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Forever Love por alexriden02

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Notas del capitulo:

26/06/2016


 


Hola mis guapas lectoras. Lo sé, tarde una eternidad en volver. Pero siempre volveré.


“I promise to return. Wait for me”

La mente de Jaejoong prácticamente quedo en blanco. La mirada de Yoochun no era acusadora o molesta, pero aun así no podía evitar sentirse avergonzado.

 

– Hijo ¿pasa algo? – preguntó un hombre con aspecto amable y ya maduro.

 

Jaejoong quedo sin habla al ver salir por la puerta al padre de Yoochun. El hombre al fin había vuelto de su viaje.

 

Park Jung Min abrió los ojos de par en par al ver a Jaejoong sobre un cuerpo.

 

– ¿Qué hacen ustedes dos?

 

Jaejoong se tenso ante la pregunta del señor Park. Su rostro se pinto de todos los colores.

 

– ¡Hola! – Yunho  saludo al señor Park con una sonrisa.

– ¿Yunho? – preguntó desconcertado al ver a Yunho tendido en el suelo y a Jaejoong sobre su cuerpo – ¿Qué están…?

 

Jaejoong pegó un grito, impidiendo que el señor Park terminara la pregunta. Ya estaba muy avergonzado de que los encontrara en esa comprometedora posición  como para dejar que el padre de su mejor amigo se hiciera una idea errónea.

 

– No es lo que piensa – se escudo mientras se ponía  de pie – Estábamos en la sala de mi casa cuando. – Jaejoong odiaba aquel silencio incomodo que padre e hijo le dedicaban. – Sonara loco, pero…

– Fue como un sueño – habló Yunho ganándose la atención de todos. Él sabía que Jaejoong estaba teniendo problemas para explicarse. –  Estábamos en un lugar y luego en otro. En un abrir y cerrar de ojos el espacio cambio.

 

JungMin se quedo viendo a Yunho como si aquello no le sorprendiera en nada, muy diferente de la expresión de verdadero desconcierto en Yoochun y Jaejoong.

 

– ¡T-Tu mano esta brillando! – se sobresalto Jaejoong señalando a Yunho.

– ¿Eh? – Yunho volvió para  ver su brazo y efectivamente algo estaba brillando, pero no era su mano. Aquel extraño brazalete emitía una luz casi tan brillante como el sol.

– El brazalete – murmuró Yoochun no pudiendo decir más porque el brillo lo cegó por completo – ¡Yunho!

 

Cuando el fulgor del brillo fue nulo. Todos recuperaron la vista y nada parecía haber cambiado, salvo una ausencia que Jaejoong inmediatamente notó.

 

– ¿D-Dónde está Yunho? – preguntó Jaejoong mientras se fregaba los ojos.

– ¡Yunho! – lo llamó Yoochun – ¿Yunho?

 

El tono de voz de Yoochun estaba cambiando como si temiera lo peor.

 

– Padre… Yunho… ¿Volvió a su tiempo?

 

Park Jung Min apoyó una mano sobre el hombro de su hijo, buscando tranquilizarlo, al menos un poco.

 

– No estoy seguro.

– ¿Yunho volvió a su tiempo? – Jaejoong repreguntó al señor Park. Él creía haber escuchado mal. – ¿De qué están hablando? ¿Dónde está Yunho?

 

 

Yunho abrió los ojos y se encontraba en medio de la calle. Aquel lugar se parecía tanto a las calles de Busan, pero la vestimenta de la gente era diferente.

 

– ¡Cuidado!

 

El grito de advertencia sacó a Yunho de su desconcierto. Una camioneta estaba a punto de embestirlo. Acto seguido, el cuerpo de Yunho reaccionó dando un gran salto por encima de la camioneta.

 

Los murmullos de asombro no se hicieron esperar.

 

– ¡Ese chico salto un camión!

– ¿Sera un atleta?

– Nadie puede saltar tan alto y a esa velocidad. No es humano.

 

Yunho estaba más sorprendido que las personas que no dejaban de observarlo como si fuera algún alienígena. Se miró sus manos y no pudo dejar de pensar porque ahora se sentía tan diferente. Respiró una vez, dos, tres  como le había dicho la abuela Park para tranquilizarse.

 

<<Tengo que volver a casa de Yoochun. ¿Por donde tengo que ir?>>

 

Sin rumbo fijo, Yunho empezó a caminar. Tal vez, así reconocería alguna calle. Mientras Yunho caminaba, algo le parecía familiar de ese lugar. El parque que descansaba cerca del instituto no lucía tal cual él lo recordaba, pero en su centro estaba esa extraña estatua de un ángel. Esperanzado, Yunho siguió caminando y llego a las puertas del instituto. Lejos de sentirse aliviado estaba más confundido. Las puertas del instituto y sus estudiantes eran diferentes. Las chicas vestían polleras más largas y de un color oscuro. Los chicos llevaban  uniformes muy holgado y peinados realmente extraños.

 

<<Tal vez la directora Han pueda ayudarme>> Con esa idea, Yunho cruzó las puertas del instituto, pero no tardo en escuchar un grito en lo alto del edificio del instituto. Una multitud de estudiantes se juntaron para ver.

 

– ¡No se acerquen! – gritaba joven estudiante entre lagrimas.

– SooJin, no saltes – le pidió uno de los chicos.

 

¿Saltar? Yunho sabía que si la chica saltaba de esas alturas moriría.

 

– ¡Cállate! ¡Tú me abandonaste! ¡No tienes derecho a pedirme nada! – ella entre sollozo  se lanzó al vacio.

– ¡Nooo!

 

Con velocidad inhumana, Yunho  saltó lo bastante alto para atrapar a la mujer antes de que cayera al suelo.

 

Todos los presentes quedaron pasmados, hasta el mismo Yunho. ¿Cómo había podido hacer aquello?

 

Yunho bajó a la mujer que se había desmayado en sus brazos.

 

 

– ¡Gracias! – agradeció el estudiante a Yunho, cogiendo a la chica  entre sus brazos – Nunca, nunca te voy a dejar.

 

Los estudiantes empezaron  a aplaudir y Yunho se sintió extraño. ¿Cómo demonios había conseguido saltar esa altura?

 

– ¡Eso fue increíble! – dijeron en coro un grupo de chicas.

– No parecía humano. Fue tan rápido.

 

¿A caso no era humano? ¿Quién era? Su cabeza parecía partirse en dos. Maldecía no recordar nada de su pasado. Desesperado, Yunho huyó del aquel lugar. Corrió tanto que perdió nuevamente la orientación.

 

– ¡¿Quién soy?! – se tumbó sobre la vereda. –  ¿Qué soy?

 

Yunho maldecía no recordar de donde venia o quién era. Ahora, él se sentía perdido  y solo. Ese sentimiento lo desesperaba y lo asustaba.

 

<<Por favor que alguien me ayude>> pidió Yunho con la esparzan de recibir ayuda.

 

– ¡Omma! ¡Ayudaaa! ¡Ommaa!

 

Aquella, dulce y angelical voz no paso desapercibida a Yunho. Alguien más estaba en problemas. En ese momento, Yunho ya no se sintió tan solo.

 

 

– ¡Ayudaaa! ¡Por favor que alguien me ayude!

 

Dejando de lado su autocompasión, Yunho empezó a buscar a quien pedía su ayuda. Por el tono fino de la voz, Yunho dedujo que era un niño. Los sollozos del niño fueron de mucha ayuda para que Yunho pudiera localizarlo.

 

La calle no estaba transitada puesto que estaba cortada por reformas y nuevas obras. Esa era la razón por la que nadie más que Yunho había escuchado los gritos del niño. A media vereda se veía como una cinta de seguridad estaba rota. Los sollozos venían de ese lugar. Con cuidado, Yunho pudo ver que era un pozo recién cavado. Estiró su cuello para ver dentro del pozo y vió una pequeña silueta con la cabeza escondida entre las rodillas. Lo había encontrado.

 

 

– Hola – le saludo con voz amable y el niño se volvió para verlo.

 

El rostro del niño estaba cubierto de tierra y lagrimas. Pero aun así, a Yunho le pareció lo más tierno que había visto en su vida.

 

– No tengas miedo. Voy a ayudarte – le dijo mostrando su sonrisa para que el niño dejara de verse asustado.

 

El niño se limpio las lagrimas para ver mejor al dueño de  esa voz que lo estaba reconfortando.

 

– E-Es un lugar muy oscuro – habló el niño con voz temblorosa.

– Creare luz para ti, no tengas miedo – dijo Yunho sin saber cómo alumbrar ese oscuro lugar, pero su brazalete brillo cual nuevo sol.

 

Yunho tuvo por un instante la sensación de que el brazalete lo había atraído a ese lugar para salvar al niño.

 

– Voy a bajar por ti – dijo Yunho bajando con cuidado dentro del pozo.

 

El niño sonrió ante el brillo que emitía el brazo izquierdo de aquel hombre.

 

– Brilla como el sol – dijo una vez que tuvo muy cerca el cuerpo ajeno.

– Creo que si – le sonrió y el niño bajo la mirada – ¿Estas lastimado?

– N-No. Es sólo que… quiero ver a mi omma.

– La volverás a ver. Te prometí que te ayudaría y eso hare. Nunca rompo mis promesas. – Yunho acarició el cabello del niño. – ¿Estás listo para salir de aquí?

–  ¡Sí! – el niño sonrió mientras daba pequeños saltitos.

 

Yunho cogió entre sus brazos al niño y con solo un movimiento de sus piernas ya estaba fuera de ese pozo.

 

– ¡Ese salto fue increíble! – exclamó el niño con una sonrisa en su rostro.

–  Algunos dicen que no soy humano – dijo Yunho sin soltar al niño de sus brazos.

– Para mí, eres  como un súper héroe. 

– ¿Un súper héroe?

– Sí, nos son humanos porque tienen poderes especiales y con sus poderes ayudan a la humanidad cuando está en peligro – el niño empezó  a hacer movimientos como si su mano volara para mostrarle a Yunho como eran los súper héroes.

– ¡Mi niño! – aprecio una mujer hermosa vestida de blanco frente a ambos. El niño rápidamente la reconoció.

– ¡Omma!

 

Yunho con cuidado bajó al niño para que pudiera volver con su madre. El dulce niño corrió con todas sus fuerzas a los brazos de su madre y ella lo recibió con un fuerte abrazo. Aquel abrazo entre madre e hijo trajo un recuerdo cálido a Yunho. Él también corría de esa forma al ver a su madre. Ahora él lo sabía, no estaba sólo. Su madre debía estar en algún lugar esperándolo.

 

– Gracias por ayudar a mi hijo – la hermosa mujer hizo una reverencia a Yunho.

– Fue un verdadero placer ayudar a su hijo – Yunho hizo otra reverencia.

– Omma, ¿puede  venir a cenar a casa? – pidió jalando el vestido de su madre.

– Claro amor. Si él quiere – ella miró de forma amable a Yunho.

– Por supuesto, no me atrevería a negarme a su invitación. – Yunho hizo una reverencia en agradecimiento a la invitación.

 

 

Durante todo el camino el niño no había soltado su mano, Yunho poco a poco reconocía el camino. Aquella calle llevaba a la casa de Jaejoong. Con eso ya no estaba tan perdido, estaba Busan. Yunho sabía que al doblar aquella esquina se encontraría a metros de la casa de Jaejoong y eso lo hacía muy feliz.

 

– Llegamos – el niño señalo la enorme casa – ¿Mi casa es bonita?

 

Yunho abrió sus ojos. Esa casa era la de Jaejoong. ¿Qué estaba pasando? Él no recordaba que un niño viviera en la casa de Jaejoong.

 

– Jaejoong, tienes que subirte a dar un baño. – dijo la mujer mientras abría la puerta.

– Si, omma.

– ¿Jaejoong? – Yunho miró la mano del niño que no lo había soltado  – ¿Tu eres Jaejoong?

– Si – sonrió el niño mientras veía a Yunho – ¿Cuál es tu nombre?

– Y-Yo…

 

Yunho se quedo mudo por un instante. ¿Aquel niño era Jaejoong? Sus ojos negros y esa mirada al sonreír eran tan similares que Yunho no sabía que pensar. En su mente era imposible. Aquel niño no podía ser Jaejoong, Jaejoong era más alto. ¿Esto estaba pasando?

 

– Oppa.

 

Esa voz familiar obligo a Yunho a volver sobre sus pasos para ver a BoRam, de pie,  a sólo unos metros de él.

 

– Al fin pude encontrarte – ella sonrió aliviada.

 

Yunho le devolvió la sonrisa y cuando volteo a ver al niño, éste estaba congelado. Miró a su alrededor y todo había quedado congelado.

 

– Detuve el tiempo – dijo BoRam y Yunho no parecía creerle – Ahora no puedo explicarte. Debemos volver así que despídete de Jaejoong.

– Jaejoong… ¿Este niño es Jaejoong?

 

BoRam asintió.

 

– Este es el pasado Yunho.

– Pasado, eso quiere decir que… viaje en el tiempo.

– Eso mismo. No puedo detener por mucho el tiempo, por favor despídete de Jaejoong y te explicare todo.

 

BoRam caminó hasta desaparecer en una esquina. Ella esperaría a Yunho.

 

– ¿Yoo? ¿Ese es tu nombre? – el niño preguntó a Yunho.

– ¿Uh?... lo siento, tengo que irme.

– ¿Por qué? – hizo un adorable puchero.

– Tengo que volver.

– Pero prometiste cenar con nosotros – se cruzó de brazos haciendo un tierno mohín con los labios.

– Jaejoong, si él tiene que volver  podemos invitarlo otro día. ¿Verdad? – ella sonrió a Yunho.

– Si – respondió Yunho sin poder negarse al pedido de la hermosa madre de Jaejoong.

– ¿Prometes volver? – Jaejoong miró a Yunho con la esperanza de que fuera un “si” la respuesta.

– Prometo volver.

– Esperare por ti – le regalo una sonrisa a Yunho, la más grande que podía. – Te encantara la comida de mi omma, ella cocina muy bien.

– No dudo de eso – Yunho se agacho para estar a la altura de Jaejoong – Se un buen niño y quiere mucho a tu omma. Todos los días dile cuanto la amas. Abrázala mucho, no lo olvides.

– Lo hare… pero esto… parece como si te estuvieras despidiendo. ¿No volverás?

– Te hice una promesa, ¿lo olvidaste?

– No… pero…

– Prometo volver. Espera por mí.

– Prometo esperar.

 

Entre sonrisas, Yunho se despidió de Jaejoong, pero sintió una puñalada en su corazón que le dolía demasiado.

 

<<Jaejoong volveremos a vernos, gracias por esperar por mi>>

Notas finales:

Muchas gracias por esperar. Espero que este capítulo fuera de vuestro agrado. Gracias por vuestros comentarios. Os quiero mucho!


Alex


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