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La amenaza Von Voltaire por Any_Klainer

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Capítulo 2. Recuerdos Parte I

-          Wolfram, Wolfram… ¡Wolfram!-. Gritó el Maou a su prometido para hacerlo volver en sí, el rubio estaba sentado cerca de donde Yuuri entrenaba su técnica con la espada junto a Yozak.

 

-          ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasó?-. El chico de ojos verdes parecía estarlos mirando, pero en realidad su mirada era introspectiva, estaba completamente inmerso en sus pensamientos y no notaba nada de lo que ocurría a su alrededor.

 

-          Te pregunté que si viste ese movimiento, fue genial, esquivé el ataque y arremetí con fuerza, Yozak respondió por muy poco-.

 

-          Ah, que bien-. Respondió Wolfram sin ninguna emoción, algo muy raro en él pues con regularidad era testigo de los entrenamientos de Yuuri donde lo criticaba y lo corregía continuamente, aunque también solía animarlo bastante cuando lo veía realizar algún buen movimiento.

 

-          Por lo que veo su excelencia aún sigue preocupado por su hermano-. Yozak decidió que era bueno tomar un descanso por lo que Yuuri y él se sentaron cerca de Wolfram.

 

-          Wolfram, es solo un disfraz, no deberías preocuparte tanto -. Pasó su brazo alrededor de los hombros del rubio para reconfortarlo.

 

-          El disfraz es solo el principio, no es todo el castigo-. Ocultó su rostro entre sus rodillas completamente abatido. – Debí haber aceptado su propuesta, cuando Conrad se entere que fui un cobarde va a odiarme-.

 

-          Vamos no digas eso, Conrad no es del tipo de persona que llegaría a odiar a alguien y mucho menos a ti, después de todo eres su hermano pequeño-. Le acarició la espalda para tratar de hacerlo sentir mejor pues Wolfram empezaba a emitir pequeños sollozos. Yuuri se dio cuenta de pronto que quizá lo que le preocupaba a Wolfram no era el que Conrad estuviera pasando un mal rato, sino que se enojara de alguna forma con él. Gwendal había sido muy listo. Al proponerle a Wolfram un trato, dejó en sus manos el castigo de Conrad y con esto ya sea que aceptará o no el castigo sabía que lo haría sufrir, el rubio en estos momentos sentía que había traicionado a su hermano y esa era su propia tortura.

 

-          Tal vez le haga bien hablar con su hermano directamente excelencia. Es más creo que deberíamos ir ahora mismo y así podrá estar tranquilo el resto del día-. Sugirió Yozak, propuesta que fue bien recibida por los otros dos y emprendieron el camino hacia la oficina principal del castillo que regularmente era ocupada por Gwendal.

 

Al llegar un nervioso Wolfram dio unos golpecitos en la puerta y espero a que una voz en el interior le indicara que podía pasar.

 

-          Adelante-. Era la inconfundible voz de Gwendal Von Voltaire, el rubio entonces abrió la puerta y dio unos pasos hacia adentro permitiendo que los otros dos pasaran después que él.

 

-          Aniue-. Wolfram se dirigió como siempre de manera formal hacia su hermano mayor, el cual para sorpresa de los recién llegados no estaba ocupando su lugar de siempre detrás del escritorio, sino se encontraba cómodamente en un asiento cercano a la ventana con los pies sobre un taburete y leía el periódico de forma despreocupada. – Quería hablar con Conrad un momento-. De reojo echo un vistazo hacia su otro hermano, quien era el que ahora ocupaba el lugar en el escritorio y tenía ante sí una enorme pila de documentos y a unas cuantas personas a su alrededor entregándole aún más cosas para firmar y estampar con el sello de aprobación o rechazo, eso sí, sin dejar de vestir sus accesorios que lo hacían verse como un adorable osito castaño.

 

-          Está trabajando, no puede hablar por ahora-. Gwendal dio vuelta a la página sin siquiera levantar la mirada.

 

-          Solo serán unos minutos-. Replicó el rubio.

 

-          No tiene tiempo para perderlo en tonterías, ve a jugar a otro lado Wolfram-. El hermano mayor por fin despegó los ojos de su lectura y se topó con los ojos verdes del menor que empezaba a enojarse de ser tratado como un niño.

 

-          Vamos Gwendal, no lo trates así, talvez Wolfram solo quiera ayudarme con tanto trabajo. Después de todo dijiste que sería tu asistente pero soy yo quien está haciendo todos tus deberes-. Indicó Conrad.

 

-          Tuvo la oportunidad de ayudarte y no la quiso tomar, así que es mejor que disfrute su tiempo libre y tú al trabajo, después de todo dijiste que era “bastante fácil solo firmar papeles”-.

 

-          Bueno sigo diciendo lo mismo, es bastante fácil, pero es demasiado aburrido. Además qué clase de peticiones son estas: “Autorización para compra y distribución de pastelillos para las fuerzas armadas de Shin Makoku”-. Conrad estaba leyendo el título de uno de los documentos que acababa de firmar y aprobar.

 

-          Rechazaste esa petición ¿cierto?-. Gwendal se levantó de su lugar y tomó el documento de las manos de Conrad para revisarlo.

 

-          Por supuesto que no, ¿Quién no querría comer pastelillos?-.

 

-          Conrad, esta es una autorización para un año de provisiones. No puedes darle pastelillos tres veces al día a los soldados que no están en guerra, en primera porque se excede del presupuesto y en segunda porque el contenido calórico excede demasiado del límite que está permitido-. 

 

-          Y qué si se ponen un poco gorditos, serán felices comiendo pastelillos… ¡Oye!-. El castaño se frotó la cabeza justo en el lugar donde Gwendal le dio un golpe.

 

-          No es que se pongan gordos, es que tendrás a un montón de soldados con un metabolismo lento y no estarán para nada alertas, recuerda que aunque no estemos en guerra debemos estar siempre listos para cualquier eventualidad incluso un desastre natural podría requerir que enviemos tropas para ayudar a la población civil y además son demasiado caros, si te excedes en el presupuesto tendrás que recortar gastos en otras áreas importantes como medicamentos o infraestructura-. Gwendal podría seguir hablando y dando mucho más razones para apoyar su decisión pero fue interrumpido por Conrad que le quitó el papel de las manos para poner el sello de rechazado.

 

-          ¡Bien! No hay pastelitos para el ejército ¿Contento?-. 

 

-          No estoy contento si no entiendes el porqué de las cosas-. Gwendal se cruzó de brazos en un gesto serio.

 

-          Gwendal no me pidas demasiado, para ti es sencillo pero yo prefiero estar al frente de mi escuadrón comiendo pastelillos-. Conrad dio un largo suspiro añorando los días de batalla. – Auch, auch, auch-. Se quejó el castaño mientras su hermano le pellizcaba la mejilla.

 

Toda la situación el resultaba bastante graciosa a Yuuri por lo que no pudo reprimir una risita.

 

-          Qué bueno que su majestad se ría, tal vez la próxima semana también debería tenerlo aquí trabajando y aprendiendo todo sobre la administración del país al que gobierna-. El mayor de los hermanos fijo ahora su atención en el Maou.

 

-          ¿Qué? Ah, pues verás Gwendal, hago lo que puedo, es difícil para un estudiante de secundaria como yo entender cosas tan complicadas-. El chico rio nuevamente, pero esta vez de nervios.

 

-          Esa excusa se acabará tarde o temprano, el único motivo por el cual no estás aquí todos los días, todo el día es porque Günther piensa que es importante que primero conozcas toda la historia y costumbres del país antes de meterte de lleno en asuntos oficiales-. Sentenció Gwendal con frialdad.

 

Yuuri suspiró decepcionado, ya empezaba a comprender el castigo de Conrad y es que el mismo no soportaba demasiado tiempo estar metido entre tantos documentos y tantos trámites, más cuando le recalcaban una y otra vez que cada decisión era importante y afectaría la vida de miles de personas de una o de otra forma.

 

-          Relájate Gwendal, Yuuri aún es muy joven-. Conrad sonreía encantadoramente como siempre.

 

-          Sí, eso dices siempre, pero no hay que olvidar que es el Maou-.

 

-          Y como Maou confío plenamente en todos ustedes por lo que no hay prisa en tener que aprender todo esto, bueno, como están muy ocupados creo que volveremos luego-. Yuuri se disponía a escapar antes de que Gwendal decidiera que debía participar más activamente en todas esas tediosas tareas. Empujó a Wolfram afuera pero este se liberó y se acercó hasta el escritorio.

 

-          Conrad, ¿Estás bien?-. Lo miro de forma aprensiva, completamente preocupado.

 

-          ¿Eh? Pues sí, estoy bien-. A Conrad le tomó un tanto por sorpresa la pregunta, pero también la preocupación que veía en el rostro de su hermano menor.

 

-          Y mañana estará mucho mejor, iremos a una misión de reconocimiento en la frontera norte del país, hay rumores de que pueden ocurrir algunos disturbios, por lo que iremos a investigar y Conrad irá justo al frente de las tropas con esa pinta tan encantadora, ¿No es genial Wolfram? Estoy seguro que la reputación y los logros obtenidos con tanto esfuerzo por Conrad en todos estos años de servicio no se verán opacados por acudir con un disfraz. Después de todo recuerda que al principio el ejército no confiaba en el por ser mitad humano, no pensaban que alguien así fuera capaz de tomarse en serio las batallas, pero de seguro ahora se tomarán sus órdenes con mucha seriedad-. Gwendal puso su mano en el hombro de Wolfram y cuando este lo miró vio su sonrisa cínica en el rostro.

 

-          No le hagas caso Wolfram, de verdad no pasa nada, cualquier cosa que suceda ya lo arreglaré-. El castaño sonreía tratando de tranquilizar al rubio, pues sabía bien que era lo que se proponía su hermano mayor.

 

-          Conrad…-. El pequeño mazoku se sintió conmovido.

 

-          Se acabó la conversación, aún tenemos muchas cosas que hacer, así que fuera-. Gwendal les señaló la puerta y los apuró a que salieran.

Los tres salieron entonces de la oficina y caminaban por el pasillo sin rumbo definido.

-          Wolfram, ¿aún sigues preocupado? Te noto triste-. Le preguntó Yuuri a su prometido.

 

-          Conrad no quiere que me preocupe, pero presentarse con ese ridículo disfraz ante los soldados puede mermar su credibilidad y dañar la reputación que tanto trabajo le ha costado forjar-.

Yuuri entonces volteo a ver a Yozak, después de todo no comprendía bien lo que era ser parte de un ejército y las emociones que puede experimentar un soldado. Por lo que esperaba una opinión más objetiva de alguien que si estuviera inmerso en esas experiencias.

-          No se puede saber con certeza que va a pasar, es cierto que como soldado esperas que el líder que te guíe a la batalla sea alguien de aspecto y proceder coherente y de confianza, después de todo arriesgarás la vida bajo sus órdenes. Pero también hay que tomar en cuenta que Conrad es ya conocido por su valor, su inteligencia y por ser un gran estratega. Así que mañana habrá quienes se tomen todo a broma y le resten importancia a la forma en que irá vestido, y también habrá quienes se lleguen a decepcionar de alguna manera e incluso puedan dejar de confiar en la capacidad de su capitán-.

Wolfram se paró en seco, las palabras de Yozak confirmaban justo lo que él ya sabía. – Si me disculpan, olvidé hacer algo-. El chico se dio la media vuelta y se alejó.

-          ¡Wolfram espera!-. Yuuri quiso ir tras el rubio pero Yozak lo detuvo.

 

-          Está bien majestad, déjelo ir, tiene asuntos que resolver o nunca podrá estar tranquilo-. El mazoku le sonrió para trasmitirle confianza.

 

 

Habían pasado varias horas, Yuuri jugaba un rato con Greta en el jardín mientras Yozak los observaba de cerca.

-          ¿Qué tal tu trabajo ahora? Pensé que eras un “hombre de acción” y se ve que estas disfrutando bastante haciendo de “niñero” según tú-.

 

-          Capitán-. Yozak se sorprendió con la repentina llegada de Conrad, lo imaginaba aún inmerso en las interminables tareas administrativas.

 

-          ¡Conrad!-. Tanto Greta como Yuuri se acercaron a recibir con gusto al recién llegado.

 

-          ¿Cómo conseguiste escapar? No creo que hayas terminado todo el trabajo. ¿Acaso el comandante se está suavizando? -. Preguntó Yozak.

 

-          Me dio el resto del día libre, sospecho que Wolfram tiene algo que ver con eso pues regresó a buscar a Gwendal, salieron un rato y cuando regresó, me dejo ir. Pero sospecho que aún no estoy del todo libre ya que me prohibió tajantemente que me quitará esto-. Se tocó las orejas de peluche que aún llevaba puestas en la cabeza.

 

-          Están lindas-. Greta también toco las orejas cuando Conrad se sentó junto a Yozak en las escaleras del palacio que daban al jardín.

 

-          ¿Verdad que si?-. Conrad la abrazó y restregó su mejilla contra la de Greta de forma cariñosa. – Me veo muy mono así, no tanto como tú, pero estoy cerca-.

 

-          Wolfram estaba verdaderamente preocupado por ti, pero tu pareces muy feliz Conrad-. Yuuri se sentía un tanto triste porque pensaba que su prometido había estado sufriendo en vano.

 

-          Sí, eso imaginé-. El castaño sonrió. – Es que Wolfram se preocupa por todo, además es demasiado orgulloso para disfrutar una broma así. Yo por el contrario me estaba divirtiendo de lo lindo-.

 

-          ¿En serio? ¿No te estresaba estar con el Sr. Seriedad Gwendal?-. Inquirió Yuuri lo que provocó una carcajada en Conrad.

 

-          El Sr. Seriedad, es un buen apodo-. Confirmó Conrad. - Pero no, en realidad disfruto bastante pasar tiempo con mi hermano, ya que pocas veces podemos hacerlo debido a que ambos tenemos responsabilidades que nos lo impiden-.

 

-          ¿Aun cuando tengas que llevar un disfraz de oso?-. Preguntó Greta.

 

-          Por supuesto, aun cuando tenga que llevar un disfraz de oso-. Dijo el chico con una gran sonrisa.

 

-          ¡Vaya! Y todo este tiempo Wolfram tenía miedo de que te enojaras con él o incluso que llegaras a odiarlo porque Gwendal le ofreció recibir el castigo en tu lugar y el no aceptó. Por supuesto que le dije que tú eras incapaz de odiarlo, ya que él es tu hermano pequeño-. Dijo Yuuri.

 

Tanto Conrad como Yozak se miraron el uno al otro, parecían saber algo que los otros dos ignoraban.

 

-          Tu serías incapaz de odiarlo ¿Cierto?-. Yuuri empezaba a dudar de su afirmación cuando noto la mirada entre Conrad y su amigo.

 

-          ¡Por supuesto!-. Confirmó el mayor pero luego de un pequeño silencio agregó. – Ahora, ahora sería incapaz de odiarlo, de eso estoy seguro-.

 

-          ¿A qué te refieres con “ahora”?-. El Maou no se podía creer que alguien con la nobleza de Conrad fuera capaz de insinuar que podía odiar a su hermano menor.

 

-          Bueno, somos hermanos, tenemos nuestras diferencias de vez en cuando-. Aclaró

 

-          ¡Ah! Entonces no lo odiabas, solo llegaste a estar enojado con él-.

 

-          No, yo en verdad lo odiaba-. Conrad dijo esto para sorpresa de Yuuri y Greta.

 

-          ¿Pero ustedes son hermanos, no deberían quererse siempre?-. Preguntó la niña.

 

-          Sí, nos queremos mucho. La verdad eso de odiarlo pasó hace muchísimos años, ni Greta ni Yuuri habían nacido aún y tal vez Wolfram ni siquiera lo recuerde-. Intentó explicarse Conrad, pero era evidente que tanto Yuuri como Greta no estaban entendiendo del todo.

 

-          Deberías contarles o no te dejarán de preguntar-. Sugirió Yozak. – Además adoro esos recuerdos donde actuabas como niño berrinchudo-.

 

-          ¿Sí? Últimamente estas sintiendo más fascinación por mi persona de la que usualmente acostumbras-. Señalo Conrad a su compañero.

 

-          ¿Qué puedo decir? Estoy aburrido y tu estas siendo más adorable de lo habitual-.

 

-          ¿Qué es lo que debes contarnos Conrad?-. Interrumpió Yuuri antes de que esos dos se desviaran del tema a una conversación que le estaba resultando un poco incomoda.

 

-          Pues verán, como ya saben, cuando yo era pequeño mi madre era la Maou de Shin Makoku y en esa época estaba verdaderamente ocupada todo el tiempo, mi padre era un guerrero humano valiente y un excelente soldado, pero viajaba todo el tiempo y además creo que prefería el frente de batalla a una vida hogareña. La única persona con la que verdaderamente estaba todo el tiempo era mi hermano Gwendal, en ese entonces los dos éramos niños y jugábamos todo el día. Claro que cuando algo pasaba y me asustaba o me metía en problemas el siempre salía en mi defensa cumpliendo a la perfección su papel de hermano mayor. Yo lo admiraba muchísimo y él era mi mundo completamente, no necesitaba amigos o familia fuera de él. Verdaderamente pensaba que estaríamos juntos siempre-.

 

-          Qué lindo-.  Dijo Greta que estaba muy atenta a lo que platicaba Conrad.

 

-          Sí para mi era completamente perfecto. Pero entonces mis padres se separaron y mi madre volvió a casarse. Un par de años después nació Wolfram. Sobra decir que el pequeño príncipe mimado era todo ternura, con su debilidad por las cosas monas Gwendal lo adoró desde el mismo instante en que mi madre nos lo mostró a las pocas horas de haber nacido-. Conrad hizo una pausa para inhalar y exhalar aire profundamente.

 

-          ¿Qué paso después?-. Yuuri lo apuraba a continuar.

 

-          Bueno, entonces Gwendal empezó a mimarlo, muchísimo más cuando el padre de Wolfram falleció. Habíamos pasado de correr y hacer travesuras por todo el castillo a estar siempre en la habitación de un bebé y verlo hacer tonterías: su primer puchero, su primera palabra, sus primeros pasos, su risa, sus gestos. Eso en verdad me aburría y además me sentía celoso porque la pequeña cosa rubia estaba acaparando toda la atención de MI hermano-. El castaño carraspeó un poco su garganta al admitir que había estado celoso alguna vez.

 

-          ¿Y nunca le dijiste a Gwendal como te sentías?-. Preguntó la pequeña.

 

-          Por supuesto que sí, pero él solo me decía que era nuestro hermano y que teníamos que jugar con él también-. Conrad hizo un gesto, como si recordara algo que le resultara tedioso. – Claro que jugar con un bebé para mí no era nada divertido, ni algo a lo que estuviera acostumbrado. Aunque Gwendal me explicaba que también yo había sido un bebé pequeño y él había tenido que jugar conmigo de diferentes maneras conforme iba creciendo-.

 

-          Pero Wolfram era solo un bebé, ¿cómo pudiste odiarlo?-.

 

-          Eso pasó un poco después, cuando Gwendal tuvo la edad suficiente para ingresar a la academia militar lo hizo y nos dejó solos a Wolfram y a mí-. El chico miró hacia el cielo, tratando de evocar esos recuerdos que ahora le parecían tan lejanos. – Pasaba todo el año en la academia y solo venía en vacaciones. Yo esperaba ansioso esos días cada año, impaciente por volver a estar con mi hermano, jugar y platicar con él, pero cada vez él estaba más distante, las cosas que nos gustaban cada vez eran más diferentes y yo sentía que él se había olvidado completamente de mí. Entonces culpé a Wolfram, porque él había sido el inicio de todo, él que se convirtió en su hermano pequeño dejándome a mí a un lado-. Un sonido proveniente del estómago de Conrad lo hizo interrumpir el relato-. Y luego me di cuenta que también quería a la pequeña cosa rubia y no lo odié más y colorín colorado este cuento se ha acabado-. Concluyó el castaño.

 

-          ¡¡¡¿¿Qué??!!! ¡¡Esa no es forma de terminar la historia!!-. Greta y Yuuri se quejaron ante el abrupto final.

 

-          Lo siento, ya me cansé de contar y verdaderamente muero de hambre. Gwendal no me dejó comer nada mientras trabajaba porque según él eso no es nada profesional-.

 

-          ¡Pero no puedes terminar ahí! ¿Qué paso? ¿Cómo fue que arreglaste la situación con Wolfram? y ¿Qué pasó con Gwendal? ¿Por qué estaba tan distante?-. Yuuri y Greta acosaban al hombre para que les contara más.

 

-          Escuchen, de verdad tengo hambre y además estoy cansado de estar contando todo, que les parece si comemos algo y luego buscamos un recordator y pueden verlo ustedes mismos-.

 

-          Un ¿recordator?-. Yuuri no estaba seguro de haber escuchado correctamente.

 

-          Ah hablas de ese aparato que permite ver los recuerdos de los demás, nunca he visto uno funcionando-. Comentó Greta.

 

-          ¿Existe algo así?-. Yuuri no se lo creía del todo. Aunque había visto cosas bastante extrañas en Shin Makoku aún seguía sorprendiéndose.

 

-          Si, ¿Ustedes también lo tienen no? Creo que vi uno cuando fuimos a tu casa, aunque no supe quien estaba haciendo funcionar el aparato. Lo tenían en la sala de tu casa Yuuri, ¿no lo recuerdas?-. Preguntó Conrad

 

-          Creo que estás hablando del televisor, y eso no muestra los recuerdos de las personas, bueno, tal vez sí, pero no hechos del pasado que están en la memoria de alguien sino películas y cosas grabadas con cámaras-.

 

-          ¿Qué son las películas? ¿Qué cosa es una cámara? ¿Qué es el televisor?-. Los tres mazoku interrogaron a Yuuri al mismo tiempo, así que se dio por vencido con las explicaciones.

 

-          Olvídenlo, mejor díganme cómo funciona ese recordator del que hablan-.

 

-          Es un aparato que tiene una pantalla y un dispositivo que hay que poner en la frente de la persona quien tendrá que  evocar el recuerdo que le interesa y entonces las imágenes podrán ser vistas en la pantalla-. Explicó Yozak.

 

-          ¿De verdad? ¡Qué genial!-. Yuuri no podía esperar a ver algo así, podría conocer a Wolfram siendo pequeño y podría decirle de cosas justo como el rubio le decía a él cuando vio por primera vez una fotografía de Yuuri pequeño vestido de niña. – ¡Vamos deprisa a comer! Es más hay que ir pidiendo que busquen ese recordatel-.

 

-          Yuuri, ¡es recordator!-. Se rio la pequeña de su padre adoptivo al escuchar su mala pronunciación.

 

-          ¡Lo que sea! ¡Hay que buscarlo ya!-. Yuuri los apresuró a todos parecía muy emocionado.

 

-          Bien, ya vamos, ya vamos-. Dijo Conrad mientras todos se ponían camino a buscar comida y después por el tan ansiado recordator.

 

Continuara…

 

Notas finales:

Tuve que dividir este capítulo en dos partes ya que quedó más extenso de lo que imaginé. 

Espero les guste esta primera parte y esperen ansiosos la segunda que ya esta en proceso. 

No olviden dejar sus comentarios, todos son bien recibidos y me motivan a continuar, aparte que me dan muy buenas ideas. 

Abrazos!!! 

 


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