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Kisses And Tickets por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Esto es lo que sucede después de dos días enfermos y pasándola en cama. Es corto, demasiado corto, y lo escribí super rápido, porque esta idea no abandonó mi cabeza todo el día. 

Choi Minho entró al gimnasio del colegio con sus grandes ojos mirando a cada lugar.

 

El lugar apestaba a comida grasienta, y aunque Minho era un gran fan de ese tipo de comida, él no quería eso en ese momento.

 

Sus ojos escanearon el lugar y olvidó por completo que Changmin, uno de sus amigos más cercanos, se encontraba a su lado.

 

—¿Buscando algo?—Changmin preguntó, sonriendo burlonamente hacía él.

 

Minho asintió distraídamente hacía él, mientras sus ojos seguían buscando alrededor de la habitación.

 

Minho no estaba tan entusiasmado con la idea de estar ahí. En verdad, si por él hubiera sido, las cosas se hubiera resumido a algo como donaciones por parte de los alumnos del colegio, y evitar toda una feria por esto.

 

Pero entonces los rumores habían llegado hasta él. Según las chicas en la feria habría un puesto de besos, de esos que las películas americanas mostraban.

 

Minho no había mostrado interés ante la idea y entonces un nombre había aparecido entre la conversación y eso tenía a Minho con toda su atención hacía la maldita feria.

 

—Creo que lo encontrado. —Changmin canturreó, y asintió hacía el puesto de besos en el fondo de lugar.

 

Kim Kibum estaba ahí.

 

Minho sonrió, mientras sus pasos le dirigían hacia el lugar.

 

Kibum y él no mantenían ningún tipo de relación, pero ellos habían estado detrás del otro, el tiempo suficiente para saber que era algo más que atracción.

 

Kibum a veces pasaba lo más disimuladamente que podía por el campo en donde él jugaba. Minho había atrapado alguna de las miradas que Kibum le daba, la forma en que a veces sus labios se curvaban suavemente y la manera en que le susurraba a su amigo, Lee Taemin, asintiendo hacía él.

 

Minho había hecho casi lo mismo, él había asechado a Kibum cuando tomaba clases en el último salón del pasillo, o cuando comía y reía tan fuerte que tenía que recargarse en el cuerpo de alguien más.

 

Era como un maldito acosador, pero Minho no quería, ni podía evitarlo.

 

No, porque cuando veía a Kibum y le veía sonreírle, su corazón latía de una forma más acelerada y sus manos picaban por tocarle. Era un sentimiento extraño, nunca antes experimentado, pero Minho creía que estaba bien, si Kibum podía lograr eso en él.

 

Caminó, con Changmin detrás de él, y cuando llegó y la mirada de Kibum saludó la suya una rápida sonrisa cruzó sus labios.

 

El puesto era algo improvisado con grades letras en las que se podían leer palabras como ‘besos’ en diferentes colores fuertes. Kibum estaba detrás de uno, y su amigo, al que reconoció como Lee Taemin, estaba en otro, con una larga fila delante él.

 

Kibum también tenía una larga fila frente a él, pero Minho esperaba que eso terminara pronto, porque él pensaba tomar todos los malditos turnos para besar a Kibum.

 

Minho caminó, ignorando la larga fila de chicas que estaban ahí, soñando con besar a Kibum, y se dirigió directamente a él, sonriendo aún más, cuando los ojos de Kibum se abrieron ligeramente.

 

—Entonces, —Él dijo, apuntando con sus dedos los tickets que Kibum tenía a un costado de él. —¿Cuánto tendría que pagar por todos ellos?

 

Los ojos de Kibum brillaron, y se abrieron sólo un poco más.

 

—¿Todos ellos?—Kibum preguntó, su voz elevándose sólo un poco. Minho sonrió, sin embargo, pensándolo adorable.

 

—Así es, Kibum, todos ellos.

 

Escuchó la pequeño risa de Taemin a su costado, y observó a Kibum mirarle con las cejas enarcadas.

 

—Yo creo que eso no podrá ser, Choi. —Minho giró cuando reconoció la voz de Kim Jonghyun a su espalda. Él tenía esa sonrisa burlona bailando en sus labios y su mirada fija en Kibum. —Kibum, también quiero comprarlos todos.

 

Minho rodó los ojos después de sus palabras, y se tragó un comentario hacía Jonghyun.

 

Minho lo conocía, Jonghyun era el chico que se la pasaba cantando y tocando una guitarra, que había estado detrás de Kibum el tiempo suficiente para llegar a molestar. A Minho comenzaba a molestarle, Kibum era suyo, o al menos estaba a punto de serlo.

 

—¿Por qué siempre te suceden las mejores cosas?—Taemin preguntó, fingiendo molestia, y sus labios tirando de una enorme sonrisa. —Estoy envidioso, Kibum.

 

Kibum frunció el ceño y negó con la cabeza, mientras veía a Taemin. Su mirada después dio con ellos, frunciendo los labios, mientras veía entre él y Jonghyun, por último deteniéndose en él.

 

—¿Y bien, Kibum?

 

 

 

Media hora después, Minho estaba en la parte trasera del colegio, con los labios demasiado hinchados y rojos y con un poco menos de dinero en su billetera.

 

Pero estaba bien, porque los labios de Kibum aún seguían en los suyos, y sus manos ahora jugaban con su cabello, y Dios, se sentía realmente bien.

 

—¿Se han acabado todos?—Kibum preguntó, separándose unos centímetros de él.

 

Minho sonrió, mientras sus dedos viajaban hasta los rojos e hinchados labios de Kibum y deteniéndose unos largos segundos en ellos. Kibum se veía adorable y listo para comerse, y Minho estaba dispuesto a besarlo toda la vida.

 

—¿Por qué?—Preguntó, sus dedos presionando el labio inferior de Kibum un poco más. —¿Te has cansado ya de besarme?

 

Kibum sonrió, sus ojos brillando y su mirada no cayendo una y otra vez a sus labios.

 

—Sólo estaba pensando. —Kibum dijo, sus manos viajando hasta el cuerpo de Minho, bajando hasta su cintura y separando el espacio entre ellos. —Tal vez podría venderte unos cuantos más.

 

Minho se carcajeó, dejando que su frente reposara contra de Kibum.

 

—Dios, Kibum, acabaras con mis ahorros.

 

—Puedo hacerte un descuento. —Él murmuró, antes de darle un suave y rápido beso a su nariz.

 

—¿Descuento, uh? —Kibum asintió, esta vez sus labios contra su mejilla, y después en sus labios.

 

—Sí.

 

Él lo llevaría a la ruina, Minho pensó, pero estaba bien. Porque su corazón estaba latiendo de esa forma agradable y sus labios se sentían realmente bien contra los de Kibum.

 

—Bien, porque creo que necesitaré boletos para toda una vida.

 

Kibum rió, sus labios atrapando los suyos una vez más. Y cielos, Minho no podía esperar por comenzar a gastarlos todos.

 

 


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