- Cuando la bella doncella estuvo en peligro el hombre de hojalata la salva.
- ¿De qué clase de peligro?
- Un fiero dragón de ojos hermosos intento robársela, pero el valiente hombre de hojalata no dejo que ese dragón la apartase de su lado. Lucho por ella.
Yunho abrió los ojos. El resplandor del amanecer golpeo su rostro. Miró el brazalete plateado que estaba en su muñeca recordando esas voces que aparecían en sus sueños. Una mujer y un niño. Se sentó en la esquina del colchón mientras se fregaba los ojos. Yoochun parecía ajeno a él. Ambos compartían la misma habitación. Yunho se calzo. Otro día empezaba. Como cada mañana Yunho se despertaba con la ilusión de recordar su pasado o al menos quien era.
Al escuchar las campanas del Instituto apresuro sus pasos. Muchos chicos corrían esperando no llegar tarde. Yunho no parecía preocupado, ese día él no tenía prisa por llegar.
- Hoy estas muy callado – dijo Yoochun viendo que Yunho no parecía preocupado por llegar tarde.
Yunho no respondió. Y como un animal asustado giro sobre sus pasos.
- ¿Sucede algo? – Yoochun preguntó viendo como Yunho parecía buscar algo con mucha insistencia.
- Desde que salimos de tu casa he sentido que alguien nos sigue – respondió viendo a Yoochun que lo miraba como un loco. La misma mirada aquella primera vez que se conocieron.
- Alguna de tus admiradoras – alzó una ceja esperando calmar la paranoia de Yunho.
- No es una persona – gira su cuello. Alza los ojos al cielo y lo ve. Esa ave de plumas blancas que había visto el día anterior.
- Es solo un pájaro – dijo Yoochun señalando al pájaro de plumas blancas que desaprecia dentro de los arboles del Instituto – Las aves no siguen personas.
La tercera campanada marcaba que las puertas del instituto se cerrarían. Yoochun cogió el brazo de Yunho obligándolo a entrar antes que los profesores los castigaran. Como el presidente del consejo estudiantil, él no podía verse castigado, debía dar el ejemplo de puntualidad, pero otra vez sus largas conversaciones con Yunho sobre lo que debía o no hacer en el Instituto los retrasaron a ambos.
Jaejoong se negaba a hablar con Yunho. El más alto no sabía porque el otro estudiante lo miraba como si hubiera cometido un crimen. Yunho ya estaba cansado de la actitud de Jaejoong. Yoochun tenía razón no debía darle importancia a cosas menores. Y ahora Jaejoong era un problema menor cuando seguía sintiendo esa sensación de que alguien lo seguía.
Junsu estaba tarareando otra vez esa canción de amor que tanto le gustaba escuchar en la radio. Parado bajo el mismo árbol donde conoció a Yunho estaba esperándolo con un lindo arreglo para el almuerzo. Ese día, Junsu había despertado muy temprano para preparar el almuerzo y decorar el arroz con divertidas caricaturas. Él estaba tan feliz que su sonrisa no había desaparecido en todo el día.
Contando los minutos para verlo y almorzar juntos. Los minutos pasaban y no había rastro alguno de Yunho. Junsu miró la pantalla de su celular. Su sonrisa se borró. ¿Dónde estaría Yunho? La campana sonó a lo lejos, clara señal que los alumnos debían volver a sus salones, pero Junsu no se movió de ese árbol. Yunho llegaría tarde o temprano. Al menos eso esperaba Junsu.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó Yoochun llevando consigo unos papeles.
Yoochun vio un brillo triste en los ojos de Junsu. El menor tan solo agacho la cabeza como si ocultara algo.
- Todo estará bien – dijo Yoochun esperando reconfortar a Junsu.
Junsu no dijo nada. No quería llorar, pero tenía tantas ganas de hacerlo que se mordió los labios para evitarlo.
- Una vez sostuve la pequeña mano de un niño que tenía miedo de los fantasmas – cogió la temblorosa mano de Junsu y la sostuvo con firmeza – Le prometí que nada lo lastimaría. Porque yo lo protegería.
Junsu desistió de llorar al escuchar las palabras de Yoochun. Al sentir la mano de Yoochun junto a la suya, sintió una calidez reconfortante como la primera vez que se conocieron en el templo de la abuela Park.
- Quise proteger a ese niño a pesar de que yo le temía a la oscuridad.
- Tienes el poder de hacer que siempre pueda sonreír – dijo Junsu formando una débil sonrisa en sus labios.
- Los ángeles en la tierra siempre deben sonreír – dijo Yoochun llevando su dedo índice a la comisura del labio derecho de Junsu para agrandar esa débil sonrisa en Junsu y hacerla más grande – Así.
Junsu estrecho con más fuerza la mano de Yoochun mientras sonreía. Él agradecía tener a Yoochun en esos momentos de tristeza.
Jaejoong se cruzo de brazos negándose a ver a Yunho. En su cabeza analizaba lo sucedido. Una simple clase en la piscina y Yunho se había ahogado. Ahora ambos estaban en la enfermería.
- Esta fuera de peligro – dijo la enfermera Jang controlando los signos vitales de Yunho.
Cuando él estaba por hablar, Jaejoong lo interrumpe.
- Es su culpa – señaló a Yunho que yacía recostado en la camilla de la enfermería inconsciente – Porque no dijo que no sabía nadar.
Park Jung Soo alzó una ceja atónito por las duras palabras de Jaejoong contra Yunho.
- Como líder de tu equipo debiste preguntárselo antes de retarlo a una carrera – dijo Jung Soo regañando a Jaejoong por su actitud tan infantil.
- ¡Ahora es mi culpa!
- No griten – la enfermera les pidió mientras cubría el desnudo torso de Yunho – Por ahora su amigo está bien. No trago agua y sus pulmones están limpios. Es un accidente con suerte.
- Iré a informarle al profesor Lee – dijo Jung Soo mientras señalaba a Jaejoong – Tu te quedas con él hasta que despierte – cuando Jaejoong intento quejarse él lo fulminó con la mirada – Le explicaras porque tuve que arrojarme al agua para sacarlo casi sin vida. Y te disculparas.
Jaejoong no dijo nada. Se cruzo de brazos. Jung Soo como delegado del salón no era alguien con quien se podía pelear y ganar, porque siempre encontraba la forma de contrarrestar el ataque. Fuerte, alto y con carácter. El perfecto líder conocido como Leetuk. Jaejoong recordaba que Yoochun le había comentado que al terminar su último año como presidente del consejo estudiantil quería que Leetuk tomara su lugar. Sin duda Leetuk era el candidato perfecto pues su liderazgo era una habilidad única.
Leetuk salió por la puerta con la enfermera Jang, ella iría a informarle a la directora que Yunho estaba bien mientras Leetuk iría hablar con el profesor de natación. Cuando ambos se marcharon la habitación estaba vacía. Solo ellos dos. Jaejoong se encogió de hombros al ver a Yunho en ese estado. Él sabía que Leetuk tenía razón, fue en gran parte su culpa el que casi Yunho muriera ahogado. No lo vio ahogarse cuando toco la línea. El grito de sus compañeras lo alerto a mirar atrás viendo a Leetuk lanzarse al agua para sacar a un Yunho inconsciente. Las imágenes eran tan vivas en su mente que se le erizaba la piel. Cuando Leetuk intenta hacerle respiración boca a boca, el corazón de Jaejoong se le detuvo. Él no podía ver a otro tocar los labios de Yunho. Pero entonces Yunho escupió el agua que había tragado como un acto reflejo para luego desmayarse.
- Lo siento – murmuro en voz baja.
Esa disculpa no era por lo sucedido, sino por mostrar un lado egoísta irreconocible en él. Con tal de que nadie lo tocara estaba dispuesto a dejarlo morir. Egoísta. Jaejoong hasta ese instante nunca había conocido ese sentimiento. De alguna forma maldecía a Yunho haciéndolo culpable por tener esos pensamientos egoístas.
- Tu labios – Jaejoong no podía dejar de mirar los labios de Yunho que tenían una tierna forma de corazón. Sus labios no eran fino ni muy gruesos, eran perfectos a la vista de Jaejoong. ¿Serán frio o cálidos? – Se ven suaves…
- Porque no lo besas y ya.
Jaejoong se sacudió por la femenina voz que escuchó al otro lado de la camilla de Yunho.
Una frágil mano corrió la tela que colgaba al lado de la camilla de Yunho.
- Tan solo deberías besarlo para saber si son tan suaves – dijo ella sentándose en la camilla junto a la de Yunho sin perder de vista a Jaejoong.
Jaejoong no podía creer que una niña de primer año le estuviera hablando con tal soltura.
- Yo… yo no tengo porque besarlo – a Jaejoong le tembló la voz.
- Te gusta, ¿verdad? – la joven muchacha de pelo corto saltó al suelo dejando la camilla.
Jaejoong se sonrojo ante la pregunta de la menor. Esos ojos redondos e inexpresivos no parecían estar burlándose.
Ella se acerco hasta donde Yunho dormía. No necesito agacharse mucho para estar cerca de un Yunho inconsciente debido a su pequeña estatura. Ante los ojos de todos, ella era vista como una niña. Su rostro inexpresivo era joven y bello, pero su mirada era sombría. Los estudiantes no se acercaban mucho a ella.
- ¿Q-Que estás haciendo? – preguntó Jaejoong frunciendo el ceño al ver a la pequeña niña de cabello corto acercarse al rostro de Yunho.
Ella se detuvo dejando caer a manera de fleco su cabello recortado sobre la frente.
- No puedes negar que te gusta – dijo ella mirando a Jaejoong sin emitir emoción alguna. A Jaejoong le era difícil saber si la pequeña niña de uniforme dos talles más grande que el de su pequeño cuerpo estaba jugando.
- Somos dos chicos – dijo Jaejoong esperando que la niña dejara de decir cosas vergonzosas.
- Y yo soy una chica – dijo ella caminando a la puerta con pasos pequeños y pausados – Deberías decirle que te gusta porque muchas chicas han puesto sus ojos en él. Podrías perderlo.
- No me importa.
Jaejoong rezongó ante el atrevimiento de la niña. Sus mejillas ardían de solo imaginar que a él le gustaba Yunho, porque no era así.
- No puedes ocultar tus sentimientos por él.
- Que sabe una niñata como tú de mis sentimientos – protestó Jaejoong.
- Quien es aun un crio eres tu – volteo ella para ver a Jaejoong – Mi nombre es Jeon Bo Ram y no soy una niña.
La joven muchacha salió por la puerta dejando a Jaejoong con la boca abierta.
La enfermera Jang regreso acomodándose las gafas viendo a Jaejoong temblando al lado de la camilla de Yunho.
- ¿Bo Ram se fue? – preguntó ella con car afligida.
- La niña de pelo corto se marcho – gruño Jaejoong recordando lo que esa niña le había dicho al salir.
- Bo Ram no es una niña, tiene diecinueve años. Esta en tercer año – dijo la enfermera saliendo a buscarla – Se desmayo en clase de música y aun no he hablado con ella.
- ¿No es una niña? – Jaejoong abrió sus ojos en clara señal de sorpresa – ¿Esta en tercer año?
Ese día Jaejoong tendría un ataque de pánico. Eso estaba definitivamente claro.
- ¿Quién no es una niña? – habló Yunho mientras abrió los ojos y se tocaba la punta de la nariz siento un ligero cosquilleó.
- D-Despertaste – una leve sonrisa se dibujo en los labios de Jaejoong.
- ¿Qué hago aquí? – Yunho observó su alrededor, recordando que ya había estado en un lugar parecido aquella vez que Yoochun y la abuela lo llevaron a un hospital.
- Estas en la enfermería – Jaejoong habló en voz baja – Te ahogaste y Leetuk te rescato
Yunho miró a Jaejoong que estaba con las mejillas rojas. El contraste que daba el resplandor del sol sobre la piel de Jaejoong le era familiar a Yunho. Como si aquel rostro lo hubiese visto antes.
- ¿Estuviste esperando por mí?
Jaejoong abrió la boca y la cerró sin mucho que decir.
- Iré a decirle a tus fanáticas que estas bien – dijo Jaejoong siendo molesto con Yunho. Tal vez de esa manera podría seguir escondiendo aquello que estaba naciendo en su corazón por el más alto.
- Gracias – Yunho se puso de pie antes de que Jaejoong saliera por la puerta – Me hubiera dado mucho miedo despertarme en un lugar así. Gracias por esperar por mí.
El corazón de Jaejoong se detuvo. Esas palabras. ¿Por qué le resultaba familiar? Sus piernas serpentearon.
- Prometo volver. Espera por mí.
Él había olvidado esas palabras. ¿Por qué ahora Yunho se lo recordaba?
- ¿Estás bien? – preguntó Yunho mirando de cerca el rostro casi blanco de Jaejoong.
Los ojos de Jaejoong se encontraron con los de Yunho, pero inmediatamente su atención fue al torso desnudo de Yunho. Un pecho perfectamente moldeado. Sus caderas eran fuertes, su vientre era marcado y fuerte. Su ombligo… Jaejoong abrió los ojos de par en par. Yunho estaba casi desnudo de no ser por su bañador, que cubría parte de su hombría. Jaejoong se cubrió con ambas manos los ojos.
- ¡Cúbrete! – caminó hacia adelante para alejarse de Yunho, pero sus piernas tropezaron entre sí obligándolo a perder el equilibrio.
¡Plaf! Yunho sintió su desnuda espalda chocar contra el frio suelo. Pero había un peso extra sobre su cuerpo. Abrió los ojos y unos enormes ojos negros estaban observándolos con la boca abierta. Jaejoong parecía una estatúa, no podía mover un solo musculo de su cuerpo al tener tan cerca su nariz contra la de Yunho.
<<Puedo besarlo>> pensó Jaejoong intentando recuperar el control de su cuerpo. Una vez. Tan solo una vez. Esta era su oportunidad.