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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola :DD. Aquí les traigo otro cap de este fic, disculpen la demora, y bueno como siempre quiero agradecer a todas las personitas que me dejan un review. ¡Muchas gracias! A pesar de que no puedo contestar quiero que sepan que yo los leo y que las amo con todo mi cocoro. Bien, me disculpo de ante mano por cualquier error que encuentren. Disfruten su lectura.

DISCLAIMER: Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen son obra de Tadatoshi Fujimaki.

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Takao Kazunari podía ser muchas cosas. Podía sonreír falsamente, podía llorar con emoción, podía mentir con la verdad, podía fingir miles de sentimientos sin siquiera parpadear. Sin embargo; y casi como siempre, aquella mañana demostró una vez más… su gran capacidad.

 

Soltó una risita y se cruzó de brazos. Todo, todo lo hacia sonreír, lo mataba de risa, lo mataba de locura, lo mataba de dolor. Alzo la vista y clavo la mirada sobre el escritorio del director de la prisión. Patético. ¿Cuán más patético puede ser? — Entonces…— comenzó a hablar examinando, analizando cada una de los gestos de aquel hombre que tenía en frente— ¿Cuál es el verdadero motivo por el cual me ha llamado?

 

El director abrió los parpados sorprendidos y movió la cabeza. — ¿Disculpe?— sonrió nervioso. La verdad era que ese tipo le causaba escalofríos; desde la última experiencia que había vivido con Midorima Shintaro, ahora podía afirmar todo con una mueca de seguridad; Takao Kazunari no era una persona de fiar. No. Claro que no.

 

—No creo que usted esté interesado en mi compañero de celda— sonrió recordando aquel comunicado que le había pasado la guardia aquella mañana. Nunca había visto tanta mentira junta, se recordó con un sabor agrio sobre la boca del estómago. En verdad habían ciertos momentos en los que Kazunari se indignaba al darse cuenta que las personas eran capaces de hacer todo por el dinero— Y conociendo el tipo de persona que es usted— la peor basura del mundo — es más que claro que usted no está preocupado por el bienestar de mi amigo ni por el de su bebe.

 

El hombre se quedó en silencio durante unos minutos. Lo admitía, ese prisionero lo único que hacía era sacarlo de sus casillas con tanta insolencia, sin embargo; y tal y como lo recordaba de memoria, no podía colocar ni un solo dedo sobre la existencia del pelinegro—Ese no es el punto que deseo tratar con usted— frunció el ceño— tienes razón en afirmar lo que dices, no me importa en absoluto lo que pase con los prisiones de esta cárcel— afilo la mirada y se cruzó de brazos— lo que me importa en realidad eres tu…

 

Takao enarco una ceja.  Le daba asco, le causaba nauseas, le molestaba. Todo de aquel sujeto era horroroso. — No le estoy entendiendo— apretó los puños tratando de reprimir alguna palabrota de su boca. La verdad era que todo en aquella oficina le hacía rabiar y morirse de cólera por dentro; no podía creer que el destino de muchos reclusos esté en las manos de ese tirano ambicioso.

 

—Su esposo— el director se levantó de su asiento y se acercó lentamente al cuerpo del pelinegro— Midorima Shintaro, es tu esposo ¿Cierto? — murmuro lo suficientemente bajo como para ser escuchado únicamente por Takao. Sonrió. Lo había logrado, había logrado que ese preso insolente cerrase  la boca y se quedase como una piedra. Sin decir, sin actuar, sin razón.

 

Sin embargo.

 

—Lo es— Kazunari no se rendiría. No se dejaría amedrentar. Eso jamás, jamás volvería a pasar, nadie lo  volvería a usar. Lo había decidido hace mucho tiempo. Ahora todo era diferente, Midorima ya no estaba con él, ya no había amor en su corazón, ya nada le haría flaquear. Él era diferente. — ¿Eso es de algún interés para usted? — pregunto.

 

—Por supuesto, eso es de mucho benefici---

 

—Déjeme decirle algo— interrumpió — Debo suponer que usted está bien informado sobre Midorima Shintaro. Debe saber que es millonario; que tiene muchas empresas en el extranjero. Es uno de los accionistas de Akashi Corp. — entrecerró los ojos al notar la expresión sucia del director. — Y justamente por todo lo que le he dicho…— abrió los ojos— es imposible que usted me use para sacarle dinero

 

Silencio.

 

—Por qué Shin chan fue quien me encarcelo aquí— sus ojos de cristalizaron— ¿cree usted acaso que el daría toda su fortuna por mí? Eso es totalmente descabellado— dolía mencionar aquellas palabras, dolía ser sincero, dolía y le molestaba recordar la verdad de su realidad— Yo nunca permitiré que me usen como un puente para llegar a Shin chan— apretó los puños— jamás lo permitiré. Si estoy encerrado en este lugar es justamente por eso, porque yo soy lo peor, la basura de la vida de mi esposo. — se dio la vuelta. Ya no soportaba seguir en aquel lugar. Ya no soportaba seguir escuchando sus propias palabras— No intente nada.

 

El hombre apretó los dientes y chisto molesto— No creo que sea cierto que usted no signifique nada para Midorima Shintaro— sentencio firme, rígido, decidido como un árbol viejo— De lo contrario, él no vendría todos los viernes a verlo— pronuncio ocasionando que el cuerpo de Takao se quedase estático. Bingo. — ¿Acaso no lo sabía? — Sonrió— Su esposo lo visita todos los viernes sin falta, se sienta en uno de los edificios más alto de la prisión y lo observa durante horas…

 

Silencio

 

Porque la verdad era que todo era tan tonto, tan confuso, tan hilarante, tan caprichoso. Como una brisa sin parar, como un pequeño niño incapaz de decidir entre el bien y el mal.

 

Porque la única verdad que aquí imperaba era que… Midorima Shintaro no amaba a Takao Kazunari. Y Takao Kazunari lo había abandonado todo para no sentir nunca más a su corazón.

 

Las lágrimas cayeron una vez más. Mentiras. No creería nunca en esas sucias palabras. — No diga tonterías. — Se acabó. Todo se había acabado; en lo sustancial y en lo objetivo.

 

Las cosas del corazón son lo que menos importan ahora.

 

 

 

-w-

 

 

 

Sakurai miro por décima vez aquel lugar…

 

Él lugar donde Aomine se dedicaba a dormir a sus anchas sin ser molestado por nadie. Suspiro. Se sentía como un tonto, en el fondo; muy en el fondo de su corazón, el castaño deseaba acercarse y recostarse a un lado de Daiki. Sin embargo; la cobardía le ganaba en situaciones como esa, se sentía demasiado avergonzado como para poder acercarse.

 

Es que es tan perfecto, pensó con las mejillas sonrojadas y con los labios apretados. Dios ¿Por qué le era tan difícil acercarse a Aomine? Se supone que estaban saliendo. Se maldijo con esos pensamientos en la mente. Necesitaba. Rayos, necesitaba ser más atrevido.

 

Bien, ya no seguiría aguantándose. Se levantó de su lugar y se acercó lentamente hacia su novio. Necesitaba ser  silencioso para no despertarlo. Dio unos cuantos pasos y finalmente llego a su destino. Sonrió al observar el rostro de Aomine con una expresión serena; llena de calma y tibieza. Lo amaba. Sakurai deseaba verlo siempre así, calmado, sin ninguna preocupación, sin sufrimiento, sin dolor. Justo como lo eran ahora…

 

Se acercó un poco más pero justo antes de que pudiese rozar sus dedos con la piel del peli azul, una de las guardias llamo su nombre.

 

Se separó del cuerpo de Aomine y se levantó de su lugar con una mueca extrañada, camino en dirección al pasillo y alzo una mano— Ryo Sakurai— pronuncio dubitativo. Era raro, bastante raro.

 

La guardia alzo la mirada y chisto molesta— tienes una visita especial, mocoso.

 

Sakurai abrió los ojos sorprendido, generalmente, es decir, casi nunca lo visitaban. Algo raro estaba pasando. Suspiro y con un sentimiento extraño en su pecho se dirigió al cuarto especial de visitas. Abrió la puerta y entro a pasos apresurados. Quien quiera que fuese, lo descubriría en ese mismo instante.

 

Entonces lo vio…

 

— ¿Kise san? — Se sentó frente al cristal que lo separaba del otro extremo de la cárcel y sonrió— Eres tú, Kise san. Pensé que era alguna persona extraña. — suspiro aliviado, Kise Ryouta no era exactamente un amigo que había dejado en el exterior; todo lo contrario. Sakurai había conocido por primera vez a Kise en uno de los eventos de bienestar en la cárcel, simplemente el rubio se había acercado a él tan lleno de efusividad  que se sintió mareado con tantas preguntas y situaciones que nunca logro comprender, y todo empeoro cuando Sakurai afirmo que conocía a Kagami Taiga.

 

 Desde entonces el rubio le visitaba para poder informarse de todo lo referente al pelirrojo. Claro, todo era un secreto. Un secreto que Kagami no podía saber y que Sakurai no entendía porque.

 

— ¡Sakuraicchi! — El rubio sonrió — Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que te visite. — pronuncio feliz, manteniendo siempre los ánimos que le caracterizaban— ¿Cómo has estado?

 

—Bien— respondió con un asentimiento de cabeza— las cosas no han cambiado mucho en este tiempo. —Conto recordando los acontecimientos pasados — han ingresado más personas a la prisión entre ellas hay un nuevo compañero en la celda de Kagami san.

 

Kise hizo un breve movimiento de cabeza, incitando a que Sakurai continuase. No era que fuese un tipo de acosador o algo por el estilo, la cuestión era que le agradaba saber de alguien de confianza como es que estaba la situación de la persona que amaba. Kagami era lo único que le daba verdadero valor a su vida, sin él se desmoronaría, se moriría, ya nada tendría sentido.

 

—Es una buena persona— sonrió— la semana pasada tuvo un bebe en la prisión. — la sonrisa se borró de su rostro. El sentimiento de culpa le invadía al recordar a Furihata. Sakurai en ese entonces había deseado ayudar a Kouki pero por cuestiones de espacio, había sido imposible— Pero ya está bien, la vida no es fácil en la cárcel, pero todos tratamos de apoyarnos y salir adelante con una sonrisa.

 

Kise apretó los labios. No podía creer lo triste que era la vida dentro de aquel lugar— Me alegro escuchar eso, Sakuraicchi. Es bueno saber que todos ustedes están esforzándose, yo sé que las cosas mejoraran.

 

Sakurai asintió— todos lo deseamos, que nuestra vida mejorara. Sobre Kagami san— pronuncio— él ha estado bien, poco a poco la condena se está acortando y dentro de unos pocos años le darán libertad. Casi igual que a mí y  a mi novio.

 

—Wau eso quiere decir que Kagamicchi saldrá junto con ustedes— los ojos de Kise se llenaron de un sentimiento de esperanza. Eso era justamente lo que quería escuchar, saber que Kagami saldría pronto de la prisión era lo mejor que podían decirle. Porque Ryouta lo amaba y esperaría los años que fuesen necesario para poder ver nuevamente a Taiga. Verlo sonreír, vivir, respirar nuevamente el aire puro del exterior.

 

Y tal vez… enamorarlo completamente…

 

—Sí, es lo que estoy esperando con todas mis fuerzas. Quiero vivir feliz con la persona que amo, quiero estar con él siempre— las mejillas de Sakurari se sonrojaron— Porque ya daría mi vida por él, solo porque él sea feliz.

 

Kise inflo las mejillas— Moo Sakuraicchi te envidio tanto…

 

— ¿Eh? ¿Por qué?

 

—Kagamicchi—  susurro. Lo envidiaba, envidiaba ese amor tan puro, ese amor que tal vez no tendría— Kagamicchi no me ama, es más un sentimiento de deber. A pesar de que espere toda mi vida, posiblemente la persona que él amo alguna vez  se quede en su corazón. Jamás podre borrar esa sombra de su vida. — Kise sonrió  con dolor. Sintiendo sus sentimientos como la condena más grande de su vida.

 

—Kise san— Sakurai bajo la vista— Lo siento, no debí preguntar.

 

—No, no importa— movió la cabeza— en realidad Kagamicchi es más como un héroe para mí. El me salvo de cometer una tontería cuando yo era un niño, me siento feliz de haberlo conocido de nuevo.

 

— ¿Usted recordó a Kagami san del pasado? —pregunto Sakurai con un sentimiento de curiosidad.

 

—Hmm la verdad es que no. Lo recordé porque él tenía una cadena en el cuello, cuando lo vi con eso, supe que era él al instante— soltó una risita— la persona que he amado toda mi vida y he esperado siempre.

 

— ¿En serio? — Abrió los ojos sorprendido— Daiki san también tiene una cadena en el cuello…

 

Silencio

                                                                             

Porque las coincidencias no existen y el destino es incierto.

 

 Kise soltó una risita— Vaya ya tenemos más cosas en común, Sakuraicchi. Cuando salgas de prisión preséntame a tu novio— le guiño un ojo— apuesto a que Kagamicchi es más guapo.

 

—Claro, le demostrare que Daiki san es más guapo que Kagami san…— respondió sintiendo que su cuerpo se tranquilizaba, de alguna manera, haber escuchado aquellas palabras del rubio le habían dejado un poco sorprendido. Pero no importaba, todo era una coincidencia, claro que lo era.

 

La vida no podía ser tan injusta.

 

 

 

-w-

 

 

 

Murasakibara estaba encantado, fascinado, embobado.

 

Es que Muro chin es genial, repitió por quinta vez en el día al ver como el pelinegro se desenvolvía con la computadora. Nunca antes había visto tanta rapidez en una persona, la manera en que Himuro movía sus dedos y mantenía la vista clavada en la pantalla de la PC era hipnotizante frente a la mirada del peli morado. Como un encantamiento, como algo irreal, como algo único. Himuro Tatsuya es energía, alegría, vida.

 

Es  hermoso, Murasakibara se repitió una vez más en su mente. Todo daba vueltas alrededor de Himuro. Tan espectacular. — Muro chin — pronuncio con las mejillas infladas frente al escritorio de su oficina.

 

— ¿Hmm? — Emitió Himuro sin mover un poco su vista y sin perder la concentración— ¿Qué pasa Atsushi? — ya habían pasado alrededor de 4 meses desde que había empezado a trabajar junto al señor Murasakibara y Tatsuya solo podía afirmar una  cosa… el tipo era infantil. Todo el respeto que en un principio había intentado proclamar, se esfumo como el verano en el sur. Murasakibara era un pequeño niño tonto. Muy tonto. En conclusión, Tatsuya se vio obligado a tratarlo de manera informal y con extrema confianza.

 

—Cásate conmigo

 

—No— respondió al instante. Himuro ya estaba cansado del mismo asunto, cada vez que le tocaba discutir ciertos asuntos con Murasakibara, el tema siempre salía a colisión. No se casaría, claro que no lo haría, no ahora que faltaba poco para que su hermano pudiese salir en libertad. Necesitaba dinero.

 

—Pero — Murasakibara se  recostó sobre su escritorio y emitió un gruñido— pero te amo Muro chin

 

El pelinegro suspiro. Detestaba eso, quería ponerle fin. De alguna manera sentía que Murasakibara estaba jugando, además; de que, el peli morado nunca era serio con nada— Si consigues que mi jefe me dé un ascenso lo hare— osea nunca.

 

Murasakibara se levantó de su lugar y entrecerró los ojos— Muro chin, estoy siendo serio.

 

Himuro dejo de teclear y se quedó estático durante unos segundos. ¿Serio?, en la vida no hay nada serio. Se recordó con un vacío en el corazón. Giro el rostro y alzo la vista— ¿Realmente quieres casarte conmigo? — pregunto con una sonrisa. Lo terminaría ahora, como siempre lo hacía. No necesitaba amor en su vida. — Han pasado 4 meses desde la primera vez que nos vimos. Piensas realmente…—pronuncio con seriedad en sus palabras— ¿Crees en el amor?

 

—Muro chin, eres lo más importante para mí— el peli morado  clavo la vista en los ojos de Himuro— no importa el tiempo que nos conozcamos, realmente no importa, solo sé que te quiero. De verdad te amo, Muro chin.

 

Himuro desvió la vista y entrecerró los ojos. Ya no quería escuchar nada más, era insano para su corazón seguir escuchando tantas mentiras. Ya no lo necesitaba, el nunca creería en el amor, no caería en lo mismo que Taiga, jamás se sacrificaría por nadie— Pues yo no y te agradecería que dejes de decir esas cosas.

 

—Muro chin…

 

—No quiero amar, ni casarme, ni enamorarme. Eso no es para mí — hablo con odio en sus palabras.

 

Pero la verdad era que necesitaba amor, necesitaba cariño, necesitaba corresponder con anhelo. Y no sentirse afligido en la oscuridad de su departamento.

 

 

 

-w-

 

 

 

Camino lentamente. Se sentía feliz, muy feliz de poder tener a Maasaki junto a él. Su bebe era lo más bonito que le había pasado durante su estadía en la prisión; era único, memorable, importante. Ahora se sentía lo suficientemente fuerte para poder sonreír y afrontar todos los problemas con energías y fuerza. Ya no tendría miedo. Sujeto a Maasaki en sus brazos y le dio un pequeño besito en la frente, era tan pequeñito que tenía miedo incluso de sujetarlo. Tan frágil que creía que en cualquier momento podría romperse.

 

—Furi chan— Takao corrió en dirección hacia el castaño— Al fin te encontré— después de la reunión con el director se había pasado toda la mañana buscando a Furihata, le agradaba poder estar con el castaño y junto a Maasaki. Ambos eran tan lindos y ajenos a la maldad que se desarrollaba en esa prisión.

 

—Lo siento, no te había visto— Furihata sonrió— Estaba dando un paseo con Maasaki, ya sabes, la doctora me recomendó que caminase después de la cesárea. — suspiro. Las cosas después del nacimiento de Maasaki habían resultado un poco trabajosas, sobre todo porque la herida de la cesárea le impedía moverse con facilidad, era dificultoso.

 

—Ya pasara Furi chan, no te preocupes. Es algo temporal— movió una de sus manos en señal de ánimo— Te lo digo yo que ya pase por eso.

 

Silencio…

 

Furihata abrió los ojos sorprendido y balbuceo— ¿Q-Que estas d-diciendo? — no entendía absolutamente nada de aquello; le parecía un mal chiste. Takao debía estar bromeando.

 

—No te lo había contado, ¿verdad? — Takao se acercó y acaricio el pequeño rostro de Maasaki— también tuve un bebe, aquí en la prisión.

 

El corazón de Furihata latió desbocadamente— ¿En serio?

 

—Si— asintió— paso en mi primer año en la cárcel, al igual que tu Furi chan— entrecruzo sus dedos— me entere que podía tener hijos y que estaba embarazado una vez que estuve en este lugar— lo recordaba, nunca olvidaría aquello, jamás lo haría— pero solo pude verlo una vez cuando nació.

 

—…— Furihata se quedó mudo en su lugar sintiendo una opresión en el pecho.

 

—A diferencia tuya Furi chan, yo no fui tan fuerte. Y decidí que lo mejor era darlo en adopción— apretó los labios y respiro profundo— pero está bien, yo realmente quiero creer que hice lo mejor. El padre de mi pobre niño nunca supo de su existencia, no quería que lo supiese, mi bebe no hubiese recibido cariño— soplo fuerte y volvió a sonreír— ese fue el camino que decidí.

 

—Takao…— Kouki no sabía que decir. Estaba en shock y a la vez ahora comprendía porque Takao le había recomendado que se quedase con Maasaki. Ahora todo tenía sentido, el dolor de perder a un hijo es inimaginable— Cuando salgamos de aquí, te ayudare a encontrarlo. Buscaremos a tu bebe apenas salgamos de aquí.

 

Calidez.

 

El pelinegro asintió— Gracias Furi chan, eso es justamente lo que estoy planeando hacer cuando salga. —ya faltaba poco, muy poco para la ansiada libertad. Ya nada sería lo mismo, pero lo afrontarían, serian valiente, serian fuertes. Había sueños por los que tenían que luchar. — Por ahora es momento de regresar, necesitas descansar un poco.

 

Y sin más que decir ambos caminaron rumbo a la celda que les correspondía, por ahora, tratarían de sobrevivir y ser fuertes.

 

Sin embargo.

 

Los sueños se pueden volver pesadillas.

 

Lo primero que vieron cuando ambos llegaron a su destino fue un espectáculo horrible. Todas sus cosas estaban echas un desastre, el pequeño oso de peluche de Maasaki estaba roto; las camas tiradas en el suelo y la ropa estaba destrozada. Su sorpresa aumento aún más cuando notaron que los guardias tenían a Kagami y Aomine acorralados contra la pared. Furihata sujeto fuerte a Maasaki contra su pecho y tembló, tembló de miedo, de angustia, de terror.

 

Algo no andaba bien.

 

— ¿Furihata Kouki? — pregunto uno de los guardias notando la presencia de Kazunari y Kouki.

 

El castaño asintió con duda y observo lentamente como aquel hombre levantaba un pequeño paquetito blanco. Eso… eso no podía estar pasándole justo ahora. No. Eso no.

 

—Esto es tuyo, ¿cierto? — Pregunto con una ceja alzada— La cocaína es ilegal.

 

—Eso no es de Furi chan, el jamás consumiría eso—Takao grito desesperado. Tenían que hacer algo, tenían que solucionar todo aquello… De lo contrario…

 

De lo contrario…

 

— ¡Quítenle al bebe!

 

Furihata se quedó quieto. No. ¿Por qué iban a quitarle a Maasaki? ¿Por qué? ¿Por qué sino había hecho nada malo?

 

Uno de los guardias se acercó rápidamente hacia él y de manera brusca le quito a Maasaki, a su hijo, a lo único que tenía. Solo lo había tenido una semana, ni un minuto más, ni un minuto menos.

 

¿Por qué?

 

Entonces lo entendió. Otra vez había caído de nuevo. Las lágrimas cayeron de sus ojos y se acercó a aquel hombre— Dámelo— murmuro en un hilillo de voz y con los puños apretados — ¡Dame a mi bebe! ¡Dámelo! —Grito a punto del colapso— ¡Es mi hijo! ¡Solo lo tengo a él! — dolía, dolía tanto.  Tanto que moriría y caería en la oscuridad, tanto que sería capaz de matarse, tanto que lloraría todas las noches de su vida. Tanto, tanto, tanto.

 

De pronto otro guardia de la prisión se acercó y lo cogió de ambos brazos. —Quédate quieto, la ley protege a los infantes, desde este momento no tienes derecho a volver a verlo nunca más.

 

Furihata pataleo, forcejeo, mordió y grito todo lo que pudo, lo más fuerte que pudo. Sin embargo; no pararon. No les importaba si Maasaki lloraba, no les importaba el estado doloroso del castaño, no les importaba absolutamente nada. Y entonces cuando no pudo más­; sintió un fuerte golpe sobre su cabeza y todo se volvió oscuro.

 

 

 

-w-

 

 

 

5 AÑOS DESPUÉS

 

 

Akashi leyó una y otra vez aquel papel que tenía en sus manos. Perfecto, Seijuuro se sentía dichoso de seguir vivo en ese instante al ser consciente de lo que tenía en sus manos. Alzo la vista y observo a Himuro— así que hoy es el día. — pronuncio con una sonrisa en el rostro. Al fin su venganza se completaría al cien por ciento— Furihata Kouki sale de prisión hoy.

 

Himuro se quedó quieto en su lugar. Iba a comenzar de nuevo, Akashi Seijuuro no tendría piedad con Furihata. —Al parecer la condena se acabó y será liberado. — Tatsuya no conocía a Furihata a la perfección pero si de algo podía estar seguro; era que el castigo que recibía era demasiado duro para cualquier persona— Todos los caminos se le serán bloqueados tal y como indicaste.

 

El pelirrojo asintió. Le satisfacía escuchar que todo salía de acuerdo a sus palabras. Porque él era absoluto, él era verdad, él era certeza. —Es por eso que insistí en que Kouki se mantuviese con vida. — Aun lo recordaba, la primera vez en que Furihata Kouki intentó suicidarse fue poco después de que le quitasen a Maasaki. Ese golpe había sido lo suficientemente fuerte para dejarlo destrozado y sin ganas de vivir. Y así sucesivamente, como una cadena fueron las veces en que el castaño insistió en morir.

 

Sin embargo; y como lo había planeado, Seijuuro no lo permitió. Con el paso del tiempo había cambiado de parecer, con el tiempo Akashi dispuso que lo mejor y lo necesario era mantener a Kouki con vida. Ni una sola vez. Ni un solo rasguño. Ni una sola herida. Porque si Furihata moría, eso sería todo, ya no habría más, ya no habría otro motivo para que el mismo Seijuuro siguiese respirando.

 

Porque lo detestaba y a la vez lo necesitaba.

 

—Su vida junto a mi recién comienza…

 

 

 

-w-

 

 

 

El corazón de Furihata volvió a latir cuando respiro el aire del exterior. Lo había conseguido. Sonrió. Era libre, por fin lo era. Por fin comenzaría a vivir nuevamente, camino en dirección hacia la calle principal.

 

De pronto escucho el sonido de un claxon y volteo. —Takao— pronuncio con una sonrisa al notar ese pequeño auto en donde se encontraban Kagami, Takao, Aomine y Sakurai. Todos habían sido liberados en ese mismo año, algunos habían salido unos meses después, otros antes. Pero al final, después de todo el dolor se encontraban de nuevo. Camino en dirección al auto y se subió.

 

— ¡Furi chan! — Grito el pelinegro— Te estábamos esperando— pronuncio con alegría

 

—Felicidades por tu liberación, Furihata san— susurro Sakurai sentado a un lado de Aomine

 

—Con Furi ya estamos completos—Kagami alzo una de sus manos sobre la cabeza del castaño y lo despeino. Volvían a ser los amigos de antes— Te demoraste

 

—Por primera vez concuerdo con Bakagami. Ya era hora de que salieses, todos estuvieron como locos esperando e insistiendo— Aomine tiro la cabeza para atrás y suspiro— Estábamos preocupados por ti.

 

Furihata sonrió. Había pasado bastante tiempo desde que había escuchado aquellas palabras de cariño sincero—Gracias chicos— unas pequeñas lagrimas brotaron de sus ojos— estoy feliz de haber salido de prisión y de que ustedes esperasen por mi— reprimió un sollozo— muy feliz…

 

—No Furi chan, no llores— Takao apretó los labios— ya todo termino, por fin podremos comenzar una nueva vida.

 

Lo sabía claro que lo sabía. Ya todo había terminado, la pena, la condena, la tristeza. Ya no había nada. Así que por ahora estaría tranquilo consigo mismo. —Gracias…

 

—Por cierto Furi chan— Takao volvió a animarse nuevamente. Tenían que dejar todo atrás y empezar de cero— ¿A dónde quieres ir primero? ¿A tu casa?---

 

—No— interrumpió Furihata— quiero ir al orfanatorio de la prisión— alzo la vista y respiro profundo— tengo que buscar a Maasaki

 

—Furi chan…— Takao abrió los ojos sorprendido— tu sabes bien que solo tienen a los bebes durante una semana y luego los mandan a diferentes lugares. Tal vez Maasaki chan…

 

—Lo sé— se quedó en silencio durante unos minutos— pero necesito saber dónde está, tal vez ellos puedan brindarme información del paradero de mi hijo. Necesito encontrarlo... — lo había decidido. Ahora que estaba libre podía encontrarlo. Ahora tenía una oportunidad.

 

 

Porque su corazón estaba lo suficientemente lastimado.

Porque su vida estaba lo suficientemente rota.

 

 

 

 

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—Me está diciendo que…— miro una y otra vez aquel papel en sus manos— Maasaki, ¿Fue adoptado al día siguiente en que llego aquí?

 

La señorita encargada del orfanato asintió— El bebe estaba en óptimas condiciones, además de que el hombre que lo adopto tenia todos sus papeles perfectamente regularizados. No había ningún impedimento para impedir el trámite.

 

No lo admitía, en serio que no podía asimilar aquellas palabras. —Así que…— murmuro— Akashi Seijuuro era el padre perfecto que mi hijo necesitaba — Miedo, eso era lo único que ahora podía tener en su corazón— Akashi san es el padre de mi bebe…

 

Justo cuando pensaba que todo el sufrimiento terminaba, en realidad; apenas comenzaba.

 

 

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Notas finales:

Bien hasta aquí llego, por cierto;  algunas de ustedes me han estado preguntando sobre las parejas, como ya lo había dicho, las parejas oficiales son las del resumen :c en realidad no puedo prometer que no va a haber drama y sufrimiento. Pero si, que el amor triunfara y que amo el AoSaku *chilla* y también el AoKise *chilla nuevamente*. Eso es todo, ¡Muchas gracias por leer el cap!


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