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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola, de nuevo les traigo un nuevo capitulo, esta vez con la ultima parte del flash back, espero que sus dudas se aclaren. Casi todo el capitulo es el flash back. Pero aqui acaba, lo prometo, en el siguiente capitulo saldran las demas parejas. Senti que esto era necesario antes de avanzar con el AoKise. Que si bien, yo quiero que su amor se desarrolle de manera natural y no afectados por el pasado. Pero, como saben, respecto a la cadena y los recuerdos, todo tiene una debida explicacion. ¡Muchas gracias por leer!

PD: La parte en Kursiva es un flash back.

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Aomine sujeto sus brazos con cuidado, lo abrazo contra su cuerpo y se quedó unos minutos en silencio. Lo escucho llorar, maldecir y quejarse hasta el fin; solo eso podía hacer ahora.  A pesar de todo eso, Daiki se sentía satisfecho, su objetivo estaba hecho, aquel niño rubio no había cometido ese acto suicida. Lo había salvado, eso era algo de que sentirse orgulloso verdaderamente. 

 

Ryouta estuvo unos minutos más con los sollozos proviniendo de sus labios hasta que por fin cerró los ojos y cayo inconsciente. Aomine lo atribuyo al estrés, respiro tranquilo al no saberse descubierto. Mantenerse en el anonimato era más beneficioso y cómodo. Se levantó del suelo con  Kise en sus brazos y camino hasta el puesto de policía más cercano, dio unos pasos hacia la entrada y antes de que alguien pudiese verlo  recostó a Ryouta encima de una de las sillas del lugar para luego salir corriendo.

 

Corrió unos cuantos minutos hasta colocar una distancia prudente, una vez que se aseguró de estar muy lejos, se detuvo estrepitosamente y se flexiono, apoyando sus manos sobre sus rodillas, intento regular su respiración acelerada producto del esfuerzo de la carrera.  Su pecho subía y bajaba una y otra vez pero no se arrepentía, era mejor de esa manera. Respiro profundo y sintió un poco de dolor en la garganta. Dolía mucho, como si sus pulmones fueran a explotar en cualquier momento pero a poco a poco el aire comenzó a relajarlo. Con el corazón satisfecho sonrió y retomo su camino para regresar a su hogar.

 

Camino hasta aquel barrio pobre, metió las manos en sus bolsillos y relajo los hombros. No sabía el motivo por el cual su corazón no dejaba de latir, era cierto que ya estaba más calmado pero su sangre no dejaba de moverse por las articulaciones de su cuerpo, llenándolo de algún tipo de fluidez, energía, ansias y muchas ganas de querer volver a ver a Ryouta. Verlo vivo y con la piel tibia y por supuesto más calmado, y también, solo si fuese posible, con una sonrisa.

 

Sí. Una verdadera. Una autentica. Una real. No de esas que regalaba por televisión. No, esas no. Esas dolían un montón, más que una patada y un buen golpe en el estómago.

 

De pronto, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho unos cuantos gritos provenientes de la casa vecina. Aomine se detuvo unos momentos en la puerta de su hogar y giro en dirección hacia el frente, se quedó unos minutos estático y frunció el ceño. Algo malo estaba ocurriendo. El sonido ceso, ceso un momento hasta que volvieron. Pero se hicieron más horribles, pequeños gritos de dolor, sonidos de golpes, platos rompiéndose, objetos volando. La realidad estaba ahí, mostrándole nuevamente el ambiente; abriéndole los ojos y trayéndolo al frio piso del mundo cruel.

 

La puerta de la casa vecina se abrió y un niño con el labio partido y los pies descalzos salió. Tenía sangre en los brazos, su cuerpo era muy delgado y su expresión dolida decía mucho. Daiki abrió los ojos sorprendido al verlo, los cabellos castaños de ese niño estaban cortados de mala manera; como si alguien se los hubiese arrancado. El niño clavo su vista en él, pidiéndole ayuda de manera silenciosa.

 

Pero nunca paso.

 

Simplemente no.

 

El dueño de la casa, posiblemente responsable de toda la violencia en el cuerpo del pequeño niño salió, lo cogió de los cabellos y lo arrastro hacia el anterior—Aun no termino contigo Ryo.

 

La puerta nuevamente se cerró y fue como el sonido más cruel de todos.

 

 

-w-

 

 

—Oh, ¿También lo escuchaste anoche, Dai chan?—Momoi  pronuncio preocupada—El nuevo vecino, el señor Sakurai es muy violento. Mama siempre dice que no es bueno que nos acerquemos a él. Todas las noches golpea muy fuerte a Ryo chan. —Satsuki entrecerró los ojos y negó con la cabeza—Lo golpea tan fuerte que lo hace gritar. Es malo, Dai chan, ese señor es muy malo.

 

Aomine escucho cada una de las palabras de Momoi, grabándose cada frase; si bien es cierto, jamás se había percatado del nuevo vecino y muchos menos de su pequeño hijo. Pero ahora que Satsuki le había contado todo de primera mano, sintió lastima por aquel niño. Debía tener alrededor diez años.

 

Ojala alguien fuese capaz de ayudarlo.

 

La mano de Momoi lo sujeto y jalo uno de sus brazos llamando su atención. Aomine movió la cabeza en señal de atención y ella levanto una mano hacia arriba. Señalando la enorme pantalla publicitaria de la avenida principal. Estaban pasando un comercial. Ryouta estaba en él, Ryouta sonreía en él.

 

—Cada vez que miro uno de esos, quedo impresionada. Los efectos especiales y el brillo que le ponen a todo, es fantástico.

 

—Fantástico—repitió Aomine sorprendido, dándole toda la razón a Momoi pero contrastando en una sola cosa. Era claro que toda la luminosidad del comercial era gracias al pequeño rubio que sonreía. Porque a su criterio; lo que hacía más llamativo aquello, no eran tantos los efectos sino el modelo. El modelo.  Su estómago volvió  a sentir aquella sensación y aparto la vista de la enorme pantalla. Era vergonzoso, muy vergonzoso.

 

— ¿Sucede algo malo, Dai chan?

 

—Tengo hambre—afirmo, intentando tranquilizarse, intentando ignorar esas pequeñas sensaciones.

 

—Pero acabamos de comer, Dai chan. Y era mucha comida, además que tu comiste el doble que yo. Creí que te indigestarías, el hospital no es barato, Dai chan. Tienes que ser más estricto con tu dieta.

 

—Se trata de energía, Satsuki. Energía revilitadizadora.

 

—Si claro, energía.

 

 

-w-

 

 

Gradualmente los días pasaron y Aomine continuaba caminando por aquel puente. Con la esperanza de encontrar a aquel niño, sin embargo; jamás volvió a verlo. Por más días que espero, por más horas que se ilusiono. Él jamás volvió. Kise Ryouta no apareció. Y para cuando se cumplieron tres meses desde la  última vez que le toco. Daiki se paraba a observar los enormes avisos publicitarios que tenían como protagonista a aquel niño. Solo le quedaba eso. Sentía frustración y amargura pero nada podía hacer algo respecto.

 

Le había comentado a Momoi sobre sus emociones y las inigualables sensaciones que a veces lo atacaban; siempre manteniendo en secreto la identidad de la persona que causaba todo aquello.  Satsuki le dio una respuesta; era una atracción platónica, un primer amor tonto y sin fundamento. Daiki se molestó con esa respuesta, es cierto que había estado muy atento a Kise durante meses, pero no consideraba que fuese por amor sino por curiosidad. Pero su pensamiento cambio, muto cuando los días continuaron corriendo en contra suya y la melancolía lo invadió aún más. Tal vez si, por más inaudito que sonase, tal vez Satsuki tenía un poco de razón.

 

Pero aun cuando se convenció de eso

 

Ryouta no apareció

 

Y eso lo hirió, hirió su corazón de niño.  Y hubo un punto en que deseo  olvidarse de el por un momento. No lo consiguió. Consiguió algo más que eso.

 

‘’Ayer soñé. Soñé contigo pero esta vez, me aleje. Te deje. Hui, creí que jamás volverías.  Soñé que te perdí, que desapareciste y no lo resistí.”

 

 

Una noche más paso, Aomine ya se había convencido de que jamás volvería a verlo. Era un hecho total, no había más. Camino en dirección a su casa y esta vez no se detuvo en el puente, no miro hacia atrás y simplemente avanzo. Cuando finalmente estuvo frente a la puerta de madera, quiso volver. Pensó por un segundo en la posibilidad de encontrarlo, la perseverancia se presentó nuevamente como una ilusión, la fuerza magnética hacia él se hizo más fuerte. Tuvo una sensación, una pequeña sensación.  Giro, sin embargo; antes de dar un paso más, la puerta de su vecino se abrió en ese mismo instante. Otra vez el pequeño niño salió lleno de sangre y con los ojos bien abiertos. Con tanta tanta tanta sangre que el miedo lo inundo, y el niño alzo una mano.

 

Pidiendo ayuda en silencio, con el terror en sus ojos. Tan frágil y lleno de heridas.

 

Y justamente por eso no pudo evitarlo.

 

Lo sujeto.

 

Y lo demás se volvió negro. Corrieron por un largo instante, hasta doler, hasta que los pies sangraron, hasta caer. Y lo único que pudo hacer fue ponerse encima del pequeño Ryo y aguantar los golpes que su padre lanzo. Aguantarlos por él. Porque la sangre, la sangre realmente lo asusto y no quería seguir viéndola. No la sangre de él.

 

 

-w-

 

 

Escucho los sonidos de las personas a su alrededor. Su cabeza estaba vendada, sus brazos también. Y su cuerpo, eso era lo que más dolía, todo su cuerpo. Abrió los ojos lentamente y vio a Satsuki sentada a su lado, con lágrimas en los ojos y los labios apretados. A su otro lado vio a su pequeño vecino, con un brazo enyesado y una venda alrededor de la cabeza, de igual forma esperando a que el despertase.  Ambos, al parecer, aliviados de ver que Aomine estaba consciente.

 

—Dai chan—Momoi fue la primera en hablarle— ¿Estas bien, Dai chan? ¿Me reconoces?

 

Aomine movió lentamente su cabeza, tratando de no hacer mucho esfuerzo a causa del dolor.

 

—Qué bueno Dai chan—las lágrimas cayeron por las mejillas de Momoi—Que bueno, todos estábamos muy preocupados por ti. Mama está firmando unos papeles en recepción, ahora viene. De verdad Dai chan estuvimos muy asustadas, creíamos que nunca despertarías. El doctor dijo que los golpes fueron muy fuertes.

 

Aomine simplemente se quedó en silencio. No recordaba muy bien como habían pasado las cosas, pero sinceramente era un alivio que todo hubiese culminado, el fin de todo si se podría decir. Miro hacia el otro lado y Ryo le correspondió la mirada. No la aparto ni un segundo, como si tuviese un montón de cosas que decir

 

—Yo, Daiki san—empezó con un titubeo nervioso, con los ojos ligeramente hinchados y con el labio partido, le observo con aprecio. Ryo le miro como su salvador, como lo más espectacular y brillante. —Lo siento—se disculpó, alzo la vista y por un breve instante sus ojos se cristalizaron. —Lo siento y gracias.

 

Daiki parpadeo. Pensó, trato de traer a su mente sus recuerdos, vivencias, algo que le hiciese responder al gesto. Intento adaptarlo en su mente, lo ubico en un espacio que no le correspondía. Simplemente lo puso ahí, dándole el puesto de otra persona. Confundiéndose el solo, actuando, dejándose llevar por su mente dolida y confusa. Oh, ahora lo recordaba un poco. — ¿Andaste por el puente de la ciudad?—pregunto, solo eso, soltándolo de manera estrepitosa.  Solo tenía la noción de querer ayudar. De que querer brindar protección. Olvidándose de detalles, olvidándose de las palabras. Solo una pregunta, solo una. No recordaba nada. Solo el puente y la sombra de un niño en él.

 

— ¿Yo?—Ryo miro a Momoi, y ella levanto los hombros en señal de confusión—Bueno yo—susurro—Si—claro que lo había hecho, algunas veces.

 

Fue suficiente. Suficiente para borrar un rostro, colocar otro. Suficiente para iniciar su propia historia.

 

— ¿Y tú papa?

 

—Huyo

 

—Eso es malo, me gustaría eliminarlo.

 

—Pero irías a la cárcel.

 

—Lo haría por ti.

 

Y Momoi nunca entendió de donde salió tanta dedicación.

 

 

-w-

 

 

— ¿Jarrones?—Kise le miro molesto, ambos estaban en el interior del auto en dirección hacia el departamento de Kise. —Eso no tiene sentido Aominecchi. ¿Cómo se te ocurrió decir eso?

 

—No había otra opción—asintió con seriedad—Además, Tetsu estaba muy molesto con tu presencia en la puerta de su departamento.

 

—Quería disculparme.

 

—No funcionara. Es mejor que seas paciente. —Aomine sonrió—el tiempo lo cura todo. —miro hacia el espejo y observo la mirada molesta de Kise. Esa mirada molesta que le pareció un tanto familiar. Solo un poco. Pero lo ignoro.

 

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Notas finales:

Bien, aqui termina. Estuve leyendo sus comentarios y me parecio gracioso eso de que Sakurai, saque su lado malvado xD No se porque pero me lo imagine cantando: Este hombre no se toca. Basta ya de tonterias. Defendere su amor como una loca(??) 

Y a Kise: Mioooo, ese hombre es miooo(?) Aunque te duela, es miooo. Miooo Miooo(?) xD

Ok no, ignorenme.

¡Gracias por leer!


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