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Una simple atracción por mikuuchan

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La furia había dominado por completo a Sasuke, él sentía un cúmulo de emociones desde la ira, colera y todo acto violento hacia los hombres que rodeaban el cuerpo del rubio. Ver a Naruto inconsciente con el elegante ropaje que momentos antes lo cubría como una especie de encarnación divina, y comparar la misma vestimenta transformada en trozos de telas esparcida a su alrededor, incitaba con mayor fiereza el animal interior del moreno. Uchiha sabía cuál era el propósito de esas escorias; manchar de la peor forma la reputación del Omega, quien es su pareja destinada.

Enterarse en medio del caos que Uzumaki es su compañero de vida, y no haber estado junto a él, lo llena de culpa. Sasuke jamás permitiría que cometieran una infamia hacia su Omega. No obstante, las circunstancias son otras, el día que suponía ser una celebración para unirse de manera oficial en el evento, se convirtió en un campo de batalla donde había heridos, incluso en la lista ya se mencionaba pérdidas humanas. El terror se había instalado en todos los involucrados, y por ello Sasuke no se eximía de los cuestionamientos personales, sobre su destreza como Alfa y futuro líder de un clan de renombre.

Si él no fue capaz de estar junto a Naruto en ese instante, definitivamente no podría aspirar a ocupar un cargo de dirigente de una clase noble en Konoha, como lo es el clan Uchiha. Sasuke se debatía entre lo que no pudo proteger y la realidad que lo atacaba con saña. Pensó en liberar a sus colegas y el resto de los estudiantes como una alternativa de supervivencia, en vez de priorizar la seguridad de su Omega. Sin embargo, cada excusa o justificación que él traía a su mente solo lo conducía a un lugar; el terrible remordimiento.  

—¿Por qué? —murmuró Sasuke, buscando aplacar su ansia por una respuesta.

—¿Tiene que haber una razón? —expresó en tono de burla el líder del grupo—. No tengo que darte explicaciones.

Uchiha tensó su mandíbula, haciendo ver sus expresiones mucho más acentuadas que lo usual. Ambas manos las tenía apretadas a sus costados con la intención de atacar al primer sujeto que se cruzara en su camino, pero sus planes se vieron interrumpidos por la osadía de Sakon, el albino agarró el revólver que él mismo había colocado en el suelo por acobardarse ante Kurama. Nuevamente volvió a encarnar su papel de Alfa imponente para amedrentar con su presencia al más joven.

Jirōbō, el Beta corpulento sostenía la evidencia en su mano, el cuchillo lleno de sangre. En un absurdo intento por ocultar la acción que cometió, tiró el arma por los nervios que Uchiha provocaba con su aura oscura, retrocediendo con pasos cortos de la figura inerte de Naruto. En cambio, los gemelos adoptaron una actitud desafiante hacia el moreno con la intención de intimidar de alguna forma a Sasuke, aproximándose a él para reducirlo, pero no previeron que sería un terrible error.

El de mirada escarlata saltó hacia el mayor de los hermanos, agarrando lo mechones de cabellos y ejerciendo excesiva fuerza para causarle inconmensurable dolor. Le arrebató en un rápido movimiento el revólver y lo golpeó con la culata en reiteradas ocasiones. Sakon no fue capaz de reaccionar inmediatamente, el escozor de las heridas no le dio tregua a defenderse, solo se limitó a lanzar puñetazos al aire para librarse del enfurecido hombre. Con el rostro hinchado y sucumbiendo al pesar, solo pudo escupir sangre y astillas de dientes. Tenía uno de sus ojos completamente cerrado, la nariz rota y una enorme brecha en la mejilla.

—Eres tan cobarde para meterte con un Omega, pero ahora que debes mostrar tu valía de Alfa no lo haces —dijo Uchiha sosteniendo a Sakon—. No puedes ser más patético, tu inmunda presencia me asquea como no tienes idea.

—Es una pena que no me haya comido a tu perra como se debe —despotricó el platinado manteniéndose quieto a merced de Sasuke—, de todas formas, me divertí con él y eso jamás lo podrás cambiar, Uchiha.

El moreno palideció por las palabras dichas de Sakon, simplemente imaginó lo peor. A continuación, Sasuke aferró sus manos en la camisa del tipo, levantándolo sin ningún esfuerzo para acercar su rostro, al contrario. Iba a matarlo, no le importaba cargar con la muerte de una escoria por desquitar la exasperación que cargaba encima. Uchiha le acertó otro puñetazo partiéndole el labio inferior y terminando de desfigurar la faz del albino.

—¡Juro que voy a acabar contigo! —declaró fúrico el moreno.

Ukon se debatía internamente si debía socorrer a su hermano o escapar, ahora que el pelinegro del clan Uchiha se ensañaba con todo su enojo al líder de Los Cuatro del Sonido. Ser testigo del vigor de un Alfa de reconocida casta y hacer una semejanza con el estado actual de su gemelo, lo llevó a una evidente alternativa; abandonarlo. Sin mirar atrás y sin importarle la estupefacción de sus camaradas, Ukon se alejó, escuchando los gritos de auxilio del albino mayor. No iba a enfrentar a un hombre cegado por el rencor que, tan siquiera intentar aproximarse denotaba el peligro que expelía.

—¡Maldito seas, Ukon! —vociferó Sakon, convertido en un despojo de Alfa—. ¡Te asesinaré, prometo que lo haré!

—¿Tu hermanito te dejó? ¿Lo necesitas? —interrogó con total cinismo Uchiha, sonriendo de forma maliciosa.

No iba a prolongar más la lucha, Sasuke activó una ilusión en el subconsciente de Sakon para que experimentara en carne propia lo cruel que podía ser. Los alaridos que el albino expresaba eran espeluznantes, hacían eco por todo el auditorio donde se encontraban y los dos Betas restantes, aquellos hombres que también atacaron a Naruto, lloraron por clemencia. Cayeron de rodillas, pegando su torso al piso en una especie de venia, rogando por sus vidas. Acto seguido, Uchiha no perdería tiempo crucial en dos porquerías que susurraban plegarías, también hizo lo mismo, utilizando su Sharingan los introdujo en una visión de sus peores temores.

Apresurado, el de cabellos negros se acercó a Naruto, rompiendo la tela de lo que quedaba de su Kimono para hacer presión sobre la herida. Retiró de sí su Haori, cortando un trozo con el cuchillo que portaba uno de los Betas y dobló cuidadosamente la misma. Luego, ejerció compresión directa en la herida con la finalidad de controlar la hemorragia.

—Naruto, todo va a estar bien —susurró con cariño Sasuke, depositando un beso en la frente del rubio—. Quédate conmigo, mi amor.

Con el pasar de los minutos, Sasuke se percató que misteriosamente el corte que tenía Naruto se iba cerrando, como si estuviera sanando a voluntad propia por algún tipo de ritual o habilidad especial, el sangramiento paró por completo y la profunda lesión solo cambió a una pequeña marca. Lo que veían sus ojos parecía irreal, pero así mismo agradecía que su Omega se recuperara a la brevedad.

—Estás aquí, Sasuke… —con voz queda, el Omega pudo atinar a decir una frase.

—No digas nada, te sacaré de aquí —anunció el Alfa, cubriendo parte de la desnudez del rubio con parte de su Haori y siendo cuidadoso al cargarlo—. No me separaré de ti jamás, Naruto.

Jurándose así mismo velar por su pareja, Sasuke se encaminó hacia la salida, quería asegurarse que Naruto recibiera le mejor atención médica para corroborar que no haya algún daño interno. Observó en su andar a los dormidos Omegas que, amordazados no se dieron cuenta de lo ocurrido. Debía también ayudar a los jóvenes, pero su principal razón es la vida del rubio.

—Me encargaré de que estén a salvo —comentó el Alfa, mirando a los inconscientes Omegas—. Solo esperen un momento.

Aunque los chicos no tenían noción de lo sucedido, Sasuke tuvo la necesidad de hablarles, probablemente por verlos frágiles e indefensos. Por consiguiente, ya no había un riesgo con los malhechores, estando éstos en un trance de locura.

 

 

En el centro de la ciudad y en diversos puntos, se transmiten en pantallas gigantes los anuncios que el Alto Mando comunica a los habitantes del País del Fuego. Y en uno de esos, se hacía el aviso oficial del atentando sufrido en la Preparatoria de Konoha. La muchedumbre atenta a la voz distorsionada que los parlantes emitían, daba a conocer sobre el actual panorama y el plan estratégico a seguir, para salvaguardar la integridad de los estudiantes y profesorado, respectivamente. La preocupación en los rostros de cientos de personas se vio como un mar embravecido; los gritos de reclamos en las calles y la conmoción de la reciente noticia alteró al gentío con agresiones a propiedades públicas y manifestaciones contra los policías del Círculo jerárquico.

En medio de los disturbios, el tráfico vehicular se vio afectado por las disputas de civiles y oficiales. La lujosa camioneta perteneciente al que fue en su momento el líder del clan Uchiha, miraba inexpresivo el caos en la vía. Su nombre era de temer, a pesar de que dejó al cargo a su único hijo, aún se mantenía al poder ante decisiones cruciales que lo implicaba directamente. La presencia de Madara siempre se mantuvo en el anonimato, prefería dirigir bajo las sombras, quizás por los innumerables secretos que alberga y la relación que él tiene hacia los Omegas perfectos.  

—Busca un desvío para llegar al colegio de mi nieto —el de cabellos largos de nombre Madara, ordenó a su chofer—. Seguramente Fugaku ya se encuentre allí con varios Alfas y Betas del clan.

—Lo noto tranquilo, señor —afirmó el bonito Omega que acompañaba al pelinegro.

—No debería preocuparme, Sasuke es un Alfa fuerte que sabe lo que tiene que hacer, Shisui —recitó con voz calmada el exlíder—, pero a ti te veo nervioso, algo te inquieta y seguramente tiene que ver con mi nieto Itachi.

Shisui es una persona genuina que pese a negar sus sentimientos hacia Itachi, siempre antepuso la felicidad del Alfa en vez de la suya, por esa razón decidió irse con Madara hacia otra ciudad, donde el clan Uchiha cuenta con territorios fértiles para la producción de frutas que se comercializan dentro de Konoha y afueras del país; aparte de lo mencionado anteriormente, se enfocan en cuidar de los Omegas que habían perdido a sus parejas o familiares en batalla como era el caso de él, sus padres habían muerto y no quería estar bajo la tutela de su tío Kagami.

—Yo solo admiro a Itachi —respondió taciturno el Omega—. Además, él es un Alfa comprometido, jamás me interpondría en su relación.

—Han pasado muchos años desde la última vez que lo viste —alegó Madara, acariciando los cortos cabellos de Shisui—. Te convertiste en un Omega hermoso y será una grata sorpresa para mi nieto saber de ti.

El Omega se dejó hacer, pensando en su imposible amor y en el riesgo que corría al estar cerca de su tío. Shisui presentía que Kagami estaba confabulando con aliados de otros clanes para obtener poder dentro de Konoha, aunque no podía confirmarlo todavía.

 

 

Los Alfas y Betas bajo al mando de Minato, entraron sin importar la oposición de los agentes que custodiaban el colegio. El Alfa rubio coincidió con el líder del clan Uchiha y procedieron a trabajar en conjunto para liberar a los jóvenes. Algunos padres también esperaban saber de sus hijos y fueron mucho más agresivos para hacer notar su inquietud, derribando a todo aquel que se interpusiera. Los oficiales incluso tuvieron que usar tranquilizadores para no entorpecer las investigaciones y sacar rápidamente a los estudiantes.

Fugaku les pidió a sus hombres hacer uso del Sharingan para liberar a los afectados de la técnica ilusoria que los controlaba. No había más remedio que ese, evitar la confrontación para no dañar a las víctimas de esa hipnosis y luego dejar el proceso de indagación a manos del Alto Mando. Sin embargo, algo lo inquietaba sobremanera y era la extraña forma de cómo se dio el supuesto atentado. El Alfa castaño supo por su alta capacidad de análisis que había un patrón notorio que no coincidía a un ataque. Es precisamente como si quisieran ensañar contra una persona.

—Esto no es un atentado —empezó Fugaku, captando la atención de Minato—. No lastimaron a ningún miembro del clan Uchiha.

Minato fue capaz de llegar a la misma conclusión, pero él albergaba una conjetura que lo lastimaba de manera directa, y es específicamente sobre Naruto. El Alfa sintió que el corazón se le detenía al ver a Sasuke cargando a su hijo envuelto en un manto de sangre. No escuchó nada a su alrededor, corrió acercándose con manos temblorosas con miedo a tocar el rostro de su hijo, tan pálido como jamás figuró verlo.

Lloró temiendo el peor escenario, negándose a la posibilidad de perder a su hijo por un ataque que iba quizás dirigido hacia él y el hermetismo de cómo manejó el asunto de los Omegas Perfectos, todo fue un desorden de ideas y lamentos que él no pudo prever como Alfa líder de una alianza.

—Hay que llevarlo inmediatamente a un hospital —pidió Sasuke, dejando que Minato saliera del aturdimiento—. Los culpables los dejé bajo el control del Sharingan.

—Mi hijo esta… —Minato no pudo pronunciar aquella palabra, un nudo se alojaba en su garganta que le impedía terminar de decir la frase.

—Pude controlar la hemorragia, Naruto está bien, solo le pediré que sea atendido por alguien de confianza —Sasuke bajó la voz y miró con serenidad al rubio, él al igual que Minato se llevó una fuerte impresión, imaginando un desgarrador desenlace para el Omega—. La herida que sufrió prácticamente ha cerrado y ambos sabemos que no es común.

Reaccionando a las palabras de Uchiha, el rubio Alfa intuyó lo que el moreno trató de decir, ya debía suponer lo que ocurría con Naruto y su condición de Omega perfecto.

—Tenemos que hablar tu familia y yo, pero antes me interesa únicamente la salud de mi hijo—. Minato contestó con mesura, tomando a Naruto en brazos para solicitar una ambulancia.

Por su parte, Sasuke dio indicaciones a su hermano para que socorriera a los Omegas amordazados en el auditorio, escuetamente le contó lo que había pasado para después dirigirse a su padre y suplicarle que lo llevara al hospital.

Los oficiales y algunos Alfas del clan Uchiha capturaron a los dos Betas y Sakon que, yacían en el suelo con expresiones aterrorizadas por la evidente técnica ilusoria que padecían. De igual manera, asistieron a los Omegas, soltando las sogas que tenían en sus extremidades. Incluso Itachi, se aseguró que los tres sujetos continuaran sufriendo, potenciando el delirio con su Sharingan. El moreno de coleta se encargaría de averiguar a fondo lo que sucedió y él presentía que el enemigo estaba cerca de ellos.

Entretanto, Naori se contuvo de soltar una carcajada al ver los rostros de estupefacción de los presentes. Ella aseguró que su capricho de ver al Omega destruido fue un completo éxito, y poco le importaba si se tuvo que cobrar la vida de algunos inocentes. La morena siguió las indicaciones de los policías que la escoltaban junto un grupo de jóvenes que temblaban por lo recién ocurrido. Internamente celebró una victoria que jamás se dio.

 

 

A la espera de Naruto, la rubia galena preparó una habitación adecuada con los implementos médicos que se requieren para atender a su nieto, y sobre todo guardar prudencia por el sofoco que se vive tras el incidente; gracias al aviso de su hijo, Tsunade contactó con su colega Shizune para que ésta estuviera al pendiente del Omega.

—Tendremos que hacer un protocolo fingido, Shizune —inició la rubia, ganando la atención de la Beta—, vamos a tener que dejar internando a Naruto un par de días, probablemente cuando veamos la herida, no tendrá nada y ya sabemos por qué es.

La mujer de cortos cabellos negros solo asintió con la cabeza. Por el suceso se abriría un caso que estaría a cargo de la jerarquía, y era bastante obvio que recurrirían a inspeccionar cada detalle, desde las memorias de los estudiantes hasta el sometimiento de los autores de dicho evento. Tsunade debía asegurarse que desligaran a Naruto del proceso para que no averiguaran su condición de Omega perfecto.

—Me encargaré de realizar el informe médico de Naruto —habló la médica, preparándose para encubrir los pormenores.

Entrando por la puerta de emergencia, una camilla transportaba a Naruto en compañía de Minato y algunas personas más, entre ellos Sasuke que no demoró en estar a lado del rubio. Tsunade dio directrices al equipo que ella escogió y llevaron al Omega en el lugar que dispuso para su nieto. Al retirar las ropas, inició con la revisión del corte y como ella había dilucidado, el Omega no tenía ni un solo rasguño, la habilidad de regeneración funcionaba como un campo que cuidaba del cuerpo del usuario, podría decirse que las heridas mortales no serían un inconveniente para tal poder.

Por la perdida de sangre, Naruto se encontraba inconsciente, pero por fortuna su vida no estaba en peligro. Una vez que Shizune corroboró el estado del paciente, el Omega fue conducido a una habitación privada para mayor tranquilidad. Como parte de su trabajo, la doctora informó a los familiares del rubio que esperaban impacientes por una novedad.

—No hay que inquietarse, Naruto se encuentra en óptimo estado, solo está sedado por consideración médica —enunció la médica Beta, brindando una enorme tranquilidad al grupo de personas.

—¿Podemos verlo? —preguntó Kushina con ansiedad, tomando la mano de su marido.

La pelirroja se había apersonado con rapidez al hospital en el momento que uno de los hombres de Minato se comunicó con ella y el resto de los miembros del clan. Shizune dio su consentimiento y los padres de Naruto fueron los primeros en ingresar a la pieza, mientras en la sala de espera hacía su llegada el exlíder del clan Uchiha.

Tsunade se sorprendió de tal manera que su expresión generalmente estoica, se transformó en molestia.

—¿Qué haces aquí? —interpeló con brusquedad la rubia galena.

Nadie entendía qué estaba pasando y tampoco la estrecha relación que había entre Tsunade y Madara. Para Fugaku también el asombro se hizo notar, no esperaba la llegada de su padre en un momento crítico como el que estaba viviendo.

—Un gusto verte, Tsunade —saludó de forma cordial el imponente hombre—. No esperaba que mi nieto se involucrara con un Omega del clan Uzumaki y veo que esto me implica más de lo que crees.

Las palabras de Madara ocultaban tantos secretos que los presentes no intuían la tormenta que se avecinaba.  

Notas finales:

Muchas gracias por su paciencia.

Nos estamos leyendo. 


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