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Juego de amantes por Sabaku No Lola

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Notas del capitulo:

 

Disclaimer: ‘Canción de Hielo y Fuego’ no me pertenece, son obra de George R.R. Martin. Esto es sin fines de lucro y con el único deseo de colaborar con el fandom.

Esto es un Robb x Jon.

 

Juego de amantes

 

 

-¡Gané!- Gritaron los dos a la vez al llegar a la puerta de los establos, se miraron unos segundos y finalmente se echaron a reír.

La tarde había sido excelente, practicaron con espadas de madera bajo la supervisión de Ser Rodrik Cassel con compañía de Theon, comieron, nadaron en el río, jugaron en los bosques con Viento Gris y Fantasma, molestaron a algunos mercaderes y al final del día se enfrentaron en una carrera.

Dejaron a los caballos y ambos, con sus respectivos lobos huargos, se dirigieron hacia el interior del Castillo entre risas y bromas. La noche empezaba a desplegar su manto en el cielo.

Si Catelyn veía al bastardo en la habitación de Robb, lo más probable era que lo mandara a dormir en los establos con la grata compañía de algunos caballos y el estiércol como almohada, así que decidieron seguir disfrutando las últimas horas del día en la habitación de Jon. Jamás, en lo que le quedaba de vida, Robb admitiría que ese era el único lugar donde amaba estar.

-Esto buscaba el otro día- Susurro el pelinegro, mientras sacaba de entre un bulto de frazadas, una admirable espada.

-¿Dónde la conseguiste?-

-De la armería de Padre, no le digas- Confesó, admirando el arma.

-No lo haré- Prometió- ¿Quieres practicar?- Cuestionó con un deje de duda, no estaba de ánimos para la lucha.

-No, no. Solo te la enseñaba, es para Arya- Sonrió y envolvió nuevamente la espada, la escondió detrás de un mueble. Robb lo miraba atentamente. – Se la daré en el momento indicado-

Volvió hacia el mayor  y se sentó en el lado opuesto de la cama, dando inicio a una amena charla. Robb no dijo mucho acerca de la espada, ni a ningún tema en particular. Comentaban acerca de armas, de honor y de algunos caballeros de la Guardia. Jon comentó, como no queriendo la cosa, su deseo de unirse a la Guardia de la Noche, deseoso de conocer la opinión de su hermano. Pero Robb permaneció en silencio, ya que estaba muy concentrado viendo las distintas expresiones de su medio hermano mientras hablaba. Hace algunos años, el príncipe heredero de Invernalia había desarrollado un sentimiento profundo hacia su hermano bastardo, Jon Nieve. El heredero no podía decir con certeza cuando había iniciado aquello, pero podía afirmar con seguridad que en el décimo primer día de su nombre ya estaba prendado, su deseo fue que Jon sintiera lo mismo.

-¿Robb?- Llamó el menor, acercándose.

-Lo siento, no escuche lo último-

-No escuchaste nada- Sentencio, dando zanjado el tema.

Jon se levantó y abrió un poco las ventanas, la suave brisa de la noche se coló en el dormitorio. Siguiendo al bastardo, Robb se apoyó en el segundo marco de la ventana y admiró la luna, tan lejana y agraciada.

Viento Gris y Fantasma se acurrucaron a los pies de la cama de Jon, tan cerca cómo se encontraban sus respectivos dueños.

-En unos momentos, verás a Bran por allá- Señaló hacia una de las torres en desuso del Castillo.

Robb asintió y espero en silencio, el aire frio golpeaba sus mejillas y tuvo la necesidad de ir por una manta, pero no se lo permitió. Unos minutos después, apareció un niño pequeño trepando por las paredes cual araña. Se sentó en uno de los peldaños y saco un poco de maíz para los cuervos, se lo veía feliz, se lo veía fuerte. Jon esbozó una amplia sonrisa, y a Robb se le secó la garganta.

-Vamos, se va a molestar si se da cuenta que lo vimos- Y entrecerró un poco las ventanas.

Volvieron a sentarse en la cama, ambos con la espalda contra la cabecera mirando hacia un punto inexistente en la pared. Se considera que los momentos en silencio son incomodos, ellos no se podían sentir mejor.

-Se acerca el invierno- Susurró a la nada, Jon lo miro sin entender.

-No quiero sentir el frío- Esta vez giro la cabeza hacia su hermano y se lo dijo de frente, estaban cerca. Una cercanía peligrosa para el Stark.

-Entonces necesitas abrigo más grueso- Bromeo un poco, últimamente Robb se comportaba algo extraño.

Robb se incorporó y se sentó en frente del bastardo, se miraron por unos segundos y pensó, ‘Te necesito a ti’, y lo besó.

Un contacto cálido, inexperto y agradable. Jon quedo sin reaccionar unos momentos, echó la cabeza hacia atrás y se dio con la pared. ‘Acorralado’, pensaron ambos a la vez. El contacto solo fue eso, un roce de labios. Lentamente, el mayor se separó en poco.

-¿Por qué?- Jon susurró abochornado con la vista clavada en sus manos. A Robb esa expresión no pudo parecerle más perfecta.

-Déjame… Déjame hacértelo, Jon- Cuando termino la frase, ya estaba acorralándolo contra la pared, sin darle derecho a réplica. Tenía los brazos a ambos lados creando una barrera imaginaria, su pecho presionaba a Jon contra la pared con fuerza.

Nieve sabía a qué se refería, claro, no era estúpido. Hace poco habían recordado el decimocuarto cumpleaños de su hermano y él ya era considerado un hombre en Invernalia. Podía casarse, tener hijos, y esas cosas. No entendía la actitud de Robb, estaba allí, presionándolo contra la pared y lo había besado, ¿Qué debía pensar? El tiempo corría, y podía sentir la jadeante respiración de su hermano contra su rostro, de repente se estaba sintiendo muy nervioso. Era fuerte, sí, pero Robb lo era más. ¿Lo obligaría? Tal vez si se rehusaba su hermano desistiría de su alocada idea. Además estaba ese gran factor, era su hermano.  ‘Los Targaryen tenían la tradición de casarse entre hermanos’ había dicho la Vieja Tata en alguno de sus cuentos, ¿Los Stark también la tenían? Pensó que no, en ese caso, Sansa estaría en su situación. Sus manos estaban sobre el torso de Robb y empezó a ejercer presión para alejarlo, no podía pensar con claridad con su hermano tan encima de él.  Pero no resultó como imaginó, si no que al levantar el rostro para desafiarlo, Robb volvió a estrecharlo contra la pared. El beso era demandante y necesitado, Robb lo tomo de los hombros y lo sostenía con fuerza. Jon no sabía qué hacer, rogar sería algo muy deshonroso, pero dejar que su hermano siguiera, ¿No lo era aún más?

-Te lo suplico… Jon, por favor. – El heredero de Invernalia tomó el rostro de Jon en sus manos y lo miró directamente a los ojos – Te deseo, desde siempre- Y esperó.

El bastardo dio un corto suspiro, levanto el rostro y cruzo sus brazos en el cuello de su atacante. ‘Continúa’, susurró mientras lo atraía hacia sí. Y Robb volvió a besarlo, con una alegría infinita.

Ambos lobos se situaron a cada lado de la cama y se acostaron sobre el frío mármol a descansar.

La ropa fue desprendiéndose de sus cuerpos, lentamente y con un deje de inexperiencia y nerviosismo. Robb trato de ser lo más delicado que pudo, controlando su emoción y deseo. Quería que fuera un momento único y que Jon jamás olvidara aquello, ya que él no podría hacerlo. Sentía los espasmos del cuerpo de su hermano bastardo bajo sus manos, cada roce le producía una expresión diferente en el rostro, una más envolvente que la otra. Mordió el cuello del menor para que cada vez que se vea en el espejo, Jon lo recordara. Lo marco como suyo tanto como le fue posible.

-Tranquilo- Jadeo contra el oído de Jon y masajeo la entrada que estaba por profanar. Primero de una manera lenta, luego fue aumentando el ritmo hasta ingresar el primer dedo. El rostro de Jon empezó a adquirir la esencia del dolor -¿Te duele?- Sabía que la pregunta era tonta.

-Dame tu mano- Pidió Nieve, lamió y chupó los dedos de su medio hermano como si fuera Fantasma degustando el más tierno venado.

Volvió a introducir sus dedos en el interior de Jon, esta vez con más facilidad. Simulo lentas penetraciones y se deleitó con los gestos que le provocaba, cuando lo sintió listo tomo el rostro del bastardo entre sus manos y le dio un corto beso antes de comenzar a hundirse en su interior. Robb no necesito preparación, él estaba listo para hacerlo suyo prácticamente desde que comenzaron.

Las uñas de Jon se clavaron en la espalda desnuda de su invasor mientras retenía los gemidos que querían escapar de su garganta, se tensó de tal manera que podía sentir la textura y el calor del miembro que lo invadía. Era doloroso, no entendía como los adultos gozaban de esas cosas.  Hundió su rostro en el hombro de Robb y espero a que su cuerpo se adaptara, aferrándose fuertemente a su hermano con las piernas cruzadas en la cintura del Stark.

Robb se sentía inmensamente feliz, podría morir ahí mismo y el seguiría feliz. ‘Quiero verlo’ pensó, pero Jon estaba tan aferrado a él que solo podía verle el cabello humedecido por la traspiración que se pegaba a su piel. 

-Jon- Lo llamo, con la esperanza de que levantara la vista. El bastardo tembló.

-No… Espera- La voz salió como un sensual jadeo.

-Mírame, quiero verte- Insistió –Jon…-

El dueño de Fantasma lo miro, y Robb no pudo hacer más que contemplarlo. La piel del menor estaba perlada de sudor, su cabello revuelto, sus mejillas rojas y sus ojos llorosos. Jamás imagino verlo así, ni en sus más oscuros sueños. Pero ahí estaba, y solo lo miraba a él, estaba así por él. El futuro Rey de Invernalia embistió con fuerza.

Lo que al principio era dolor se convirtió en placer y ahora sus gemidos comenzaron a hacerse más presentes, se abrazaba a Robb con fuerza, sintiendo el calor que lo albergaba.

En la habitación solo se escuchaban sus pieles chocando, los gemidos y los pulsos acelerados de sus corazones. Jon no podía aguantar más y terminó en el vientre de Robb jadeando el nombre su pareja, su interior se contrajo y apretó a su invasor de tal manera que pocos momentos después Robb también acabó, dejando su semilla en el interior de Nieve, repitiendo una y otra vez el nombre del menor hasta grabarlo a fuego en su frío corazón.

 

 

….

 

 

La mañana siguiente, golpeo con tranquilidad sobre las ventanas, Jon no se percató de nada.

-Déjalo Arya, es hora del almuerzo- Ordeno Lady Catelyn desde la puerta, jamás había entrado a la habitación del bastardo. Fantasma, que se encontraba tendido al lado del bastardo, levantó la cabeza y le dedico una mirada gélida.

-No tengo hambre- Contesto Arya mirándola de la misma manera.

De mala gana, la Reina se fue hacia las escaleras.

-Tú nunca duermes tanto- Soltó a la nada mientras miraba con desconfianza los vendajes que su hermano bastardo llevaba en el cuello. Sabía que Robb se los había puesto para curar las heridas que se hizo el día anterior, Arya se preguntaba si serían muy graves.

La puerta sonó y Arya temió que fuera Madre de nuevo.

-¿Aún no?- Preguntó mientras se acercaba a la cama. Fantasma se acercó a Robb y dejo que este lo acariciara.

-Nada, debe de haber sido un golpe fuerte. ¿Por qué no llamas al Mestre Luwin?-

Robb volvió la vista a Nieve, no podía porque el Maestre se daría cuenta de lo que pasó. Era muy riesgosa la situación, pero el heredero no se arrepentía de nada.

-Jon está bien, no hay que molestar al Maestre por esto. Debe ser el cansancio- Terminó de decir y salió de la habitación rumbo a su entrenamiento con espada, Viento Gris se quedó en la habitación unos momentos más y salió detrás de su compañero.

Las horas pasaron y Arya no le dio la noticia que él esperaba, Jon aun no despertaba. ¿Qué debía hacer? Andaba nervioso. Se preguntaba si sería buena idea que su Padre se enterara, porque ahora su futuro estaría al lado de su medio hermano Jon, ¿No? A la que no le haría tanta gracia seria a su Madre. Los Targaryen se casaban entre hermanos, entonces no sería raro si él se casara con su hermano, o eso quería creer. Miraba hacia la ventana de la habitación de Jon de vez en cuando, incluso durante el entrenamiento, Ser Rodrik le había golpeado varias veces por no prestar atención. No estaba con Arya cuidando de Jon porque su madre podría comenzar a indagar en su actitud. A veces no la soportaba.

-Los vi- Dijo una voz desde las escaleras, con un tono demasiado bajo.

-¿Bran?- Lo miró, expectante.

-Tú y Jon… - Comenzó, cuando Robb le tapó la boca con las manos y busco con la vista si alguien los estaba escuchando. Estaban solos.

-Habla- Su tono era autoritario, como debería ser el del futuro Rey de Invernalia.

-Bueno, ya sabes…- El niño jugaba con sus manos, nervioso- Estaban juntos y… Bueno, a Jon le dolía, eres muy malo- Mucho no se entendía, pero Robb captaba la idea y se sentía abochornado, su pequeño hermano los había visto.

-¿Cómo…?- Lo incitó a continuar.

-La ventana estaba abierta… Y a veces paso a saludar a Jon… ¡Creí que lo atacaban! Así que me acerque y… Bueno, los vi – Ahora Bran era el enojado- ¡Estaba sufriendo! Pero como eras tú, decidí no meterme… ¿Se van a casar?- Bran tenía que saberlo, los quería demasiado a ambos, tal vez más a Jon.

-¡Robb! ¡Jon está despierto!- Gritó por la ventana Arya, llamando la atención de los presentes.

Jon se acercó y alzo el brazo para saludar a unos guardias que habían escuchado y se voltearon para verlo, el bastardo se apoyó en el marco de la ventana y volvió la vista hacia Robb, le dedico una sincera sonrisa y desapareció en su habitación. El dueño de Viento Gris se quedó absorto unos momentos, Jon aún llevaba las vendas en su cuello.

-Si- Le dijo a Bran mientras corría Castillo adentro tanto como sus piernas le daban, con el lobo huargo siguiéndolo a paso rápido. 

 

-Fin-

Notas finales:

Notas de la autora: Espero les haya gustado, recién estoy en el primer libro de esta saga pero quise dar mi pequeña contribución. Agradezco los comentarios y nada, ¡Larga vida a George R.R. Martin! 


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