Era de mañana ya, estaba despertando temprano, pues como no, era fin de semana y quería aprovechar el día por completo, eehhh ¿Quién soy?
Me llamo Romeo, mi padre Macao jejeje vivo con él en Magnolia, vivimos en una zona algo poco habitada, solo unos cuantos vecinos, sobre todo uno que está a lado, este sí que me molesta, desde que llego no me caía bien, lo deteste desde que lo vi, aunque no sabía que era tan buena persona y más conmigo.
- Ya es desayuno Romeo – me dijo papa
- ¡Ya voy! – le grite
Baje de mi habitación vestido lo más normal que pude, solo ropa que siempre usaba, esperaba y no pensaran que saldría a algún lado.
Desayune rápido, tanto como pude, estaba hambriento pero aparte estaba apurado, como había dicho era fin de semana y quería aprovechar el día a lo máximo.
- ¿Ya terminaste? – me pregunto papa
- Si, acabe – dije
- El vecino te espera para que le ayudes – me dijo
- Bien, ya voy – respondí feliz
Termine de desayunar y deje los platos en la mesa, me aliste y me limpie un poco que me había ensuciado comiendo.
- Ya me voy – dije
- Que te valla bien
- Regreso en la tarde – dije cerrando la puerta
Salí de casa, tenía que correr o llegaría más tarde de lo habitual, de seguro me estaría esperando ya.
¿Quién me espera?, nuestro vecino, el molesto que mencione, de verdad que a veces me molestaba y otras me hacía pensar mal pero era bueno en el fondo y me ayudaba siempre, por eso le ayudo también, y en parte me gusta ayudarlo.
Llegue frente a la casa de mi vecino, esperaba y no estuviera frente a la puerta listo para decirme que me tarde más, sería un problema, tal vez no me pagaría.
Toque la puerta para avisarle que había llegado, toque varias veces pero no abría y no escuchaba que me dejara pasar, puse la oreja en la puerta y pude escuchar por fin, toque de nuevo y escuche lo que decía.
- ¿Quién es? – preguntaba
- ¡¡¡Soy yo, Romeo!!! – grite para que me escuchara
- ¡pasa! – escuche decir
Abrí la puerta, no había notado que estaba sin seguro y sabía que si no me abría la puerta podía pasar sin problema solo que no me gustaba mucho hacerlo, no quería que me sorprendiera.
Pase despacio y sin hacer mucho ruido, esperaba y no molestar desde estas horas, cerré la puerta despacio y busque de donde escuchaba su voz.
No les he dicho el nombre de aquel vecino tan molesto, se llama Natsu, el vecino que me molesto desde que lo vi, no me caía nunca, pero pasaron muchas cosas que me hicieron terminar ayudándolo al final.
Buscaba por el pasillo para saber de dónde venía su voz, de pronto escuche el agua cayendo, era en el baño, se estaba bañando, era eso.
- Perfecto – dije sonriendo
- Romeo, ahora salgo – dijo
Espere a que dejara de bañarse, conociéndolo ya sabía qué hacer, espere a que la perilla de la puerta del baño se moviera para sorprenderlo, la ducha dejo de oírse, de seguro ya estaba por Salí, me pare frente a la puerta y espere a que saliera, de pronto escuche la puerta y se abrió rápido.
- Que buen baño – dijo
Solo me lance a él sin notar que estaba sin ropa, solo le vestía una pequeña toalla por la cintura tapando parte de las piernas.
- ¿Qué haces? – dijo sorprendido
- Ya sabes – respondí con una risita
Me lance a su cintura y solo se vio entre la humedad que salía del baño una toalla que salió volando tirada con fuerza.
- Ro…Romeo – dijo
No perdí tiempo, tan pronto salió me lance a él y al ver que solo vestía con una toalla sería más fácil, se la quite en un abrir y cerrar de ojos cuando se descuidó e hice lo mío.
Tome su cintura fuerte para que no pudiera quitarme y me puse frente a su cadera, mis piernas se doblaron quedando de rodillas y arrincone a Natsu a la pared a lado de la puerta dejándolo sin poder escapar.
- Que atrevido – escuche que dijo
- Eso si – dije empezando
Con mi cara en su cintura baje un poco para tomar a lo que iba, con mis labios acaricie la piel de su entrepierna y con mis manos tome el enorme miembro que tenía frente a mí.
Comencé a acariciarlo lentamente, mientras Natsu daba algo de lucha, aunque sabía una cosa, a él también le gustaba esto.
- Ro…Romeo, detente – decía excitándose
- No lo hare – dije haciéndolo más fuerte
Tome con ambas manos aquel miembro tan grande y lo frote hasta ponerlo duro, siempre me gustaba tratarlo así, lo dejaba así y luego me quitaba para hacerlo sufrir mucho, aunque esta vez no me pude resistir. Tome su miembro y con mi boca lo succione lo más que pude, no podía soportarlo mucho, era tan grande y mi boca tan pequeña que comérmelo todo me sería imposible aunque lo intentara, mis labios comenzaban a besarlo y escuchaba que a Natsu le gustaba como lo hacía.
- Qué bien – dijo Natsu – nada mejor que esto despues del baño
Tomo mi cabeza y con ambas manos me empujaba hacia el forzándome a comerme su miembro más y más adentro, en parte me gustaba pero también intentaba que no lo hiciera tan fuerte, aunque me era imposible parar ahora, me tomaba con ambas manos y no me dejaba ni respirar un poco, mientras con mi boca lo succionaba escuchaba sus gemidos de placer que me excitaban también.
- Que rico – decía Natsu – hazlo más rápido
Obedecí a su orden y lo hice más de prisa, solo escuche los ruidos de satisfacción que deba Natsu al hacerlo así, le gustaba de esta forma, sentí como me separo de él y me cargo con ambos brazos.
- Ya no aguanto más – dijo levantándome
- ¿Qué me vas a hacer? – pregunte inocente
- Si ya lo sabes no preguntes – dijo yendo a su habitación
Cuando escuche la puerta abrirse sabía que habíamos llegado, no vi cómo porque desde que me había cargado solo me besaba sin parar, llegamos y me arrojo a la cama, ni se preocupó por cerrar la puerta, solo se lanzó sobre mí para seguir besándome.
- ¿Quieres que sea rápido o lento? – me pregunto
- Como tú quieras – respondí apenado
Dicho eso solo me beso lentamente haciendo que me quedara quieto esperando a sus caricias, paso sus manos por mi cara y sonreía al verme apenarme con eso, esperaba y fuera amable, la última vez no podía sentarme y papa casi se daba cuenta de eso, tuve que mentirle sobre lo que había pasado, esperaba no repetir lo mismo.
Despues de besarme solo se acostó a mi lado y me acariciaba suavemente, pensaba que tal vez no quería hacer nada así que decidí animarlo un poco, lo deje tirado en la cama y me subí en el, como aún estaba vestido decidí empezar a quitarme la ropa no era justo que solo él estuviera desnudo, me quite la camisa que traía puesta y la tire por un lado de la cama, despues los pantalones cortos y esos los deje en la orilla por si necesitaba ponérmelos rápido, solo me quede en ropa interior.
Note que Natsu se había excitado un poco al sentir algo duro debajo de mí, eso era bueno, baje mi cara para ver que tanto lo había erectado y sin pensarlo continúe para terminar lo que habíamos dejado en la puerta del baño. Saboree su miembro una vez más, pero esta vez trataba de hacer que el placer fuera mejor, notaba que Natsu solo tomaba fuerte las sabanas, me parecía bueno que lo hiciera, así sabía que le gustaba mucho, eso me animaba a seguir hasta el clímax, seguí succionándolo hasta que sentí algo de líquido en mis labios, era la hora de comer, eso se me venía a la mente.
Natsu esta vez me bajo de él y me puso entre las sabanas, me quito rápido la ropa interior y al hacerlo se pudo ver mi pequeña erección también, no lo pensó dos veces y comenzó a copiar lo que le había hecho, se sentía tan bien que no podía dejar de morderme los labios.
- Esto es mi venganza – dijo
- Para ya…para ya – repetía casi sin poder hablar retorciendo las piernas y haciendo mi cintura hacia atrás
Era una sensación que no podía describir, el placer me invadía por todo el cuerpo, me sentía débil pero me gustaba, quería que se detuviera pero a la vez no, era algo que no entendía pero era placentero, eso era lo único que pensaba.
Sin poder resistirlo deje salir todo lo que tenía, me sentía avergonzado por hacerlo, había dejado la cara de Natsu manchada con lo que había arrojado de mí, pero a Natsu no le había importado, al contrario con su lengua lo saboreaba lentamente, vi como metía uno por uno los dedos en su boca dejándolos limpios, me parecía algo sumamente vergonzoso.
- Bueno, ¿Cómo lo quieres? – me pregunto
- Ya te dije que como tú quieras – respondí avergonzado
- Me gusta tu cara – dijo sonriendo de nuevo
Se puso por encima de mí de nuevo y me beso tiernamente, me acariciaba el cabello y solo sentí que se acercaba hacia mi abriendo mis piernas, sabía exactamente lo que haría, lo esperaba con ansias, solo sentí como me penetraba lentamente mientras me besaba para no sentir dolor.
Comencé a sentir un poco de dolor aunque me besara pero al acariciarme se sentía bien, poco a poco ese dolor fue menor y al final sentía el enorme placer que me gustaba sentir, no sabía cómo era que lo hacía tan bien, me beso sin parar, y cuando sentí me embestía ya más fuerte, podía gemir pero Natsu me callaba con un beso y al morderme el labio la sensación que recorría mi cuerpo era mayor, termino por correrse dentro de mí y solo se acostó a mi lado un poco agotado.
- Espero y estés bien – dijo mirándome de nuevo
- Estoy bien – dije mirándolo solo con un ojo
Aunque no era del todo cierto, me había gustado pero me dejaba algo adolorido de la cadera, él era tan grande y yo tan pequeño, era obvio que la diferencia era mucha, aunque no me molestaba para nada.
- Bien, ya es tarde – dijo – ayúdame con los deberes de siempre y acabamos
Se levantó para por fin vestirse, al salir de la cama rápido tome mi ropa y me vestí para ganarle, él fue al baño a darse otro, suponía que era porque había sudado mucho, yo igual pero no quise entrar a bañarme con él esta vez, sudaría de todas formas.
Solo toque la puerta para entregarle la ropa a Natsu, al entrar pude ver su cuerpo a través del vidrio que separaba la regadera y pensaba solo una cosa, ¿Cómo es que todo eso fue mío?
- Dame ya la ropa – decía extendiendo la mano por un lado
- Mejor sal así – dije – yo te ayudo a vestirte
Me ponía con cara de súplica por que lo hiciera y terminara saliendo como siempre lo hacía, me gustaba admirar ese cuerpo atlético tan bien trabajado al desnudo, todo eso, era para mí y solo para mí.
- No caeré de nuevo – dijo – la otra ves con eso terminamos haciéndolo de nuevo
- Anda – le suplique – si lo hacemos de nuevo no creo aguantar – dije
- Está bien – dijo saliendo
Pude ver su cuerpo aun mojado, su cabello rosa empapado y al salir sentí las gotas del agua caerme en la cara, solo pude sonrojarme al verlo así, parecía brillar con la luz que entraba por la ventanilla del baño.
- Oye…espera – dijo
- Dije que si lo hacíamos no aguantaba… - sonreí – pero no dije anda de esto
Me le fui de nuevo y me puse de rodillas dejándolo sin poder escapar, una vez más succione aquel miembro que aun parecía tener fuerzas para más, y me era imposible dejarlo así, no podía resistirme, cuando lo veía así era como si me provocara y me pidiera a gritos que lo hiciera una vez más.
Seguí con lo mío, succione cada gota que salió de el de nuevo hasta dejarlo vacío prácticamente, aunque sabía que se recuperaría rápido preferí hacerlo ahora que despues.
- No paras – me dijo temblando de las piernas
- Esta vez te gane – dije levantándome
Entro a la bañera y sin cerrar la puerta solo se mojó con la regadera, pude ver como la hacía, se secó al terminar y yo le di la ropa para que se vistiera, salimos del baño y fuimos al jardín trasero, aunque era algo grande no podía convivir con otros vecinos, estaba bardeado y era imposible poder saltarlo sin una escalera.
Trabajamos rápido por el tiempo que teníamos, limpiamos todo el lugar y al acabar sudando solo fui a la cocina por unas limonadas, las lleve afuera y las tomamos juntos, solo me reía de Natsu, verlo en overol y sin nada mas era lo mejor y más gracioso que podía admirar, le quedaba grande.
- Bien, es todo por hoy – dijo besándome – si quieres venir hazlo cuando quieras – termino de decir
- Vendré luego – respondí desviando la mirada
- Puedo darte más de eso y aquello – dijo tomándome de la barbilla
Solo me apene y me levante de ahí, me ponía de nervios que hiciera eso pero no podía evitarlo, me gustaba, me gustaba Natsu, me gustaba su forma de ser.
- Ya acabe los deberes – pensé – ahora hasta la próxima semana
- Puedes escaparte de vez en cuando – escuche que comento – ven para quitarte las ganas de trabajar, te dejare tan cansado que no querrás levantarte en una semana completa
Sin más me despedí de él y salí de su casa, aunque al caminar comenzaba a sentir el dolor de nuevo, mi cadera me mataba, esta vez de seguro que papa de daba cuenta otra vez, tendría que mentirle de nuevo.
- Ya llegué papa – dije
- Bienvenido – le escuche decir
- Eeehhh, ¿te sentaste en el banquillo roto de nuevo? – me pregunto al verme
- Eeehhhjejejje si – dije nervioso
- Ya deben quitarlo – dijo siguiendo con su trabajo
- Lo haremos la próxima semana
Me fui a mi cuarto y solo me acosté para reposar, era fin de semana, y había ido a casa de mi vecino a ayudarle, tenía que limpiar el jardín cada semana con él, ese era el pago por la broma que le había hecho, pero no pensé que terminaría gustándome, ese molesto vecino que llego de repente a cambiarme la vida por completo.