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Una simple atracción por mikuuchan

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Con un extraño malestar incomodándola en demasía, la Omega de largos cabellos rojos trató de obviar su inquietud, realizando las tareas domésticas del hogar. El infructuoso plan no obtuvo el fin que esperaba. Su animal interior rugía en las profundidades de su psique, haciéndose notar en el movimiento nervioso de sus manos e irracional forma de actuar. Kushina intuyó que la indomable bestia, buscaba la forma de comunicarse, quizás por la relación cercana que años posteriores han mantenido, o por la imperiosa necesidad de advertir una desgracia.

La angustia recorrió la espina dorsal de la mujer, provocando que ésta tuviese que apoyar su cuerpo en la pared del corredor. A continuación, la pelirroja soltó un alarido de pesar ante la opresión en su pecho, alertando al resto de la servidumbre. Un joven Omega de contextura delgada, llamado Reiki, auxilió inmediatamente a la fémina, tomándola de la cintura para evitar una estrepitosa caída. El muchacho asustado, llamó a su madre, llevando a la famélica Kushina hacia los sillones de la estancia principal.

El pálido rostro de la Omega y su errático comportamiento no vaticinaba noticias agradables. Reiki en compañía de su madre, una Beta de profundos ojos negros y actual ama de llaves de la familia Uzumaki, acompañaba a Kushina, sosteniendo su mano y pidiendo sutilmente que se serenara, mientras el chiquillo se dirigía a paso veloz hacia la cocina por un vaso de agua. La pelirroja rechazó exaltada la bebida, intentando pronunciarse para que los mismos comprendieran su lamentable proceder.

—¡Naruto! —exclamó azarada la de grisáceos ojos—. ¡Mi hijo está en peligro!

Kushina salió desesperada hacia el despacho de su marido, quien discutía asuntos de transcendencia mayor, abarcando el tema de la actual alianza que representa. Sin embargo, la expresión de horror en el rostro del rubio Alfa causó intranquilidad en los hombres presentes en el salón, al imaginar los futuros sucesos desagradables para el colectivo en general. La Omega lloraba sin cesar, abalanzándose a los brazos de su esposo y murmurando en el proceso frases ininteligibles que el líder no era capaz de entender.

—¡Tienes que tranquilizarte, Kushina! —Minato alejó de su proximidad a la mujer, intentando vagamente calmarla—. No puedo saber qué ocurre.

El rubio Alfa sostuvo la barbilla de la pelirroja, suavizando su mirada brindándole reconforte. Después, Minato se dirigió a sus hombres con una ligera seña para que dieran aviso al resto de los miembros. El instinto de protección le decía que el malestar de su esposa radica principalmente en Naruto. No tardó en unir cabos, el bullicio de Omegas y familiares desconsolados en el exterior, clamaban por sus hijos y supo en seguida que el caos había llegado como una imprudente tormenta en las inmediaciones del clan.

—Sé que Naruto no está bien, Minato —sollozó la Omega, aferrándose a los brazos del Alfa—. Me cuesta explicarlo con simples palabras, pero el extraño presentimiento que me embarga es terrible.

Minato no indagó sobre lo dicho, porque él como padre de Naruto comparte el mismo vínculo que una madre Omega tiene hacia su cría. La punzada que atacaba en su interior con saña se manifestó con el pasar de los angustiantes minutos. El rubio debía tomar decisiones rápidas para mitigar con la confusión del colectivo que, enardecidos ante la falta de respuestas por parte de su líder, se aglomeraron en medio de lamentos exigiendo por una explicación.

Agrupados en el punto de reunión del líder y el Consejo del clan, las personas exigían la asistencia de Minato, entre ellos el hermano mayor de la pelirroja, Uzumaki Nagato, el embarazado Omega caminó raudo hacia su cuñado esperando una evidente aclaración al sentir de todos los involucrados y más, tratándose de su hija Karin, la chica Beta que se encarga del cuidado de Naruto. Al igual que el tumulto de gente, rodeó al rubio Alfa, una vez que éste, junto sus camaradas respondían los cuestionamientos de todos.

—Estamos desconcertados como todos ustedes —inició Namikaze, silenciando rápidamente a la muchedumbre—. Por desgracia no tenemos reportes de lo acontecido, y quiero ser enfático con mis palabras; sé que es un hecho irrefutable la magnitud de esta penosa situación que carcome a cada uno, incluso mi persona, siendo el cabecilla de una de las alianzas representativas del País del Fuego, me veo envuelto en la incertidumbre. Mi hijo Naruto también asistió a la ceremonia que hoy se lleva a cabo en la Preparatoria de Konoha, y pasadas las horas, el Alto Mando no ha dado un comunicado oficial que esclarezca este panorama de duda.

—¡No podemos esperar que suceda una tragedia! —gritó furioso un Beta, interrumpiendo a Minato.

El dirigente de la alianza tomó una bocanada de aire para sobrellevar la carga de emociones no solo las suyas, sino de cada hombre y mujer que producto de su exasperación reaccionaban de distintas maneras. Como Alfa hizo notar su posición jerárquica con un gutural sonido, acallando el griterío de voces.

—Dada las circunstancias, eludiremos el actuar de las autoridades y tomaremos cartas en el asunto —el rubio alzó el tono de voz, capturando la atención de Omegas, Betas y algunos Alfas—. No seremos pacientes ante la gravedad que pueda originarse en cualquier momento, adelantándonos al colegio para socorrer a los jóvenes sean pertenecientes o no de nuestro clan.

Considerando la certeza de Minato, cada individuo apoyó a su líder, ofreciéndose a colaborar en lo que fuera necesario. No obstante, el rubio Alfa calmó las masas, ahondado en el plan de táctica que llevarían a cabo, una vez se apersonaran en el colegio. Debido a la conexión que cada ser tiene con su animal interior, podían determinar si su cría se encontraba en peligro, incluso algunos clanes con habilidades ilusorias, sensoriales o el arte de manipular la mente, llámese el clan Yamanaka por mencionar, eran capaces de comunicarse a través de este medio sin mayor complicación.

Gracias a la técnica de ciertos Alfas y Betas pudieron conocer la perspectiva que enfrentarían. Donde la vulnerabilidad principal se concentraba en los Omegas. Asumieron que la policía tenía desconocimiento total del secuestro de la preparatoria y más por el control mental que sufría el profesorado y alumnos, respectivamente.

—Daremos aviso al resto de clanes y nos pondremos en contacto con agentes del Círculo Jerárquico —anunció Namikaze, dando por finalizada la improvisada charla—. Les pediré que mantengan la calma, tendrán a sus hijos de vuelta.

—Minato, por lo que más quieras, Karin también asistió a la convivencia y no puedo tener contacto con ella —el pelirrojo Omega de nombre Nagato, suplicó a su cuñado por el bienestar de su hija—, mi esposo tampoco logra establecer un vínculo, creemos que está bajo el dominio de esos delincuentes.

—En tu estado debes permanecer sereno, Nagato —el blondo trató de apaciguar el estrés del Omega con un afable gesto—. Yahiko vendrá con nosotros, su ayuda es necesaria, pero quiero que te quedes con Kushina en ausencia de tu marido.

Sin más que añadir, Minato prometió a su mujer y compañeros de clan traer de vuelta a sus hijos. El grupo de Alfas y Betas ascendieron por una especie de escalinata hasta llegar al estacionamiento donde varias camionetas estaban a su disposición para este tipo de problemas. Con la tensión a tope subieron a los vehículos en completo silencio, desplazándose a velocidad hacia el plantel estudiantil, pensando en las consecuencias que prontamente se revelarían.

 

...

 

Los enajenados ojos color carmesí del Omega, se enfocaron en el asustado rostro de Sakon, el Alfa platinado permanecía inmóvil ante la brutal fuerza del ente de mirada fiera, su intimidante presencia transmitía terror, y él supo inmediatamente que ese no era el rubio del clan Uzumaki. La misteriosa capa rojiza similar al vapor, rodeaba el cuerpo de Naruto, imponiendo con la extraña silueta que emulaba. En su parte trasera, nueve esplendorosas colas se movían furiosas, dando la apariencia de un zorro, sin mencionar las dos orejas erguidas que sobresalían en el área superior.

El líder y sus lastimados secuaces, jamás esperaron convertirse en la carnada de una rabiosa bestia, sus planes iban dirigidos hacia un objetivo débil, no para enfrentarse a una fuerza desconocida. Sakon nunca previó una falla, su privilegiada astucia para delinquir y la fuerza otorgada por ser un Alfa de élite, le ha dado una ventaja en su larga trayectoria como criminal. Si bien, ahora experimentó el miedo, la sensación que sienten sus víctimas cuando él se encarga de llevarlos a las instancias del terror extremo, prometiendo respetar sus vidas y en el menor descuido, asesinarlos sin remordimiento.

La macabra sonrisa exponiendo los afilados colmillos, no presagiaba contemplación de ningún tipo. Los gemelos esperaban una arremetida bestial a manos del Omega en el momento que éste decidiera atacar. La muestra de su colosal fuerza yacía en el suelo, los dos robustos Betas fueron los primeros en sufrir la osadía de la entidad, quien gozaba del pavor de sus supuestos victimarios, dejando entrever con susurros vacilantes y gestos nerviosos el horror impreso en sus rostros.

Kurama soltó una aterradora carcajada, ocasionado un desolado murmullo en el enorme salón. Los amordazados Omegas, no sabían cómo actuar, debatían internamente si tenían que sentirse seguros con el demonio encarnado en el cuerpo de Naruto o temer por su propia vida.

—El error que cometen calañas como ustedes es denigrar a un Omega —vociferó con rabia la impresionante criatura—. Me atrevo a decir que su absurdo propósito pasó de la gloria absoluta a la humillación.

El zorro agitó sus colas golpeando el suelo para encaminarse hacia el entumecido Beta llamado Tayuya. Tomó con excesiva brusquedad la camisa del pelirrojo, acercándolo a su rostro para pronunciar algunas frases. Kurama había concluido con solo observar a los jóvenes que desconocían su procedencia, no podían saber qué era y es entendible el miedo que provocaba con solo mirarle. El aura que denotaba obligaba a someterse, incluso cualquiera asumía que se trataba de un líder dominante haciendo uso del Comando Alfa.

Revelar su identidad era riesgoso, y él siendo un Omega perfecto no lo convertía específicamente en una deidad como muchos señalan. Kurama poseía habilidades sobrehumanas, pero no contaba en su a ver con un límite de línea sanguínea, mejor conocido como Kekkei Genkai. Un patrón muy común en los miembros del clan Uchiha con su Sharingan. Por ende, debía asegurarse en controlar a cada uno de los jóvenes y los cuatro malhechores para mantenerse en el anonimato.

Desde su resguardo en el interior del rubio Omega, el zorro observó de forma minuciosa, la destreza de Tayuya con su instrumento de manipulación, pudo entender cómo funciona la flauta y qué efectos produce en las personas que están a la cercanía del usuario.

—Si aprecias tu insignificante vida, harás lo que diga, Beta —susurró amenazante el ente, apretando ligeramente el cuello del aturdido pelirrojo—. Vas a utilizar tu herramienta para someter a todos los presentes, quiero que borres de sus mentes mi imagen.

—¡Es imposible que puede hacer algo como eso! —Tayuya hizo un vano intento de zafarse del fuerte apretón sin conseguirlo—. Solo soy capaz de controlar por un lapso las mentes que estén en mi perímetro, si se encuentran a una distancia lejana no se verán afectados.

Kurama ladeó la cabeza, emulando un gesto de fingida sorpresa para más tarde, apresar las manos del hombre y tirar de él como si éste fuese un muñeco, el espantoso sonido del crujir de los huesos fue tal, que los Omegas chillaron aterrorizados, moviéndose a duras penas por los amarres en sus extremidades, mientras sus sentidos se mantenían alerta, pero el pavor de ser atacados de la misma forma que aquel sujeto los impidió actuar.

—He vivido ciento de años y tengo la suficiente experiencia para diferenciar las habilidades y técnicas de cada clan —depositando una grácil caricia en los largos cabellos del Beta, Kurama cambió su voz, farfullando en un lenguaje incomprensible—. Sé que el Doki, tiene otro nivel de control, es apto para llamar demonios si el servidor convoca una melodía especial. Ahora bien, si crees estúpidamente que podrás engañarme, te propongo que vuelvas a comentar otra tontería y en esta ocasión me limitaré a destrozar tus órganos como la rata asquerosa que eres.

Dejándose llevar por la desesperación, Sakon tomó su pistola, apuntando directamente la cabeza del zorro. Kurama por su parte, entreabrió los labios para mostrar sus filosos colmillos a modo de advertencia. El zorro no temía a un arma de fuego, su velocidad no se comparaba al resto de personas que conforman el escalafón jerárquico. Su condición superaba con creces a un Alfa de alta categoría como también a usuarios con capacidades superiores.

—Antes de que puedas detonar el revólver, te habré asesinado —dijo Kurama elevando sus colas para amedrentar al de cabellos albinos—, y si me lo preguntas, no me apetece acabar contigo de forma rápida. No mereces clemencia como tu séquito de agresores.

Sakon junto su hermano gemelo, optaron por abstenerse a cometer alguna locura; de hecho, el mayor colocó el peligroso objeto en el piso dejándolo a la vista del ente. Acto seguido, retrocedió con las manos alzadas en actitud sumisa, acción insólita en un Alfa. El platinado era anuente que la abominable bestia tenía todas las de ganar, ignoraban las dimensiones de sus poderes y el daño que éstos pudiesen ocasionar. Además, siendo cauteloso podría encontrar la forma de someter a la criatura en el menor descuido.

—¿Qué demonios eres? —interrogó el cabecilla, procurando ganar el interés del Omega.

Haciendo una expresión de desagrado, el zorro se aseguró de capturar con sus colas a los dos Alfas que, al entrar en contacto con el vapor rojizo que trasmitía Naruto, las quemaduras hacían estragos en sus cuerpos. El dolor no podía describirse, los daños de los tejidos producidos por el calor afectaron sobremanera los brazos y otras partes que están expuestos al roce, simplemente Kurama evitaría que los gemelos planearan una estrategia para sorprenderlo, incluso si éstos gritaban por el incesante ardor.

—Ya sabes qué hacer, Beta —ordenó Kurama, enviándole una gélida mirada al pelirrojo—, solo te advierto que, si pretendes pasarte de listo, no habrá segunda oportunidad.

Tomando entre sus adoloridas manos la flauta, el Beta acató a la brevedad la petición del zorro. Las ondas se sonido se concentraron en el recinto enmudeciendo a los Omegas que, aturdidos por la rítmica canción, no actuaban de forma racional, instintivamente esperaban por una orden que cumplir sin necesidad que hubiera una voz que les impusiera su voluntad.

—Tienes que decirles lo que quieres, es la única manera de borrar sus memorias —habló Tayuya, mirando con fijeza los rojizos ojos de la entidad—. Cuando despierten no podrán recordar nada, incluso si son sometidos por técnicas secretas del Alto Mando.

Siendo el zorro astuto que es, Kurama dio uso de una técnica de liberación en un dialecto antiguo para asegurarse que el Beta no desobedeciera su pedido. Al replicar el método que conocía, determinó que el hombre no jugó vilmente y el control efectuado es seguro.

—Jamás han escuchado mi nombre y tampoco saben qué soy —empezó la criatura, cerciorándose de acaparar hasta el último rincón de la habitación—. Para ustedes no existo, olviden lo que sucedió hoy por su integridad física y mental. 

Al terminar de hablar, Kurama le arrebató el Doki al de hebras rojizas, destruyéndolo instantáneamente. Los Omegas cayeron en un profundo sueño donde no conocían el rumbo que tomaría su evidente realidad. Pese a ello, en un lapso rápido el único Beta apartado de los Cuatro del Sonido, se abalanzó sobre la espalda de la entidad, apuñalando la espalda de Naruto. La sangre corría a borbotones y el zorro soltó un alarido sin esperarse la acometida del robusto hombre en la herida.

—Bajaste la guardia, pequeño zorro —celebró Jirōbō adentrando más el cuchillo en la carne del Omega.

 

... 

 

Como si hubiera sido herido, Sasuke sintió un inmenso dolor, provocando que se doblegase en batalla. Él había tomado el rol de líder contra los oficiales en compañía de miembros del clan Uchiha y otros. La hipnosis que las autoridades padecían solo podía ser revertida por aquellos que tenían conocimiento en técnicas de liberación o en su defecto, por usuarios con Sharingan. Por consiguiente, el moreno logró despejar con ayuda de otros Alfas y Betas la entrada principal.

Repentinamente una voz pidiendo ayuda gobernó el subconsciente del Uchiha, fue la señal para comprender lo que ocurría consigo. Naruto estaba en peligro, su afirmación corroboró la imagen mental del Omega bañado en sangre. El Alfa de oscuros cabellos palideció al instante, apartó la sensación de pesar y dejó encargado a su compañero.

—¿Qué sucede, Sasuke? —preguntó uno de los muchachos, sosteniendo por los hombros a Uchiha.

—Mi Omega me necesita —anunció el moreno, tomando una de las armas que tenía uno de los inconscientes guardias.

Sin dar más detalles, Sasuke corrió por los desiertos pasillos como si supiera exactamente dónde se encontraba Naruto. La voz seguía manifestándose como una guía para que Uchiha se aproximara a socorrer al Omega. Es probable que el nexo que ya ambos como pareja tienen, ha actuado de forma indirecta sin la obligación de haberse vinculado o compartido un celo, dando entender que son compañeros de vida.

Atravesando el ultimo corredor hacia el auditorio, Sasuke se llenó de ansiedad al subir por las escaleras que conducían a la primera puerta, abrió la misma y divisó el cuerpo del rubio sobre el entarimado siendo despojado de su Kimono. La furia lo cegó por completo, arremetió con una fuerza demoníaca sobre un Beta de contextura corpulenta y lo golpeó tirándole algunos dientes. Uchiha no tenía control de sí mismo, lo que exigía su animal interior era la muerte del hombre que osó atacar a su Omega.

—¡¿Cómo te atreves a tocarlo?! —el moreno Alfa escupió cada palabra, alejando al grupo de la figura desvanecida de Naruto.

Sasuke dirigió su rojiza mirada al que supuso es el cabecilla de tal atrocidad, él tenía algo en mente y era acabar con el infeliz que lastimó a su Naruto, porque confirmó que ese Omega de cabellos rubios es su destinado. 

Notas finales:

Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que actualicé, pero he tenido varios inconvenientes personales, no me voy a explayar en comentar cada uno de ellos, pero agradezco el apoyo y la paciencia con este fic.

Nos estamos leyendo.


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