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*El Duelo* por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola pequeños! aqui estoy molestando con esta historia!! wii!! por fin termine el capi!! (ya era hora! pff! -3-U)

Quiero mandarles besitos a kaorugloomy, LRMV y a Lunita! muchas gracias por comentar!

A leer se ha dicho!

“Este es el maldito infierno” pensaba entre bufido y bufido. “¿No que tan acaudalado el niñato ricachón?” Pues parecía que no, porque la ropa que usaba daba mucho que desear.


Comprendía que el calor del verano era avasallante, el también se sentía acalorado; pero esas playeras de tirantes tan delgadas dejando entrever eso delicado torso y esos espantosos shorcitos milimétricos que no le dejaban nada a la imaginación lo estaban volviendo loco y mucho más cada que el muy sin verguenza se agachaba dejándole ver esas redondeadas nalgas sobresalir, ciñéndose bajo la delgada tela. Esas largas piernas perfectas le marcaban el viaje hasta esos pies descalzos que se movían delicadamente apenas rozando el suelo.


-¿Cuándo te vas a ir a tu casa?- le preguntó de viva voz viéndolo mientras inclinaba para buscar un vaso de la alacena. Ese respingado trasero, tan carnoso que se le antojaba “maldito cínico, lo está haciendo apropósito” siseó en su mente apartando la mirada que añoraba mantener clavada.


EL rubio lo regresó a ver como si apenas y cayera en cuenta que le estaba viendo. Dedicándole una sonrisa ladeada, caminó hacia él como un felino al acecho.


-Te tengo noticias Jamie…- estaba demasiado cerca que solo pudo atinar a retroceder mientras su piel ardiente se erizaba -me quedaré tooodo el verano, así que espero que nos llevemos lo mejor posible- dijo campante guiñándole un ojo antes de desaparecer de su vista.


“Todo el verano” pensó sintiéndose desfallecer, sus piernas no pudieron mantenerlo en pie y deslizándose lentamente por toda la pared cayó al suelo. No creía soportar tanto tiempo su diabólica presencia.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Lo odiaba, eso era claro para él. Su confiada sonrisa denotando algo, como si supiera algo que el ignoraba, sus níveos brazos estrechando el cuello de su hermano, los resplandecientes ojos de plata que evadían su mirada para buscar la de Albus y ese horrible rubor que subía por las mejillas pálidas. ¿Por qué tenía que soportar aquello?


Le hervía la sangre, lo detestaba. Maldecía los estragos que le generaba en su cuerpo, el calor que lo invadía por un ligero roce de manos a la hora de la comida, verlo tan jubiloso recostado en el sofá e incluso cada que escuchaba su voz en un tono más bajo despertaba sus más bajos instintos.


-¡Jimmy, mi niño!- exclamó Ginny dejando de lado sus maletas abrazando a su primogénito con ternura.


-¡Mamá!- respingó mirando a todos lados esperando no encontrarse con sus hermanos o con Malfoy, era bastante vergonzoso la vasta expresión de afecto que su madre siempre le prodigaba -¿Qué hacer aquí?- pensó y dijo en voz alta ganándose un zape.


-Que grosero Jim, el hecho que ya no viva aquí, no quiere decir que dejare de visitar a mis niños- dijo dándole un beso en la mejilla.


Su madre se veía tan llena de vida y emoción como hacia años no la veía. En definitiva el divorcio le sentaba de maravilla –aparte, Harry me llamó diciendo que no estaría por aquí el fin de semana pero no me dijo más ¿acaso sabes por qué? ¿Alguna noviecilla que se cargue?- preguntó divertida, pues ya hacía más de cinco años de su separación, pero parecía que el auror se empeñaba en no querer saber nada ni querer continuar con su vida amorosa dedicándose solamente a dos cosas: sus hijos y su trabajo.


-No… bueno…- James rodó los ojos –simplemente fue por el idiota de Teddy que mandó una carta diciendo que regresaba de su viaje que denominó “descubriendo mi yo verdadero”- ironizó las palabras de su mejor amigo quien, tras terminar la escuela decidió desligarse de todo y el agitado mundo para darse un tiempo de trotamundos. Ya hacia un año que viajaba y parecía que por fin su autodescubrimiento rindió frutos… o lo más probable es que se le agotó el dinero.


-Y bueno, ¿tú qué haces aquí Jim?- dijo con burla haciendo que el mayor de sus hijos refunfuñara.


-Disfrutando de lo lindo mi enclaustramiento por culpa de papá-


-¿No ibas a ir al concierto de las brujas de Salem?- arqueó una ceja pues su hijo le mencionó de sus planes de ir a Irlanda junto con sus amigos.


-Sip, pero como papá necesitaba un adulto responsable que cuidara a los enanos mientras él no está, me prohibió ir-


Como envidiaba la suerte de sus amigos que seguro se la estaban pasando en grande. Fiesta todo el día, antros en la noche, chicas, bebidas embriagantes y todo sin control, mientras él por su parte muriendo lento soportando al mismo diablo con piel alabastrina que inconforme con atormentarle de día, incluso en sus sueños más profundos hacía que despertara con semejante erección que no sabía ni qué hacer con ella.


“Primero me corto una mano antes de volver a masturbarme pensando en él” masculló para sus adentros.


-Ohh Jimmy, eso no es justo ¿Por qué no me dijiste?- dijo volviéndolo a abrazar –pero bueno, todavía tienes a Louise, seguro y podrás ir a divertirte con él- asintió. Ta vez darse una vuelta por casa de su tío Bill sería una buena idea.


Su sonrisa se quedó a medias hasta volver a desaparecer cuando su desgarbado hermano felizmente iba colgado del hombro del rubio quien estaba tan sumido en la conversación que no tenía ojos para nadie más.


-Que maripositas son…- gruñó pasando a su lado para regresar a su cuarto. Albus se ruborizó violentamente y le dio un codazo.


-¡Jimmy!- dijo algo ofendida Ginny por la manera despectiva que habló; aunque el heredero de la fortuna Malfoy no le agradaba, no consideraba educado que su hijo hablara así de una visita.


-¿Cuál es tu problema, James?-  siseó mirándolo molesto.


-Ustedes…- expresó dirigiendo su helada mirada específicamente al rubio quien, aunque esas palabras le hirieron, no le dio la satisfacción de verlo dolido y sonrió burlonamente. El ojiverde haciendo el amago de levantar el puño para estampárselo en la cara de su hermano, fue detenido por Scorpius.


-Déjalo Al, es solo que se siente celosito…- James apretó sus manos en puño y prefirió subir la escaleras antes de decir algo que se arrepentiría después.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Mientras  Albus caminaba de un lado a otro, Scorpius intentaba poner atención al libro que tenía delante, pero por más que releyera la misma línea, parecía no comprender como si estuviera escrito en otro idioma.


“Tonto James” pensaba jugueteando con un mechón de cabello que caía libre sobre su frente. ¿Cómo podía hablarle así?


Sabía de su afán de querer hacerlo menos y denigrarlo, pero eso ya era demasiado. No le gustaba pensar en él cuando todo lo que demostraba era tan árido y putrefacto que le hacía pensar que no valía la pena intentar algo.


“Es un maldito terco despiadado” pensó mientras dejaba su lectura de lado.


Se mordió el labio inferior queriendo evitar recordar cuando besó sus labios que en un arranque de fanatismo y ardor le correspondió sin tapujos, sin límites; entregándole algo más que desdén. Pudo sentirlo e incluso verlo en su mirada castaña. Había algo que no le estaba diciendo y que ocultaba… pero ya se resarciría de ello y le pagaría con la misma moneda que con tanto afán siempre le daba.


-Ese idiota ¿Qué se cree llamándonos así?- refunfuñó Albus recargándose a su lado.


-Simplemente piensa que estamos saliendo- dijo dibujando una sonrisa en sus labios ante el aterrorizado azabache.


-¡No inventes Scor! ¿Tú y yo?- entró en pánico poniéndose tieso de la impresión. Scorpius rió con ganas.


-¡Oye! Lo haces sonar como si fuera algo terrible-


-No te lo tomes a mal, pero aunque eres lindo, te conozco y tienes una personalidad muy complicada…- dijo apretando los ojos. En definitiva era impensable. Su amigo podía ser maduro, interesante, inteligente, pero podía tener una retorcida mentalidad que a veces le asustaba.


-Pues tú no eres precisamente el caramelo de limón más dulce, primor- Albus lo empujó suavemente –aparte, se que a ti te van los chicos extrañamente agradables con cabellos dorados y esponjosos…- erizado hasta el cabello, el moreno se apresuró a callarle la boca con sus manos.


-¡No es cierto!-


-Jajaja, eso no convence a nadie Al- siguió carcajeándose de su amigo que estaba de un brillante rojo por la vergüenza –pero como sea, eso es otra cosa… tu y yo lo sabemos, pero James no y en su inocente error piensa que estamos de faje y faje cada que podemos en tu cuarto- a ninguno de los dos les gustaba imaginarse ese panorama pues eran como hermanos.


-Tiene cerebro de piojo…- dijo desganado al pensar que por más que pasaran los años, James parecía que no maduraba y siempre se la traía en contra de Scorpius “¿Qué hacerle?” pensó.


-Ya deja de devanarte los sesos que nada conseguirás… descuida, tu encárgate de tu lindo soñador de ojos grises y yo de tu torpe hermano- le guiñó el ojo poniéndose de pie. Albus nuevamente se tensó y agitó sus brazos nerviosamente negando con aprensión –yo que tu mejor me calmaría porque ahí viene…-


-¡Scor!- chilló viendo a donde señalaba y en efecto, estaban por entrar al jardín los hermanos Scammander ladeando a Lily Luna conversando emocionadamente -¿y tú a dónde vas?- preguntó tratando de ocultar el rubor de sus mejillas pero sin éxito.


-Voy por una paleta- chasqueó la lengua antes de darse la media vuelta y entrar a la casa decidido.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Rebuscando en la nevera el delicioso helado de zarzamora con queso y las exquisitas paletas congeladas de mora azul, no se dio cuenta que alguien con el ceño fruncido lo observaba.


James tenía una revolución en su mente.


Avanzó hasta ese lugar para hacerle una inocente broma poniendo petardos mágicos en los bolcillos del short del rubio que casi se podía saborear su mirada de temor y el éxito de su propósito pero… tenerlo ahí; expuesto, indefenso, le hacía explotar internamente en llamaradas carcomiendo su piel, codiciando por la del pequeño Slytherin.


“Mierda” pensó deteniéndose a una distancia prudente. Vibraba expectante, no sabía que sucedía con él. Quiso darse la media vuelta y alejarse lo más que pudiera, pero sus pies se negaban a moverse.


“No quiero tocarlo” se dijo tratando de creer en ello, pero a parecer su raciocinio estaba desconectado de su cuerpo, porque seguía ahí, contemplándolo, perdiéndose en ese delgado ser irguiéndose acomodando su cabello platinado con descuido tras la oreja, mirando con desanimo que lo que rebuscaba ya no se encontraba en el refri.


“Lo odio” pensó apretando los ojos, “¿pero porque no puedo alejarme?” caviló contrariado y molesto consigo mismo.


-James…- dijo alborotado al verlo ahí de pie frente a él, estático, como si estuviera atado al suelo –veo que tienes lo que estaba buscando- su exasperante voz suave arrastrando la palabras le hizo reaccionar de mala manera que su pantalón dio un tirón “maldita sea” gimió por lo bajo.


Su garganta se secó al ver que se mordía sus sonrojados labios nerviosamente; esos labios que se le antojaban suculentos y suaves como ninguno, que sabían a infierno y maldito deseo que jadeando no podía dejar de observarlos ganar color entre los perlados dientes. Ansiaba morderlos.


-Si la quieres… ven por ella…- retó mirándolo fijamente a los ojos azul grisáceo que brillaron absortos. Tragó saliva con dificultad cuando se aproximó lentamente regresando a ver la paleta azul que le alargaba  y se relamió los labios ansioso.


James sonrió ladino ante el amago de tomarla con su mano y la apartó antes de que siquiera lo tocara.


-Abre la boca…- murmuró tan bajo que solamente el rubio fue capaz de escucharlo y se removió en su lugar inquieto. Con una inhalación, retiró de su frente el cabello alborotado y obedeciendo mansamente, acercó su rostro a la paleta.


Ese gesto que podía decirse “inocente” le estimuló. Con cuidado depositó la paleta en esa boquita que se estremeció por el frío, pero no se apartó. Sus ojos lo miraban con una indescifrable mezcla de ternura y lujuria que le taladraba en su interior agitándose tortuosamente.


Su corazón latía y  mordiéndose el interior de su labio trató de meter más el helado postre obteniendo un delicioso jadeo del menor que al no esperar aquello apretó los ojos respirando rápidamente y siguió chupando con copiosa manía.


El dulce escurría de la comisura de su boca entreverado con su saliva, pero no la apartaba, adoraba la mirada perdida de James, como lo miraba lascivamente, ansioso, atento por lo que haría y sonrió para sus adentros.


Más acostumbrado con el entumecimiento de su boca se hizo un poco hacia atrás para probarla con su lengua. Recorrió la paleta por todo lo largo sin despegar su mirada de James y volvió a meter toda su longitud en la boca. Sintió el estremecimiento del mayor  y lo disfrutó.


-Ahh…- gimoteó cuando James le apartó el delicioso sabor de las moras y pensó que ahí terminaría la cosa; pero no fue así. Abriendo sus ojos de par en par sintió los violentos labios de James sobre los suyos y jadeó aun más fuerte contra su boca.


Tirando la paleta de lado, James apresócon ambas manos la cabeza de platinados cabellos para profundizar el beso. Sabía aún más delicioso de lo recordaba y sin pensarlo metió su mengua en esa caliente cavidad, degustando las moras de ese delicioso manjar. La lengua de Scorpius se enrolló con la suya incitándole a seguir, llevándolo a los extremos desconocidos de la pasión y deseo del alma que mataría por conocer.


Descaradamente bajó sus manos por sus hombros, deslizándose con tortuosa ansiedad por su espalda que se tensaban exquisitamente. Lo sintió desmoronarse en sus manos, temblando solo por sus caricias bien prodigadas.


“Esto está mal… se supone que lo detesto…” pensaba respirando entrecortadamente para volver a presionar esos labios que sollozaban solo por él. Las manos temblorosas que buscaban su pecho le estremecían y le obligaban a refregarse aun más en ese pequeño cuerpo “¿pero porque se siente tan bien?”


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


-Chicos ¿les gustaría ir al centro?- preguntó Ginny jovial regresando del jardín dirigiéndose a los chicos que la seguían.


Tanto James como Scorpius se sobresaltaron cuando escucharon las voces que se separaron al instante. Aunque sus cuerpos aun temblaban por lo que acababan de experimentar, intentaron poner su mejor cara de póquer esperando no llamar mucho la atención.


-¡Claro que si ma´ me gustaría ir a comprar un libro!- dijo el menor de los Potter-Weasley casi pudiendo sentir la pasta dura de su nuevo manual de quiddich.


-¡Quiero ver los fuegos artificiales!- exclamó jubiloso Hugo columpiándose en el marco de la puerta como si de un monito se tratara que Lorcan no dudó en imitarlo.


-Me gustaría comer takayoki…- dijo con su soñadora voz Lyssander erizando a Albus cuando se recargó en su hombro.


-Pero Lyss, aquí no venden takayoki…- dijo por lo bajo Lily no queriendo desilusionar a su amigo.


-¿A no?- ladeó la cabeza como si no pudiera creerlo.


-Pero supongo que podemos encontrar algo similar ¿no creen?- contestó Ginny.


Todos se detuvieron cuando vieron a Scorpius recogiendo del piso lo que quedaba de la paleta de hielo y regresaron a ver a James que salía de la cocina bebiendo un vaso con agua. Para suerte de ambos, no notaron nada de lo que sucedió y el único que lo imaginaba solo esbozó una sonrisa pero no dijo nada.


-¿Qué dices Jimmy? ¿Vamos?- preguntó la matriarca Weasley con sus ojos brillando, estaba segura que su pequeñín les haría compañía


-Paso- exclamó James desganado, seguro si el enano iba, el rubio le seguiría y no tenía fuerza suficiente para lidiar con él y para colmo aun tenia tremenda sensibilidad en su cuerpo que necesitaba una ducha fría - vayan sin mí- declaró ante las protestas de su madre y subió las escaleras de dos en dos.


Exhaló pesadamente, sentía a su hijo triste y no sabía porque -¿y tu Scorpius? ¿Vendrás?- preguntó lo más formal que pudo pero fue bastante difícil, por más que lo intentaba la aversión por los Malfoy no pasaba de sí.


-Vayan ustedes…  me duele la cabeza, seguro es el golpe de calor- dijo poniendo su mano en la frente haciendo más plausible sus palabras.


La pelirroja arqueó una ceja y por cordialidad preguntó si le podía ofrecer algún vial para calmar su cefalea –descuida señora Weasley, estaré bien, solo tengo que reposar-


Scorpius sonrió relamiéndose los labios que aún conservaban el sabor de las moras y los besos de James. Algo que se le acababa de ocurrir y siguió el camino que previamente recorrió el león. No lo dejaría escapar ahora que estaba más vulnerable...


 

Notas finales:

jeje, ¿que creen que hara Scor? lo unico que se, es que es algo muy locochon jojojo 

¿como va? ¿bien? ¿mal? ¿pesimo? espero sus comentarios! claro, si creen que lo meresco jeje 

les mando muchos besitos!!~ <33


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