-Demonios- dijo el chico moreno ni bien entraba en el pequeño departamento y darse cuenta que habían cortado el servicio de la luz. Definitivamente él y su compañero habían estado experimentando ciertos problemas financieros.
–A Eunhyuk tampoco le gustará esto, no pensé que estuviéramos tan mal- se decía a si mismo mientras buscaba a tientas algunas velas para iluminar la pequeña sala. Su compañero aún no terminaba su turno en el antro donde ambos trabajaban, pero ya no tardaba en regresar. Las luces del reloj digital que se encontraba sobre una de las mesitas, indicaba que ya eran más de las 5am, los vecinos se preparaban para salir, mientras él apenas regresaba de su odioso trabajo.
Pero esta no había sido siempre la vida de Choi Siwon, él había tenido una infancia y adolescencia, si bien no llena de comodidades, tampoco había conocido nunca el tener que privarse de lo básico, ahora, a sus 24 años, con sus padres desaparecidos, tenía que trabajar en un antro gay haciendo lo que fuese necesario, ya que sus padres sencillamente se fueron, dejando deuda sobre deuda, y una hermana que mantener.
Los primeros meses luego de la huida de sus padres, hizo toda clase de trabajos temporales, pero no habían sido suficientes para retener la casa en la que por tanto tiempo habían vivido.
No es que hubiese tenido muchas opciones, en aquel entonces él acababa de terminar su carrera, y nadie se atrevía a contratar a alguien sin experiencia alguna, casi fue un milagro encontrar ese lugar, aunque al principio lo agradeció, pronto aprendió que fue una de las peores decisiones que pudo tomar.
Por días y días buscó, pero solo salían cosas temporales que le daban para vivir al dia, hasta que llegó al local “Neptune”. Creyó que su suerte había cambiado. Se le había contratado como mesero, bantender o lo que fuese haciendo falta, y pronto se hizo de su propia popularidad entre algunos clientes, que pedían ser atendidos por él, o que solo iban para ver si podían tener un poco de su compañía. Según lo que uno de los chicos con mayor antigüedad en el lugar le dijo, eso también estaba permitido, si el cliente pagaba, él podía tomarse “descansos” en las mesas con los clientes, además, las propinas que le dejaban eran bastante buenas y el consumo que dejaban al local, era bueno también para su jefe. Supuso que todo aquello había caído del cielo, hasta que empezó a recibir ofertas de otro tipo. Al principio había querido salir corriendo en cuanto había escuchado de aquello, ¿contaba eso como alguna clase de prostitución? Para él sí lo era, pero de nuevo, guiado por algunos de sus compañeros, comenzó a pensar en las propuestas, además, su hermana necesitaba el dinero. Luego de que despertó en un lugar desconocido con algún extraño por primera vez, supo que se arrepentiría mucho tiempo por aquello, pero, ya estaba en ello, y ahora era lo único que podía hacer para sobrevivir.
Jiwon, su hermana, recientemente había entrado a la universidad, lo cual era bastante bueno, así no tuvo que llevarla a vivir al pequeño departamento en el que ahora tenía que vivir junto a uno de sus compañeros de trabajo, ya que parte de los beneficios de la institución eran los dormitorios dentro del campus, solo debía preocuparse por enviar dinero cada fin de mes para gastos extras que la beca no cubriera. Ella no sabía lo que su hermano debía hacer para sobrevivir, mejor así, no quería que se sintiera avergonzada de él. Si bien siempre supo de su preferencia por los chicos y nunca le molestó, algo muy diferente era incluso tener que acostarse con algunos de ellos para conseguir dinero extra, algo de lo que tampoco se sentía exactamente orgulloso, pero luego de haber accedido a la primer oferta, había aprendido a tragarse el orgullo pensando en que lo hacía por ella.
Ya casi amanecía, pero él apenas estaba preparándose para ir a dormir, su cabeza últimamente no lo dejaba descansar como debería, recordándole también lo sólo que estaba, y lo mucho que necesitaba compañía, pero, es que al parecer el destino no se lo permitiría, su trabajo era su peor carta de presentación, en cuanto algún chico que hubiese tenido un poco de interés en su persona descubría aquel detalle, nunca más le volvía a ver. Ya estaba harto de eso. Pensando en ello, se quedó dormido, antes de tener que despertar de nuevo a su realidad.
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Cho Kyuhyun es como cualquier estudiante universitario, o eso es lo que él asegura, pues a sus 22 años está por graduarse antes que los que se supone eran sus compañeros de generación. Un prodigio, es así como los profesores lo llaman. Un desastre, es como se definiría él. No gozaba de una gran vida social, o amorosa, su única relación había terminado recientemente, Changmin simplemente le había dicho que buscaba algo diferente en su vida. Uno de sus mejores amigos, Yesung, había estado intentando animarlo los últimos dos meses, invitándolo a salir, pero no era justo para el mayor tener que estar cancelando sus citas con su pareja solo por su culpa.
Ese día, otro de sus amigos, Heechul, le había anunciado que estaba harto de verlo lamentarse por los rincones de su situación actual. Básicamente le ordenó que se pusiera algo “lindo” ya que saldrían a un antro muy popular, “Neptune” era el nombre del local, sabía que era uno de los lugares predilectos para los chicos de su edad, y mucho se temía que Heechul estuviese planeando buscarle pareja o aun peor, alguna cosa ocasional, creyendo que le hacía un favor. Era un secreto a voces el hecho de que en ese lugar se podía encontrar un poco de “compañía” por algunos billetes extra. Siempre pensó que era demasiado patético tener que recurrir a esa clase de cosas, pero ahí estaba él, arreglándose para salir con su hyung a ese lugar, con la probabilidad de que el hombre realmente le pagara a alguien que les hiciera compañía y no salir sólo del local.
-un desastre- susurró para si mismo. Heechul no tardaba en llegar y él solo pensaba en excusas para no tener que ir con su amigo. Escuchó el timbre sonar, ya no había tiempo, suspiró resignado.
-hola!- saludó tan energico como siempre
-hola hyung, pasa- Heechul le dio una mirada y al parecer aprobaba su apariencia, lo cual agradeció, lo ultimo que necesitaba era ponerse a discutir con Heechul acerca de sus gustos o de “moda”.
Sin mas que decir, se pusieron en marcha al antro.
El local era un típico antro moderno, luces de neón por toda la fachada, colores llamativos, la mpusica se podía escuchar desde afuera, Kyuhyun ya veía llegar un dolor de cabeza seguro. Entraron sin hacer fila, Heechul era un cliente regular del lugar y mientras caminaba a la entrada saludó a algunos chicos que seguramente también eran clientes usuales.
Uno de los meseros los hizo pasar al segundo piso, donde estaban las mesas, en la planta baja estaban la pista de baile y la barra, el lugar donde los dejaron estaba un tanto más despejado y menos ruidoso. Había también un tercer piso, pero en realidad no quería saber que había ahí.
-vamos, Kyu, quita esa cara, vinimos a divertirnos! Al menos finge que lo intentarás- dijo Heechul al ver que Kyuhyun estaba más bien inspeccionando el lugar
-esta bien, lo intentaré- suspiró resignado, mientras Hee ordenaba un par de bebeidas, la de él con poco alcohol, no quería terminar inconciente en algún rincón del local. Y si hubiese puesto un poco más de atención, se habría dado cuenta de la intensa mirada que le daba precisamente el mesero, pero esto no pasó desapercibido para Heechul, quien inmediatamente tuvo un plan en mente.