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Remember me por Chicoavenged

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Notas del capitulo:

Bueeeeeeeno, no he podido resistirme a subir el tercer capitulo, ¿motivo? Estoy de nuevo en una casa donde hay internet y me traje el ordenador...así que aquí lo tienen. 

Por cierto, no he mencionado que esto es un AU, universo alterno así que probablemente no esté tomando las verdaderas personalidades de estas dos hermosuras. 

Ya saben, los personajes no me pertenecen...todo es propiedad de Marvel universe, etc, etc. 

Quiero agradecerles por los comnetarios que me han dejado varias personas. En serio, muchas gracias.

Sin más, espero que les guste.

Capitulo 3: De nuevo al hogar

 

No le vuelvo a ver hasta tres días después, cuando me dan el alta del hospital el sábado por la mañana.

 El doctor Witer me da unas indicaciones; que no haga mucho ejercicio porque puedo fatigarme, que no salga a lugares que no conozca, que tome el medicamento para los dolores de cabeza—que por cierto, se han ido poco a poco— y que siempre procure andar acompañado de alguien. Hasta les ha dicho a mis padres que pueden comprarme un perro. Papá afirmó que saliendo iríamos a por uno. Le dije que ni loco.

Lo que más me preocupa de todo esto es Wade. Después de que le besé aquella noche se fue dando un portazo y no ha vuelto. Ni siquiera a verme durante la noche. Me siento ansioso, papá me ha dicho que tiene todas mis maletas en la cajuela del coche y que llegando harán que remodelen mi antiguo cuarto. Mi padre le ha insistido en que debería de dejar de ser como una madre sobre protectora, él le ha contestado que se vaya al demonio.

Cuando ya estoy vestido con unos vaqueros azules, una remera roja y unas zapatillas negras papá irrumpe en la habitación con un oso del tamaño de su cuerpo. Comienzo a reírme, pues la escena me causa mucha gracia.

 

—No sé de qué te ríes Peter, si siempre te han gustado los osos de felpa— dice dejando el oso en la sillita negra.

—Papá, en ese tiempo tenía cinco años, ahora tengo veintidós. Ya no soy un niño— digo entre risillas.

—Te equivocas, para mí seguirás siendo mi pequeño. — Ruedo los ojos y le doy un abrazo.

El camino se nos dificulta cuando tratamos de bajar con el oso. Me ha obligado a llevarlo conmigo. A mitad de camino le digo que comienza a darme vuelta todo y rápidamente le llama a un médico residente que pasa por el área de Maternidad. Río de nuevo.

Mi padre nos espera al volante de un deportivo color negro descapotable. Vaya lujitos que se hacen estos dos. Cuando subimos veo por última vez a ambos lados de la calle con la esperanza de que llegue Wade. No lo hace. Durante todo el camino papá parlotea algo de ventas canceladas y de un nuevo aparato que se le ha venido a la mente para las Industrias Stark. No le pongo suficiente atención. Mi padre me lanza miradas a través del espejo retrovisor y sonríe de vez en cuando. Está feliz, lo sé por la forma en que besa a papá en los labios. Un poco incómodo desvío la vista y la poso en la ventana, observando la localidad en la que viven mis padres. Es una de las más ricas del estado, por no decir que la más rica y adinerada. Las casonas se alzan imponentes y lustrosas tras los jardines de cincuenta metros de distancia aproximadamente. Son lujosas y exquisitamente hermosas. La que ha comprado papá está al final de la calle, es una casa decorada con una fuente redonda y a la entrada, un portón negro de acero inoxidable. Mi padre llama a la caseta de vigilancia y le abren las puertas. De camino has árboles frondosos a ambos lados, como si entraras a un autentica mansión antigua. Rodeamos la fuente y aparcamos junto a los otros cinco coches. Jarvis ya está al pie de la escalera, con su elegante traje de corte perfecto y con una sonrisa de oreja a oreja.

 

—Joven Parker, bienvenido de nuevo a su hogar— dice avanzando hacia mí. Le doy un abrazo.

—Hola Jarvis, ¿qué tal te ha ido?— pregunto mirando de reojo a mis padres. Ambos están bajando mi equipaje.

—Ah, ya sabe, su padre Tony se ha puesto como loco cuando decidió venirse de nuevo a vivir aquí— asiento con la cabeza sin mucho ánimo—. ¿Se ha peleado con el joven Wilson?— La pregunta me pilla desprevenido. Niego con la cabeza.

—Veo que no le han contado nada de nada— digo sintiendo unas tremendas ganas de patear cosas.

—Pues no, ¿se han divorciado?— pregunta con tono persuasivo. Vuelvo a negar con la cabeza—. ¿No me diga que su padre lo ha convencido de que se tomen un tiempo aún siendo esposos?— me quedo con la boca abierta, sin saber que responderle.

Decido contarle la verdad.

—No Jarvis, qué va. He tenido un accidente de auto. No recuerdo mucho— veo que su expresión es de miedo absoluto—. No le recuerdo— termino, sintiéndome un verdadero idiota.

— ¡Dios mío!— exclama— Eso debe ser terrible ¿no lo cree? Pobre del joven Wilson, mire que él lo quiere tanto…— sus ojos se oscurecen un poco—. Pero dígame, ¿usted se encuentra bien del todo?

Niego, una vez más, con la cabeza. Comienza a dolerme la cabeza.

—Miento si te digo que no he dejado de darle vueltas a todo. Papá me ha dicho que tengo cita la otra semana con el doctor Bruce Banner. Según él, el doctor Banner lo solucionará— Jarvis asiente sin decir una palabra. Le digo que quiero recostarme en la cama un rato y me abre la puerta, yéndose a la cocina.

El interior de la casa es moderno. Con el suelo de mármol y granito reluciente. Los techos son altos y el sistema de ventilación mantiene todos los cuartos a una temperatura agradable. Las escaleras ascienden de una manera que se dividen al final y dan a diferentes pasillos. El del lado izquierdo es donde está mi cuarto. La casa es de dos plantas y un sótano equipado por papá para experimentar. Una vez entré en ese lugar, había todo tipo de cosas; desde un minúsculo auricular intercomunicador hasta autos a medio construir. Mi padre es ejecutivo de Industrias Stark. Papá inventa y mi padre lo vende. Así se han ganado la fortuna que poseen.

Me detengo frente a la puerta de madera oscura con un viejo cartel de “PROHIBIDO PASAR” y la abro. Todo sigue casi igual, a excepción de que mi cama es más grande. Mis viejos libros de Ciencias y Literatura, los comics de Batman y Super-man y el cuadro que hice cuando tenía quince años y habían regalado mi primera cámara profesional. Las fotos hacen que una nostalgia se apodere de mí. En una estamos papá y yo, cuando apenas tenía quince años. Detrás de nosotros está el tronco de un árbol y el pasto nos engulle los pies. Salimos sonriendo los dos. En otra estamos mi padre y yo, frente al televisor jugando video juegos. Una por una las miro; mis padres tomados de la mano en una apuesta de sol en la playa; yo con Jarvis en traje de baño; mis padres y yo comiendo helado en un puesto de Orlando Florida y mis ojos se detienen en tres en especial que me llaman mucho la atención. En la primera salimos Wade y yo, besándonos. No debo de tener más de dieciocho años, él lleva una gorra de beisbol negra y yo un gorro de lana rojo. La segunda hace que suelte una risa; es Wade en calzoncillos. Sus piernas son fuertes y está encima de la fuente que hay fuera de la casona, con los brazos elevados y flexionados hacia dentro, mostrando sus musculosos brazos. Finalmente veo la tercera y última; esta hace que mi corazón comience a latir frenéticamente contra mi tórax. Somos Wade y yo, en traje de gala color negro y con una copa de brindis en las manos. Es el día de nuestra boda. A nuestro alrededor hay globos blancos y negros y una mesa se extiende a lo ancho detrás nuestro, mostrando variados arreglos de mesa. Me está besando.

Un dolor punzante me recorre un lado del cráneo y hace que me maree un poco. Me dirijo a la cama y me dejo caer en ella boca arriba, cerrando los ojos y masajeándome las sienes.

—Wade…— murmuro para mis adentros.

Me quedo dormido casi al instante.

 

 

Me despierto a la hora de la cena. Jarvis viene y me avisa que mis padres han salido por un asunto de Industrias Stark y le digo que tomaré la cena en mi habitación, que no me apetece comer en solo en el comedor central. Asiente sin decir palabra alguna. Vuelvo a mirar las fotos del cuadro. Cuando veo las de Wade siento un hueco en la boca del estómago. ¿Dónde estará en estos momentos? No dejo de hacerme esa pregunta. Termino de cenar y bajo al jardín, me apetece aspirar aire limpio. Una vez abajo, recorro el lado oeste de la casa, donde está el roble más grande. Solía jugar de pequeño en este lugar, me aferraba a las ramas más bajas y me columpiaba hasta caer dolorido de tanto reír. Mis padres jugaban algunas veces conmigo en ese lugar.

Doy vuelta en lo que es el garaje y lo veo, al fondo. Sigue de la misma forma y siento unas tremendas ganas de hacer lo de pequeño. Cuando llego me dejo caer en el césped, debajo de su copa frondosa. Me recargo contra su tronco y cierro un momento los ojos, escuchando. A lo lejos se oyen algunas aves cuando alzan el vuelo; el viento arrecia de momentos contra el espacio en el árbol y silba cuando atraviesa las hojas. Es una noche despejada, con el firmamento brillando titilante. Se puede respirar un viento limpio esta noche. Y sin saber que sucede me pasa un recuerdo por la mente.

Estoy en sentado en una banca, probablemente cerca de un muelle. No distingo muy bien la visión, pero hay mucha gente. El sol se está poniendo y escucho una voz  a mis espaldas.

 

—Pretty boy, te he traído de pistache, no había de vainilla.

Es Wade y va vestido con una camisa sin mangas, unos bermudas caqui y una gorra de beisbol negra. Está muy guapo. No le respondo, sólo asiento con la cabeza y le tiendo la mano para que me de el helado. Él se sienta a mi lado y pasa su brazo por detrás de mi cabeza, recargado en el respaldo. Voltea a verme y sonríe. Sus ojos brillan como dos centellas grises.

Entonces todo se hace borroso y el recuerdo se me escapa de las manos queriendo retenerlo un poco más. ¿Qué ha sido eso? Me levanto de golpe. El aire se ha vuelto frío y me dirijo, confundido por lo que acaba de pasar, al interior de la casona. Me topo con mi padre nada más abrir la puerta. Sus cabellos rubios están desordenados y sus el color de sus ojos se ven un poco más oscuros. No necesito que me diga algo, sé que se ha peleado con papá.

 

—Peter— dice—. Te iba a ir a encontrar al jardín. Veo que no es necesario ya.

Niego con la cabeza y le doy un pequeño abrazo. Quiero sentir su calor.

— ¿Qué pasa?— pregunta con tono preocupante.

—He recordado a Wade, padre, lo he visto hace unos momentos. Cuando estaba bajo el árbol.

Mi respuesta lo toma por sorpresa porque no contesta de inmediato. Medita lo que le he dicho y hace una media sonrisa.

—Eso es buena señal hijo. Deberías contárselo a papá. — Se ve verdaderamente aliviado.

—Ahora no, querrá llevarme lo más pronto posible con el doctor Banner— digo separándome de él—. Voy a subir a mi habitación, dale a papá las buenas noches por mí.

Frunce el ceño.

—Hablando de tu padre…Ha tomado el primer vuelo con destino a Canadá, fue a resolver unos asuntos de la empresa que han salido de imprevisto. Volverá en tres días— me mira y caigo en la cuenta de porque se ve de esa manera. Es por mí. Debió de discutir con papá por dejarme en mí estado actual nada favorable—. Peter…Traté de detenerlo pero me ha dicho que no tardará nada, los resolverá lo más pronto posible— dice con tono apenado.

—Oye papá, no te preocupes. No me pasará nada con la compañía tuya y de Jarvis. Si ha tenido que ir es porque es de suma importancia— en su rostro se ve un atisbo de sonrisa.

—Ese es el problema Peter, yo también tengo que salir de viaje a Japón. Una de las grandes sucursales de allá no está yendo nada bien y tengo que supervisar que todo esté marchando como se debe.

Hago una mueca.

—Si quieres puedes ir conmigo…Salgo mañana a primera hora.

—No, es mejor que me quede aquí. Un viaje no es lo que me apetece en estos momentos.

Asiente con la cabeza. Era la respuesta que esperaba que le dijera.

—Le he llamado a alguien para que venga unos días a quedarse contigo. — Ese simple comentario hace que se me acelere el corazón. Le veo sorprendido—. Es Wade, viene en camino.

Es entonces cuando el timbre de la puerta suena por todo el recinto.

Notas finales:

Wade...es tan bellamente bello *---*

Nos vemos hasta la próxima. 


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