Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Miedo. por ChocoPyo

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien, aquí está el fic prometido. :D Disfrutenlo~

Por cierto, no apto para personas que odian traumarce.

Que por cierto se supone que es LEVE MENSIÓN, pero en sí trata de esa pareja. XD ~spoiler~ *la apedrean por el spoiler*

Notas del capitulo:

Bueno, lamento si las asusto, las hago llorar u otra cosa. Me duele hacer esto, pero quería publicarlo desde hace mucho. Leve mensión del HoMon

One-Shot: Miedo

Capítulo 1: Perdóname

 

Ya es tarde, y si no te apresuras, no vas a llegar  HoSeok. Aparte de que Jimin va a estar enojado toda la cita. Eso tenlo por seguro.
Todavía no salgo de la ducha, y es que, con tantos contratiempos, ya nadie podría llegar ni aunque volara. Aishh, maldito el día en el que acepté ese segundo empleo. Por cierto, nunca de los nuncas jamases acepten un segundo empleo en alguna agencia, empresa, tienda de helados, tienda de abarrotes, farmacia, vendiendo bonice  o algún otro cochino trabajo de medio tiempo si ya tienen uno. Se los dice esta pobre alama cansada de eso.
Llegar cansado, con dolor de espalda, de pies, de cabeza, oler todo asqueroso y además tarde para el tercer aniversario no tiene nada de romántico. ¡Y mucho menos si se te hace tarde por el segundo empleo!

Sí. Escuchan bien, ¡TERCER ANIVERSARIO! ¡Y CON Mi JIMIN! No es que me sorprenda, o algo, pero, creo y siento que ya es tiempo de dar el siguiente paso, ¿ustedes no creen? Lo amo demasiado, y como cualquier otra pareja discutimos, nos enojamos, nos damos amor... Jajaja, ok eso no. Todavía no.
Por Dios santo Jung HoSeok ¡APURATE! ¡MUEVE EL TRASERO! ¡Lo que sea! Tan sólo ya deja de pensar en Jimin... y sus sensuales labios... y ese lindo, lindo y redondo trasero...

Ni siquiera sé en qué momento de mi ajetreada vida me detengo a pensar en Jimin. Pero por fin termino de ducharme; agarro mi cepillo de dientes y me lo llevo a la boca tallando lo más rápido y sin cuidado que puedo.

En definitiva este no es uno de mis mejores días. Aunque bueno, eh tenido peores.

— Y hablando de él... ¿Qué hora es? —al salir del baño veo directamente hacia el  reloj que está en frente. Me paralizo de pies a cabeza sin saber que pensar.—  Santa madre. —es lo único que puedo decir. Mi cara de horror aparece. Efectivamente es porque ya son las 8:47 pm.— Ahora sí va a matarme. —no pierdo el tiempo y empiezo a correr sin toalla hasta el cuarto.

Tienes una casa pequeña y de un solo piso, por lo que no hay que preocuparse en subir escaleras y terminar con ojo morado el día de tu aniversario. Sinceramente no es tan necesaria la toalla, si es que se preguntan por qué corrí sin ella; es sólo que vivo solo, así que nadie me ve desnudo. Ni a mí, ni al pequeño hobie. Confieso que la vida como uno la planea, la mayoría de las veces no se da como se espera, por lo que si mi plan llega a fallar hoy...

Froto mi cara desesperado y con la adrenalina en uno de los niveles en que pocas veces la eh tenido de esa manera; me estoy lamentando internamente por el hecho de que estaré en problemas. Llego hasta la puerta del cuarto, está abierta, como siempre la dejo, entro y abro de par en par todos los cajones de mi mueble.

Necesitas algo decente HoSeok. Menos mal ya lo tienes listo. Aunque ya es tarde... mejor apúrate y deja de pensar en tu enano.

La verdad es que ya tenía preparada la ropa que me iba a poner desde hace mucho (cof cof una hora cof cof exactamente cof cof), por eso no me estreso tanto en ese punto. Después de todo, un HoSeok prevenido vale por dos, ¿no?
Apresurado arreglo mi cabello frente al espejo de cuerpo completo que tengo al lado de mi buró.

— Bueno... —mi lengua se me sale un poco y mis labios me la presionan, al igual que mis dientes lo hacen de forma casi nula. Estoy nervioso.— puede que no te arregles muy bien el cabello, pero te vez bien hoy. —típico de mí. Darme ánimos cuando nadie más lo hace.

Bueno, realmente no es del todo mi culpa, y menos porque mamá y papá no quieren aceptar mi sexualidad. Yo... no tengo la culpa de eso. Ay Dios... ¿Por qué me tengo que poner sentimental hoy? Ahh.

Mi cabeza empieza a doler y me siento mareado. Eso quiere decir que algo malo pasó, va a pasar o está pasando. Froto mi cara y por un segundo, juro que escuché a alguien gritar mi nombre. Todo me está dando vueltas, es raro, porque no suelo enfermarme muy a menudo. Me giro bruscamente hacia la cama y veo algo que hace que pierda el equilibrio completamente. Mi pecho sube y baja demasiado rápido, como si me fuera a dar un paro cardiaco en cualquier momento.
Con la mayor habilidad posible y un nudo en la garganta hago que mi espalda choque en la pared provocando un ruido sordo pero doloroso. Estoy más que seguro de que me eh quedado pálido y mi expresión es de horror total.

Dios santo... Esto... esto no es real. No puede serlo. Él no está aquí. No-no puede. Es imposible. Quizás, te caíste mientras te duchabas, y-y ahora este es el resultado. Maldición.

— ¿Qué pasa amor? —esa voz. Esa maldita voz que odio escuchar la estoy escuchando otra vez. Se está acercando lentamente, y yo por inercia retrocedo; claramente no puedo por esa estúpida pared en la que ya estoy pegado.— ¿No te alegra verme? —un puchero repulsivo está adornando su cara. Quiero llorar, gritarle que lo odio y que se largue... pero no puedo. Mi garganta está sellada.— Eso es triste amor. De verdad que me duele. Pero bueno... —ya está en frente de mí; se arrodilla, me sonríe y toca mi cara con una mirada lasciva. No puedo dejar de temblar.

— ¡Lár-lárgate! Tu y  yo... —paso saliva tratando de tragarme ese nudo y las lágrimas que quieren salir de mis ojos.— hace mucho que terminamos.

Explota en una carcajada sonora y no puedo evitar que de mis ojos empiecen a correr el agua salada como si no hubiese un mañana, y, si esto sigue así, creo que no lo habrá. Junto mis piernas, las apego a mi pecho y escondo mi cabeza en el hueco que hay en medio. No quiero que me vea llorar. Es... es humillante que lo haga. Y más cuando todos los recuerdos que tengo con él me inundan la mente.

— Aishh, vamos amor. Bien que me dejaste foll... —no pienso seguir escuchándolo, así que todavía en mi posición le grito lo más que mi garganta me permite, teniendo una esperanza medio muerta de que alguien me escuche y trate de venir.

— ¡CÁLLATE! ¡NO TE QUIERO ESCUCHAR! —estoy temblando y no quiero estar aquí— ¡NO DIGAS NADA MÁS! —con cada palabra siento que voy a desmoronarme y a desmayarme, sin embargo, sigo bien. Es como si esto solo fuera una alucinación. Mi tono de voz se va quebrando conforme termino la oración.— Por favor no... —estoy mordiendo mi labio inferior tratando de calmarme, pero su grito, aún más alto y potente que el mío me sobresalta, de modo que me hago más pequeño de lo que estaba.

— ¡NO TE ATREVAS A GRITARME ESTÚPIDA BASÚRA INÚTIL! —mi cabello. Estoy agarrado por el cabello mientras me alza en el aire dejándome a su altura. Sus muy notables 1.82 que antes amaba, hacen que no pueda tocar el suelo y trate de que las puntas de mis pies lo intenten.— No se te ocurra, mi bello, bello HoSeok.

— Por favor... —estoy sollozando ruidosamente mientras le sujeto de la muñeca con ambas mías tratando de que afloje su agarre; me duele. Duele demasiado, y más porque en su voz sólo existe ese tono de excitación y lujuria. Antes lo amaba, pero ahora me asquea.

Otra vez todo empieza a moverse y me siento mareado. Mis parpados pesan y mi cabeza sigue doliendo. Un golpe en la puerta me sobresalta y hace que me incorpore todo confuso. Tallo mis ojos sintiendo dolor en mi cadera y parte de la cabeza. No puedo aguantar negar una y otra vez al ver que nada era real. Otra pesadilla en la que él es el protagonista.
En la puerta se siguen escuchando los golpes, por lo que camino despacio y sin ánimos.

Por Dios... este tipo de alucinaciones no deberían de pasar por mi cabeza. Ese tiempo de sufrimiento y tristeza ya no existe más. Ahora tengo a un novio que es completamente comprensivo, tierno, lindo, lleno de vida. ¿Por qué estas malditas pesadillas me acosan constantemente? No es muy cómodo que digamos estar pensando en eso tan seguido. Lo que no entiendo, es que no las tenía desde hace más de 4 años. Sí... desde que conocí a mi Jimin no las tengo.

— Ay... Jimin... —recuerdo. Volteo a ver la hora en otro de los muchos relojes que tengo por la casa y veo que no pasaron más de 5 minutos. Suspiro aliviado al saberlo.

Cuando llego a la puerta la abro sin siquiera ver quien es, y me llevo una sorpresa al ver que es él. No Jimin, él. El dueño de mis pesadillas y temores. Niego frenéticamente con la cabeza, poniendo un de mis manos cubriéndome la boca y sintiendo de nuevo esas gotas saladas cayendo y marcando su recorrido por mi cara. Tiene una sonrisa dulce, pero se hace una arrepentida cuando me ve llorar desconsoladamente. Trata de tocarme, pero me alejo todavía shockeado, logrando caer sentado al suelo. Aterrado intenta ayudarme, y yo sin ganas de llorar dejo que lo haga. Mi corazón late desbocado al sentir su tacto tibio en mis brazos.
No había notado que lleva consigo un ramo de rosas rojas. Son hermosas. Siento sus manos pasar delicadamente por donde hay o hubo lágrimas, secando.

— No llores por favor HoSeok. No por mi culpa.

No puedo hablar por el miedo. Pero aunque pudiera no hablaría con él. Es un maldito bastardo que no se lo merece. No de mi parte... Si... si Jimin lo ve, habrá problemas. Para mi suerte no vendrá; quedé de pasar yo por él a las 9 pm en punto. Y si no me voy ya, no llegaré.

Parece arrepentido, pero no quiero verlo así que escondo mi cara entre mis brazos, queriendo desaparecer. No pienso en otra cosa que no sea Jimin y en que él se vaya. Me abraza mientras dice “tranquilo, todo va a estar bien”, pero no le creo. Sé que en cuanto baje la guardia lo hará de nuevo. Me golpeará.

— Por favor… déjame en-en paz… vete…—murmuro, pero él me escucha y rápidamente me abraza protectoramente.

— Dios Santo… De verdad te lastimé mucho. Perdóname. De verdad perdóname.

— Est-está bien, pero ve-vete.

No pienso verle los ojos. Después de un rato abrazado a mí, me suelta, frota mi cabello y se despide dejando las rosas en mis brazos. No quiero hablar con él, pero mi boca trabaja más rápido que mi mente, y suelta palabras rancias, destruidas y con dolor. Siento que estoy llorando y a él limpiando mis lágrimas.

— ¿Por qué… por qué viniste? ¿Qué… qué es lo que quieres de mí? —mi voz ni siquiera intenta salir en tono alto, pero aun así escucha, no se da la vuelta, pero sí escucha y responde con voz calmada, muy diferente a la que solía conocer.

— Porque sé que lo que hice no estuvo bien y me arrepiento enserio… Nunca quise dañarte. Por eso es que hoy vengo a pedirte disculpas como la persona madura que soy ahora. —gira su cabeza y me ve a través de su hombro para finalizar la oración— No te buscaré nunca más, y cuando te vea ignórame tan solo, ¿está bien? No quiero que sufras más por mi culpa.

Y con eso se fue. Liberando mi alma de un peso inexistente. De un dolor constante.

Notas finales:

Encerio perdón, pero si les gustó o quedó muy feo, perdón.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).