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Dance with me. por Raes

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Notas del capitulo:

Segunda parte de esta historia JooMiosa(?)

 

  Los chicos e adelantaron, por extraño que pareciera sólo eran ellos dos, nadie más los acompañaba. Después, tras un lapso considerable de tiempo que perdimos en el baño, encaminamos hacia las salas para limpiar.

 

            – Ahhhh son muchas salas –se quejó Mir ni bien nosotras ingresamos. Ellas extasiadas por tanta belleza, yo riendo de sus expresiones– ¿cuántas son?

            – No lo sé, muchas –le contestó Joon tomando el balde con agua.

            – Son siete salas por piso, y en cada sala hay dos espejos inmensos como este –respondí señalándole el más próximo– así que serían catorce.

 

  Recibí una mirada de ‘¿qué crees que estás haciendo?’ de parte de varias de las chicas. Como si no pudiese hablarles normal sólo porque eran hombres.

 

  Rodé los ojos divertida y me apresuré a tomar el balde, me paré junto a Mir que me dedicó una sonrisa y comenzamos a limpiar. A su lado, segundos más tarde, se sumó Joon.

 

  En menos de dos horas ya habíamos terminado con todos los salones, sólo faltaba el último  espejo al cual sacarle brillo… si se pudiera. Hablando, riendo, tratando de hacer más llevadera la situación. Cada 2x3 alguna de ellas hacía movimientos sensuales con sus típicos pasos de ballet o contoneaban las caderas para hacerse notar. La verdad es que eran, y lo siguen siendo, muy lindas, pero…

 

            – ¿Quién dejó sucia esta parte? –dijo Joon mirando una mancha en el vidrio.

            – Creo que ha sido ella –me señalaron salpicándome un poco de agua.

            – ¿Qué? yo no limpié esa parte, fue Mir.

 

  Otra mirada de reprobación. ¿Qué esperaban? ¿Que cubriera a Mir y me inculpara? Por suerte tengo reflejos rápidos y pude esquivar una esponja cargada de agua enjabonada que Mir me dedicó jugando. La esponja voló hacia mí pero al correrme de lugar, cayó detrás donde se encontraba Joon, impactando en su cara.

  Fui la primera en reír, sin importar qué dijeran mis compañeras, la verdad es que toda la situación ya estaba siendo graciosa. Nadie más se rió, hasta que la contagiosa risa de Mir invadió la sala junto a la mía. Seguidamente todos reímos, pero para cuando eso sucedió nos vimos envueltos en un vaivén de agua, jabón y esponjas.

 

  ¿Es que nadie lo notaba, o estaban ciegas? Yo no inventaba, lo veía o ¿será que era muy observadora? No, nada que ver. Claramente ellos estaban coqueteando, sí, se miraban constantemente sonriendo, con miradas cómplices que comunicaban más que las palabras ¿mis sospechas serían ciertas?

  Cada que una chorro de agua viajaba hacia uno de ellos, el otro lo miraba inmediatamente y le sonreía, pero de una forma diferentes como con el resto. Creo que en varias oportunidades estuve mirándolos demasiado ya que una de mis compañeras me golpeaba ligeramente en la cintura para que reaccionara.

 

  Una vez que terminamos de lavar los vidrios, y de limpiar la última sala que había quedado un desastre, mis compañeras se dirigieron a las duchas para asearse y retirarse a sus respectivas casas. Yo también hubiese hecho lo mismo pero el tiempo que había empleado para cumplir el castigo había restado tiempo para que ensayara en solitario. Así que me despedí de ellas y subí al quinto, y último piso, para utilizar el único salón que estaba abierto siempre para quien decidiera practicar.

 ¿Para qué iba a ducharme si de todas formas me iba a ensuciar? Me asearía en cuanto quedase satisfecha con mis pasos.

 

  Subí hasta la sala y noté que el suelo estaba cubierto de pequeños pedazos de papeles, probablemente habrían utilizado el lugar para alguna manualidad, cosa que me extrañó. Allí mismo había un cuarto donde guardaban elementos de limpieza así que busqué una escoba. El cuarto era bastante grande como para ser un simple armario.

 

  Mientras movía de lugar algunas cajas de adentro, escuché la puerta abrirse, no esperaba que alguien ingresase y menos a esa hora.  Me refugié en el borde la puerta para que no me viesen, no quería que otra vez volvieran a castigarme.

 

            – Hyung.

 

  ¡Dios! esa era la voz de Mir. ¿Pero con quién estaba?, ¿y por qué?

 

            – ¿Sí?

 

  Claramente esa era la voz de Joon. Me adentré más en el armario.

 

            – ¿No te molesta que te pida este favor?

            – Claro que no Mir, sabes que si mejoras tu baile podrías convertirte en uno de los principales en futuras presentaciones.

 

  ¿De qué estaban hablando? Me sentía una espía allí dentro, en la oscuridad del armario arrodillada y con la puerta entreabierta. No alcanzaba a verlos.

 

            – Espero algún día ser tan bueno como tú.

            – ¡Eish! Mejor practiquemos.

 

  Por fin podía verlos, se movieron al centro de la sala y por el reflejo pude notar que aún llevaban sus trajes de baile, esos que decían mis compañeras que marcaban aún más su virilidad. Mis ojos viajaron a ese lugar por pura curiosidad, pero al darme cuenta de lo que estaba viendo corrí la vista rápido. Bueno… después de todo soy una simple mortal femenina.

 

            – Ven –habló Joon– la tomas de acá, das dos pasos y la levantas.

            – Pero siempre que lo hago termina alejada de mí –contestó Mir.

            – Hmm –se rascó la cabeza– ya sé.

 

  Joon caminó hasta quedar a espaldas de Mir y se pego a él. Cualquiera en mi lugar pensaría cualquier cosa y yo no era la excepción. Lo siguiente se tornó aún más raro. Joon posó una de sus manos en el vientre de Mir y con la otra sostuvo uno de los brazos del contrario ¿le explicaría los pasos de esa manera?

 

            – Un, dos y la levantas así –le explicó Joon mientras elevaba a su compañero escasos centímetros.

            – De acuerdo, ahora mi turno.

 

  Invirtieron los roles, ahora quien se elevó fue Joon. Aunque casi lo suelta y por ende casi se cae.

 

            – Oh lo siento, lo siento hyung –se disculpó Mir– pero esta ropa húmeda me es incómodo y no pude concentrarme bien.

 

  Recién me había percatado de que yo también traía la ropa húmeda, no tanto ya que se había secado, lo que me hizo saber que ellos aún no se habían duchado y seguían con el agua enjabonada en sus cuerpos.

 

            – ¿Aún llevas esa ropa? –se rió Joon. La verdad es que sí, su sonrisa era y lo sigue siendo, jodidamente perfecta e impecable– deberías cambiártela, como lo hice yo.

 

  Los trajes de los chicos venían en dos piezas a diferencia de las nuestras que venían enterizas. Extraño ya que creía que ellos utilizaban la misma vestimenta. Y ahí es donde pensé si había hecho bien en refugiarme o hubiese sido mejor salir para que me viesen.

  Mir permaneció parado cubriéndose la cara, limpiándose los ojos, hasta que Joon lo tomó por la cintura y lo hizo retroceder hasta chocar con la barra ligada al espejo. ¡Ahora sí podía verlos!

 

            – Será mejor que te cambies esa ropa –le indicó mientras se acercaba peligrosamente a su cuerpo– ¡o no! mejor te cambio yo.

 

  El chico pegado a la barra no dijo nada ni se opuso, Joon le levantó de a poco la prenda superior hasta liberarlo de ella. ¿Podría tener quizá tan buen cuerpo como el de Joon? ¡Dios, Mir! ¿Qué hacía observándolos ejecutar esas acciones?

 

            – No hyung –se negó Mir tomándolo de las manos. Intercambiaron de posición en un movimiento veloz.

            – Mir… –susurró Joon, pero el otro no le dejó decir más nada y lo calló colocando un dedo sobre sus labios.

 

  Se miraron por varios segundos que para mí, allí dentro escondida, pero pareció eterno. Aún dudaba en si salir o no ¿qué me dirían? ¿qué les diría? Lo que estaba viendo no era precisamente algo que se viese todos los días.

  Mir deslizó una de sus manos por toda la cintura de Joon hasta llegar al punto crítico ¿¡ERA EN SERIO!? ¡No estaba preparada para ver algo similar! Se acercó hasta rozar su cuello y comenzó a besarlo justo en la nuez, mientras que Joon se aferraba a la barra y mantenía los ojos cerrados con la cabeza inclinada hacia atrás.

  En cuanto a mí, tenía los ojos tan grandes y abiertos que podrían tranquilamente salirse de órbitas, pero no podía quitar la vista de aquella escena… o tal vez, inconscientemente, no quería.

Notas finales:

Vamos que sólo queda la última y se viene lo besho XD


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