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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola, aqui les traigo otro capitulo, disculpen la demora, tuve problemas con el cargador de mi laptop. Como siempre, quiero agradecer a cada una de ustedes por todo el apoyo que me dan ;A;  ¡Arigato!

 

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Furihata escucho en silencio cada una de la las palabras del doctor de guardia; el dolor aún estaba presente, ahí, en donde menos se había esperado encontrárselo. Sin embargo, y contra todo pronóstico era real, conciso, y actual.

 

Alzo la vista después de unos minutos y por fin se atrevió a articular algunas palabras—¿Despertara algún día?—pregunto sorpresivamente, miro al doctor con una sonrisa falsa y con los ojos brillosos producto del dolor y pena—He entendido todo lo que me ha dicho—sonrió— las causas de su enfermedad y pues—suprimió un sollozo—lo he e-entendido claramente—balbuceo con los puños apretados— lo que y-yo,  q-quisiera s-saber  j-justo a-ahora…— sintió un fuerte dolor en su corazón y las lágrimas brotaron de sus ojos castaños, se sintió tan inútil, tan tonto como un niño indefenso— es si es que ella… alguna vez despertara y volverá a s-sonreír—finalizo en un hilillo de voz, sin fuerza, sin voluntad, sin ganas de vivir.

 

El médico, hombre de avanzada edad y con bastante experiencia, suspiro y negó con la cabeza—Vera, en estos casos es muy difícil saber con exactitud si la paciente algún día despertara, le hemos hecho exámenes, pruebas y un sinfín de análisis con tal de averiguar y aguardar alguna reacción que favorezca su estado actual, pero…—suspiro— como vera—era bastante difícil ser sincero respecto a una situación, pero, tal y como la vida le había enseñado, lo mejor era sincero—no hay respuesta, no hay muchas probabilidades

 

Furihata se quedó en silencio durante unos minutos, aunque lo intentase mil veces, simplemente no podía, no podía dejar de llorar; es que la verdad, la verdad real y dolorosa, era que no entendía porque las cosas estaban saliendo tan mal, poco a poco, como si fuese algún tipo de castigo, todo estaba obligándolo a caer en un abismo, empujando, jugando en su contra.

 

Pero…

 

Negó con la cabeza; no iba a darse por vencido, ya bastante cosas dolorosas había pasado como para dejarse derrumbar ahora, Kouki tal vez no era fuerte pero si tenía voluntad, y eso, por ahora le bastaba para seguir adelante. Se limpió las lágrimas y respiro profundo.

 

—Gracias doctor—hizo una pequeña reverencia— por todo lo que ha hecho y por mantener a mi madre con vida— cerro los ojos y volvió agachar la cabeza—muchas gracias.

 

El medico sonrió— Furihata san —llamo la atención del castaño—no es a mí a quien debe darle las gracias, yo solamente trabajo en esta clínica.

 

— ¿Eh?—Furihata abrió los ojos sorprendido y movió la cabeza. Ahora si podía afirmar, finalmente, que estaba confundido— ¿A qué se refiere?

 

—Cuando la señora Naomi fue traída de emergencia a esta clínica fue por obra de un benefactor— el medico abrió uno de los cajones de su escritorio y extrajo un pequeño folder azul con una extraña insignia. Furihata tuvo el presentimiento debe haber visto aquel símbolo en algún otro lugar—El nombre de este hombre tan generoso es Akashi Seijuuro

 

Silencio

 

— ¡¿Qué?!— cogió rápidamente el folder que estaba sobre aquel escritorio y leyó todos los documentos que contenía, eran permisos y recibos de pagos, todos de operaciones y tratamientos costosos, que jamás, en su vida Furihata hubiese podido pagar. No podía creerlo, otra vez Akashi. Otra vez.  Apretó el folder en sus manos.  Ya podía comprenderlo, Akashi Seijuuro se había metido totalmente y a la fuerza, en su vida.

 

Y era obvio que lo seguiría haciendo…

 

 

-w-

 

 

Sakurai sonrió tímidamente. Estaba avergonzado, por supuesto que lo estaba, y no era para menos; sobre todo si su novio se presentaba de esa manera frente a su invitado.

 

—Ehmm— las mejillas de Kise se colorearon al instante; cuando Sakurai le había dicho que le presentaría a su novio, Ryouta pensó muchas maneras, muchas situaciones,  muchas casualidades; sin embargo, jamás, jamás, jamás se imaginó que se encontraría con aquel tipo moreno de esa forma.  Solo con una toalla alrededor de la cintura.

 

Nunca.

 

Que vergüenza.

 

Sakurai quiso morir, quiso no estar presente, hacerse humo o cualquier cosa que hubiese evitado aquella situación tan bochornosa; estaba claro que en la mañana le había dicho a Aomine que tendrían visitas y que debía estar preparado; y justamente creyendo firmemente en que Aomine le haría caso, y estaría presentable, fue que lo llamo contra todo pronóstico.

 

Pero…

 

El desvergonzado se había aparecido así de la nada, mostrando todo su cuerpo, a excepción de las partes muy íntimas.

 

—Lo siento— Sakurai bajo la cabeza una y otra vez. Kise simplemente le miro y movió las manos de un lado para otro quitándole importancia al asunto— De verdad lo siento Kise san— pero él simplemente no podía dejar que aquel pequeño incidente pasase como si nada.

 

Aomine que en ese momento no tenía ni idea de lo que pasaba, tenía todo en la cabeza, menos lo más importante; frunció el ceño y se acercó al castaño —Hey Ryo— le llamo— ¿Qué sucede? — Pronuncio con voz rasposa— ¿Quién es este tipo? ¿Y porque te estas disc----

 

Las palabras quedaron en el aire.

 

Sakurai ya tenía suficiente, alzo la mano y de un pequeño golpecito hizo que el idiota de Aomine cerrara el hocico.

 

Silencio.

 

Kise ajeno a como se trataba aquella pareja, sintió pequeñas sensaciones en el estómago, y para cuando ambos tontos lo miraron, ya se estaba partiendo de la risa en medio de la sala de aquella casa— Lo siento, es que ambos son taaaan graciosos— se limpió una pequeña lagrimita que se deslizaba por uno de sus ojos

 

—Kise san…— Sakurai volvió a sonrojarse por el espectáculo  gratuito que le estaban dando a Kise.

 

—Tenías razón. Sakuraicchi, tu novio es excepcional— alzo la vista y sonrió— ¡Hola! Soy Kise Ryouta— levanto una de sus manos en un gesto de saludo hacia Aomine quien seguía sin entender lo que estaba pasando.

 

Sakurai miro a su novio inquisitivamente y de un codazo le incito a que él también se presentase. Aomine chisto molesto y se sobo la cien con irritación— Tch— junto las cejas— Aomine Daiki— pronuncio no muy animado. Lo único que quería era su desayuno.

 

Su glorioso desayuno con salchichitas en forma de pulpo.

 

Sakurai suspiro; a pesar de todo, no podría estar realmente molesto con Aomine. Desde que ambos se habían mudado a aquella casa junto a Takao y Kagami las cosas habían mejorado, y su relación de pareja se había consolidado más que nunca. Y eso era algo que alegraba a Sakurai; porque, después de todo, lo único que tenía en su vida era a Aomine; solo a él y no quería perderlo nunca.

 

—Por cierto— Kise relajo los hombros— Aominecchi, Sakuraicchi ¿es cierto que están viviendo todos juntos en esta casa? Ya saben…— desvió la vista, no se sentía preparado para pronunciar el nombre de aquella persona, pero quería verlo, más que nunca, más que nadie. Lo amaba, lo ansiaba y lo anhelaba— ¿Esta Kagamicchi ahora? — pregunto ocasionando sorpresa en el rostro de ambos chicos.

 

Aomine se quedó en silencio durante unos minutos. Tenía un extraño presentimiento en el corazón, un golpeteo en el pecho, algo que realmente le decía; que las cosas a partir de ahora serian distintas— Bakagami está en el segundo piso— hablo serio— creo que tiene visitas.

 

—¿Ehh? Y yo que  quería ver a Kagamicchi— Kise inflo las mejillas e hizo un pequeño puchero.

 

—Pero puedes esperarlo— Sakurai sonrió amable— nosotros iremos al supermercado a comprar víveres para la semana así que siéntete como en tu casa, Kise san.

 

— ¿En serio? — los ojos de Kise brillaron al oír aquello, vería a Kagami y esta vez seria en el exterior, ya no en la cárcel.

 

—Si— Aomine bostezo un poco cansado— Si puedes, lavas los platos sucios que están sobre el lavado.

 

— ¿Eh? — el rostro de Kise se desencajo. ¿Quién iba a lavar los platos? ¿Él? Si claro, y también iba a barrer y trapear. Pff, la verdad es que Ryouta ni siquiera sabía lavarse bien los dientes él solo. — Aominecchi es cruel— sonrió un poco avergonzado. Algo le decía que definitivamente sería difícil tratar con Aomine.

 

— ¡Daiki san! No digas esas cosas

 

— ¡¿Qué?! Ni que fuera la reina Teresa…

 

Si, definitivamente no sería sencillo.

 

 

-w-

 

 

Kuroko miro el rostro de Kagami por décima vez y suspiro—Por favor Kagami kun, no me rechaces— pronuncio con dolor, con sufrimiento, con agonía— Te extraño

 

Kagami desvió la mirada y apretó los puños— ¡Basta! — grito sintiéndose desesperado, sin fuerzas; ya tenía suficiente con todo el dolor que le tocaba soportar— Ya no quiero seguir escuchando esas palabras Kuroko ¿Cómo me encontraste? ¿Quién te dijo que estaba aquí?

 

—Nadie, simplemente yo— sus ojos se cristalizaron al recordar la soledad en la que se había visto expuesto durante todo ese tiempo— Estos cuatro años que te has negado a verme— apretó los labios; su corazón ya estaba bastante herido— todo este tiempo he estado observándote, notando que es lo que realmente estabas haciendo, preocupándome por ti, esperando a que salieras de prisión. — Silencio— Yo…

 

—No debiste hacerlo—susurro Kagami, interrumpiendo cualquier palabra que Kuroko quisiese expresar, cualquier sentimiento desgarrador. — No eres la única persona que estuvo esperándome.

 

—Kagami kun…

 

—Kise— Kagami sonrió con un deje tristeza— Él también ha estado esperando, y es por eso— volvió la vista hacia el frente y contemplo los bellos ojos celestes de Kuroko; no importaba cuanto tiempo pasase, aquellos ojos seguían siendo hermosos, seguían hechizándolo, seguían enamorándolo. Pero; no eran los únicos ojos que podía contemplar ahora— Es por eso que estoy atrapado en este círculo, en este movimiento sin salida.

 

Kuroko entrecerró los ojos y suspiro, sabia, comprendía y aceptaba que Kise estaba ahí, presente, que el a diferencia de Akashi seguía persiguiendo a Kagami y que posiblemente no lo dejaría nunca. Pero el tampoco, él tampoco dejaría a Kagami, porque, a diferencia de Kise; Kagami lo amaba y le correspondía— Kise kun no importa, a mí no me importa. Podemos detenerlo, nosotros podemos…

 

Kagami se giró en dirección a la puerta de su habitación, tenía que salir de ese lugar; ya no quería estar ahí, porque, en el fondo, quería creer en las hermosas palabras de Kuroko, quería creer en esas esperanzas y eso le era imposible— Voy a salir— anuncio sin ver el rostro del peli celeste— Lo mejor es que no nos volvamos a ver, es por tu bien Tetsuya, ahora que tienes otra oportunidad vive sin que Akashi te encuentre, yo soportare todo lo que venga a partir de ahora.

 

—Kagami kun

 

—Hazlo por mí, porque yo también quiero verte feliz, sin ataduras, sin el dolor del pasado— y con esas últimas palabras abrió la puerta de la habitación y salió a pasos apresurados; lo había hecho, por fin había liberado a Kuroko, ya podía ser feliz, sin él, sin su amor condenado.

 

Se dirigió hacia las escaleras y apresuro sus pasos aún más.

 

Sin embargo.

 

Nunca se esperó que encontrara a Ryouta en ese instante.

 

—Kagamicchi— Kise se levantó del sillón donde Aomine y Sakurai le habían dejado— Estaba esperand---

 

Pero, las palabras se quedaran en nada cuando Kise deslumbro a lo lejos, a la persona que menos se imaginaba ver en ese instante. Como una herida, como una pesadilla, como una tormenta sin fin. Ahí,  unos pasos más alejado de Kagami se encontraba Kuroko.

 

Kise alzo la vista  y se quedó en silencio durante unos minutos. No esto. No por favor, pensó al asegurarse en el interior, que  efectivamente, Kuroko estaba ahí parado, y no en la tumba donde debería estar enterrado.

 

—Kurokocchi…

 

El peli celeste abrió los ojos sorprendido y durante unos minutos se quedó estático; sin embargo. Ha llegado el momento,  se dijo a si mismo notando la sorpresa y el dolor en el rostro del  rubio. Ese era el momento idóneo y exacto, el momento de enfrentar a Kise, no tenía miedo, jamás lo tendría, había afrontado la muerte y había huido de ella.

 

Es cierto, había sufrido un accidente de tránsito; el auto lo había golpeado.

 

Pero… no había muerto.

 

Después de todo, el doctor que había informado de su muerte había sido Shigehiro Ogiwara; uno de sus grandes amigos y el que le ayudo con aquella mentira.

 

Y ahora estaba ahí, enfrentando a la persona que quería quitarle a Kagami; a la persona que casi lo había logrado.

 

Casi… pero nunca había sido un hecho.

 

Porque Kagami seguía amándolo a él. No a Kise. Nunca amo a Kise, y eso es algo que todos sabían.

 

Bajo las escaleras y paso frente a Kagami con una mirada seria, indicándole que se enfrentaría al rubio, que ya no  aguantaban  el silencio de su agonía.

 

—Tetsuya— Kagami  reacciono desesperado, asustado, cogió una de las manos del peli celeste y lo jalo hacia el— Por favor no— suplico con los ojos cristalizados— Si Akashi se entera…

 

—Kagami kun— levanto la mano del pelirrojo y la beso— Confía en mi— y con ese último gesto se despidió de Taiga y avanzo para enfrentarse a Kise.

 

Una vez que se paró decidido frente al rubio, sonrió. No había duda en su rostro, ni miedo, ni temor—Kise kun— miro a Kise con total seriedad— Necesitamos hablar. Sé que estas confundido, voy aclararte muchas cosas, y también, quiero hablarte sobre Kagami kun y yo.

 

Kise no podía creer lo que estaba pasando, estaba más que claro, que todo el accidente de Kuroko había sido una mentira. Pero aun así seguía siendo irreal, fantasioso, doloroso y angustioso. ¿Hablar? ¿De que deberían hablar? Si prácticamente todo ya había quedado claro con los hechos y con aquella verdad innegable. Pero, necesitaba escuchar, necesitaba castigarse con la realidad; asintió en silencio— Hablemos Kurokocchi…

 

 

-w-

 

 

Akashi observo a través de la enorme ventana de su habitación, el extenso jardín de su mansión. Las rosas estaban más rojas que nunca, el trinido de las aves era exótico, el pasto  había sido estrictamente cortado; todo había sido preparado tal y como había ordenado. La calma y la paz eran gratificantes, situación, que la mayoría de veces era difícil de disfrutar, debido a su apretada agenda, y por supuesto; el trabajo como director general de Akashi Corp.

 

Pero la calma se quebró en un solo instante, como un cristal roto.

 

La puerta de la habitación se abrió y de manera silenciosa  Himuro entro.

 

—Tatsuya— Akashi susurro en el silencio de su habitación con los ojos  ligeramente entrecerrados y una sonrisa malévola— ¿Ya está aquí? — pregunto; deduciendo, prediciendo lo que estaba pasando  en esos instantes.

 

Himuro simplemente asintió; no le agradaba el curso por donde iban las cosas, le molestaba, le mortificaba, le preocupaba— Furihata Kouki está esperándolo en el primer piso, desea verlo.

 

—Perfecto— pronuncio levantándose de su caro sillón de cuero. Dio unos cuantos pasos hacia la puerta, sin embargo;  se detuvo por unos breves instantes. Necesitaba aclarar ciertos asuntos— Tatsuya— hablo. Himuro alzo la vista— Espero que ya tengas listos los papeles de asociación con Atsushi, no apruebo que  el tiempo  se vea perdido de esa manera.

 

—Si— Himuro bajo la cabeza— Ya están en marcha. El señor Murasakibara va a firmarlos en estos días, es un hecho la asociación entre empresas, no se preocupe.

 

—Bien— y con esa última afirmación, el pelirrojo abrió la puerta y salió de la habitación.

 

Camino por el pasillo y se dirigió hacia las escaleras.

 

Y por fin lo vio.

 

Al centro de toda su atención, a la persona que le había dado una y mil razones para mantenerse en ese puesto, en ese lugar, en ese estatus.

 

—Kouki

 

Furihata se levantó del lugar donde estaba y fijo la vista en los orbes rojas de Seijuuro, no estaba temblando, no ahora que prácticamente conocía a Seijuuro; y que por supuesto, comprendía lo que Akashi era capaz de hacer.

 

—Buenas tardes Akashi san— Furihata apretó los puños y trago saliva al observar claramente la sonrisa tan fría de ese hombre— Me gustaría hablar con usted unos momentos, sobre lo que sucedió hace tiempo, sobre lo que pasa ahora, sobre lo que pasara posiblemente.

 

—Por supuesto— hablo con serenidad, acercándose lentamente hacia el castaño— Hablemos, Kouki, al parecer ya has aceptado tu posición, lo que te mereces, tu verdadero lugar— se paró frente al castaño y lo observo durante unos breves minutos— Mereces sufrir junto a mí. — su ojo dorado apareció, producto del dolor, de la venganza, del poco entendimiento, de la sensaciones que jamás nadie pudo sentir junto a él, de la condena dolorosa a la cual se había entregado—  Siempre. — Acerco su rostro al del castaño— No importa a donde corras, o a donde vayas, siempre te encontrare; y naturalmente, volverás a mí. — obsesión, el inicio de todo y lo que lo movía  ahora; era su enferma obsesión— Eres mío.

 

Pero.

 

Furihata giro el rostro— Yo no soy un juguete— pronuncio con pena. Ya estaba claro, los sentimientos, los movimientos, las sensaciones; todo era un desastre— Mi hijo, mi madre, mi vida tampoco son un juguete; Akashi san. Yo soy inocente de haber matado a su esposo, no lo he hecho. — Dio un paso hacia atrás— Sé que no me creerá y también sé que mi deuda con usted es enorme. — Apretó los labios — por eso, ahora voy a pagársela y no quiero que vuelva a aparecer en mi vida— volvió la vista al frente— Así que por favor, por ahora devuélvame a Maasaki.

 

Akashi sonrió. Que inaudito, concluyo, porque al final, era más que claro que las cosas no acabarían tan fácilmente— Maasaki ahora es mi hijo, y en estos momentos no se encuentra en Japón— se cruzó de brazos— Esta en el extranjero, en una escuela privada y selecta.

 

—Ya veo—Kouki bajo la vista y se dio la vuelta. Ya se imaginaba ese tipo de situación, en realidad se imaginaba cosas peores, cosas horribles, cosas adversas, cosas dolorosas que tal vez no podría resistir— volveré cuando el vuelva. — Susurro— Voy a esperarlo.

 

—Kouki—pronuncio deteniendo cualquier movimiento en el castaño.  No lo permitiría, él no se iría— tú no puedes dejarme, tu a diferencia de todos, no vas a dejarme, no tan pronto. Eso te lo aseguro.

 

Furihata se quedó en silencio durante unos minutos, era cierto, sería difícil simplemente olvidar a Seijuuro después de todo el daño que le había hecho,  y  también,  a partir de ahora tendría que pelear por Maasaki. Tal vez solo tal vez, Akashi  tenía razón. Su destino, era sufrir junto a él.

 

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Notas finales:

Bien, aqui termino el capitulo, les agradezco nuevamente por darle una oportunidad a esta historia, a pesar de que se desarrolla lentamente. ¡Muchas gracias! Espero que el capitulo les haya gustado, yo disfrute escribiendolo :'D. Y oficialmente a partir de este capitulo se desarrollara el AoKise *inserte corazon rosa* 

Nos leemos :DD


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