Capítulo 3. Campeones de los justos…
Siempre estaré agradecido con toda la ayuda que le ofreció Odín a mi familia, antes de la ruina que azoto a todo el mundo menos a Asgard, yo pertenecía a una familia prestigiosa, mi padre Howard era el emperador de todos los reinos del oeste, pero todo se había acabado. Odín, al ver que era el único en sobrevivir de aquel fino linaje, me ofreció su mano y me convertí en un pícaro de la alta corte, le debo mi vida y mi honor, que ahora se ven reflejados en mi incondicional ayuda a su heredero, a Thor Odinson…
Cuando mi hijo Peter se encontró con ese sujeto, tan solo quería degollarle vivo o mejor aún, cuando durmiera, pero sabía que debía guardar discreción, el sigilo era mí mejor arma cuando tenía a mi presa en la mira. Ese cabello rubio y esos iris color Azul profundo solo le pertenecían a él, aquellos que mi primogénito heredo de aquella noche lujuriosa, cuando me reencontré con ese tal Steve, me sentí como un idiota, ojala hubiera sido en otras circunstancias, le guardo un odio profundo, pues me abandono a mi suerte por lo que mi orgullo de hierro le negó el hijo que ambos habíamos concebido…
En aquellos días…
Cuando tenía tan solo 17 años, era todo un joven que prometía mucho, mis astucia me llevo hasta la mesa de discusión, cuando Odín también llamado “Padre de todos”, nos informaba que Laufey y sus tropas se reunirían con nosotros para tratar un acuerdo de paz, yo fui quien se negó en primera instancia, no teníamos que hacer nada, ellos estaban en la quiebra, su reino y sus tierras se encontraban vulnerables, además, podríamos secuestrar a su hijo Loki de tan solo 8 años y someter a todo Jotunheim. Después de escuchar mis palabras, el consejo estaba de acuerdo con mis propuestas, pero Odín se negó alegando que ese no sería ejemplo para el príncipe, pues Thor en esa época apenas y tenía 10 años, era alguien con una moral vulnerable, debía dar buena lección y enseñarle el camino de la paz y el dialogo…
Después de mandar a los mensajeros reales, tres días después el ejército del rey de Jotunheim se aproximaba al horizonte, yo esperaba paciente a que esto se acabara, no me conformaba con solo decir las palabras bonitas para alarde de todos, ese no era mi estilo, yo siempre fui un hombre de actuar…
Una vez Laufey llegara con los suyos, se instaló en el reino, por seguridad de él, no llevo a su hijo Loki consigo, mi plan era raptarlo y someter ese reino por mi cuenta, pero parece que ese Jotun era muy listo, el primer día se armó una gran reunión de la alta clase donde se invitaron a condes, duques y embajadores de otras tierras, mientras los subordinados reales hacíamos acto de presencia como para hacer bulto, la media noche había pasado, lo que significaba que era hora de marcharme a una buena taberna pues mi turno había acabado…
Salí del palacio, me inmiscuí por las calles del reino, todo parecía estar tranquilo, el cielo estaba despejado y el clima era perfecto, tenía ganas de emborracharme, había tenido mucho trabajo por cuestión de preparativos, además el alcohol era mi remedio. Llegue al sitio de siempre, para mi sorpresa, estaba a reventar, no solo gente de mi pueblo estaba allí, también esos jodidos tipos de las tropas de Laufey. Yo me moleste, pues esa gente no me agradaba, pero como yo quería era beber y beber, no tuve remedio. Cruce la puerta principal y pude notar como varia gente conocida por mí se relacionaba con los extranjeros, camareras paseaban de aquí para allá con grandes jarras de cerveza, yo alce mis hombros…
¡Total!, seria unas cuantas noches…
Me senté en una de las sillas cerca de la barra y antes de ordenar, observe mi alrededor, sabia cuidar de mí mismo, todos se veían en ambiente, la música producto de los instrumentos de cuerda, viento y percusión del pequeño grupo que los tocaba con técnica, contribuía al momento de nosotros los luchadores...
Ordené una buena jarra de ese líquido que me gustaba tomar, comencé a beber, pero para caer en los efectos del alcohol necesitaba muchos litros de cerveza. Al rato, unos tipos comenzaron a pelear entre sí, lo gracioso era que ambos pertenecían al otro reino, todo indicaba que una dama había coqueteado con ambos y ellos se disputaban el honor de llevársela a la cama…
Desde mi asiento, disfrutaba ver como ellos se daban a madres, todos habían formado un círculo y ellos continuaban en lo suyo. Yo no tenía predilecto, tan solo quería ver quien perdía más dientes en la trifulca. Me puse de pie, la gente se acumulaba más y más y ya no me dejaban ver nada…
De repente, alguien entró en el sitio, tenía un casco de guerra puesto, solo podía observar aquellos ojos azules tan profundos, nunca había visto unos tan hipnotizantes, ni siquiera el príncipe Thor los tenia así de profundos como ese tipo…
_ ¡Ya basta!- grito muy fuerte ese sujeto, era muy alto y de buen cuerpo, todos se quedaron en silencio, pareciera como si él mandase en ese sitio, ¿Quién se creía?, solo era un forastero…
Los tipos de la pelea cesaron ante sus peticiones, le miraron nervioso, y alzaron sus manos en gesto de paz, nadie seguía sin decir nada, pero yo no era del común, así que me digne a intervenir…
_ ¿Por qué se detuvieron?- pregunte desde mi sitio, - ¿acaso este tonto les va a decir que hacer?- les pregunte mientras la gente se iba abriendo a mi paso, parece que a ese tipo no le gusto mi objeción…
_ ¿A quién le dices tonto?- cuestiona uno de los guerreros del otro reino, -¿acaso no sabes quién es el?- me cuestiona con sorpresa, yo que diablos iba a saber…
_ ¡Déjalo!- exclamó ese hombre, con su casco puesto, se acerca a mí, claramente me lleva como una cabeza de altura, noto que el centro de atención del bar ya no son esos tipos de la pelea, sino ese desconocido y yo, - pareces tener una gran boca en comparación a tu edad- me dijo a los que los demás se burlaron por sus palabras…
_ Y tu pareces tener una prepotencia estúpida en proporción a tu altura- le comenté mientras todos se comenzaron a burlar conmigo y no de mi…
_ ¿Cómo dices?- me cuestiona ese sujeto apretando sus puños, no soy de pelear cuerpo a cuerpo, pero tampoco me echare para atrás, no le huiría a nadie del otro reino…
_ Como oíste, si es que ese casco ridículo te deja- le exclamé rematando su orgullo, las risas de la gente de mi reino van en aumento atacando el honor de ese sujeto, parece ser que mi comentario no les gusto a los extranjeros…
El tipo se quitó el dichoso casco, para mí fue un momento que paso lentamente, a medida que subía, unos mechones dorados se mostraban, cuando termino de hacerlo, el casco cayo en el sitio, cuando despegue mi vista del objeto, subí poco a poco, cuando le vi, me impacto demasiado, era muy guapo, seguía sin quitársele esa malacara que hacía, tan parece que ese tipo era igual a mi edad, bueno, más o menos…
_ Pero si tan solo eres un joven- exclamé sin preocupación, ¿le tenían miedo a alguien de escasos 18 o 19 años?...
_ Él es el campeón imbécil- me informa uno de los guerreros desde la muchedumbre, - ese al que llamas joven, es nuestro comandante- continua mientras ese tipo se cruza de brazos, me mira con un poco de arrogancia mientras sus logros son dichos por alguien más , eso me fastidia un poco…
_ ¿Y qué?- le cuestiono, no le tengo miedo y si lo que quiere es luchar, estaré dispuesto a ello…
_ ¿!y que!?- cuestiona el mismo tipo que alaba a este tonto como si no se creyera mi poca sorpresa, - este súper guerrero puede acabar contigo- informa mientras yo sonrió de lado, ¿es enserio?...
Tan rápido y como terminan de hablar, yo le propino un fuerte golpe en el mentón de aquel tipo de cabellos dorados, su gran cuerpo cae al suelo y la gente comienza a hacer alboroto, ¿para qué prologar esta pelea si de todos modos íbamos a terminar en estas?...
Ese “Campeón” como le llaman, me miro desde el suelo, se sobo su mentón, me miro molesto y se puso de pie, se acercó a mí y me abrume por su altura, ese tipo me llevaba ventaja, rápidamente, estrello su puño contra mi mentón, yo retrocedí un poco, pues el mundo me comenzaba a dar vueltas, ¡que golpiza!...
Rápidamente ese tipo saco una gran espada, el filo sonaba con gran semblante, se veía en muy buen estado, yo le mire agresivamente, por suerte yo también guardaba mis armas punzocortantes…
_ Mi gran espada Excálibur terminara contigo joven Asgardiano- me dijo ese tipo, de mis costados, yo saque mis dos fieles amigas, mis dagas legendarias, ahora que lo recuerdo esa espada también es una arma poderosa, eso nos ponía en ambas condiciones, pensé que sacaría ventaja esta vez, pero parece que me había equivocado…
Pronto comenzamos a pelear, mis dos dagas golpeaban contra la Excálibur, el filo y el choque sonaba y todos estaban impresionados, ¿acaso estábamos dando un espectáculo?, yo trataba de llegar a su cuello y rebanárselo, pero me lo impedía con el mango de su espada, él trataba de perforar mi abdomen, pero yo bloqueaba sus ataques…
Intentábamos aniquilar al otro, pero todas las ofensivas eran deficientes y las defensivas efectivas, pronto, golpeo mis pies con uno suyo, aquel movimiento era de guerra, yo caí y todos seguían en completo alboroto, mi espalda colisiono contra el suelo, rápidamente mire a ese rubio empuñar su espada. Rápidamente, le di una patada en los bajos desde donde me encontraba, todos al unísono soltaron esa vocal de dolor que es producto de un golpe en las bolas. El “campeón”, se arrodillo soltando la Excálibur, se agarraba sus cositas tratando de contener el dolor, quizás para el honor de un guerrero seria jugar sucio, pero como yo era un pícaro, eso en mi código era permitido…
Me abalancé sobre él, ese tipo quedo boca arriba en el suelo y yo me senté sobre su pelvis, cuando iba a clavar mis hermosas compañeras de duelo en su gran pecho, a pocos milímetros de siquiera tocarle la piel, sentí como la punta de esa espada tocaba mi espalda…
Todos se quedaron en silencio…
_ Parece…que es un empate- me comento ese guerrero dando por terminada la pelea con una sonrisa que no me gustaba…
_ ¿Un empate?- le cuestione mientras chiste, - yo he ganado- le dije mientras aleje las dagas de su pecho y el hizo lo mismo con su espada, me puse de pie y observe a todos, - él Campeón de Jotunheim no pudo vencer al centinela de Asgard- les comenté con algo de egocentrismo característico de mi persona…
_ ¿Eres el centinela del rey?- me cuestiona ese hombre tan alto, yo le miré con molestia…
_ Así es…- le dije, note que él me ofreció su mano…
_ Siento ser tan descortés, si hubiera sabido que eras de la alta corte de este reino ni siquiera hubiera iniciado una pelea contigo- me comenta sin bajar su mano, - te ofrezco mis disculpas, nuestro objetivo es la paz y no las peleas sin sentido-…
Sin aceptar su buena obra, me le acerco lo más que puedo a su rostro, a escasos centímetros de ambos rostros, yo frunzo mi ceño y le gruño muy despacito como un perro rabioso, luego me alejo de él y me marcho de esta taberna…
Ya no tenía ganas de beber…
Guarde mis dagas, las legendarias “Colmillos del padre” no podían estar a vista de ladrones, en vez de sostener tan mortales armas, saque una pequeña flautilla, busque mi sitio personal, y ese era la fuente de agua de la plaza principal del reino, a pesar de no ser tan privada como yo quisiera, solía tocar por las noches cuando no hubiera nadie deambulando por las calles, me senté y comencé a tocar unas notas dulces y serenas, me guiaba por la luna, ya que esa noche estaba en su máximo esplendor…
Pasado un rato, continuaba con la melodía, esto era lo único que me calmaba. Comencé a escuchar los pasos de alguien, se acercaba hacia mí, no le mire, no hacía falta, ya sabía de quien se trataba…
_ ¿Qué quieres?- le cuestione cuando me detuve…
_ Tocas muy bien ese instrumento- me comento cuando lo vi a los ojos, - he traído dos cervezas para acompañar la velada- me dijo mientras me ofreció una de las jarras…
_ ¿Qué quieres?- le pregunte de nuevo, no tenía ganas de hacerme amigo suyo…
_ Quería que aceptaras mis disculpas- me comenté mientras dejó la jarra a mi lado…
_ Eres obstinado- le dije, note como se sentó al lado de la cerveza que había dejado entre él y yo. Comenzó a beber tan amargo líquido y yo solo sonreí de lado, continúe tocando la flauta…
Ninguno de los dos interrumpió ese momento…
Pasado un rato, ese tipo no se marchaba, yo me comenzaba a acostumbrar a su presencia, cada vez que paraba la melodía, tomaba un trago de aquella cerveza, luego seguía tocando. Cuando se acababa la jarra, ese blondo iba por más y más y más, hasta que de un momento a otro, sin recordar cómo fue, estaba apoyado en su espalda tratando de tocar aquel instrumento, mi cabeza estaba recostaba sobre su hombro mientras miraba el cielo, él tenía el suyo apoyado en el mío…
_ Ya es tarde forastero- le comente mientras mis vagos intentos por tocar ese instrumento ya eran inútiles por los efectos del alcohol…
_ Me llamo Steve Rogers- me contesto mientras yo sonreí sin que él lo viera, - no me gusta eso de forastero-…
_ Bonito nombre- le dije…
_ ¿Cómo te llamas?- me cuestiono…
_ Tony- le respondí…
_ Tony… ¿Qué?- me pregunto de nuevo…
_ Tony a secas- le dije, no le iba a dar el apellido de una familia real que ya no existía…
_ Bonito nombre- me dijo soltando una risilla…
Estábamos tan ebrios, que a los pocos instantes, nos estábamos besando en plena plaza a horas muy altas en la madrugada, no le conocía de nada, solo su nombre y que era el campeón de Jotunheim. Nos encontrábamos de pie, él me abrazaba por la parte baja de la espalda y yo le tomaba por el cuello…
Me agradaban muchos esos besos llenos de pasión, quería explorar todo su cuerpo, pero como llevaba esa armadura de acero, su cuello era lo único libre, en cambio, para su suerte, yo no llevaba nada de eso, vestía un traje elegante, uno que debíamos llevar los miembros de la corte de Asgard. Él daba paso y no se media, parece que el alcohol mataba toda la “buena educación” que tenía, me tomaba por los glúteos y los apretaba con esas manos tan grandes que tenía...
_ Oye…- trataba de pararlo, - no debemos hacer esto- le susurre, - estamos en un sitio público, seriamos castigados por actos inmorales- le dije…
_ Vayamos a un sitio más privado- me propuso, su aliento aunque apestaba a licor no me desagradaba, me separe de sus labios tan provocadores y lo mire a los ojos, él hacía lo mismo…
_ Vayamos a mi cuarto- le dije, parecía una locura, pero las posadas estaban cerradas a esta hora, no iba a hacerlo con ese tipo en el bosque ni mucho menos en la calle…
_ Vale… está bien… vayamos- me dijo lanzándome una sonrisa, lo bese de nuevo porque se me daba la gana…
Además estaba muy guapo…
Sin ni siquiera saber cómo diablos llegamos a la puerta de mi habitación, trataba de buscar la llave, estábamos en los pasillos del palacio, la reunión formal se había acabado y todo estaba en silencio, ese tipo me besaba la parte trasera de mi cuello, lo que a veces sacaba alguna carcajada por mi parte, por otra, impedía la búsqueda de la dichosa llave…
_ Date prisa Tony, no quiero que nos vean- me susurro aquel rubio, note algo de súplica en su voz…
_ La encontré- le dije mientras la introduje en la cerradura y ambos accedimos a mi cuarto…
Cuando entramos, ese guerrero todavía me abrazaba por la espalda uniendo sus manos en mi abdomen bajo, escuche que la puerta se cerró, supongo que lo había hecho con alguna patada trasera…
Pronto, introdujo sus manos por debajo de la ropa, siento como esas manos suben hasta mis pectorales, todo se siente exquisito, su aliento golpea mi cuello y me da muchas cosquillas, yo alzo mis manos para que retire la prenda superior, con mi torso desnudo, me doy vuelta para mirarle…
_ ¿Estás… seguro?- le cuestione, no sé porque me pasaba de sentimental…
Supongo que era porque esa fue mi primera vez…
Cuando asintió, yo sonreí algo más satisfecho, ambos tratamos de que se quitara esa pesada armadura, cuando el ultimo broche salió, esa pesada parte metálica cayó al suelo, dejándome ver una malla muy ajustada a su torso, prácticamente era una segunda piel, el tipo se la agarro desde la base y se la quitó tirándola muy lejos de donde estábamos…
Pensé que la armadura lo hacía ver muy fornido, pero cuando estuvo sin eso puesto, me sorprendí, ¿Cómo era posible que alguien un año mayor que yo tuviera un cuerpo así?, pensé que su altura me sorprendía, pero veo que su físico era otra cosa que había encontrado encantadora, era muy acuerpadote, sus pectorales, sus bíceps, sus hombros, su ancha espalda, todo estaba en perfecta sincronía…
Steve me miro algo arrogante, sabíamos que yo estaba en desventaja a pesar de que tuviera también un buen cuerpo…
_ No me muestres esa mala cara- me critico entre risillas mientras se acercaba a mí, - me dan ganas de comerme esos labios que tienes- me comento mientras sentí su aliento muy cerca…
Unimos nuestros labios de nuevo con mucha pasión, la lujuria nos engatusaba aquella madrugada, nuestros torsos desnudos comenzaban a emanar algo de sudor, cosa que a ambos no nos molestó, ahora tenía toda la liberta de acariciar su suave y amplia espalda sin restricción alguna…
No teníamos mucho afán en llegar a la cama, pero teníamos tantas ganas de pasar la noche juntos que rápidamente llegamos a ella, el cayó sobre el colchón mientras yo lo hice encima de él…
Las sensaciones que percibí esa noche aún quedan guardadas en mi memoria, fue muy excitante, es como si nos hubiéramos reservado toda una vida para ese momento…
A la mañana siguiente, me levante de mal humor, siempre lo hacía, mi parte trasera se sentía húmeda, lo habíamos hecho tantas veces que caímos por desgaste físico, cuando puse mis pies en el suelo, un dolor proveniente de mi cintura recorrió mi espina como un choque eléctrico, caí al suelo en el acto, apreté los puños, ¿Por qué decidí ser el pasivo?, trataba de levantarme, estaba aún más molesto, quería encontrar a ese rubio y que se hiciera responsable por mi dolor…
Pero cuando trate de buscarlo, nunca lo encontré…
Según las sirvientas, Odín y Laufey no llegaron a ningún acuerdo, el rey de Jotunheim se marchó muy temprano con todas sus tropas, ¡bendita la hora que decidí levantarme tarde!, no me jode que se haya ido…
Me jodía que no se hubiera despedido al menos…
Ese día pase un mal humor que yo ni me lo aguantaba, estaba muy irritable, y todo por culpa de ese sujeto. A los meses comencé a sentir nauseas, vómitos y malestares que no eran normales…
Trataba de ocultarlos, pero Odín se dio cuenta y mando a llamar a sus mejores médicos, el diagnostico nos dejó perplejos a todos, estaba en un estado que ningún hombre podía…
_ ¿¡Embarazado!?- le cuestione al que me había revisado, yo me aterrorice, de seguro era una broma, ¿Cómo un hombre se podía quedar preñado?
_ Como usted es el último descendiente de los Stark, hay una leyenda con el linaje de su familia que no le contaron, según dicen, los hombres solo podrán concebir si su primera relación es con un hombre, por lo que siempre se había ordenado que los vírgenes perdieran su pureza con una mujer y así romper la cadena, pero parece que usted se la salteo y la perdió con un hombre, ¡Felicidades, va a ser padre!- me dijo el médico a lo que yo le estampille mi puño en su cara…
¿Qué iba a hacer?, ¡maldito Howard!, ¿Por qué no me lo dijo antes de morir?, estaba en un gran aprieto, lo que me abrumaba era el parto, ¿de dónde saldría ese muchachito?...
Los meses pasaron y mi vientre fue creciendo, la medicina me practicaría la tradicional cesárea, de resto, tuve todo lo que una mujer embarazada sufría, los dolores de cadera y cintura, los antojos y los berrinches producto por los cambios de humor…
Nueve meses después, tuve a mi hijo Peter en brazos, estaba feliz cuando lo cargaba y le cuidaba, tenía el mismo color de mi pelo, pero desafortunadamente saco los ojos de su padre, fue creciendo y le di todo lo que más pude, una buena educación y los juguetes que pedía. Cuando me preguntaba por su otro padre, le decía que murió en la guerra, pues en esa época, Laufey ya había matado a Odín y se había proclamado soberano…
La suerte me sonríe, deseaba que ese tipo estuviera vivo para matarlo con mis propias manos, me inquieta ver cómo analiza a mi hijo, espero que no se dé cuenta que también es suyo, ¡y peor aún!, que Peter sepa que Steve es su padre…
No le perdonaría si lograra alejarlo de mi lado, pero debo ser sigiloso, después de todo soy un pícaro y el sigilo es mi mejor arma para atacar…
Continuará…