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Ojos verdes por Lonny

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CAPÍTULO 2

Unos finos tacones repicaban en el brillante suelo de mármol de uno de los pisos más altos del edificio Stark. Tenía prisa. Siempre tenía prisa y, el que la gente la asaltara en medio del pasillo con documentos para que los firmara, no ayudaba a que pudiera llegar a su recientemente estrenado despacho. Vislumbró a lo lejos la puerta de madera y apremió el paso, pero un hombre un tanto nervioso saltó de uno de los sillones de la sala de espera y la abordó con lo que parecía un enorme proyecto de su propia cosecha. Parecía muy interesado en que le echara un vistazo, tanto como para saltarse el hecho de pedir cita o una entrevista previa. Nada más verlo, se asustó, reprimiendo así un gritito de terror, mientras buscaba de reojo a Happy. Tanto empeño en que todo el mundo llevase el pase de seguridad, pero no estaba cuando más se le necesitaba. Con una de sus mejores sonrisas, Pepper le indicó que no aceptaba proyectos en mano, pero que podría enviarlos a través de su secretaria. Dio dos zancadas más y entró en su despacho. Apoyada en la puerta de madera, visiblemente agotada, bufó profundamente. Pero al alzar la vista frunció el ceño ante lo que sus ojos le mostraban.

No puedo creer que estés aquí- dijo mirando a Tony Stark, sentado cómodamente en el sillón, mientras iba a su mesa- ¿De repente te has acordado que tienes una empresa que dirigir?- aquella observación hizo reír levemente al hombre.

¿Recuerdas que te di plenos poderes para que la dirigieras tú?- la joven rodó los ojos.

¿Y tú recuerdas que dimití ante el estrés que me provocó, tan sólo estando una semana en el cargo?- miró al hombre, pero parecía que o no lo recordaba o no quería hacerlo. Lo miró fijamente- ¿Has dormido algo?- Tony desvió su mirada hastiado. Ella se acercó a él, comprobando sus crecientes ojeras y la rojez en sus ojos- ¿Cuánto hace que no duermes del tirón?-

He estado metido en un proyecto muy interesante… Es sólo un prototipo que…- pero Pepper lo interrumpió.

¿Cuánto?- volvió a repetir. Tony bufó rodando los ojos.

Un par de días, nada más- ahora era la joven la que rodaba los ojos.

¡Tony! Sabes que no es bueno… Nunca lo ha sido- el hombre se levantó y empezó a rodear el escritorio, tocándolo todo y colocándolo en otro sitio para desesperación de Pepper que iba detrás poniéndolo todo en su sitio- Por cierto, ¿por qué estás aquí?- preguntó ella. Tony se encogió de hombros.

Ayer vino un chico por algo de un beca universitaria y me entró curiosidad- Pepper se lo quedó mirando.

¿Curiosidad? ¿Acaso sabes lo que es?- la mirada que le echó Tony fue clarificadora. Suspiró cansada- Cuando decidiste dejar de fabricar armas y centrarte en la tecnología y las buenas acciones, decidimos crear un programa de becas para jóvenes científicos; como un primer paso para la vida laboral- zanjó. Stark disimuló un bostezo.

Aaham… bueno- dijo dando una palmada- Creo que el chico está a punto de llegar, así que sé amable- dijo de golpe.

¿Y por qué no debería ser amable? Soy siempre amable y lo sabrías si estuvieras aquí de vez en cuando- le echó en cara.

De acuerdo. Estaré, estaré- se sentó de golpe en una butaca, cruzó las piernas y le sonrió de aquella manera socarrona que tanto le molestaba. Era un maldito embaucador.

La mañana había pasado demasiado lenta para su paciencia. Apenas y había prestado atención a las clases, quedando su mirada absorta en la pared de enfrente. Sólo recordaba a los profesores mover sus bocas sin emitir ningún sonido. Era todo tan aburrido. ¿Cuándo se había vuelto aquello tan penoso? Buscó a Clint, pero parecía que su amigo se había evaporado. Seguramente estaría con Nat, o eso pensaba.

Volvió a su casa antes de lo esperado encontrándosela vacía. Subió a su cuarto, dejó algunas cosas que no pensaba que iba a utilizar y se fue hacia la torre Stark. La verdad es que, habiendo conocido ya a Stark, los nervios que había sentido en un principio se habían aplacado bastante, aunque su especie de reunión había sido de todo menos normal. Dudaba que fuera a verlo de nuevo, ni tan siquiera durante el tiempo que estuviera allí, así que podía darse por contento. No todo el mundo tenía la suerte de compartir un rato con el gran científico.

Cuando llegó al edificio repitió todos y cada uno de los pasos que había dado el día anterior. Aun sin acostumbrarse a la sonrisa pérfida de la recepcionista, cogió su tarjeta y se la colgó de la camiseta antes de que nadie le volviera a decir nada. Entró en el ascensor y subió al mismo piso, aunque en esa ocasión no vio a ninguna de las caras ya conocidas. 'Esperaba ver a Steve', se dijo a sí mismo. Y es que el rubio le había llamado poderosamente la atención y no exactamente por su conversación. Caminó por un largo pasillo hasta dar con una nueva recepción. Allí, una mujer pelirroja de gesto serio lo miró por encima de la mesa con una ceja levantada esperando a que le dijera algo.

Tengo una entrevista con la señorita Potts- dijo solamente. Explicarle a alguien todo el rollo de las prácticas de la universidad se le hacía pesado y repetitivo.

La mujer bajó la vista, pareció mirar una agenda y se levantó elegantemente, mientras le pedía que le siguiera. Pasaron por delante de lo que parecía una sala de espera y llamó suavemente a la puerta. Una voz en su interior les indicó que pasaran.

… Sólo digo que Banner no aguanta la presión- dijo Tony Stark desenfadadamente. La joven a su lado abrió los ojos sorprendida.

¡Pero si casi lo matas!- replicó hastiada- Merecía un descanso prolongado. Casi ni ve a Betty y eso que viven juntos- el hombre bufó aburrido y miró a Loki, quién se había quedado de pie mirándole.

Señorita Potts, este joven tenía concertada una entrevista con usted para las cinco. Es sobre el convenio con la Universidad de Nueva York- la mujer lo miró al fin y le dedicó una sonrisa franca, mientras recibía una carpeta de color rojo.

Sí, por supuesto- le dijo invitándole a sentarse en la silla que tenía enfrente de su escritorio. Loki la miró y se sentó, notando la apremiante mirada de Tony en él, tal como había sentido su aliento en su nuca. La mujer miró los papeles que tenía delante- Así que te llamas Loki Odinson…- una sonrisa enigmática se dibujó en el rostro de Tony- y, por lo que veo, tus calificaciones son excelentes- aquello le puso algo nervioso. Poca gente había reconocido su valía. Siempre esperaban más de él; nunca era suficiente por mucho que lograra. Tony alargó una mano y le robó el papel que estaba leyendo Pepper para echarle un vistazo. La joven resopló.

Viendo tus habilidades creo que serías muy útil en el departamento de ingeniería- hizo una mueca con la boca- aunque, la verdad, serías un excelente ayudante ahora que Banner ha decidido darse unas vacaciones… - Pepper rodó los ojos.

No, lo siento Tony, pero no es posible- dijo ella de golpe.

¿Por qué?- replicó él sin entender por qué se negaba a algo tan sencillo.

Porque esto no es un juego- dijo ella. Y mirando de nuevo a Loki- Tranquilo, estarás en el departamento de ingeniería…-

Acepto- dijo de golpe Loki.

¿Perdona?- replicó Pepper mirándole extrañada. Tony, a su lado, sonreía victorioso.

Así me gusta chaval- replicó. El moreno frunció levemente el ceño. Odiaba que le trataran como a un niño.

En serio, no estás obligado a hacer esto- empezó a decir la joven- Que sea el jefe no significa nada…- Tony se levantó de golpe.

Entonces, ¡hecho!- le dio una palmada en el hombro- Hay muchas cosas que hacer y el tiempo apremia- y entonces salió del despacho. Loki se quedó mirando la puerta sin saber qué hacer.

Deberías seguirle- le dijo Pepper- Acabas de empezar las prácticas- el moreno se levantó pesadamente y salió del despacho mirando a ambos lados para ver si veía a Tony. Lo localizó cerca del ascensor, a punto de cogerlo.

Vendrás por la tarde al mismo piso al que fuiste por primera vez. No te entretengas- le dijo de espaldas- Me ayudarás en todo lo que requiera y, si lo haces bien, habrá beneficios- Loki se extrañó.

¿Qué clase de beneficios?- la intensa mirada que Tony le dedicó casi le deshizo.

Los mejores, Loki- la manera en cómo pronunció su nombre, cómo le seguía mirando, lo descolocó. Eran imaginaciones suyas, sí. Seguramente.

Subió casi arrastrándose a su loft en la planta más alta del edificio. No quería estar ahí, quería estar en su taller, trabajando en su nuevo proyecto sin que nadie le molestara. Pero no, no podía porque le había prometido a Pepper descansar, dormir o lo que puñetas que fuera eso que hacían las personas 'normales'. Se acercó al sofá y se tiró todo lo largo que era, estampando su cara contra el cuero negro y frío. Se aburría. Se aburría mucho.

Buenas noches, señor- dijo JARVIS con su melosa voz. Tony hizo un gruñido antes de separarse pesadamente.

JARVIS pide un poco de comida- ordenó mientras se sentaba en el sofá buscando el mando a distancia.

Sugeriría al señor que optara por pedir una comida más sana de lo que ha tomado estos últimos días- le dijo la IA. Stark volteó los ojos. A veces, más que un alter ego parecía más un padre.

De acuerdo. Pide lo que quieras, JARVIS-

En seguida, señor- no sabía cómo, pero ese tipo siempre se salía con la suya.

Se acomodó en el sofá estirando las piernas mientras encendía el televisor e iba de canal en canal. Hacía milenios que no la veía, es más, no recordaba cuál había sido la última vez que lo había hecho. Nada de lo que veía le sonaba y, en ciertas ocasiones, daba gracias de no hacerlo. ¿En serio la gente se tragaba esa basura? Echó la cabeza hacia atrás mientras oía a los comentaristas de un partido de fútbol americano alabar las aptitudes de no sabía quién, algo que no dejaba de ser ridículo. Tampoco importaba. Tenía ganas de volver a su taller. Quizás lo hacía… ¿Quién se lo iba a decir a Pepper?

Señor- dijo de repente la voz de JARVIS- el señor James Rhodes ha llegado- Tony se reincorporó y miró a su espalda.

¡Rodhey!- gritó emocionado- Amigo, ven aquí y siéntate. Estoy aburrido, no hay nada en la tele y necesito algo de diversión- dio dos palmadas en el sillón y lo miró con una amplia sonrisa- ¿Te apetece una copa?- el hombre negó con la cabeza.

No, la verdad es que sólo he venido a ver qué tal estás. Hace mucho que no nos vemos- aquello alertó a Tony.

¿Te ha llamado Pepper?- su amigo negó con la cabeza- ¡Te ha llamado, no lo niegues! Se te ve en los ojos- el otro intentaba hablar, pero no podía- ¿Acaso eres mi niñera? ¿Ahora haces y vas donde Pepper quiere?- estaba molesto, sí, más que molesto. Dejaba de encerrarse en su laboratorio, no sabía por qué, para contentarla. ¿Y ahora le enviaba a Rhodey para vigilarle?

Sólo está preocupada por ti- el moreno bufó rodando los ojos- Todos lo estamos. Apenas duermes y te la pasas metido ahí dentro trabajando sin parar- no entendía cómo su amigo no comprendía algo tan sencillo.

Mira, todo lo que soy, todo lo que sé hacer es estar en ese taller y crear cosas. Me divierto haciéndolo y la empresa se beneficia de esos aparatos. ¿Por qué me negáis que trabaje?-

No, no te negamos que trabajes, pero estaría bien que tuvieras unos horarios mínimamente saludables, eso es todo- Tony se cruzó de brazos.

¿Para qué?- preguntó sin mirarle- Dime para qué…- Rhodes se lo quedó mirando sin saber bien qué decir.

Oye… Mira Tony…- empezó a decir, pero el otro no le dejó acabar.

¿Qué te parecería salir por ahí esta noche?- dijo de repente- Sí, como en los viejos tiempos- le dio una palmada en el hombro- Podríamos coger el coche e irnos a cualquier bar de carretera y beber algo- Tony sonreía, pensando que aun podía salvar esa noche ignominiosa.

Lo siento Tony, pero mañana tengo que madrugar para ir a una reunión- se levantó tranquilamente del asiento y se encaminó hacia la puerta.

¿No vas ni a acompañarme para cenar?- dijo lanzando su último cartucho. Aquello era penoso.

Cuídate- dijo Rhodes antes de desaparecer tras las puertas del ascensor.

Tony se dejó caer en el sillón. En ese momento los gritos de júbilo del público del estadio estallaron ante el punto que había conseguido uno de los jugadores. El moreno subió sus brazos y se estiró desentumeciéndolos para dejarlos caer hacia atrás. Cuando la cena llegó al fin se sorprendió de la elección que JARVIS había hecho para él. Lo dicho: comida saludable. Se la llevó a la mesa de cristal que había delante del televisor y puso toda la atención que podía en el escandaloso partido de fútbol. Comió tranquilamente, saboreando su comida recién hecha, mientras su cabeza empezaba a cavilar cuál iba a ser su plan aquella noche. Estaba claro que no iba a quedarse tranquilamente en su casa viendo la tele tienda abrazado a un bol lleno de palomitas. En cuanto acabara de cenar, se ducharía, se vestiría y cogería su coche hasta perderse en el primer bar que encontrara. Sí, iba a ser divertido.

La música rebotaba en sus oídos, envolviéndolo como si se tratara de un extraño abrazo. Ese tipo de ambientes siempre le habían parecido ruidosos, algo agobiantes y, no sabía cómo, pero siempre acababa manoseado tanto por hombres como por mujeres. Pero hoy era distinto. Hoy necesitaba de ese ambiente claustrofóbico, de esos toques para nada inocentes para hacerle sentir algo más que hastío. Miró a su derecha y, tomando un generoso sorbo de su cerveza, vio cómo Clint y Natasha empezaban su fiesta particular. En circunstancias normales no le habría importado; ahora le ponía de mal humor. Y, en verdad, es lo que pasa. Cuando se está feliz, a gusto con uno mismo, no se le dan importancia a según qué detalles. Ahora, cuando se está de mal humor, cabreado con el mundo y con una rabia interna que apenas y se puede controlar, todo lo que te rodea te molesta, te pone de peor humor y más cuando ves que todos a tu alrededor tienen lo que tú tanto anhelas. Así se sentía Loki, rodeado de gente sonriente, dispuesta a cualquier cosa ese viernes noche y haciéndole replantearse a él mismo si él también lo estaba. Quizás un revolcón le ayudaba a sentirse mejor. Quid pro quo, como decía Hannibal Lecter. Un leve codazo en su brazo lo atrajo de nuevo a su realidad. Se miró en el espejo que tenía justo delante y se sorprendió de verse solo, rodeado de parejas que se besaban y cuchicheaban. Aquello apestaba.

¿Quieres dejar de poner esa cara? ¡Me cortas el rollo, hombre!- le gritó Clint.

Pues mira hacia otro lado- le espetó Loki bebiendo un nuevo trago. Cuando estaba con Nat, Clint se volvía más idiota si cabía.

Vamos, Loki- le dijo la chica- Anímate un poco- su cara seria, su temple, a veces le hacían dudar de las palabras que salían de su boca.

Ya…- se levantó- Voy al baño- y desapareció en medio del gentío. Quería dar una vuelta para ver si veía algo interesante, algo que le atrajera lejos de la mirada inquisitiva de esos dos. Además estaba harto de verles besarse.

Dejó su botella de cerveza vacía en cualquier parte y empezó a caminar entre la gente. Algunos hablaban entre sí; otros más atrevidos bailaban y aprovechaban el roce para empezar una buena noche. Era fascinante ver cómo la gente se rozaba, cómo las mujeres movían sus caderas y sus traseros para entrar en contacto con la entrepierna de los hombres y cómo ellos, ávidos de estimulación, se pegaban a ellas como limas, abrazándolas e intentando acariciarlas. Era como un baile de cortejo. Río ante aquella alusión en su mente y luego se dio cuenta de lo idiota que parecería.

Siguió dando un par de vueltas más hasta que el ambiente se le hizo tan insoportable que tuvo ganas de marcharse. Volvió hacia donde había dejado a Clint, pero lo vio tan ocupado con los carnosos labios de Nat y su cuello que prefirió no molestar. 'Un mensaje será más que suficiente', se dijo. Salió del ruidoso local y dejó que el fresco aire de la noche golpeara su rostro. Era una de las sensaciones más agradables que existían; el frío contrarrestando el calor. Era sexy. Cerró sus ojos, suspirando profundamente y gozando de ese momento. Por entonces el efecto de las dos cervezas que se había tomado empezaban a hacerle efecto, pero aun estaba cuerdo. O al menos lo suficientemente cuerdo como para probar surte en otro local más alejado, con menos gente y, quizás, más interesante. Caminó por la avenida obviando todos aquellos sitios cuya estrambótica música traspasaba las puertas. Entre el alcohol y ese constante ruido industrial que algunos llamaban música el futuro de aquella noche no sería muy halagüeño. 'Paso de despertarme mañana al lado de un tipo con las cejas depiladas', se prometió. Caminó un par de calles más y entró en uno cuyas luces moradas y blancas le atrajeron. Era raro, casi futurista, pero al menos no se oía mucho ruido. Empujó la puerta y se vio de lleno en un espacio cuyo ambiente parecía de ciencia ficción. Se miró las manos y las vio moradas. Alzó su rostro y se vio rodeado de luz ultravioleta que iba de un sitio a otro, dando vueltas. 'Quizás demasiado futurista…'

Llegó a la barra que había al otro lado del local y se le antojó otra cerveza. Al menos ésta sí que podría beberla tranquilamente sin codazos ni reprimendas por su cara alargada. El camarero le sirvió una y bien fría y, al momento de dar el primer trago, algo a su derecha le llamó poderosamente la atención.

¡Oiga!- gritó uno de los camareros- Su cara me suena mucho. ¿No sale por la tele?- el hombre parecía muy animado, mirando al otro expectante y analizándolo mientras pensaba dónde lo había visto. El susodicho bebió un trago de su whisky y le sonrió.

A veces, sí- dijo tranquilamente.

¿Sabe? Se parece mucho a un tío- el aludido alzó las cejas- Ahora no me acuerdo de su nombre, pero se parece mucho- el otro seguía sonriendo.

Sí, me lo dicen a menudo. Debo tener una cara muy común- de nuevo, un trago.

Debe ser- le contestó el camarero con una sonrisa- Como sea, encantado- le alargó la mano y el otro se la cogió con fuerza.

El honor es mío- entonces el camarero se alejó con una sonrisa de oreja a oreja ante la petición de otro cliente. Loki se quedó mirando al hombre, que aun mantenía su sonrisa en la cara. Ese tipo era increíble.

Señor Stark… - dijo al acercarse a él con la mejor de sus sonrisas. El moreno se giró hacia él y se lo quedó mirando fijamente.

Loki…- siseó. El joven sonrió de lado.

Lamento no ser una rubia despampanante- conocía a ese hombre, o al menos lo que las noticias y los cotilleos decían de él. Parecía que tenían razón.

No temas. Prefiero las morenas- y le lanzó una mirada sugerente, dando un nuevo trago a su vaso- Las rubias dan más problemas- el joven se sentó a su lado y le dio un trago a su bebida.

¿Puedo preguntar qué hace aquí?- el hombre hizo una mueca extraña con la boca.

No me trates de usted, por favor- dijo- Llámame Tony- Loki asintió y, alzando su cerveza, la chocó contra el vaso de whisky de su 'jefe'.

Entonces, Tony- dijo haciendo hincapié en su nombre- ¿Qué te ha traído por aquí?- el moreno lo miró con una ceja alzada.

Dime ¿estás borracho?- le preguntó. Loki se encogió de hombros- La verdad es que he venido aquí para que me dé un poco el aire- el joven lo miraba fijamente- Ya has visto a Pepper, no quiere que esté tanto tiempo en el taller- Loki dejó a un lado la botella, ya vacía, y pidió otra- ¿Cuántas llevas?-

¿Importa?- le dijo devolviéndole la pregunta.

La verdad es que no- le respondió Tony sin dejar de mirarle. En serio, esos ojos verdes…

Continuaron bebiendo casi en silencio, uno al lado del otro, mirándose a través del espejo que tenían delante. Loki empezaba a sopesar su respuesta ante la pregunta de si estaba borracho. Lo cierto es que sí, o al menos empezaba a estarlo. No podía dejar de mirar a Stark a través de ese espejo. No se había fijado hasta ese momento de lo atractivo que llegaba a ser. Entendía su fama de playboy y que estuviera en ese antro para ver si podía calentar su cama esa noche. Una absurda idea pasó por su cabeza y sonrió enigmáticamente sin dejar de mirarle.

¿Puedo saber de qué te ríes?- le preguntó Tony.

He tenido una revelación- dijo al fin. El moreno se giró para mirarle fijamente.

Creo que estás borracho, chaval- Loki frunció el ceño levemente.

No me llames chaval- sus ojos verdes parecían dos puntos negros- No soporto que la gente me trate como a un crío- Loki se había acercado tanto a él que Tony podía notar en su rostro su aliento a cerveza.

Tranquilo, chico- le dijo tocando sus brazos- Creo que ha llegado el momento de largarnos- Stark cogió al joven del brazo y lo arrastró fuera del local con dificultad.

'Ahora entiendo a Rhodey', se dijo a sí mismo recordando las mil y una juergas que su amigo y él se habían corrido durante años y el militar había tenido que arrastrarlo así. Lo echaba mucho de menos. Fueron a la parte de atrás hasta donde había dejado su lujoso coche, lejos de los ojos curiosos de la gente. Porque Tony Stark no podía ir por ahí con un coche normal, obviamente. A su lado, un cabizbajo Loki lo miraba de nuevo con sus ojos verdes como si se tratara de un cachorrito abandonado. Si lo seguía mirando de esa manera estaba seguro que iba a meter la pata, haciendo algo con él. Y nada bueno.

¿Tienes algún sitio donde quedarte?- Loki negó con su cabeza- ¿Dónde vives?- el moreno siguió negando con la cabeza.

No quiero ir a casa. En casa están mis padres y Thor y no quiero verlos- de nuevo esa mirada.

¿Peleado con la familia? Qué curioso, ¿no?- se dijo más para sí mismo. Miró de nuevo a Loki- Oye, en serio, dime dónde vives o tendré que averiguarlo por mí mismo- el moreno lo miró y sonrió, mientras se apoyaba en el techo del coche.

Averígualo, entonces- Tony suspiró. Si seguían así iban a acabar mal, muy mal. O muy bien, según se mirara.

De acuerdo- abrió la puerta del coche- JARVIS busca en los archivos de la empresa la dirección de Loki Odinson- se acomodó en el asiento, mientras le abría la puerta al copiloto- Anda, entra-

Señor, ya la tengo- el moreno entró con los ojos abiertos como platos mirando a su alrededor y al salpicadero, buscando en vano la voz de la IA.

¿Qué es eso?- logró articular Loki. Tony lo miraba sonriente, al tiempo que encendía el coche.

Ese, querido, es JARVIS; saluda JARVIS-

Encantado, señor Odinson-

De golpe, Loki no pudo aguantar tanto en una sola noche y cayó dormido en el asiento del copiloto. Al verlo, Tony sonrió y enfiló la calle hasta la dirección que su alter ego le había dado.


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