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Remember me por Chicoavenged

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Notas del capitulo:

Huola! chicas, chicos...¿Cómo están? Acá donde vivo el clima está medio loco y ha comenzado a llover, he ido a la casa de mi hermana por el internet y decidí subir el capitulo...

Ya saben, los personajes no me pertenecen blá blá blá, todos son propiedad de Marvel Universe...

Espero que disfruten el capitulo :3

Capitulo 2: Padres

 

Fue como sentir un balde de agua fría sobre el rostro. No recordaba nada y las palabras seguían en  mi mente “Soy tu esposo Peter”. Esposo… Lo había dicho con una seriedad que supe que era verdad. Por eso te ha besado anoche, idiota replicó mi subconsciente. Seguía sin creérmelo más sin embargo no dudaba que fuera cierto. Una parte muy pequeñísima de mí le quería recordar pero cuando entraba en mi mente todo se volvía borroso y difuso. Cuando terminó de decirlo se había retirado de la habitación, con los hombros decaídos y con una expresión dolorida, que me causó una opresión extraña en el pecho. Debía darle espacio, a él y a mi trastornada mente.

Ese mismo día, un poco más tarde una enfermera diferente me avisó que mis padres estaban en camino a la habitación. Yo me limite a asentir como niño obediente. Con la ayuda de ella entré a la ducha con agua templada y me cepillé los dientes. Tocaron a la puerta casi cuando terminaba de llegar a la camilla.

 

—Pueden pasar señores— contestó la mujer y al instante entró un hombre vestido impecablemente. Llevaba una barba de tres días y sus ojos denotaban miedo. Sucedió algo que me dejó perplejo: lo recordaba. Era mi padre, Anthony Stark.

Llegó hasta donde mí y me abrazó fuertemente. Sentí que mis pulmones se quedaban sin aire.

—Hijo, ¿estás bien? ¿Te duele algo? Dímelo, lo solucionaré de inmediato— farfulló palpando mi rostro por completo.

Detrás de él entró un hombre alto, rubio y de ojos azul. Mi padre, Steve Rogers. Lo raro es que los recordaba a los dos a la perfección. ¿Entonces por qué a mi esposo no? La palabra esposo me sonó rara y cuando levanté la mirada lo vi recargado en el umbral de la puerta, con dos vasos humeantes de café recién hecho. No me miraba. Retiré rápidamente la mirada de él.

 

—Estoy a punto de tener un colapso pulmonar si no dejas de abrazarme— dije sarcástico. Mi padre Steve me miró con una sonrisa deslumbrante.

—Le dije que ya estabas bien…Pero ya le conoces Peter, no se queda tranquilo hasta no verte.

—Pues tú deberías de ser igual Steve, no tiene nada de malo venir a ver a tu hijo al hospital después de haber sufrido aquel accidente— papá volteó a verme de nuevo, regalándome una sonrisa con todos los dientes.

—Pero Wade dijo…

—Wade no estuvo cuando Peter se fracturó el brazo— protestó, desafiando a mi padre. Le lancé una mirada de soslayo a mi esposo…a Wade. Me estaba mirando, vi como elevaba un extremo de sus labios en una media sonrisa.

—Tony, por favor. Eso fue cuando tenía qué, ¿seis años? ¿A que vino todo esto, por cierto?— pregunta mi padre.

—Seis años, cinco meses y dos días para ser exactos— recitó papá satisfecho—. Y ¿no crees que deberías darle un abrazo a tu hijo Steve? Vaya que afecto le tienes.

Mi padre le hizo a un lado y me rodeó con sus brazos, atrayéndome hacia sí. Aspiré el delicioso aroma que desprendía su suéter color azul marino. Colonia masculina. Papá carraspeó cuando el doctor Witer entró saludándolos a ambos.

—Señores, si me permiten un momento allá afuera. Tengo que decirles algo de suma importancia— lo dijo sin despegarme la vista. Papá respingó y mi padre lo sacó casi a rastras de la habitación, un poco exasperado.

 Me dirigí a la camilla, reposando la cabeza que comenzaba a dolerme en la almohada y cubriéndome hasta la mitad del cuerpo con la fina sábana blanquecina. Mi cabello seguá húmedo por la ducha y un escalofrío me recorrió los brazos. Reparé en Wade y sus dos vasos llenos de café. Sentí un cosquilleo en la boca del estómago cuando caminó hacia mí.

— Petey, ¿te ha sentado bien ver a tus padres? — preguntó, aunque tuve la certeza de que quería agregar algo más. Sus ojos no tenían ningún brillo especial, eran solamente dos pozos de gris humo.

—Ah, si, me ha sentado de maravilla— en cuanto lo dije quise retractarme. Vi en sus ojos una sombra que los hacía verse cubiertos de tinta gris oscura. Era verdad que me había sentado bien, además de que estar en un hospital sin conocer a nadie es lo peor que me pudo haber pasado. La visita de mis padres me ha dado un nuevo respiro.

Silencio.

—Te he traído un poco de café con dos de azúcar, como te gusta— le hice un gesto con la cabeza, agradeciéndole por la bebida—. He tenido que convencer a varias personas para que me dejaran traértelo- dice con una pequeña risilla que no le llega a los ojos.

Él le da un sorbo a su café y yo al mío. Nos miramos durante poco tiempo, cuando mis padres vuelven a irrumpir en la habitación. Papá está más alterado que cuando han llegado.

—Peter, no lo sabía. Nadie no lo dijo hasta ahorita. Wade no lo mencionó por teléfono. ¿Estás seguro de qué estás bien?— mi padre entra con paso calmado. Puedo ver que está igual de nervioso que papá, pero se controla.

—Estoy bien. —Respondo mirando a Wade.

—No, no lo estás. Te llevaremos con un especialista, con el doctor Bruce si es necesario. Tienes que recordar algo— veo a mi padre suplicante, comienza a dolerme la cabeza con tanto barullo. No es momento para hablar de esto—. ¿Nos recuerdas verdad? ¿Sabes quiénes somos nosotros dos?

—Papá…— digo masajeándome las sienes.

—Tony, amor. Peter necesita descansar y estar a solas. Deberíamos ir a comer algo por ahí, no lo hemos hecho desde que salimos en el primer vuelo hacia acá. —Mi padre me guiña el ojo. Papá asiente de mala manera, se despide de mí con un beso en la frente y de Wade con un movimiento de mano y ambos salen del cuarto. Dejándome de nuevo con la mirada grisácea de mí esposo.

El silencio se hace un tanto incómodo. Le pido que me pase la pastilla para el dolor de cabeza y lo hace, sin decir ninguna palabra. Me ayuda para ir al baño, rodeando mi cintura y haciendo que me apoye totalmente en él.

—No es necesario Wade, puedo hacerlo solo— él asiente sin mucho ánimo.

Sé que debe de ser difícil para él. Estamos casados y su esposo no recuerda nada, ni siquiera el día de su boda. Y eso tiene que ser lo peor que le haya pasado, probablemente. En cambio para mí es difícil adaptarme a alguien a quien no reconozco y que me ha besado nada más despertarme. No le rechazo, pero tampoco quisiera que fuera muy afectuoso. Me hace sentir que yo soy el del problema y lo soy, no lo niego, pero también quisiera ir despacio, visitar al doctor Bruce que ha mencionado papá y ver que pasa después.

Cuando salgo del baño Wade me espera fuera de la puerta, sorprendiéndome la facilidad con la que me sostiene y sin importarle que no le recuerde. Es como si no hubiera pasado nada. Pero sé que la incertidumbre danza en sus ojos, se siente solo, vulnerable. Una vez que llego a la cama me recuesta y sin esperarlo me da un tímido beso en los labios, es apenas un roce pero hace que una oleada de calor se extienda por mi cara. Me volteó para ver hacia otro lugar. A la ventana.

 

—Lo siento, no era mi intención es sólo que...— miro los rascacielos que se yerguen ante mis ojos. Son enormes, de múltiples modelos y estructuras—. Olvídalo. Voy a por algo de comer a la cafetería, ¿quieres algo Petey?— niego con la cabeza. Sigo sin mirarle.

Escucho sus pasos alejarse de mí y el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse. Esto va a ser muy complicado.

 

 

Mi padre entra por la puerta, sin papá a su lado. Me da un beso en la frente y me revuelve un poco el cabello.

— ¿Dónde está papá? —pregunto cuando se sienta.

—En el comedor, con Wade— dice pasándose una mano por su cabello color oro—. Peter, me preocupas.

Sus ojos destellan de una manera que me hace sentir como cuando era pequeño y me laceraba los brazos y las rodillas al caer de la bicicleta. Él me ayudaba a incorporarme, me lavaba los miembros y me decía que le preocupaba que se pudieran infectar. Me muerdo el labio inferior inconscientemente.

—Papá, sé que el no recordar la mayoría de las cosas es algo malo. Estoy jodido y mi matrimonio se va a ir por un tubo en cuanto salga de este lugar— digo mirándole directo a los ojos. Son dos zafiros que brillan a la luz del sol—. Sinceramente no sé qué hacer. Todo esto...Wade, mi esposo...No le recuerdo— la voz comienza a quebrarse cuando digo las palabras—. Lo estoy arruinando absolutamente todo.

Papá me mira cálidamente y me abraza, acariciando mi cabello de una forma que me hace sentir de nuevo en mi niñez. Hundo la cara entre su pecho y por primera vez en lo que va del día me dejo llevar por los sentimientos y lloro. Lloro por todo. Por lo impotente que me siento al no poder hacer nada en lo que me pasa. Por mis padres que deben de sentirse mal. Por Wade, porque todo esto es culpa mía, lo hiero sin querer hacerlo. Quisiera recordarle pero no puedo y estoy seguro de que nunca lo haré. Me siento patético.

—Hey, mírame. Peter quiero que me mires— dice y me levanta el rostro tomándome del mentón—. Todo tiene solución pequeño, a pesar del problema por el que pasas, por el que ambos pasan sé que siempre te querrá. Lo ha hecho desde hace tiempo y conociendo a Wade, tu testarudo esposo, no creo que una simple afectación en tu cabeza y que no le recuerdes no será impedimento para estar contigo. Te lo aseguro. Saliendo de este lugar tendrás que tomar la decisión de irte con nosotros de nuevo o recuperar lo que sientes por él, porque lo haces, aunque en estos momentos estés muy aturdido por lo que pasa. —Sus palabras logran calmarme de algún modo. Le doy otro abrazo, esta vez un poco más prolongado y se retira excusándose de que es tarde y deben de llegar a hospedarse en un hotel si no papá sufrirá la crisis del sueño y querrá encaramarse toda la noche conmigo.

Me revuelvo en las sábanas, queriendo conciliar el sueño pero no llega hasta pasadas las nueve de la noche, cuando Wade vuelve a entrar a la habitación con una ropa diferente. Viene con unos pantalones negros, una camisa delgada color blanca y unos botines negros de corte militar. Se ve guapo. Se sienta en la sillita que le hace ver más grande de lo que en realidad es y se pone a tararear una cancioncilla. Sonrío. Verlo de esa manera hace que una sensación de calidez me recorra el vientre. ¿Esposos? Sigo sin creérmelo.

 

— ¿Wade?—  le llamo e inmediatamente voltea a verme.

— ¿Ocurre algo Petey? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que le llame a un enfermera?— veo que hace ademán de levantarse e ir directo a la puerta.

—Esto…no. Sabes que puedo llamarle a una con este botoncito de aquí— le señalo el lugar que menciono. Él asiente, como si lo hubiera olvidado de pronto—. Es sólo que te quiero pedir perdón por mi comportamiento…Ya sabes, he sido un idiota contigo. — Ahí está, lo he dicho.

Tarda unos minutos en contestar y cuando por fin responde cambia la postura de su espalda, se encorva un poco hacia adelante.

—No digas tonterías Pretty boy, te entiendo. Pero te amo y es algo que me sale desde el corazón. Quiero abrazarte y besarte hasta saciarme, hacerte recordar hasta que me correspondas de la misma manera, quiero que sepas que eres mío y yo soy tuyo; y también entenderé si lo que quieres es irte con tus padres de vuelta a tu antiguo hogar— el corazón me da un vuelco y me estremezco por la forma en que lo dice. Herido de alguna manera—. Creo que sería lo mejor ¿no lo crees? A ellos les recuerdas aún en estos momentos y yo no soy nada más que un desconocido con el que te has casado hace medio año. Lo siento Peter, no quisiera arruinarlo más. — Quiero gritarle, decirle que no tiene la culpa de nada pero las palabras se quedan atascadas en mi garganta. ¿Esto es el fin?

Me pongo de pie, al principio me mareo un poco pero logro sostenerme de uno de los barandales de la cama. Wade me mira, expectante, viendo como me tambaleo hacia él y le tomo de las manos. Hago que se levante y quede frente a mí. No suelto sus manos. Teniéndole tan cerca hace que la respiración se me entrecorta y me siento pequeño a su lado. Es grande, corpulento, no lo suficiente pero puedo ver los músculos marcados a través de la fina camisa blanca. El iris de sus ojos titilan con algo que no sé identificar. Su pecho sube y baja, en una respiración acompasada. De alguna manera le encuentro hermoso.

—Peter…— murmura.

Lo atraigo hacia mí y lo beso.

Notas finales:

Creo que no se me ha pasado ningún detalle en cuanto a la ortografía...

Espero que les haya gustado, no olviden dejar un review para saber si ha sido de su gusto. Hasta la otra :D


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