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Durante los días siguientes tanto Gilbert como Antonio comenzaron a poner en practica todas sus estrategias de seducción con el objetivo de acercarse mas a Lovino y ganar, ya que lo que tendría que hacer el perdedor era DEMASIADO peligroso. Pero a pesar de su determinación ninguno consiguió avances significativos.
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Era la hora de la salida y ya no quedaba casi nadie en la escuela, mientras el muchacho italiano de ojos verdes caminaba por el pasillo tranquilamente, lo que era extraño ya que desde que llego a esa escuela Antonio y Gilbert no dejaban de perseguirlo y acosarlo, cosa que le molestaba demasiado, al menos no es el francés idiota pervertido el que me persigue, el solo echo de que no fuese Francis quien lo acosara lo llenaba de alegría, porque si algo podría ser peor que sentarse todos los días enfrente de el seria que lo persiguiera como hacían los otros dos.
Al final del pasillo, mirando a Lovino y esperando que este lo suficientemente cerca, se asoma Antonio, sin ser visto por el otro. Ninguna de sus estrategias para acercarse había funcionado, así que recurriría a otra con la que esperaba cumplir el primer reto y a la vez causar que Lovino no pudiera sacarlo de su cabeza.
-Lovino~.- dijo y abrazo fuerte mente a el italiano por la espalda.
-¿Que te pasa bastardo? suéltame.- ordeno, sin embargo el español no lo soltó, en lugar de eso tomo sus manos y lo acorralo contra una pared.- Te dije que me sueltes bastardo.- dijo y repentinamente algo choco contra sus labios, Antonio lo estaba besando, inmediatamente aprovechando que el español había bajado la guardia lo golpeo en el estomago y salio corriendo sonrojado y con un par de lagrimas en los ojos, no se suponía que fuera así, ese había sido su primer beso, se suponía que debía ser con alguien que me gustara, no con un bastardo... maldición debo sonar como una niñita diciendo algo así, pero, maldición... , siguió corriendo.
- 4 segundos...-suspiro el español, no lo había sido suficiente, ni para el reto, ni para el mismo pues en ese momento quería sentir la textura de esos labio italiano, lo deseaba mas de lo que pensó que era posible, ¿pero por que se fue corriendo? solo fue un beso, no es como si... un momento ¿era su primer beso?, se dio cuenta el español y sonrió enternecido, por Dios, es taaaan adorable~, pensó y después se dio cuenta de que si no se disculpaba Lovino lo odiaría y perdería la apuesta, así que salio corriendo tras el, después de un tiempo lo vio, estaba bastante lejos, pero siguió corriendo hacia el, de pronto noto que el italiano choco contra alguien...
Tras chocar Gilbert y Lovino cayeron al suelo, este ultimo cayo encima de el albino.
-¿Tanto me extrañaste?- pregunto y se percato de el rastro de lagrimas en el rostro del otro.- ¿Que te pasa?.- miro hacia la dirección por la que había llegado Lovino y vio a Antonio a lo lejos, tomo la mano de Lovino y se lo llevo, esa era su oportunidad.
Después de un rato corriendo al rededor de los edificios de la escuela Gilbert abrió un aula que parecía llevar años en desuso y entro junto a el italiano, que estaba tan cansado de correr que no podía ni quejarse, al entrar Lovino cerro la puerta y, aun parados ambos frene a esta, Gilbert lo abrazo fuertemente acercando sus cuerpos el uno a el otro, era el momento para iniciar con su estrategia. ¿Que le habrá echo Antonio?, no es normal que haga a alguien llorar... Se preguntaba el albino extrañado de que su amigo causara algo así, eso no era muy normal.
-¿Que paso?- pregunto aun sabiendo que seria difícil que el italiano le respondiera.
-N-nada- respondió, Gilbert tomo el rostro de Lovino entre sus manos y le obligo a verlo a los ojos.
-Dime lo que paso.- ordeno.
-No sigo ordenes de i-idiotas como tu.- dijo nervioso por la cercanía que mantenían sus rostros.
-Dilo.
-No, ya déjame en paz.
-Dime lo que paso.- ordeno el albino.
-Nada, no paso nada.
-Esta bien, entonces le pediré a Antonio que venga.- dijo tomando su celular.
-No lo hagas.- susurro tirando de la manga de su camiseta.
-Entonces dime.- ordeno.
-M-me beso.- dijo en voz baja, con la esperanza de que el otro no lo escuchara, le parecía vergonzoso que estuviera en preparatoria y que nunca haya besado a nadie. Estaba completamente sonrojado.- Y-ya te lo dije ahora d-déjame en paz.
-¿Antonio te beso?.- rayos espero que... bueno, por lo que e visto en estos días no duraría ni siquiera 10 segundos.- Espera, ¿llorabas por eso?- pregunto y el italiano agacho la cabeza sonrojado.- Entonces, ¿era tu primer beso?- pregunto pero el otro no respondió.- M-mein Gott, ¿como es que logras ser tan lindo? y estas completamente sonrojado, te ves tan lindo.- dijo y abrazo a Lovino, que termino con la espalda contra la puerta.
-S-suéltame ya idiota y no me digas lindo.- se quejo aun sonrojado.
-Gott, enserio, ¿como puede un chico de 17 años ser tal adorable y lindo?, creí que era imposible. En mi asombrosa vida nunca había visto algo así.- dijo y disminuyo la fuerza de su abrazo, separándose un poco del italiano.- Creo que deberías tener un beso mas asombroso que ese Lovi~.-dijo y rodeo la cintura de Lovino con una de sus manos.
Lovino no forcejeaba, no se movía, había sido atrapado por esos ojos como rubíes que lo miraban, hipnotizado por el brillo de la luz reflejada en ellos. El italiano sintió como sus piernas comenzaron a fallar, y lentamente se fue deslizando recargado en la puerta hasta el suelo, donde el otro le acompaño y puso una sus piernas a ambos lados del italiano, con su mano derecha tomo a Lovino por el mentón y se fue acercando a el.
Sus rostros estaban cada vez mas cerca, y Lovino estaba paralizado, no sabia porque no podía moverse o tal vez no quería hacerlo, tal vez en realidad esperaba eso. No se movió solo dejo que el otro se acercara a el, dejo que los labios ajenos se posaran sobre los propios.
Gilbert lo había logrado, estaba besando a Lovino, veinte segundos de esa manera, solo eso necesitaba, o eso pensó al principio, pero poco después de iniciar aquel beso se dio cuenta, necesitaba mas que solo un rose de labios, quería mas que solo eso. Así que, arriesgándose un poco, introdujo su lengua a la boca del italiano en el momento en que este la abrió un poco, se sorprendió al darse cuenta de como Lovino le correspondía tímidamente, los segundos pasaron pero el siguió, mientras el otro aun parecía estar siendo atraído hacia el albino por alguna fuerza misteriosa.
No pensaron que serian ellos los que se volverían los adictos, ni que serian ellos los que estarían desesperados por sus besos, nunca se imaginaron algo así, eso... no era parte del plan.
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