Transcurre nuevamente uno de los días de mi último año de secundaria. Me duele el pecho, me enteré de algo que me dolía y a la vez me hacía feliz.
- Él está en algo con otra persona. - Dijo un conocido.
Volví al salón y mis compañeros se preocupaban por mi estado de ánimo, bajo, algunos ya sabían lo que esto significaba. Las horas seguían retrocediendo y el dolor se iba de a poco, pero no faltaba mucho para que regresara.
- Ya sé quién le gusta. - Afirmé con tristeza.
En mi casa tomé mi celular y empecé a leer los mensajes que se iban borrando de a poco, uno llamó más mi atención: "Él me importa y sólo quiero saber si está bien." Realmente quiero verlo feliz pero otra parte de mí sabe que verlo con otra persona me duele y me hace lastimarme.
De a poco el tiempo retrocedía y más cosas malas volvían a sucederme. El miedo de que algo malo vuelva a ocurrir regresó a mí.
- El tercero que se va con la persona que me gusta y me abandona. - Respondí.
- ¿Tercero? - Preguntó Tae Hyung, mi mejor amigo.
- Vas a ser el tercero que me hace lo mismo. - Dije.
- No me gusta. - Negó. - Jin cálmate.
- Te gusta ¿no es verdad? - Pregunté llorando.
Tae Hyung se alejaba y yo regresaba a mi casa. Un cuchillo apareció en mi mano y nuevamente las heridas se abrieron para volver a cerrarse.
- No nací para amar. – Negué llorando. - Siempre ocurre lo mismo.
Regresé a mi quinto año de secundaria mis amigos se enteraron de que me autolesionaba y que en este caso era por Nam Joon.
Volvió el día en que vi por primera vez a Nam Joon, quien empezaba a gustarme, él era para mí parecer el chico perfecto, y a la vez, alguien que me hacía recordar a la única persona que me apoyó en toda mi vida, la cual ya había muerto hacía dos años.
Nam Joon desapareció y mi tío volvió, la persona que me apoyaba había regresado y con ella mi felicidad. Transcurrieron años donde me enamoré de un chico completamente idiota, un chico que sólo pensaba en sí mismo.
Regresé a la Primaria y apareció el primer chico que me gustó en toda mi vida. Me sentía un idiota, me gustaba un chico que nunca me había querido y que nunca iba a quererme.
Aparecí repentinamente en mi cuna, mis padres y mi familia me observaban y sonreían.
- Sí va a encontrarla. - Afirmó mi tío. - Va a ser feliz.
- Qué felicidad es tenerte Jin. - Dijo mi madre. - Ojalá cuando crezcas encuentres a la persona indicada.
Desperté nuevamente, pero el tiempo ahora transcurría de forma normal. Esto... ¿fue un sueño o en verdad paso? Revisé mis muñecas y las heridas no se hallaban pero el dolor y las sensaciones que había sentido nuevamente habían sido muy reales.
- No sé si fue real o no. - Negué. - Pero aún me duele, aún no puedo olvidarlo.