Sobre la caja de zapatos
Las noches usualmente se volvían largas, y en ocasiones solitarias cuando nadie le acompañaba. Era su trabajo, crear música y escribir canciones para que su grupo de chicos las pudiera interpretar y lo amaba, no sé quejaba de nada, amaba quedarse en el estudio en las madrugadas, desesperarse por no obtener el ritmo que quería, de esa manera era feliz.
Siempre le tocaba ver los amaneceres, su estudio tenía un pequeño balcón donde podía estar y observar esas acuarelas cálidas y algunas veces frías sobre el cielo, particularmente las de otoño e invierno le encantaban, el frío de la mañana le hacían estragos en el cuerpo, su piel algo morena se volvía pálida, sus labios gruesos se agrietaban y se tornaban morados mientras que al dar un respiro o en ocasiones un suspiro liberaba vapor, como si estuviera fumando.
Y ahí está de nuevo, recordándole, porque simplemente no puede hacer otra cosa que no sea pensar en él, en su amor, su vida entera, su musa e inspiración.
—Va a hacer una noche larga. Suspiraba el menor de los dos al otro lado de la bocina del teléfono.
—Pero bebé, ya voy a casa. Respondía con tonos de tristeza.
—Sí, va a hacer una noche larga. Sonrió el chico en su fría habitación, colocando una almohada a su lado intentando reemplazar el calor del faltante.
—Sabes que yo…
—No te olvides de comer, hace frío, abrígate, no quiero que enfermes ¿De acuerdo? —La voz del menor se escuchaba igual de triste, mejor dicho resignado, comprendía la situación en la que estaba su pareja, así que aunque a veces se sentía solo no podía estar de novio controlador, no, así él nunca era.
—Te amo, HimChan. Sonrió con una de esas amplias sonrisas, sintiéndose dichoso por tenerlo a su lado de esa forma.
—Buenas noches. HimChan colgó a la llamada, dejando su celular sobre la mesita de noche a un lado de su cama, cubriéndose con las sábanas para pretender dormir.
Nuevamente terminaba creando canciones para él, los acordes de guitarra o las teclas del piano siempre lo llevaban hasta él, siempre tomándose su tiempo para arreglarle cada semana alguna melodía corta, de cierta manera trataba de compensarlo, lo que no sabía era que cada vez que faltaba HimChan se quedaba durmiendo escuchando cada una de esas melodías, deseando tener a su lado a su pareja.
—Ya voy a casa. La gruesa voz de YongGuk se dejó escuchar en esa fría mañana, cerrando el estudio saliendo del edificio pensando en que si se apresuraba un poco más ya iba a estar parado frente a la puerta de su hogar recordando en el camino algunas palabras que antes le decía a HimChan cuando recién decidieron empezar su relación.
—Amor, nunca estarás solo. Si ya es demasiado tarde, voy a estar acostado a tu lado cuando abras tus ojos. Le repetía durante las noches.
—Puede que sea un poco tarde, pero el tiempo que pasa cuando voy a casa, este silencio es sólo la paz absoluta. Le susurraba en ocasiones cuando se recostaba a su lado mientras acariciaba sus cabellos hasta quedarse dormido.
—Nunca es casa sin ti, completamente sólo sin ti. Voy llegando. —Repetía las letras de la música en su celular.
Observaba las calles vacías mientras atravesaba el parque cercano a su edificio, suspirando mientras se acomodaba de mejor forma su bufanda al recordar el frío pensando en que HimChan le regañaría al verlo, dejando huellas y pisadas sobre la nieve.
Al estar en casa se quitó sus deportivas, dejándolas sobre la caja de sus zapatos, adentrándose en la cama abrazando al menor por la espalda.
YongGuk dormiría toda la mañana hasta tarde debido a su desvelo, y siempre ha pensado que HimChan dormía demasiado pues siempre terminaban despertándose al mismo tiempo, lo que no sabía era que HimChan nunca podía dormir bien sino estaba su pareja a su lado, porque simplemente lo necesitaba, de su calor, de sus brazos, de su voz y de su silencio para poder estar en paz, descansar y dormir, por lo que cada vez que llegaba tarde por una noche de desvelo, él había pasado una noche en vela por su regreso.
—Te amo. Susurró cuando escuchó la lenta respiración tras su nuca, señal de que el mayor estaba dormido recibiendo como respuesta un abrazo fuerte, inconsciente de parte de YongGuk.