sido desagradable, pero desde que se había levantado que no paraba de martillearle la cabeza ni de ver cosas que le desagradaban.

- ¿Sabes?- se giró Steve, encarándole con los brazos cruzados- Quizás tienes razón. Quizás debería irme- Tony le sonrió falsamente, mientras veía cómo se iba del salón pateando alguna botella por el camino. El rubio, de pronto, se paró en seco- ¿Por qué lo haces?- le dijo- ¿Por qué eres tan inaguantable después de las fiestas?- el moreno se encogió de hombros.

- Supongo que es por la resaca. El dolor es inaguantable- se tapó los ojos asqueado.

- Eso no te pasaría si no te ahogaras en alcohol cada vez que sales- Tony lo miró con el ceño fruncido.

- Y habló el Capitán América- dijo con sorna- Don Perfecto, el modelo a seguir por todos, ¿no es así?- dijo el moreno acercándose a él- ¿Qué me tienes que enseñar tú a mí? ¡Dímelo!- la rabia lo consumía, siempre lo hacía cuando venía alguien a decirle qué era lo que tenía que hacer, lo que debía hacer o cómo debía comportarse. Odiaba a la gente que intentaba dar lecciones.

- Pues parece ser que algo visto tu comportamiento últimamente- Steve apretó sus puños- ¿Por qué te expones a hacer este tipo de exhibiciones ahora que habías decidido dejarlas a un lado? ¿No se suponía que te ibas a centrar en el trabajo, en un nuevo proyecto?- el moreno lo miró de reojo, muy molesto.

- Que haga fiestas o no, no influirá en absoluto en mi trabajo. Nunca lo ha hecho y no lo hará ahora- se giró directo a irse a la habitación, de nuevo, dispuesto a irse a la ducha, pero Steve lo siguió.

- ¿Estás seguro?- le dijo apoyado en la puerta- Porque yo no lo creo- Tony se giró bruscamente.

- ¿Qué quieres, Steve?- le dijo mirándole fijamente- ¿Qué quieres de mí?- el rubio desvió su mirada- Sé perfectamente qué esperas de mí, qué quieres de mí, pero date cuenta que no te lo puedo dar, ya no- Steve suspiró poniendo cara compungida.

- ¿A qué viene esto, Tony?- el hombre se sentó en la cama, cansado, tocándose la cabeza.

- Pues a que esto debe acabar- negó con la cabeza- No podemos continuar así- lo miró a los ojos, notando la angustia que reflejaba su mirada azulada- Sé que te he hecho daño, que he sido cruel, que me he aprovechado… Cualquier cosa es válida en esto que hemos tenido, esta relación que hemos compartido y que ha sido fantástica, pero…- intentó buscar las palabras adecuadas- No puedo seguir así. No lo mereces, de verdad- Steve se acercó y se sentó a su lado.

- ¿Me estas dejando?- Tony movió la cabeza lentamente.

- Es lo mejor, créeme- el rubio lo miró.

- ¿Para quién? ¿Para ti o para mí?- tenía el ceño fruncido, intentando ocultar los ojos acuosos.

- Para los dos- Tony miró fijamente a Steve, quién le mantenía la mirada. El rubio se levantó bruscamente de la cama y salió de la habitación, para después oír un fuerte golpe antes de que las puertas del ascensor se cerraran.

El moreno bajó su cabeza y se tapó los ojos. Le dolía hacerle aquello a Steve, pero era necesario zanjar aquello que se había prolongado tanto en el tiempo. Lo había intentado en varias ocasiones, con más o menos éxito, y luego… luego había caído otra vez. Y otra vez. Y otra vez. En esa ocasión debía ser fuerte, constante en su decisión y dejar de hacer el tonto. Tal y como le había dicho al que consideraba su amigo era lo mejor para ambos, más para Steve que para él porque el rubio era quién apostaba el corazón y él ya estaba harto de jugar con él. Sabía que a partir de ese momento las cosas serían difíciles, muy complicadas, con un montón de miradas acusatorias, actitudes incómodas y ambientes asfixiantes. Pero confiaba en Steve, en su buen corazón y su buen hacer. Sabía que lo entendería, no era tonto, se daría cuenta que aquello era lo mejor que podría hacer; que una relación no podía sostenerse a base solamente de sexo.

Se levantó pesadamente de la cama, casi arrastrándose. Para ser sólo las nueve de la mañana había sido bastante movidita. Llegó a la ducha y abrió el grifo del agua caliente tras despojarse de toda la ropa enmarañada y sudada que llevaba. Se metió en la tina y dejó que el agua se deslizara por todo su cuerpo, limpiándole, calmándole. Sus hombros, tensos por todo lo que había soportado durante su conversación con Steve, se desentumecieron poco a poco, relajándole. Metió la cabeza bajo la alcachofa y sus cabellos negros cayeron por su frente, despejando parcialmente sus ideas e intentando dar alivio a ese dolor punzante que lo estaba matando desde que había alzado su cabeza del mullido cojín de su cama. Le gustaba esa sensación, ese calor recorriendo su cuerpo como dedos traviesos por su piel. Entonces recordó a Loki, en cómo habían acabado en la misma cama, vestidos, y la manera cómo se había ido. Era muy parecida a la que había tenido Steve, pero con la diferencia de que no sabía qué había dicho para enfadarle. ¿Acaso había pasado algo entre ellos? Conociéndolo, seguramente y no le gustaba. Días atrás se había prometido no caer en esa tentación, no corromper a ese joven tal y como lo había hecho con Steve para luego darle de lado. Se había prometido tantas cosas en su vida, cosas que no debía de hacer que había perdido la cuenta. Parecía ser que su propia palabra no servía de mucho.

Salió de la ducha más despejado, pero con el dolor aun presente. Era su penitencia por ser tan inconsciente, como siempre. Se enrolló una toalla alrededor de la cintura y salió sacudiéndose el cabello con una más pequeña mientras hurgaba en su armario para vestir algo decente. Había decidido encerrarse en su taller hasta que Loki llegara, aunque la idea de que no apareciera había pasado por su cabeza. No, se dijo, vendrá. Él vendrá. Se vistió con ropa deportiva, se secó un poco el pelo y pidió a JARVIS que mandara a alguien a limpiar todo aquello. Él estaría incomunicado todo el día.

**00**

La cara de su padre nada más cruzárselo al entrar en casa había sido todo un poema. Había leído en su expresión la confusión propia del que quiere saber, pero no se atreve a preguntar por temor a la respuesta. Loki estuvo tentado en decirle que había dormido en la cama de un hombre para ver cómo su rostro se desencajaba, pero asumía que ya lo sabía. Su padre, aún sus reservas, siempre sabía demasiado. Subió hasta su habitación para cambiarse e ir a la universidad lo más rápido que pudiera. Quería hacer lo mismo que el día anterior: salir de casa con un par de piezas de fruta para comer durante el camino y comprarse algo con más sustancia durante la mañana. Nada de explicaciones, nada de charlas y menos de miradas ladeadas. Por suerte para él parecía que la casa estaba en calma. Thor no estaba, o al menos eso parecía, mientras que su madre parecía haber salido. Ningún moro en la costa hasta que entró en la cocina.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó él extrañado. No era habitual verla tan temprano allí. Jane lo miró con una enigmática sonrisa en sus labios mientras sostenía un humeante café entre sus manos.

- Eso debería preguntarte a ti- dijo juguetona- Dime, ¿te lo has pasado bien?- Loki alzó una ceja preguntándose qué había visto esa chica en su hermano. Entonces le devolvió la sonrisa.

- No sé qué decirte, la verdad- aquello interesó a su cuñada, que dejó la taza encima de la mesa y lo miró intrigada.

- ¿Tan malo ha sido?- aquello le hizo sonreír. De todos los miembros de su familia, su madre y Jane habían sido su refugio en muchas ocasiones, algo extraño, sobretodo en el caso de la joven con la que no compartía lazos de sangre.

- ¿Qué te hace pensar que ha pasado algo?- preguntó él, algo malhumorado. Ella rió.

- Porque llegas a estas horas, a hurtadillas en tu propia casa sin querer dar explicaciones de tu ausencia- aquello hizo sonrojar a Loki.

- No ha pasado nada- confesó al cabo de un momento. Se encogió de hombros- Empezó bien, pero no acabó. Pero no importa- Jane le puso una mano encima del brazo y lo intentó reconfortar.

- Todo se puede retomar, ¿no?- el joven la miró.

- Pero no sé si quiero hacerlo, Jane- la chica dio un sorbo a su café, pensativa.

- Date tiempo, Loki. Hace muy poco de lo de Peter- ahora era ella quién se encogía de hombros- Es normal- aquellas palabras le recordaron algo al joven, algo que había medio olvidado con todo el asunto de la fiesta y el despertar en la cama de Stark.

- Ayer tuve noticias de él, no directamente, pero sí mediante la joven con la que estuvo liado antes de irse- aquella revelación sorprendió mucho a la joven, quién abrió los ojos como platos.

- ¿Cómo es eso? ¿Y por qué hablaste con ella? ¿No se suponía que la odiabas o algo así?- Loki asintió con la cabeza, cansado. La verdad es que no había dormido muy bien y no le habría importado si el despertar no hubiera sido tan desastroso. Explicó a Jane todo lo que aquella chica le había contado, todo lo relacionado con el viaje a Inglaterra y la intención de Peter de romper con todo para empezar una nueva vida. No pudo evitar que las palabras se le atragantaran en algún punto de la historia, pero siguió hasta que se quedó vacío, sin nada que compartir- ¿Y de esta noche qué me tienes que decir?- Loki bufó negando con la cabeza.

- Nada, supongo- Jane dibujó una sonrisa pícara.

- No te pasas toda una noche fuera sin que pase nada. Y más con esa cara que llevas- el joven la miró de reojo.

- Fue algo ciertamente patético- dijo apoyando su cabeza en la palma de su mano- Se quedó dormido- aquello paralizó a Jane.

- Dormido…- una risa empezó a aflorar- cuando estabais en proceso de…- Loki asintió sonrojado. La joven no pudo evitar carcajearse ante aquella imagen que se estaba formando en su mente. Se tapó la cara, ocultando su risa, al tiempo que el otro se levantaba para irse- Oye, oye, Loki… ¡Espera, hombre!- dijo intentando controlarse- A todos nos ha pasado algo semejante alguna vez- el joven alzó una ceja.

- ¿Quieres decir que Thor…?- Jane negó con la cabeza.

- No fue exactamente algo así, pero te puedes hacer una idea de que entre una pareja pasa de todo- Loki desvió su mirada.

- Tony y yo no somos una pareja- Jane abrió los ojos, visiblemente sorprendida.

- ¿Tony?- miró a Loki y vio en sus ojos algo de temor- ¿Te refieres a Tony Stark?- su cuñado no le pudo aguantar la mirada- No sabía que… en fin… ¿Cómo ha pasado…?- el chico se encogió de hombros.

- Como pasa siempre, supongo- se rascó la frente y suspiró pesadamente- Pero ya te he dicho que no pasó nada…- pero Jane no estaba tan convencida.

- No pasó porque se durmió- sentenció, mirándolo preocupada- ¿Pero tú sabes quién es, qué fama tiene?- el joven pudo ver alarma en su expresión- No es bueno que te acerques a él en ese plan; todos salen escaldados, o eso dicen los rumores- Loki la miró dolido.

Los rumores no siempre son verdad, Jane- se acercó más a ella- No he pasado mucho tiempo con Stark, sólo unas pocas semanas. Pero son infinitamente más de los que habrán pasado todas esas mujeres que tan mal hablan de él- Loki se sentó mejor en la silla- Él… él no es tan superficial como pueda parecer… no lo creo…- aún recordaba la conversación que habían tenido unas horas antes sobre cómo la gente se acercaba a él por interés, en cómo lo había consolado hablándole de los problemas que había tenido con su padre o cómo había intentado animarle durante toda la tarde mostrándole las funciones que podía tener aquel mini reactor ARK. Todo aquello no podía ser fruto de la casualidad. No quería pensar en que había sido engañado. Alzó su mirada y vio a Jane mirándole con una sonrisa llena de intenciones.

- Te gusta, ¿verdad?- aquella pregunta le hizo sonrojar aún más.

- Creo que es hora de irme a clase- miró su reloj de muñeca- Ya llego tarde… ¿Puedes decirle a mi madre que estoy bien y que vendré pronto a casa?- Jane asintió aún con la sonrisa, incomodándolo hasta que no se fue de la casa.

Corrió hasta la universidad, a sabiendas que las dos primeras horas se las había saltado a la torera. Pasó las horas entre clase y clase junto a Clint y Natasha en la cafetería hablando y riendo como hacía tiempo que no hacía. Aquella conversación con Jane lo había puesto de un extraño buen humor, aparte de que estaba cansado de estar cabreado y cabizbajo por culpa del tema de Peter. Si ese tipo había pasado página con todo lo que le ataba allí, él debía hacer lo mismo. No iba a perder ni un segundo pensando en él. Lo había echado de su vida.

Pasó la mañana más centrado de lo que imaginaba en sus clases. Decían los sabios que la mejor manera de superar problemas sentimentales era refugiarse en su trabajo. Visto que su lugar de 'trabajo' era también un foco de conflicto, lo único que le quedaba era la universidad, sus clases y el baile de fórmulas que bailaban en su mente a esas horas. Miró su reloj con pesadez temiendo que la hora de su marcha llegaba. La temía, por qué no decirlo, temía volverse a encontrar con Stark después de la manera cómo se había ido de la torre. Ahora, en frío, se preguntaba cómo lo iba a mirar, a encarar después de lo que había sucedido aquella noche. ¿Cómo olvidarla, cuando sentía aun el tacto de sus manos, de sus labios, rozando su cuerpo, haciéndole estremecer y sentirse deseado otra vez? ¿Cómo olvidar haber sentido su aroma nada más despertarse, de dormirse envuelto en sus brazos, de notar su respiración pausada? Jane le había preguntado si le gustaba y él había sido incapaz de confesarlo. Sí, le gustaba, pero no sabía si era por él, por lo que significaba que él tuviera interés en él o por egoísmo. Porque sentir, de nuevo, un cuerpo junto al suyo había sido emocionante. ¿Qué hacer? ¿Qué sentir? Tenía la cabeza hecha un lío.

Llegó al edificio, ya cada vez más conocido, y miró hacia arriba intentando ver la terraza que lo coronaba. Ahora todo estaba en silencio, calmado. Se dio prisa por subir hasta el piso 31, aunque cuando estuvo allí los temores se apoderaron de él. A lo lejos vio a Steve y recordó la escena de días atrás cuando lo había pillado besando a Tony. Sintió una punzada en su estómago sin saber cómo interpretarla. Parecía triste, algo abatido. Se sintió extrañamente culpable. Sabía por Stark que no había nada entre ellos, al menos nada serio, pero ¿quién podía creer a esas alturas al millonario? Aunque se habían besado, él no recordaba nada de lo que habían compartido, por lo que no sabía si Tony era completamente consciente de lo que hacía siempre. ¿Acaso se estaba replanteando la férrea defensa que había hecho de él ante Jane? Se frotó el cabello con rabia. Ya no sabía qué pensar, la verdad.

Caminó pausadamente por el pasillo rozando las paredes con la punta de sus dedos. Miró su reloj y vio que era la hora de llegada, aunque imaginaba que Tony ni lo tendría en cuenta. Cuando llegó a la puerta acristalada, se sorprendió de verla medio abierta. El taller estaba en silencio. El aparato de música estaba apagado y Tony se mantenía a lo lejos, de pie, colocándose una especie de botas metalizadas llenas de cables y pesadas. Loki entró pausadamente y se lo quedó mirando.

- Cierra la puerta, ¿quieres?- dijo Stark sin girarse. El joven le hizo caso y la cerró en silencio, sin quitarle la vista de encima- De acuerdo JARVIS, propulsores al 2% de capacidad-

Loki se apoyó en una mesa cercana y se quedó admirando cómo el moreno se alzaba unos dos metros del suelo, levitando con algo de dificultad por la sala. Ese hombre podía ser de todo, pero nadie le podía negar que no fuera un genio. Era admirable cómo podía sacar provecho de cualquier idea que tuviera; como su mente trabajaba más rápido que la mayoría y sacaba un rendimiento netamente superior. Era, simplemente, fantástico. Lo miró descender, posando las botas con algo de dificultad encima de la superficie y respirando profundamente ante el esfuerzo que había hecho.

- Perfecto- se dijo a sí mismo- Ya tenemos botas- y sonrió como si de un niño se tratara. Al fin miró a Loki y la sonrisa empezó a deshacerse, cosa que desilusionó al joven- ¿Estás mejor?- él asintió débilmente sin dejar de mirarle. No quería perderse ninguna de sus reacciones. JARVIS le estaba ayudando a quitarse las botas con una agilidad que le sorprendió. Ya libre de ataduras, se acercó a su mesa- ¿Puedes explicarme qué ha pasado esta mañana?- Loki desvió su mirada. Había temido esa conversación desde que había salido de su habitación.

- He preferido irme temprano para poder llegar a casa y cambiarme antes de ir a clase- el joven se encogió de hombros, mientras el moreno se rascaba la cabeza.

- ¿Sabes? Ayer bebí demasiado. Siempre me digo que es la última vez que lo hago, pero siempre lo vuelvo a hacer- dijo apoyando su mano en su mejilla- Ayer hice algo, no lo recuerdo bien, pero hice algo que te afectó tanto para quedarte en mi cama a dormir- Loki estaba cada vez más incómodo- Dímelo. Si no me lo dices, tendré que buscar entre las cámaras de seguridad de mi habitación y no me apetece nada- aquella confesión hizo sonreír levemente al joven.

- Sólo estuvimos hablando- Tony frunció el ceño- Estaba en la sala y me arrastraste hasta allí porque no soportabas más esa fiesta. Los echaste a todos y luego estuvimos hablando, mientras bebíamos algo- desvió su mirada- Luego te quedaste dormido y me agarraste tan fuerte que no pude moverme hasta esta mañana- por la cara que ponía Stark parecía que no se creía mucho de lo que le estaba diciendo.

- Hay algo que no cuadra- aquello descolocó a Loki- Si hablábamos, ¿por qué acabamos en la cama?- el joven sonrió incómodo.

- Me desperté a media noche, tenía frío- se encogió de hombros- y te arrastré. Fin del asunto- el moreno frunció el ceño sin dejar de mirar a su ayudante, analizándole la cara. Loki se mantuvo sereno, confiado en su arte de la mentira, ese arte que había pulido a lo largo de los años y que tanta ayuda le había dado. Esta vez no podía fallar.

Sea como fuere, Tony se levantó de la mesa y se alejó de él, centrando su atención en el reactor ARK. Cogió un par de herramientas y siguió ajustando la parte alta de los brazos. Loki, a su lado, caminó hasta otra mesa donde el día anterior había dejado el trabajo a medias. "Lo mejor es refugiarse en el trabajo", le decía su cabeza. Sí, pero, ¿qué pasa cuando tu trabajo es el centro del problema?


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