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Una simple atracción por mikuuchan

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Tras la confesión de Madara, ninguno de los presentes fue capaz de romper con el hermetismo. Fugaku no sabía cómo reaccionar, el hombre que siempre consideró ser su padre, resultó siendo un Omega; y por supuesto, él jamás discriminaría el subgénero de algún miembro de la jerarquía, va en contra de sus creencias y principios como líder de un poderoso Clan, pero la duda lo carcomía, incluso cruzar mirada con el de larga melena se convirtió en un suplicio, sus manos permanecieron firmes sobre sus rodillas y la expresión antes fúrica del castaño, ahora solo es de desconcierto, sin frases que pudieran calmarlo.

La relación entre Fugaku y Madara jamás ha sido buena, es una realidad que no se puede negar; durante su niñez, el Alfa preguntó un sinfín de veces por la ausencia del moreno. No obstante, con el pasar de los años llegó a la conclusión, que el alejamiento se debía a la estricta crianza de su abuelo; Uchiha Tajima, era el claro ejemplo de un hombre soberbio hasta el último aliento de su vida, y con la dura declaración del Omega, pronunciarse al respecto lo cohíbe en su actuar. El castaño siente una enorme responsabilidad que lo confunde y quiere respuestas ante tanta incertidumbre.

El exlíder mantuvo la compostura, a pesar de lo doloroso que fue su testimonio. Además, de darse cuenta del estado desolado de su único hijo, sabía que no es el momento pertinente para acercarse y aclarar las preguntas que este tiene; aún hay tanto por revelar que hizo el esfuerzo de tranquilizarse y evitó por todos los medios consolar a Fugaku. Dio un largo suspiro, aligerando de cierta forma el ambiente tenso que se generó en el despacho. Acto seguido, Madara optó por levantarse del asiento y mitigar la incomodidad de ser observado sin restricción por parte de su familia.

—Todavía hay más por desvelar —habló Madara, fijando sus oscuros ojos en el rostro descompuesto de Fugaku—. He de suponer que tienen conocimiento de lo que diré a continuación: los Omegas perfectos son valiosos para la jerarquía porque no dependen del celo, sin olvidar una de sus características interesantes, tenemos embarazos múltiples.

—¿Está seguro de continuar, señor? —preguntó Shisui ansioso, aferrándose al brazo del mayor.

—Es necesario que lo sepan —respondió el Omega Uchiha, acariciando con cariño los cabellos rebeldes del muchacho—. Mi embarazo no fue la excepción, tuve gemelos Alfas, solo la comadrona que atendió el parto y obviamente un cerrado círculo de Tajima lo supieron, el segundo bebé murió al nacer. Nunca he podido perdonarme ante esa pérdida. Sin embargo, saber que uno de los niños había sobrevivido y que podría protegerlo, me mantuvo cuerdo de los abusos y humillaciones que sufrí, pero todo fue destruido cuando me arrebataron a mi cría e inventaron una absurda historia que los habitantes del País del Fuego creyeron sin rechistar.

La voz clara de Madara se quebró inmediatamente, mordió su labio inferior haciéndolo sangrar y así evitar de algún modo, llorar delante de los incrédulos oyentes. La impotencia de recordar su pasado, le causa una profunda angustia que no ha mermado en su totalidad y es entendible, su progenitor se encargó de romper con cada sueño; fue controlado y subyugado simplemente por ser un Omega. El pensamiento arcaico de aquellos años, hasta podría decirse que aún sigue vigente en la actualidad, creen que la supuesta clase débil del escalafón debe cumplir con un rol, tener crías fuertes. Aparte de eso, no tienen derecho y tampoco su opinión es relevante.

Tajima veía a su primogénito como una aberración, sentía vergüenza que siendo el cabecilla del Clan Uchiha tuviera un asqueroso Omega entre sus filas, se negaba a aceptar tal atrocidad, según sus palabras. Por ende, hizo de la vida de Madara un infierno, lo culpaba de haber maldecido a su familia de no continuar con el linaje puro que los distinguía del resto de la jerarquía. El líder jamás pudo volver a engendrar otro niño con su esposa, las crías nacían muertas y para mayor desgracia suya, todos fueron Omegas. A raíz de su enferma mente, utilizó al de larga melena de incubadora cuando descubrió su bendecida clase, incluso su obsesión lo condujo a violentar a su propia sangre, y tras deleznable acto, tuvo lo que tanto ansiaba, su primer hijo Alfa, quien le dio el nombre de Fugaku.

Evidentemente, Tajima guardó para sí el abominable secreto, Fugaku es su auténtico hijo y no su nieto como todos los miembros del régimen jerárquico piensan, y así fue hasta el día de su desenlace. El Alfa no pudo manifestar el orgullo de su sangre porque no fue su difunta esposa quien logró continuar con su descendencia, sino Madara. Si bien es cierto, en muchos clanes el incesto se tiene permitido con la finalidad de conservar el linaje, los métodos que utilizó el despiadado hombre fueron condenables, pero nadie le arrebató la satisfacción de conseguir tener al verdadero líder del Clan Uchiha y ese hecho lo regocijó en demasía. El moreno se encargó de criar al castaño con la dictadura impuesta de sus antecesores y lo privó de conocer la verdad sobre su nacimiento.

—Aunque todos daban por hecho mi supuesto género como Alfa, nunca asistí a ningún evento de clanes, Tajima quería mantener mi verdadera casta en oculto para evitar rumores y temía que encontrara a mi destinado. Por esa razón, nadie indagó sobre mi desaparición, también debo añadir que supo manejar brillantemente cada detalle; me mantuvo cautivo, a pesar de ser el dirigente del Clan Uchiha a la vista de los habitantes de Konoha, los del Consejo y claro él, se encargaba de los movimientos y alianzas con el Alto Mando y otros colectivos —Madara dio un sorbo a la taza llena de café que sirvió Kushina—, se aprovechó de mi falta de aroma y sus constantes amenazas de asesinar a mi hijo, solo se me permitía a alimentarlo y una vez terminaba, me lo arrebataban, no podía tener un vínculo con el bebé, por eso me tenía en sus manos.

—Ha existido cierto hermetismo sobre la muerte de Tajima —indagó Itachi, manteniéndose próximo a su padre—. ¿Realmente su fallecimiento se dio de forma natural o fue asesinado?

—Uchiha Tajima tenía muchos enemigos y entre ellos, mi madre fue la primera en atentar contra él —musitó el Omega con desdén, haciendo memoria a su pasado—. Hazuki era experta en plantas medicinales, sabía cómo acabar silenciosamente con la vida de cualquiera, sin dejar rastro de sospecha y quiso hacerlo sufrir, utilizando sus conocimientos durante días. Sin embargo, cegada por el odio al enterarse de lo que me hizo, cometió un error que le costó su existencia, dejó uno de sus libros de anotaciones a la vista de la servidumbre y fue dado el aviso de traición. Ella fue condenada a muerte e hicieron todo lo posible para guardar las apariencias y manifestaron que la pérdida fue por desvarío mental. Mi padre se recuperó del envenenamiento, pero tiempo después su salud se vio comprometida, jamás se aclaró lo que sucedió.

El moreno observó detenidamente los oscuros ojos de su hijo y suavizó la mirada, Madara nunca le recriminaría a Fugaku cómo fue concebido, solo por él pudo luchar contra una seguidilla de adeptos cegados por la doctrina impuesta de Tajima dentro del Clan Uchiha y después de la muerte de su padre, logró como el valiente Omega que es, ganarse el respeto de la siguiente generación de miembros, pese la oposición de una minoría que jamás aprobó sus ideales de cambio; de hecho, se enorgullece que el castaño haya seguido su legado de proteger a los Omegas, sin importar en las habladurías.

—¿Quién es mi padre? —inquirió Fugaku con preocupación, intuyendo lo que diría el moreno.

—Independientemente de cómo haya ocurrido los hechos, eres mi hijo, Fugaku y te pido que lo tengas siempre presente —dijo el Omega, acercándose de forma cautelosa al congojado Alfa—. Uchiha Tajima es tu verdadero progenitor, no es tu abuelo como todos asumen.

Mikoto junto a Itachi contuvieron al destrozado hombre, Fugaku se quebró con el peso de tal confesión. Nadie, sobre todo los miembros Uchiha partícipes de dicha reunión, llegaron a imaginar que el castaño lloraría de forma lastimosa. Madara se apresuró en abrazarlo y tratar de brindarle confort, no recordaba cuándo fue que tuvo a su hijo en brazos, hacía tiempo de ello que él con su personalidad estoica, tampoco pudo soportar el llanto desgarrador del Alfa. Sollozó, acariciando delicadamente las hebras lacias, no había edad suficiente para renegar de una muestra de afecto y más tratándose de una cría, incluso si este es un adulto. El Omega de larga melena, lo necesita tanto y viceversa.

Tsunade limpió sus lágrimas, al igual que los demás implicados no pudo reprimir sus emociones, se siente culpable de haber juzgado al moreno anticipadamente hace un par de años. El encuentro que la rubia tuvo con Madara se dio en circunstancias casuales; ahora que recuerda, no fue capaz de percibir el terror de aquellos ojos profundos, el rostro siempre impasible del mayor pedía ayuda y ella se dejó embaucar por su instinto animal. La voluptuosa mujer era muy joven, apenas se estaba familiarizando con la medicina, iba cada día como voluntaria al Hospital de Konoha y fue allí que vio al atractivo hombre, determinó con rapidez su subgénero, pero guardó ese secreto porque sintió miedo al creer que el Omega lo separaría de su padre, cuando descubrió que el de apellido Uchiha, es la pareja destinada de Hashirama y no Mito, su madre.

—Quiero que respondas una duda, específicamente sobre la conexión que existe entre compañeros de vida —inició la galena, volviendo a su característica seriedad—. Las parejas destinadas tienen un lazo que es inquebrantable, no pueden estar separados por tanto tiempo, cómo es posible que no ha habido efectos psicológicos, secuelas e incluso ni uno de ustedes ha muerto.

Tanto Minato como Kushina no entendieron las palabras de la doctora. A qué se refería cuando hizo énfasis en el plural. El Alfa ha sido cercano a su mamá a diferencia de Fugaku y claro, conociendo las razones es totalmente comprensible, pero notar la reacción cauta de la mujer, lo encaminó a una especie de vorágine llena de pesar. La muerte de su abuela Mito fue un duro golpe para Hashirama y toda la alianza que lo conforma; por supuesto, que Tsunade lo ha resentido con el pasar de los años, él vio un inusual comportamiento en la rubia que no se acercaba a su yo de antes, y pensó que las conjeturas que pudo armar, se desviaron a otro tramo que no llegó a figurar, cadenas de secretos que de alguna manera los ha hecho prisioneros de un sistema cruel.

—Antes debo de agradecerte que no dieras a conocer mi subgénero en aquel entonces —intentó sonreír el exlíder, continuando con las caricias para evitar que Fugaku se alterara—. Con respeto a tu pregunta, es sencillo, tu padre no sabe que soy su destinado, él ni siquiera me reconoce, probablemente porque la conexión ficticia que se dio entre tu madre y él fue fuerte. Con esto no quiero que haya confusión, el desarrollo de un vínculo ocurre de distintas maneras, algunas pueden darse de forma simultánea como ocurrió con mi hijo y nuera, respectivamente; en otras, solo uno de los involucrados se percata del lazo, por ejemplo, soy la prueba de ello, por esa razón he sobrevivido a la separación, no ha habido una codependencia si nunca hubo un nexo el cual aferrarse.

—Esto es imposible, ni siquiera puedo comprender toda esta maraña de información —interrumpió Minato, negándose a la realidad que Madara se encargó de contar—. ¿Por qué decidiste hablar? Me resulta extraño que ahora en un momento crítico como este, con el atentado de mi hijo y las posibles repercusiones que vendrán posteriormente con la jerarquía, consideraste compartir tu testimonio.

—Tienes que calmarte, Minato —Kushina utilizó sus feromonas para mermar con el arranque de histeria de su marido—. Debemos escucharlo, es probable que él nos pueda guiar con la condición de Naruto.

—No te equivocas, hay un motivo que me impulsó para expresar mi sentir —murmuró el de cabellos azabaches, encarando al rubio Alfa—. Cuando Tajima falleció y pude ser libre de ataduras, me encargué de investigar sobre el origen de los Omegas perfectos: qué los hace especiales, sus habilidades y lo fundamental, si el Alto Mando sabe del tema. Está demás señalar, que los infelices gobernantes de cada país dentro de las Cinco Grandes Naciones, han manejado sus intereses con laboratorios encubiertos. Ya tienes una idea de lo que diré, Minato.

—Los están secuestrando para su beneficio —aseguró el rubio, palideciendo ante tal deducción—, y Naruto es uno de sus objetivos.

—¿De qué manera se puede identificar un Omega perfecto? —cuestionó Itachi, analizando la situación—. Si nos apegamos a las creencias folclóricas, solo se maneja una teoría mitológica como argumento.

—Los Omegas perfectos son una rareza, según estimaciones registradas, nacen uno de cada mil habitantes por región. Solo es una mera especulación, no es constancia fidedigna de la que nos podemos apoyar —Madara llevó su mano al mentón, recordando algún antecedente clave—. Aunque tengo una leve suposición, los últimos años que me alejé de Konoha para incursionar en negocios que favorecerían al Clan Uchiha; aparte de la idea principal que es una excusa que utilicé con el objetivo de averiguar más, supe que hay un patrón muy común en nosotros, tenemos una pequeña marca de nacimiento de tonalidad rojiza, obviamente varía su ubicación en el cuerpo del portador.

Con la intención de demostrar su juicio, Madara alzó la manga de su túnica de color azul, mostrando en su brazo esa extraña mancha y de la misma manera, Shisui adoptó la acción, descubriendo su hombro derecho donde se veía claramente el lunar. Itachi abrió sus ojos al conocer que el muchacho de cortos cabellos también es un Omega perfecto como su abuelo. El Alfa de coleta no sabía si apegarse a lo que ha escuchado a través de generaciones sobre estas criaturas míticas o empezar a creer que la fábula es real. Muchos de los habitantes de Konoha, incluyéndolo a él, se aferran fervientemente a los textos que realzan una sola parte de la veracidad que ahora se está revelando.

—Naruto tiene ese lunar en el pie izquierdo —alegó Kushina sorprendida porque siempre se preguntó por esa marca, cuando ella ni Minato la tenían y tampoco sabía si era probable que lo heredara por la genética de sus familias.

—Los pocos Omegas perfectos que hemos rescatado Shisui y yo tienen el lunar, mientras que los otros no, por eso pensamos que ese sería un modo de reconocerlos—. aportó Madara, volviendo a acomodar su ropa—. Lo último que descubrí y me orilló a que supieran esto, es por el actuar del Alto Mando, planean analizar toda la población, sometiéndonos hacernos exámenes rigurosos de subgénero. Ellos creen que muchas familias están escondiendo la condición de sus hijos y sabiendo que la mayoría de la gente desconoce sobre la existencia de nosotros, se han aprovechado de la ignorancia colectiva con el fin de poseerlos, jamás van a revelar este secreto porque no les conviene que haya una rebelión.

—Están fiándose del desconocimiento, sin detalles no hay guerras y seguirán en el poder haciendo lo que les plazca —recitó Tsunade ofuscada, ya tenía conocimiento de los propósitos crueles de la jerarquía; de hecho, en compañía de Shizune hicieron una exhaustiva investigación que dieron a conocer solo a seres allegados—. La base de datos del hospital fue borrada, no hay registros médicos de Omegas perfectos, el único historial clínico que existe data de hace diez años y lo tengo en mis manos, suponiendo que fue un error por parte de ellos dejarse en evidencia, van a ir por todo aquel que no comparta su ideología.

Un estruendo se escuchó en la habitación contigua, los presentes guardaron silencio y esperaron por un lapso si se volvía a repetir el sonido. Por consiguiente, ninguno habló hasta que Sasuke abrió la puerta con un alterado Omega pelirrojo, la expresión de asombro en las familias fue tal, que el Alfa solo pudo soltar un bufido. Uchiha salió de la ducha con un iracundo Kurama que permanecía desnudo en busca de aparearse, el moreno no iría más allá, sabiendo que Naruto seguía perdido en la inconciencia sin querer regresar a la realidad que le corresponde. Tomó un ligero Kimono del vestidor y haciendo destreza de su fuerza se lo puso al ente, ganándose que este tumbara sillas y lo que había a su paso.

—¿Qué está ocurriendo? —Minato exigió anonadado por la escena que sus ojos ven—. ¿El Omega es Naruto?

La larga cabellera de la rabiosa entidad se movió hacia un lado y este solo atinó a mirar al rubio Alfa con irritación. Kurama luce irreconocible con la apariencia humana, aunque utilizara el cuerpo de Naruto, algunos rasgos no se pueden omitir entre ellos: el llamativo color de sus hebras rojizas, los ojos y las orejas erguidas en la parte superior de su cabeza, todo dicta que es un individuo diferente al extrovertido Omega, pero ahí frente a ellos, el de aspecto zorruno se enfocó en Madara, acechándolo como un animal salvaje, quizás por una especie de juego para mostrar su dominio.

—En mis cientos de años, jamás esperé encontrarme con la reencarnación Omega de Indra, definitivamente esto ha superado mi mal humor —comentó Kurama, embozando una sonrisa blanquecina, donde los afilados colmillos podían apreciarse—. Los hijos de Hagoromo son un conjunto de sorpresas; tras siglos de dar uso del método de trasmigración, rompieron con el patrón en su relación.

—Si aún hay dudas sobre la existencia de los Omegas perfectos, él es el ejemplo de lo capaces que podemos ser, incluso materializar parte de su aspecto animal —aseguró Madara sin dejarse intimidar por la hermosa criatura.

Una vez más la preocupación y el sinnúmero de preguntas en cada miembro, se abría paso a problemas mayores, cuando desconocen el paradero de Naruto y lo que podría suceder si no buscan una solución rápida para que los lleve a él.

Notas finales:

Notas de la autora:


Lamento la tardanza, pero mi computadora murió hace un buen rato y me era incómodo escribir por celular, pero afortunadamente ya la tengo de regreso, así que retomamos las actualizaciones los 30 de cada mes.


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