La imagen de aquel muchacho se fue desvaneciendo de la mente de Himuro mientras se concentraban en el colegio. Todo parecía tan normal como siempre, asistía a clases y después lidiaba con Atsushi y su falta de ganas por hacer las cosas. Desde aquel partido mostraba un poco de más esfuerzo pero verlo solo provocaba una extraña punzada de dolor en el pecho de Tatsuya. Intentaba alejar de su mente aquello y se convencía que con el tiempo simplemente se desvanecería igual que lo hizo la imagen de aquel chico. Sin embargo nada era como antes, Tatsuya había caído en una sencilla rutina que a los ojos del resto solo era algo normal, asistir a clase, entrenar y pasar algo de tiempo con sus amigos y hablaba con Taiga.
Después de una conversación particularmente larga y entusiasta por parte de Kagami, Tatsuya se dio cuenta, que era lo que estaba pasando.
-¿desde cuándo caí en esta rutina? Siento que cada vez soy mas como Atsuchi, por más que lo veo y lo oigo no puedo terminar de convencerme de que las cosas con esfuerzo mejoran. Nada ha mejorado.
Se dejo caer sobre su cama y con ese sentimiento se quedo dormido…
La universidad lo estaba matando, ese era el único pensamiento que cruzaba la mente de Nijimura después de la tercer noche sin dormir. Odiaba cuando todos los maestros se ponían de acuerdo para dejarles toneladas de trabajo, apenas y tenía tiempo para comer y eso lo hacía pegado a un libro.
Exhausto al final de la semana, lo único que quería era tirarse sobre su cama y dormir hasta que su cuerpo ya no pudiera mas, sabía que le resultaría imposible, cortesía de sus compañeros de cuarto pero esperaba que una de sus miradas asesinas bastara para por lo menos dejarlo un rato. Solo que no contaba con un pequeño detalle, su celular comenzó a sonar.
-maldita sea, ¿que no me piensan dejar dormir? -no pudo evitar sorprenderse al ver de quien se trataba -Kuroko más vale que tengas algo bueno que decirme, porque si no, voy a ir a patearte el trasero –la voz de Kuroko salió tan neutral como siempre
-buenas tardes Nijimura-sempai, lamento si lo interrumpí, solo quería invitarlo a nuestro partido, es el próximo fin de semana.
-y ¿Cómo que por que querría… -se detuvo al recordar un pequeño detalle –¡ah cierto! ok el próximo fin, tratare de hacerme un espacio
-si ya tenía planes…
-no, yo creo que si voy, gracias Kuroko
Ambos colgaron después de un poco de cortesías. Nijimura suspiro, aun no era momento de dormirse. Con todo el trabajo de la escuela se había olvidado, no solo del partido que había visto sino del chico llamado Himuro. No era seguro que se presentara al siguiente partido de Seirin pero no tenía nada que hacer el fin de semana y tal vez tenía algo de suerte. Saco su computadora y se dedico a investigar, de algún modo se sentía como un completo stalker pero no tenía ningún otro medio para averiguar algo sin tener que involucra aun más Kuroko. Ingreso el nombre en la red social más popular y por suerte apareció de inmediato, como lo había dicho solo le bastaba el nombre.
Recorrió por un rato su perfil, sobretodo observando las fotos, definitivamente el chico era atractivo pero seguía creyendo que había algo más, algo que no tenía nada que ver con su físico, su mirada tenía algo que ver pero era algo aun más profundo. Ese pequeño misterio era lo que más le interesaba, era el motivo por el que quería hablar con él. Descifrar que escondía.
Se volvió a recostar sobre su cama pensando en la oportunidad que podía o no tener el siguiente fin de semana.
Esta vez llegó puntual, el partido aun no daba inicio y Seirin estaba calentando. Se acerco lo mas que pudo y Kagami distinguió a su hermano, le dedico una enorme sonrisa y un saludo de mano, como siempre demostrando lo mucho que amaba el basket. Kuroko también estaba ahí y le llamo la atención que lo miraba fijamente y que una sonrisa cómplice apareció por unos instantes en su rostro inexpresivo. No pudo evitar fruncir el ceño y preguntarse qué pasaba por la mente del menor. Inconscientemente giro en su lugar y paso su mirada por los presentes. Tal vez buscando a alguien…