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Una simple atracción por mikuuchan

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Notas del capitulo:

¡Hola gente bonita! no les hice esperar casi nada para este capítulo, así que disfrútenlo por que al fin ese par se vio ahahaha

El blondo miró con asombro la figura imponente del apuesto azabache, quien se mostraba impasible en compañía de su madre. Se acercó a paso cauteloso en dirección contraria, ocultándose detrás de los estantes de ropa que permanecían alrededor, mientras Kushina ajena a lo que acontecía con su joven vástago, conversaba con una de las amables vendedoras del local.

Naruto por su parte sonrió imperceptible al observar el conmovedor gesto del moreno en permanecer junto a la joven mujer de cabellos negros, quien suponía era su madre. Él era anuente del fuerte carácter que gobernaba a los Alfas al culminar la etapa de desarrollo, se mostraban recios en acatar órdenes de sus semejantes sin importar que fuesen familia, debido al instinto innato de ser líderes e imponer sus propios mandatos al resto de la clase jerárquica. Sin embargo, al observar con detalle los aspavientes de incomodidad reflejados en el atractivo rostro del Alfa, el blondo notó el asedio de varios Omegas con la intención de atraer al azabache sin rastro de vergüenza.

—Descarados... —el rubio habló indignado al ser testigo de la osadía de ciertos Omegas al considerar un fuerte prospecto de Alfa como posible pareja.

El fuerte aroma que despedían los Omegas por medio de sus feromonas inquietaban a Sasuke, él siendo un Alfa sin pareja reaccionaba a los impulsos de atracción sexual que manifestaban los Omegas al desearlo como compañero. No obstante, al percibir el agarre en uno de sus brazos por parte de Mikoto, guardó la compostura, haciendo el esfuerzo de ignorar el dulce olor que rodeaba el establecimiento.

—Cariño, ve al área de probadores y me esperas ahí, te llevaré inmediatamente el yukata que quiero que te pruebes —la pelinegra notó el comportamiento extraño de su hijo al percibir el atrayente olor que impregnaba el lugar—. Me encargaré de los Omegas, trata de controlar tu instinto de Alfa, Sasuke.

Mikoto se aseguró de que el azabache se dirigiese en dirección a los vestidores, mientras ella caminaba con rapidez por los departamentos del local en busca de Betas que lograsen calmar a los jóvenes Omegas, quienes se mostraban renuentes en apartar su atención del moreno.

Naruto miró la escena con detenimiento, alejándose lo suficiente de los presentes para seguir al moreno de forma precavida, le causaba curiosidad observar con detalle la conducta serena del azabache, pese al malestar que éste enfrentaba con la provocación desinhibida de los Omegas.

—Para ser un Alfa joven tiene gran control de su instinto. ¡Es sorprendente! —el rubio musitó asombrado, sin perder detalle en cada una de las acciones del azabache. Le vio sentarse con parsimonia en uno de los taburetes que adornaban el área de los probadores, apoyando los brazos sobre sus rodillas, en un intento de asimilar la caótica situación que había presenciado.

El aroma de los Omegas había mermado en su totalidad, Mikoto en compañía de algunos Betas que laboraban en la reconocida tienda de Konoha, lograron controlar a los jóvenes Omegas, explicándoles de forma racional los inconvenientes que provocaron producto a su impulsividad. La pelinegra agradeció con una reverencia a las serviciales vendedoras, aliviándose por la incómoda situación.

Sasuke inhalaba y exhalaba aire con cierto pesar, intentando calmarse. Su instinto de Alfa había despertado por las fuertes feromonas que despedían los Omegas con la única intención de provocarle, él sabía que, siendo aún un joven Alfa, su autocontrol no manifestaba un completo desarrollo para refrenar el impulso de tomar a un Omega. Sin embargo, agradeció en silencio el rápido actuar de su madre por alejarlo de la tentadora invitación.

—¡Maldición! No puedo creer que esto fuese a pasar —el pelinegro murmuró en voz baja, masajeando el puente de su perfilada nariz, sintiéndose desconcertado, jamás creyó que la necesidad de poseer a un Omega le doblegara de forma desmedida, alterando su instinto primitivo.

Naruto miraba con atención cada gesto del moreno, encontrándolo fascinante, no podía apartar sus zafiros de la presencia de aquel Alfa de ennegrecidos ojos, poderosa complexión física y piel extremadamente clara. Sus mejillas adquirieron un ligero matiz escarlata al tener la imperiosa necesidad de acercarse a él. No obstante, rehuyó a ese instinto de Omega, negando con efusividad.

Sasuke por su parte alzó la cabeza, viendo con minuciosidad la modesta decoración de aquel departamento de la tienda, tenía la sensación de sentirse observado, pero no percibió ningún olor peculiar a su alrededor. Se levantó del asiento una vez que el momentáneo desvarío de su temple volvió a él. Caminó con lentitud por el área próxima de los vestidores, agudizando cada uno de sus desarrollados sentidos.

El rubio dio gracias a su falta de olor siguiéndole los pasos al azabache. Sin embargo, por haberse confiado de su peculiaridad, tropezó con el soporte de unos de los estantes causando un estridente ruido. El pelinegro vio de reojo el menudo cuerpo del Omega de cabellos rubios, ocultándose con rapidez entre las ropas.

—Crees que vas a mofarte de mí, pequeño bribón. —Sasuke fingió ignorar el estruendo provocado por Naruto, dirigiéndose a uno de los amplios pasillos del local, él era anuente de que el rubio Omega le seguía los pasos, sonrió con prepotencia, rodeando el lugar en dirección contraria para descubrir al curioso fisgón.

—Lo he perdido de vista... —Naruto salió de entre los estantes cercanos, apresurando su caminar para encontrar al pelinegro, hizo uso de su excelente visión sin dar rastro del Alfa. Chasqueó la lengua enfurruñado de haber cometido la desfachatez de confiarse.

Dispuesto a retirarse de la sección de vestidores, Naruto no reparó en la presencia del pelinegro a sus espaldas. Sasuke observaba con cuidado la figura esbelta del rubio, quien vestía ropas holgadas y sencillas poco frecuentes en los Omegas jóvenes, sonrió con arrogancia al engañar con total audacia al blondo, para más tarde inclinarse a la altura del ojiazul con intención de asustarlo.

—Por tus acciones puedo suponer que eres un acosador o simplemente la curiosidad es mayor en ti —el azabache susurró cerca del oído de Naruto, notando inmediatamente el estremecimiento del Omega al escucharlo hablar.

Naruto no necesitó girar sobre sus pies para saber quién era la persona que le hablaba, su corazón latía con rapidez y sus mejillas se sonrojaron furiosamente al oír la voz aterciopelada del pelinegro, se sentía avergonzado tras haber sido descubierto por el propio Alfa.

El azabache percibió el sutil aroma proveniente del Omega al aproximarse a su cuello, le era agradable el imperceptible olor que despedía el rubio al no compararse con la esencia dulce del resto de los Omegas. La fragancia que caracterizaba a Naruto era distinta, Sasuke podía afirmar con seguridad que debía ser única al no notarlo de forma inmediata por medio de su sensitivo olfato. Sin embargo, el blondo se mantuvo quieto, esperando a que el Alfa se alejase de él sin mayor inconveniente, pero supo que no lo dejaría ir tan fácil como deseara.

—Tu aroma es... peculiar... —Naruto luchaba con su instinto animal que deseaba salir a flote. Exponer su cuello a merced de un Alfa viril, es una de las muestras de interés dentro de la jerarquía. El Alfa al olfatear el cuello de un Omega distingue su esencia, considerándolo como posible pareja de enlace. Por dicha razón a los Omegas jóvenes se les indica de pequeños cuidar recelosamente el área de exposición de su olor, evitando uniones precipitadas.

El rubio sintió el roce de la nariz del pelinegro en su camisa de cuello alto, asustándose por la insolente acción del azabache, reaccionó de golpe, girando con rapidez sobre su eje para encarar al Alfa con determinación. Sasuke observó el fino rostro del Omega, reconociéndolo al instante.

—¡¿Qué pensabas hacer?! Si no me percató de tu siniestra intención me hubieses tomado a la fuerza como pareja —el pelinegro entornó sus oscuros ojos, escuchando con atención las palabras del Omega, reconocía que aquel rubio tenía valor para medirse con un Alfa sin mostrar ápice de temor. Sin embargo, prefirió reservarse sus suposiciones a opinión personal y enfrentar al blondo.

—¿Te has ofendido, pequeño mirón? —el tono petulante que Sasuke utilizó para interrogar al rubio, le molestó en demasía a Naruto. Éste por su parte, frunció el ceño llevando una de sus manos hacia el cuello, sintiéndose abochornado por el descuido previo.

—No sé de qué hablas, en todo caso debería sentirme ofendido por lo que intentabas hacer conmigo. Soy un Omega y como tal, merezco respeto —el rubio musitó con seriedad, desviando sus zafiros de la mirada inquisitiva del pelinegro, mientras Sasuke mostraba una sonrisa ladina haciendo sonrojar a Naruto.

—Ignoraré por completo lo que acabas de mencionar para evitar avergonzarte más de lo que ya estás. Sin embargo, me gustaría saber por qué razón me has estado siguiendo desde que ingresé a la sección de vestidores —el rubio abrió sus llamativos ojos azules con sorpresa, observando con detalle la figura altiva del moreno. Sasuke era un joven Alfa sumamente alto comparado con él, quien lograba alcanzar el metro sesenta y seis, notable diferencia de estaturas con respecto al metro ochenta cinco del azabache.

—¡Te informo que tus conclusiones son erradas, mi estimado Alfa! No he seguido a nadie como crees suponer. Además, la última persona a quien yo tuviese intención de espiar serías precisamente tú —el rubio habló seguro de sí, haciendo sonreír al pelinegro. Naruto no permitiría que el moreno se burlase de él, aunque supiese que el Alfa de cabellos negros afirmara lo obvio con total convicción.

—Si ocultarse entre los estantes de ropas del local y observar minuciosamente a alguien no es espiar, me gustaría saber qué es en realidad, porque a mi criterio aquellas actitudes fetichistas se prestan para interpretarlas de manera extraña. —Naruto no pudo evitar sonrojarse al oír las palabras irónicas del Alfa, trató de enfocar su azulina mirada en los alrededores de la tienda en busca de su madre sin lograr encontrarla.

—¡No tengo ningún comportamiento fetichista, Teme arrogante! —Sasuke alzó una de sus oscuras cejas, mirando de soslayo al rubio Omega, quien no tuvo reparo en insultarlo por el calor del momento.

—Deberías de aprender a utilizar los modales si es que tienes conocimiento de ello. Un Omega no se expresa de forma desmedida, ni hace uso de insultos, Usuratonkachi.

—¡No vas a venir a reñirme a mí con tu porte de Alfa perfecto, si me expreso de forma desmedida según tu criterio, es mi jodido problema, Teme! —Sasuke sonrió con diversión al notar la evidente molestia del rubio, para él no era común observar un comportamiento desinhibido en un Omega, generalmente suelen ser recatados y sumisos dispuestos a obedecer las órdenes de los Alfas, pero al ver a Naruto con detenimiento supo que el blondo no bajaba la cabeza ante nadie.

—¡Increíble! jamás consideré encontrarme con un Omega que tuviese complejo de Alfa —el pelinegro comentó con cierto tono burlón, haciendo rabiar al rubio. Naruto por su parte prefirió guardar la poca paciencia que aún conservaba para retirase con la cabeza en alto, no continuaría discutiendo con aquel azabache que solo lograba enfurecerlo con sus socarronerías.

—Piensa lo que quieras, no perderé mi valioso tiempo discutiendo con un pseudo intento de Alfa.

El rubio sonrió con arrogancia al mirar el rostro inexpresivo del azabache, para más tarde dar media vuelta e irse. Sin embargo, el agarre que se cernía en uno de sus brazos le impidió hacer movimiento alguno, encontrándose con los ojos oscuros del Alfa fijos en su persona.

—Tus provocaciones e insultos no causan el más mínimo efecto en mi persona. Por ende, no ganarás desquiciarme, Usuratonkachi —el azabache aferró el asir de su mano en el brazo de Naruto, tirando de él para acercarlo a su cuerpo. Lo vio con detalle, repasando con su afilada mirada las facciones delicadas del Omega, reconociendo al instante la belleza que éste poseía.

—¡Eres un altanero! —Naruto intentó deshacerse del agarre del moreno, mientras sus azulinos ojos se enfocaban en los contrarios del pelinegro. Se sentía nervioso por la impetuosa cercanía de Sasuke, logrando alterarlo como jamás le hubiese ocurrido con otro Alfa.

—A consideración tuya seré lo que sea, pero si mal no recuerdo tú y yo ya nos habíamos visto anteriormente, Omega escandaloso.

El rubio frenó cualquier intento de escape al escuchar con atención las palabras de Sasuke. Sintió su pulso acelerarse con solo saber que el Alfa no lo desconocía por completo, sus arrebolados mofletes se tornaron de un suave color carmín por la emoción que le embargaba.

—¿Tú... me recuerdas? —Naruto preguntó curioso, esperando ansioso por la respuesta del azabache.

—Por supuesto, no apartaste tu mirada de mí en medio del congestionamiento vehicular de aquella vez. Además, no suelo olvidar los rostros de las personas, Usuratonkachi.

Sasuke suavizó el agarre previo, mientras Naruto reacciona al sutil tacto. La proximidad de sus cuerpos no les desagradaba en lo absoluto; de hecho, el azabache se sorprendió de sí mismo al no rehuir de la cercanía del menor, quizás le asombraba la algarabía que éste deja a entrever a primera impresión, enfrentándole como si fuesen conocidos de antaño.

El rubio no realizó ninguna acción para apartar al moreno de su lado. El olor varonil del Alfa lo tenía en una especie de trance, donde su instinto de Omega revoloteaba en su interior, sabía que aquel pelinegro de oscuros ojos no le era del todo indiferente, le llamaba su atención de una forma que él no podía explicar con escuetas palabras, simplemente le reconfortaba su fuerte presencia.

—Debo de reconocer que tienes buena memoria, Teme. Para serte sincero no me imaginé que te percataras de ese detalle que ocurrió días atrás —el rubio Omega habló con fingida tranquilidad, haciendo el esfuerzo de ocultar su evidente emoción. Le costaba creer que el arrogante Alfa hubiese hecho mención de lo sucedido que a consideración suya le parecía irreal.

—No deberías de sorprenderte en lo absoluto, Dobe. Si te lo recuerdo es por la sencilla razón de que siendo un Omega curioso me es imposible olvidar tu rostro. —Naruto se ruborizó ante las palabras dichas por el pelinegro, desviando inmediatamente su azulina mirada en dirección al piso, por el calor que agolpaba sus mejillas.

—¿Cuál es tu nombre, Teme? —El rubio inquirió con cierta timidez no vista en él, asombrando al azabache, quien liberó el agarre del brazo de Naruto con extremada suavidad.

—No necesitas saberlo por el momento, digamos que es un pequeño castigo de mi parte por curiosear de más, Omega del clan Uzumaki —el blondo entreabrió sus labios en un gesto de sorpresa, al saber que el azabache tuviese una idea primordial de él—. Si te preguntas el por qué conozco cierta información de ti, no es precisamente por haber visto el emblema de tu clan, sino porque me di la tarea de indagar sobre tu origen.

—Me encantaría saber el motivo de tu interés, porque siendo un Alfa prepotente como demuestras, tus intenciones no deben ser nada cordiales. —Naruto manifestó su sentir con cierto sarcasmo, mientras sus zafiros se fijaban en cada movimiento del pelinegro.

—Si esperas escuchar halagos de mi parte lamento informarte que no será así, Usuratonkachi. Lo único que me causa interés en ti, es tu actitud desafiante que llama la atención de cualquier Alfa en querer doblegar tu carácter altanero. Adoraría en demasía verte obedecer cada una de mis órdenes como el Omega delicado que debes ser —el rubio frunció el ceño molesto ante lo mencionado por el pelinegro, dispuesto a pregonar todo insulto que se le ocurriese, mientras Sasuke mantenía una sonrisa ladina en su rostro, anuente de las acciones de Naruto.

—Me limitaré a explicar única y exclusivamente mis razones para no involucrarme con una porquería como tú. Primero, no seré el Omega sumiso que la sociedad desea. Segundo, no tengo el más mínimo interés de comprometerme con un Alfa que denigre mi integridad como persona. Tercero y no menos importante, preferiría estar solo antes de que un paje presumido como el que estoy viendo en este momento me toque.

El azabache rio con gracia, mostrando sus blanquecinos dientes, le agradaba la actitud orgullosa del rubio, quien solo bufó exasperado por no conseguir el efecto de molestia en Sasuke.

—Supongo que tu carácter explosivo se deba a una sola razón de peso, y es obvio que conozco el motivo de tu amargura. Te hace falta un Alfa que domine tu instinto animal para que muestres respeto, aunque considerando el escaso aroma que desprendes es poco probable que un Alfa de alto linaje te desee como posible pareja, quizás si te esfuerces en tu arreglo personal logres a aspirar ser el amante de un lacayo que se vea en la penosa necesidad de solicitar tus servicios.

La provocación cínica del azabache hizo enfurecer en demasía al rubio. Naruto se acercó al azabache con intención de darle una bofetada por su atrevida osadía. Sin embargo, Sasuke sonrió con saña, tomando con rapidez la mano fina del Omega para enlazarla con la suya, mientras su brazo libre se aferraba con fuerza en dirección a la estrecha cintura del blondo.

—¡Suéltame infeliz! ¡No quiero que te me acerques! —Naruto intentaba soltarse del asir de Sasuke, forcejeando embravecido con el pelinegro.

—¿Te has enojado, Usuratonkachi? Creí que tu temple de acero se mantenía intacto, solo he bromeado contigo porque es una forma agradable de llegar a conocernos —el moreno comentó en tono petulante, apegando al rubio a su atlético cuerpo.

—Si no quitas tus asquerosas manos de encima, juro por lo que más quieras que haré un escándalo del cual no te libraras tan fácil —el rubio Omega cesó todo esfuerzo de lucha al percibir el sutil aroma de Kushina esparcirse por los alrededores, palideció mirando con sus expresivos zafiros a Sasuke, quien no entendió el radical cambio del blondo—. ¡Es mi madre, ocúltate en los vestidores!

El moreno miró desconcertado a Naruto, comprendiendo ligeramente el temor del rubio, soltó el asir que sostenía al Omega, arrastrándolo con él a los probadores de la tienda.

—¡Tranquilízate, Dobe! No pienso hacerte nada, ahora explícame por qué estamos en ésta embarazosa situación.

—¡Es tu maldita culpa, Teme! Mi madre creerá que eres mi prospecto de Alfa y se encargará personalmente de hacerles saber a cada uno de los miembros del clan que debes ser mi prometido. —Naruto se ruborizó al analizar la vergonzosa situación que tanto él como el azabache protagonizaban, ambos permanecían encerrados en uno de los pequeños vestidores, intentando desviar la atención de la pelirroja.

—No tengo ni un problema con ello, Usuratonkachi. Tu madre puede suponer las ideas que quiera, porque a lo que a mí se refiere, he decidido tomarte como mi Omega —el rubio se apoyó en la pared del minúsculo cubículo, haciendo el esfuerzo de procesar la información del pelinegro.

—¡¿Qué?! ¡¿Has enloquecido?! ¡¿No has escuchado cada una de las palabras que te he dicho, Teme?! —el pelinegro ignoró los chillones gritos del rubio, recostando su cuerpo al otro extremo de la pared del vestidor, mientras Naruto mascullaba entre dientes frases ininteligibles.

—Un Alfa jamás cambia de parecer en sus decisiones, serás mi pareja porque eres el único Omega que ha llamado mi atención hasta el momento —el rubio recuperó la compostura, analizando la objeción sincera del pelinegro, quien sonreía divertido al ver el sorpresivo rostro de Naruto. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, tanto como a mí en escribirlo ahaha

Ya entré nuevamente el lunes a la U, así que mis cortas vacaciones se fueron volando. 

Comentarios, opiniones, siempre son bien recibidas y las contesto gustosamente.

¡Nos estamos leyendo!


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