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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola :DD bien, como no estuve actualizando seguido aqui les traigo un nuevo capitulo mas rapido de lo normal xD.  Como siempre antes de comenzar les agradezco infinitamente su apoyo y buenos deseos, gracias, hacen que mi kokoro se conforte :'D. Respecto al capitulo, es cortito pero quize traerlo hoy para compensar un poco mis tardanzas. ¡Gracias nuevamente por leer esta historia!

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Levanto la vista y observo por unos segundos su reflejo. Solo por unos cuantos minutos. Solo un momento,  el momento necesario para percibir lo que “aparentemente” era atractivo a la vista.  Lo que llamaba la atención, lo que lo mantenía de esa manera, de esa  forma; sometido a la voluntad de gente lo suficientemente poderosa. Entrecerró los ojos, tratando de ver algo más que no fuese la piel blanca de su rostro, algo más, un pequeño resquicio de claridad que le ceda la respuesta  que sus sentidos ansiaban con desesperación.

 

Pero.

 

No había nada.

 

Su reflejo, era solo eso; la imagen cóncava del cristal. Mostrándole todo y a la vez nada. Es igual que siempre, concluyo con un breve suspiro y con la resignación diaria de sus tardes otoñales.  Y Tatsuya lo entendía perfectamente, que nada cambiaria, y, que nada justificaría todas sus acciones.  Se alejó del velador  y se levantó  con fuerza renovada e instaurada, de todas formas no ayudaría en nada que su mente continuase divagando aún más. Camino  en dirección a la cama de la habitación y se mantuvo de pie a un lado, observo un momento el enorme cuerpo envuelto en sabanas, la manera en que él mantenía su postura era parecida a la de un niño. Infantil, tonto, sin sentido y un millón de eufemismos más; sin embargo, todo esas características continuaban atrayéndolo sin motivo alguno, sin intenciones.

 

Sin nada de esas cosas que la mayoría del tiempo le movían a actuar.

 

Estaba actuando guiado por sus impulsos.

 

 —Atsushi—murmuro despacio, lento, como una caricia innecesaria. Agachándose un poquito más para observarlo con claridad acentuada. — Se hace tarde. —completo con un pequeño toque sobre los cabellos morados de Murasakibara. Era extraño, ese por fin era el encuentro numero mil y número cero entre ellos; ese encuentro en el cual se perdía la noción del  número de veces que se miraban y terminaban besándose, tocándose, acariciándose hasta llegar a lo más culminante. Era tan malo y tan confuso y tan cruel y tan doloroso y tan adictivo. Pero de todas maneras seguían haciéndolo. Él no lo paraba y Murasakibara tampoco se detenía jamás. 

 

Él no lo amaba pero el si lo hacía. Que tan mal podían acabar.

 

—Aún tengo sueño—dijo de pronto, removiéndose con desgano sobre las sabanas, viendo de aquí para allá, un punto vacío de la habitación y luego el rostro de Himuro, iba y venía; viendo aquí y allá para siempre regresar su vista a la de Tatsuya. —Creí que era sábado  y que todas las juntas programadas habían terminado, me aburren tanto cuando colocan intereses ajenos a la empresa dentro de los asuntos a tratar y es taaaan tonto porque dicen cosas que no entiendo. ¡Quiero aplastarlos!—arguyo con los labios apretados y el ceño fruncido.

 

Sí. Era tan tonto.

 

Himuro lo miro nuevamente y lanzo una risita. Era cierto, las juntas eran tan aburridas, hombres ambiciosos queriendo llenarse los bolsillos con cualquier maldito plan u asunto usurero; pero, lamentablemente ese era el mundo en el que ambos se movían y no había nada que hacer. Aplastarlos no era opción— Debes soportarlo, es nuestro trabajo. El tuyo, el mío. El de prácticamente toda la empresa. —se apartó— Así que esfuérzate.

 

Eso era lo malo, esforzarse era cansado; se sentó sobre la cama con el torso desnudo y alzo la vista—Si Muro chin se mantuviese a mi lado todo el día, no sería tan agotador— la propuesta entre ambos seguía en pie. Continuaba ahí, sin moverse, más firme que nunca. Solo faltaba una cosa, unas palabras de afirmación y se consumiría.

 

— ¿Te mantendrías a mi lado?— solo ellos dos y un poco más de silencio. Himuro asintió y se cruzó de brazos— ¿Si te dijese lo que he estado haciendo ahora?—le miro fijo unos segundos— ¿De verdad quisieras continuar con esto, Atsushi?—Murasakibara era muchas cosas, tantas buenas y malas; y por eso, Tatsuya se repetía a si mismo que no era justo que él continuase insistiendo respecto al tema del matrimonio sin saber lo que hacía.  Sin saber que continuaba acostándose con algunas socias de la empresa con tal de mantener ciertos acuerdos. 

 

Estaba tan mal, tan tan tan mal; pero esa había sido la única salida que en ese entonces logro encontrar.

 

—Yo solo quiero estar contigo Muro chin—movió la cabeza repetidamente—Solo eso, no importa lo demás. De verdad, no estoy diciéndote mentiras—afirmo sin saber que de cierta forma, Tatsuya guardaba algunas cosas para sí mismo y él era quien mentía. —Prometo no apartarme, creo en ti Muro chin. Creeré siempre.

 

No deberías hacerlo— Entonces está bien—soltó sorpresivamente dándose la vuelta, sin mirar ni un solo instante a Murasakibara. Solo siendo egoísta y llegando a esa conclusión, a ese arrebato de sus propias palabras dolorosas. No meditando en absoluto los sentimientos de Atsushi, ni sus emociones, ni su felicidad, ni su dolor, solo siendo el. Error.  Al final terminaría rindiéndome de cualquier forma. — Firmemos los papeles del matrimonio—susurro—Lo siento.

 

 

-w-

 

 

Furihata respiro profundamente durante unos minutos, mirando a través del vidrio de aquel auto; dando pequeños vistazos a la conversación del gerente del restaurante cinco estrellas  donde actualmente trabajaba y viéndolo a él. Akashi continuaba con aquella rutina extraña.  Furihata volvió la vista hacia el frente y  se froto la frente cansado, agotado, con un cero por ciento de vitalidad después de todo un día de trabajo.

 

Esa era su vida  desde aquel momento en que su mente y cuerpo no dudaron ni un segundo en aceptar la propuesta de Seijuuro, desde ese instante Kouki se había visto sometido a aquel   extraño conjunto de acciones sobre su persona.

 

Akashi le cedió un trabajo, lo hizo tal y como lo prometió, sin embargo;  extrañamente, cuando el día terminaba y la noche caía como un aviso. El auto de Seijuuro aparecía frente al  local, tan imponente y sobre poderoso, la mayoría de los empleados creían con seguridad infundada que Kouki era el amante de turno del dueño absoluto y total de toda la cadena de restaurantes y que por eso, Furihata había sido contratado inmediatamente y por tanto era recogido por el empresario diariamente, a la misma hora. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Siempre puntual, no era aceptable que el castaño permaneciese en el frio durante unos cuantos segundos.  Ni pensarlo.

 

Cuando la puerta del auto se abrió y el pelirrojo se sentó sobre el asiento, Kouki mantuvo la respiración unos segundos; aun no era fácil para el acostumbrarse a aquella presencia. Los días corrían pero aun así la cercanía le seguía siendo un tanto extraña, un tanto lejana. El auto arranco sin más, el chofer bastante acostumbrado a aquel tipo de silencio se limitó a presionar el botón de la ventana desplegable y darles un poco de privacidad a ambos.

 

El silencio continuo por un breve instante más hasta que fue Akashi quien rompió aquello:—Te noto más cansado de lo usual— comento sin mover su mirada del frente, siempre frio y sereno—Quiero que me hagas saber si el trabajo es agotador, puedo cambiarte a otro si lo deseas, solo tienes que ped---

 

—No hace falta Akashi san—Furihata le interrumpió,  seguía sin entender completamente ese tipo de atenciones. No las entendía en absoluto y mucho menos viniendo de la persona que lo había atormentado durante tiempo, la atención que ahora le cedía era como un extraño aviso. Kouki se sentía que en cualquier momento movería las cosas en su contra, que lo lastimaría. —Gracias pero estoy bien, solo me siento relajado, es todo.

 

—Comprendo—Akashi giro brevemente el rostro—Aun así, si necesitas algo, no dudes en pedirlo. Respecto a tu madre, los resultados están siendo positivos, mejorara pronto y sobre Maasaki—alzo la vista— regresara a ti dentro de poco—eso, esas eran las palabras que Furihata deseaba tanto escuchar.

 

El corazón de Kouki no podía ser más feliz, escuchar el nombre de su hijo, creer que regresaría a su lado lo hacía cambiar el semblante. Lo hacía soñar e ilusionarse sobre eso que anhelaba y por lo cual estaba dispuesto a luchar. Siempre, siempre y siempre. Más que nunca. Sonrió brevemente y bajo la cabeza. Poco a poco sus deseos comenzaban a hacerse realidad, lentamente y firmemente.

 

Sin embargo; estaba eso que no lo dejaba tranquilo. La duda, la interrogante en su interior no le permitía bajar la guardia tranquilamente, no tan fácil. —Creí que me odiaba—susurro bajito, movió la cabeza a un lado y miro a Akashi sin miedo, solo con aquella preguntaba en su cabeza. Con todo el valor acumulado en su corazón para enfrentarse a él—¿Por qué está haciendo esto ahora?—respiro profundo y parpadeo un par de veces—¿Por qué, Akashi san?

 

Akashi sin dudarlo devolvió la mirada y se acercó un poco más al cuerpo del castaño. Solo eran ellos dos en ese pequeño espacio comprimido. Solo ambos. Y a decir verdad, el también deseaba  responder a aquello, pero su mismo inconsciente no poseía la respuesta adecuada. Estaba aún más confundido que el mismo Kouki—Solo deseo hacerlo, esto es incoherente pero aun así, es lo que encuentro en mi autoanálisis. He cambiado de opinión—pronuncio— es todo.

 

Furihata volvió la vista hacia el frente y cerró los ojos. —Entonces tengo que agradecerle nuevamente—asintió—por cambiar su opinión sobre mí, Akashi san. De cierta forma ahora me siento verdaderamente libre.  Creo que podre continuar a partir de este momento. —lo sentía así, como un nuevo comienzo— Siempre he querido eso desde el principio—abrió los ojos y miro a Seijuuro— y si verdaderamente su forma de pensar es distinta, tal vez usted también pueda liberarse después de estos seis años.

 

Pero Akashi no quería escucharlo, porque dolía, porque se sentía extraño. Porque esas palabras sonaban a una amarga despedida y eso era algo que no deseaba. Que desde un principio había querido impedir con todas sus esfuerzas, porque la verdad era que lo necesitaba. Que sus sentimientos cambiaron, que en alguna parte del camino surgieron otros y que quería sostener a Furihata siempre, a su lado, con su compañía, con su calor, con tanta tanta tanta necesidad.  —Kouki yo----

 

—De verdad—interrumpió impulsado por un extraño sentimiento emergente en su pecho. Kouki necesitaba decirlo, pronunciar aquello. — espero, que pueda rehacer su vida.

 

No. No podía rehacerla. Posiblemente jamás lo haría.

 

Lo quería. Lo necesitaba. Lo anhelaba más que nunca. Eso y más, todo un conjunto de sensaciones que lo movían y lo descontrolaban sin parar; con tanta fuerza y dolor pero persistentemente, haciéndolo actuar como nunca antes había hecho, siendo diferente. Por eso, por ese momento sin luz, sin pensar en sus actos. Seijuuro lo había hecho, inclinado ahí, por unos instantes; se había dejado llevar  por su descontrol. Estaba besando a Kouki. Teniendo ese pequeño contacto con aquellos labios, rozándolos por un breve instante.  

 

Y lo estaba disfrutando.

 

 

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Notas finales:

Bien, espero que les haya gustado un poco el capitulo y que les haya entretenido. Respecto a las otras parejas, en los siguientes capitulos apareceran con mas frecuencia. :DD  ¡Nos vemos pronto! ¡Y gracias por leer!


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