– Déjame entender – dijo Taemin – Robaron tu bolso junto a tu uniforme y… ¿Es por eso que te saltaste las clases?
<<La mentira más estúpida del mundo>> Changmin se cruzó de brazos y asintió con la cabeza a la mentira que había inventado.
– Minho tiene un uniforme que no usa – dijo él con una sonrisa en sus labios – Tal vez podrías usarlo,
<<Oh, su sonrisa es igual al de ella>> pensó mientras Taemin hablaba.
– ¿Tienes novia? – preguntó sorpresivamente a Taemin para cambiar el tema de conversación.
Taemin se sonrojó y negó con la cabeza.
– Me gustan los chicos – confesó y Changmin abrió los ojos. Él mentiría si dijera que esperaba esa respuesta.
Silencio incomodo. Changmin no sabía que decir.
– La mayoría se sorprende cuando lo escucha – miró el suelo – A algunos no les agrada lo que soy. Te comprendería si me odiaras.
– No tengo porque hacerlo – habló y Taemin vio en el más alto una amable expresión en su rostro – Nadie tiene el derecho de juzgarte. Eres un chico demasiado lindo y amable. No digo esto con frecuencia así que no lo volveré a repetir.
Taemin no podía dejar de ver al más alto, ¿Acaso era real?
Changmin se sentía extraño ante la mirada del menor así que empezó a rascarse la nuca. Cuando estaba nervioso era frecuente que lo hiciera, pero Taemin lo ponía mas que nervioso.
– Yo… tengo… tengo que ir a…
– ¡Oh! ¡Lo olvide! – se cogió la cabeza – Tengo que ir a ensayar – miró su reloj de mano y antes de empezar a correr a ver a Junsu volteo para ver a Changmin – Nos vemos la semana que viene – se puso de puntas de pie y besó en la mejilla a Changmin.
Acaricio el lugar del beso. La calidez de los labios de Taemin sobre su rostro fue algo que no esperaba, pero tan agradable como reconfortante.
– La misma sensación – murmuro sin apartar la mano de su mejilla – ¿Por qué se siente como los besos de la princesa Min?
…
Para Yunho era la segunda noche que trabajaba en el bar de Onew. Además de tomar los pedidos de las mesas, Yunho esa noche estaba sacando la basura.
– Al final la mocosa esa le dijo que yo lo odiaba ¿P-Puedes creerlo?– hipo molesto al recordarla.
– Jaejoong, ¿Cuándo demonios me robaste esa botella soju? – preguntó KiBum arrebatándole la botella de las manos – Está vacía.
– No la robe… la tome prestada – estiró la mano para volver a coger otra botella de soju detrás de la barra, pero KiBum se lo impidió.
– Al demonio la tome prestada – gruño – Eres menor de edad y no puedes tomar esto – lanzó la botella al cesto de basura – Menos mal que no está Yoochun o me decapitaría.
– Yoochun es otro idiota – Jaejoong volvió a sentarse. Recostó la cabeza en la mesa de la barra – Enamorado de mi hermano y mi hermano hoy me confesó que se enamoro de alguien más.
– Eso es lo que pasa a esa edad – dijo KiBum palmeando la espalda de un decaído Jaejoong – Te enamoras y el mundo es maravilloso.
– El amor apesta – se hundió más en su tristeza.
– Llamare un taxi – KiBum se alejo de Jaejoong – No muevas tu trasero de aquí y espérame.
Yunho terminó de tirar la basura cuando KiBum le pidió que lo reemplazara en la barra. Él asintió de manera servicial. Al otro lado de la barra él podía ver todo. Al final de esta había un chico de pelo negro recostado con la cabeza escondida entre sus manos. No presto mucha atención, solo rezaba porque nadie pidiera una bebida, de esas extrañas, porque él no sabía cuando regresaría KiBum.
Un chico, tal vez de la edad de KiBum, bastante alto se acercó hasta la barra pero no fue hacia Yunho, su vista fue al otro chico recostado en la mesa de la barra.
Con curiosidad Yunho volteo. El otro chico más alto tomó lugar junto al pelinegro. El chico seguía recostado en la barra como dormido, y el más alto puso su mano sobre su espalda. Con movimientos circulares fue acariciando toda la espalda del chico.
– Dos botellas de soju – pidió el extraño mientras el otro chico no respondía a su toque.
Yunho entregó la botella y el pelinegro alzo las pestañas. Sus miradas se cruzaron.
– ¿Qué haces aquí? – preguntó Jaejoong al ver a Yunho parado al otro lado de la barra – ¿Eres una ilusión?
– Estoy reemplazando a Yoochun – dijo y frunció el ceño al ver que el extraño no apartaba su mano de la espalda de Jaejoong – Eres un estudiante, no puedes beber – dijo y solo entregó una botella al extraño que no lucia contento.
Jaejoong estaba por responder, pero Yunho se alejó porque una mujer lo había llamado para pedirle unas botellas de soju.
– Idiota – bufó molesto al ver como la mujer coqueteaba con Yunho.
– ¿Cuántos años tienes? – preguntó y Jaejoong se dio cuenta que la mano de aquel chico viajaba hasta su trasero.
– No te importa – escupió Jaejoong apartando de un golpe la mano del otro chico.
– Me gustas, belleza – sonrió y Jaejoong frunció el ceño – ¿Quieres? – ofreció la botella de soju y Jaejoong no dudo en aceptarla.
Jaejoong lo miró, el chico era atractivo pero no era lo que él buscaba.
– No vuelvas a llamarme belleza – dijo y cuando su boca estaba por tocar la botella de soju se la arrebata de un jalón. Gira el cuello y ve a Yunho cogiendo la botella con el ceño fruncido – ¿Qué demonios haces?
– No puedes beber esto – alzó su voz y el extraño se encogió de hombros.
– No eres nadie para decirme si puedo o no beber – escupió Jaejoong apuntando a Yunho con el dedo índice – Mejor vete con tu novio o mejor, vete a coquetear con alguna chica.
– ¿Novio? – Yunho lo miró dudando de entender hacia donde iba la conversación con Jaejoong.
– ¡Eres un idiota Park Yunho!
– Tú eres el novio aquí – Yunho se defendió.
– ¿Ustedes son novios?
– ¡No, es él! – Yunho dijo y el extraño no parecía comprenderlo.
El extraño agitó las manos y sonrió divertido.
– Esa es mi botella de soju. Entrégamela – ordenó y Yunho se negó – Romperé cada uno de tus huesos si no me entregas esa botella – amenazó y Yunho vacio el liquido sobre el extraño – P-Pero… ¡Quién demonios te has creído!
– Tiene tres segundos para desaparecer de mi vista – Yunho frunció el ceño y sus ojos se oscurecieron con la rabia contenida – Si lo vuelvo a ver por aquí lo denunciare con la autoridades – Jaejoong y el extraño lo miraron como si Yunho tuviera dos cabezas – Vi que usted puso una pastilla en esta botella – enseñó la botella verde y aun quedaba un poco de liquido – Si este idiota la bebía usted podía llevárselo con facilidad.
– ¿Uhm? ¿Ibas a drogarme? – preguntó Jaejoong al extraño bañado de sujo de pies a cabeza.
– Eso es mentira – se defendió.
– Si es mentira cuando venga lo policía puede explicarlo – dijo Yunho enseñando la botella – Analizaran los restos de este liquido y si no encuentran ninguna droga, yo mismo le pediré disculpas.
– Esto es ridículo – rodo los ojos y se levanto de la silla – No voy a quedarme aquí para que me insulten.
El extraño chico salió por la puerta y Yunho espero no volver a verlo.
– Ten cuidado con lo que bebes.
– ¡Eso a ti que te importa! – gruño como un gato – ¡Mejor concéntrate en tu novio!
– ¿Novio? – otra vez preguntaba – Tú eres el novio aquí. Aceptaste la bebida de un extraño. ¿Tienes idea de lo que pudo haber pasado si yo no te rescataba?
– ¡OH! ¡Muchas gracias! ¡Héroe de Busan! – fingió teatralmente su agradecimiento – ¡Vete al demonio!
Jaejoong se tambaleo al ponerse de pie, pero no estaba dispuesto a seguir viendo a Yunho.
– Llegó el taxi – dijo KiBum y Jaejoong le sonrio amargado – ¿Qué sucede?
– ¡Oh! Hyung ha pasado algo maravilloso – rió socarronamente – Fui salvado por el héroe de Busan – dijo apuntando a la barra donde Yunho ya no estaba.
– Estas demasiado ebrio – dijo KiBum y sujeto a Jaejoong por el hombro – No puedo actuar como tu madre, así que sé un buen niño y coopera conmigo.
Jaejoong se tambaleo y asintió con la cabeza. Su hermana lo asesinaría si llegaba en ese estado.
– Yunho ayúdame – pidió KiBum para llevara a Jaejoong hasta el taxi.
Yunho sujeto a Jaejoong por la cintura y paso el delgado brazo de Yunho sobre sus hombros. Jaejoong se sonrojo y se maldijo mentalmente por hacerlo.
Ambos estaban en el taxi. KiBum le había pedido a Yunho llevara a Jaejoong a su casa y Jaejoong no opuso resistencia. Cuando Jaejoong perdió de vista a KiBum , entrego una buena cantidad de wons a cambio de llevarlo a la casa de Yoochun.
– Noona no puede verme en este estado o me asesinara – murmuro antes de quedarse dormido sobre el hombro de Yunho.
….
Yunho no sabía qué hacer. Cargar a Jaejoong por las escaleras del templo fue algo muy fácil a pesar de que el pelinegro no era tan liviano como Yunho creía.
Abrió la puerta con dificultad. Una vez en el interior eran solo Jaejoong y él. Ese día Yoochun estaba en la casa del vicepresidente y la abuela había salido a visitar a una amiga.
Cargo a Jaejoong hasta el dormitorio que compartía con Yoochun. Con cuidado recostó a Jaejoong sobre su cama.
Jaejoong se removió para quedar boca arriba, se fregó la nariz haciendo un mohín divertido.
– Te ves tan lindo cuando duermes – miró a Jaejoong lamiéndose los labios – Tan inofensivo – llevó un mechón del cabello de Jaejoong detrás de la oreja – Desearía que no me odiaras.
…
Jaejoong se removió, aspiró el aroma de aquella cama donde dormía. Mientras más quería seguir durmiendo con ese maravilloso aroma invadiendo sus sentidos, una extraña sensación de sed lo despertó.
Abrió los ojos. Todo estaba oscuro y aun así podía reconocer el lugar.
– ¿Estoy en el dormitorio de Yoochun? – se puso de pie y camino al cuarto de baño.
Antes de abrir la puerta, esta se abrió y Jaejoong no creía estar viendo aquello. Con el cabello mojado y la tolla cubriendo su parte baja estaba Yunho parado del otro lado de la puerta. Jaejoong recorrió con sus ojos el cuerpo de Yunho. El cabello de Yunho estaba húmedo y unas gotas caían sobre su torso. Un firme y masculino torso, unos abdominales que se veían tan fuertes como irreales.
– Estoy soñando otra vez – balbuceo al ver que Yunho no parecía moverse de su camino. Él había soñando con Yunho, pero nunca esperaba tenerlo medio desnudo. Estiró la mano y acaricio desde el pecho hasta el obligo – Tan fuerte y cálido – dijo y volvió a subir por el mismo recorrido – Tan masculino – murmuro tragando saliva como si tuviera sed.
Yunho se tenso. Las caricias de Jaejoong sobre su piel se sentían tan bien que no podía detenerlo. Quería más. Jaejoong poco a poco fue acortando la distancia entre ambos. Pestañeo una vez y ya tenía los labios de Jaejoong sobre los suyos.
<<¿Esto es un beso?>>
Jaejoong rodeo con sus manos el fuerte cuello masculino de Yunho. Al principio el besó solo fue un roce suave, pero él quería mas de Yunho. Mordió el labio inferior y Yunho le dio acceso total a toda su cavidad. Sus respiraciones se mezclaba, sus pechos se rozaban de forma sugestiva mientras el choque de sus lenguas se hacía intenso, tanto que Jaejoong no podía respirar.
– Ah – jadeo al separarse de los labios de Yunho – Bésame, bésame otra vez – suplico Jaejoong sintiendo un calor abrasador que recorría todo su cuerpo.
Él cerró los ojos mientras acercaba sus labios al más alto. Yunho no sabía qué hacer. Esos labios rojos e hinchados pedían algo que él no sabía si estaba bien. Yunho observó el rostro de Jaejoong, que ya tenía los ojos cerrados esperando el beso. Su pecho subía y bajaba, su respiración era agitada, sus cuerpos estaban unidos, sus corazones latían al mismo ritmo.
– Yunho, bésame – jadeo Jaejoong y Yunho obedeció.
La intensidad de sus bocas los obligo a moverse, sus cuerpos se rozaban de manera descarada y Jaejoong se sentía en el cielo. Su cuerpo vibraba como hace mucho no lo hacía.
– Es el mejor sueño que tuve – Jaejoong dijo mientras empezaba a besar el cuello de Yunho.
Una corriente eléctrica golpeo el cuello de Yunho, torpemente tropezó con algo cayendo en su cama.
Jaejoong no dudo en montarse sobre su regazo.
Tratando de bloquear a Jaejoong, Yunho no supo cuando, pero Jaejoong movió las manos por el torso, llegando a los pezones del moreno, acariciándolos, tocándolos en forma de círculos.
– ¡Ngh! – gimió Yunho ante aquel extraño toque sobre su cuerpo.
– Esto se siente tan real – sonrió satisfecho
– ¡Argh! – volvió a gemir cuando la lengua de Jaejoong lamio y succiono sus pezones.
Para Yunho era extraño la presión de la carne y el olor de Jaejoong invadía sus sentidos nublando todo razonamiento alguno.
<<Esto-Esto se siente tan bien>> pensó Jaejoong refregando su trasero contra la entrepierna de Yunho.
– Tócame – pidió mientras movía sus caderas de manera desvergonzada. Si era un sueño lo llevaría hasta el final. Su corazón le pertenecía a Yoochun, pero su cuerpo clamaba por Yunho – Yunho hazlo…
…
Yoochun estiro los brazos. Se quito las gafas y se fregó el puente de la nariz. Se levantó de la silla cansado de estar en la misma posición preparando el informe que presentaría ante el consejo estudiantil. De pie miró la habitación de Bang Yong Guk, su compañero de clase y vicepresidente del consejo. La tarde la habían pasado juntos, preparando los informes y los folios. Antes de caer la media noche alguien había tocado la puerta del apartamento en donde Bang vivía solo desde hace un año.
Bang había conseguido una beca estudiantil al ingresar al Instituto y el apartamento lo costeaban sus padres que vivían en Seúl. Yoochun siempre había sentido curiosidad porque un chico de ciudad había elegido el Instituto de Busan para terminar sus estudios secundarios. ¿Por qué había dejado Seúl? En tres años de escuela media Yoochun y Bang habían entablado una amistad y entre conversaciones solos Yoochun supo la verdad. No era por escapar de sus padres o de alguna novia.
– Estaba de novio, yo realmente lo amaba pero un día él termino conmigo. No quería quedarme en Seúl y elegí Busan para seguir mi vida.
Yoochun supo con lujo de detalles del viejo amor frustrado de Yong Guk. Bang había conocido el paraíso del amor para luego caer al vacío del abandono. Yoochun sabia que no era justo, pero él era otro desafortunado en el amor. Amando a alguien que nunca lo miraría de otra manera que no fuera un hyung.
– ¡Basta!
Salió de sus pensamientos al escuchar la gruesa voz de Yong Guk. ¿Por qué había gritado? Abrió la puerta y fue hasta el final del pasillo esperando que nada malo sucediera con la visita de Bang.
– Es mejor que te vayas – Bang dijo con frialdad en su expresión al chico parado junto a la puerta del apartamento.
Yoochun se detuvo y se escondió detrás de la pared. Miro de reojo y no se equivocaba. El chico que estaba llorando era el mismo chico con el que había tropezado en el Instituto.
– No hasta que me escuches – dijo afirmando su decisión de ser escuchado por el más alto.
– No hay nada que hablar – empujo al chico hasta la puerta para sacarlo – Esto no tiene sentido.
– Quiero que me escuches – suplico Him Chan tratando de no llorar pero Bang apretó su antebrazo con tal fuerza que parecía que lo rompería.
– No quiero escucharte, tuviste más de dos años para explicarme. Ahora ya es tarde – zarandeo al chico para que entendiera su furia reprimida – Vete o hare algo de lo que me arrepentiré.
– ¡Golpéame si es lo que quieres pero no me iré hasta que me escuches!
Yoochun dudaba que su amable amigo golpeara al pelinegro, pero empezó a perder la fe cuando Bang alzo su mano para abofetear al chico.
– No lo hagas – detuvo a Bang de golpear al chico.
Bang oculto su mano detrás de su espalda. Su rencor y rabia hacia Him Chan casi lo obligan a perder la cabeza.
– Solo vete – pidió Bang a Him Chan avergonzado de que Yoochun lo viera en ese estado.
Him Chan vio a Yoochun y como un animal cegado por las luces no movió un solo musculo. Cuando Yoochun tocó su hombro reaccionó y una extraña corriente eléctrica viajó por todo su cuerpo obligándolo a saltar como un animalito asustado.
– ¿Estás bien? – preguntó Yoochun pero Him Chan dio media vuelta saliendo tan rápido como pudo del apartamento de Bang.
Corrió por el pasillo se detuvo y espero el ascensor. Su corazón latía tan rápido que él temía que escapara de su pecho. Una parte de su ser estaba feliz en ver de nuevo a Yoochun, pero otra parte estaba triste por no arreglar los malos entendido con Bang.
– Yong Guk no sé qué paso entre ustedes, pero por favor no seas tan duro con él.
– No lo defiendas – pidió Yong Guk a Yoochun – Esto es difícil de explicar, pero por favor no te pongas de su lado.
– Yo no sé lo que sucede entre ustedes dos y no me pongo de ningún lado – habló tratando de aliviar el dolor de su amigo – Pero eres mi amigo y confió en que podrás resolverlo sin perder los estribos.
Yoochun no sabía cómo ayudar a su amigo, pero una parte de él estaba igual de preocupado por el pelinegro más joven. Esos ojos de animal asustado ¿Por qué aceptaría que Bang lo golpeara?