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Secretos por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Espero no confundirlos mucho n_nu


Sin mas que decirles espero que disfruten este capitulo 


Nota: Arthur sigue siendo un mal hablado. 


Alfred x Arthur


los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor

  Tenía la fortuna (o mejor dicho, Alfred era el afortunado) de poseer un temple para pensar las cosas con la cabeza fría…Mentira ¡Iba a matarlo!

- ¿Estas chantajeándome? - Pregunte con una sonrisita al tiempo que la fuerza con la que me sujetaba disminuyó.

- Y-yo, en verdad quiero conocerte. Y si tu no quieres salir conmigo- Decía con una mueca nerviosa-. Estoy dispuesto a decirle a toda la escuela la de tu pequeño accidente en los baños.

-Ah…

- Para una chica debe de ser muy vergonzoso que descubran que andaba rondando los baños de los chicos sin ropa, cualquiera puede empezar un chisme sobre su reputación y…

 “¡Él muy maldito me estaba chantajeando y me quería rebajar a puta!”

­- Con que ese es tu plan-De un tirón libere mi mano. Esto fue la gota que derramo el baso. No iba caer en las manos de un patán. Al fin y al cabo, con esas palabras, sabía que no había visto mis alas y eso era lo único que me importa. Ya vería como lidiar con las consecuencias que iba a sufrir por lo que planeaba hacer. Pero definitivamente, esto no se iba a quedar así-. Tengo una respuesta para ti.

 Con pasos largos y con las venas casi saltándome de la rabia en la frente, me dirigí a la puerta y la asegure. Alfred parpadeo varias veces, mirándome un poco confundido cuando regresaba con él.

­- Antes de responderte, creo que tienes que ver algo primero. Alfred.

 Dije deshaciendo el moño del uniforme y tirando el listón al suelo para desabotonarme la blusa.

- ¿¡Qu-que estás haciendo?

- Necesitas estar seguro que te gusta, lo que ves, si quieres salir conmigo.-Bufe.

­- ¡N-no! ¡Espera! ¡Yo so…!

 Y sin más preámbulos me abrí la blusa, exponiendo mi pecho masculino. Ya estaba. El bufón se daría cuenta que era un patán imbécil que se había equivocado.

Hubo un momento de silencio durante el cual Alfred solo se quedó ahí parado, mirándome.

- ¿Eres plana?

-¡¡¡Soy un maldito hombre!!! ¿¡Que estas ciego tu hijo de…!?

- ¿Un hombre? Un…chico…

 Cuando note como el rostro de Alfred se ponía pálido, infle el pecho satisfecho. Sabía que esto no acababa aquí. Las represarías podían llegar en cualquier momento. No sabía si Alfred era uno de esos chicos macho y por haber manchado su “hombría” con esta confesión, buscaría venganza o pelea. No le temía. Y tengo que decir, que él se lo había buscado.

- Un hombre.

 Repitió Alfred poniendo su mano en mi pecho y dando unas palmaditas.

- ¿Lo ves? -Ya era suficiente. Pensé alejándome un poco para detener las palmaditas- Soy un chico y no podemos salir y…

  A toda velocidad, Alfred salió disparado del aula. Sin decir nada, sin mirarme.

 Deje escapar un suspiro al verme solo.

- Él se lo busco-Repetí recogiendo el listón del suelo para acomodarme de nuevo el uniforme.

 El secreto de mi verdadero sexo había sido revelado, ni un día había pasado para que esto sucediera. Si la verdad se esparcía en la escuela…sería una verdadera molestia. Ya podía imaginarme como seria señalado, repudiado y posiblemente odiado. Me dirían chico raro, marica, marimacho y cualquier otra estupidez que su cabeza llena de mierda pudiera imaginar para insultarme. Y todo por mi descuido.

-Esto es una pesadilla.

 Tome mis cosas y me dispuse a ir a casa.

-Lo único bueno es…que nadie sabrá de esto.-Dije tocando mi hombro. Tratando de tocar mis alas que dormían sin enterarse de nada.

 La tarde se pintaba de naranja. Aunque mi vista de un atardecer dibujado, era cubierto por altos edificios de concreto gris y pintura gastada. Me sentía un poco mal por lo sucedido y no quería llegar a casa aún. Caminar me haría bien. Me daría calma.

 Tal vez sería mejor correr el riesgo de ir mañana a la escuela vestido como un chico. Dejar la mentira de ser chica y así prevenir que Alfred soltara la sopa. Pero, ya era tarde para eso. Frote mi rostro con desesperación. Si tan solo mi padre no se hubiera metido con el profesorado, si tan solo hubiera confiado en mi juicio, Ahora solo sería un chico raro con cabello largo, tal vez un poco afeminado. Pero, me hubiera ahorrado el malentendido con Alfred. Suspire sintiendo los pies pesados.

-Si tan solo estas alas desaparecieran…- “Slap” me abofetee- No. No puedo decir eso. La haría llorar si me escuchara decir eso. Yo se lo prometí.

 Su rostro sonriente mientras me cepillaba el cabello, me vino a la mente, acompañado por un vacío en el estómago.

 Alce la mirada al cielo naranja, notando que el color cálido se manchaba de negro. Pronto oscurecería. Pronto el gentío en la calle se convertiría en un bullicio por la hora de salida en los trabajos. Era mejor apurarse. El sonido de una puerta automática abrirse a mi lado llamo mi atención. Entonces vi mi reflejo. El cabello largo que cubría mi espalda, lacio y con aquellos broches feos que se aferraban. La falda, el moño, mi delgada silueta y aquellas facciones engañosas. Odiaba como me miraba.

  Distraído con mis pensamientos, seguí caminando esquivando personas. El ruido del tráfico y las voces distorsionadas de los peatones me orillaron a distanciarme. No quería ruido, solo llegar a casa y estar en mi habitación silenciosa. Esperar a que llegara papá y preguntarle cómo había estado su día, aparentar que en la escuela no pasó nada y decirle que era aburrida, si llegaba a preguntar; mostrándole que estaba bien y no tenía por qué preocuparse por mí. Incluso, podría intentar hacer la cena. Algo fácil, porque era terrible en la cocina. El ruido de la cuidad se amortiguo un poco. Mire el alrededor, notando que me había desviado del camino.

- ¿Dónde estoy?

 No eran las calles que siempre transitaba para ir a casa. Era un lugar sin salida, la parte trasera de un edificio o donde tiraban la basura.

-Mejor regreso.

- ¿Eh?

 Mi paso fue detenido por una silueta dos cabezas mayor que yo. Un chico con el uniforme de la escuela y cigarrillo en mano me miro con curiosidad.

- ¿Buscas algo preciosa?

 “Lo que me faltaba. Mierda en el camino” Tense los labios y trate de pasarlo, pero al hacerlo un chico más de cabellos negros que cubrían parte de su cara me obstruyo el paso con los brazos abiertos.

-Es claro que me busca a mí-Fanfarroneó sonriendo peligrosamente.

- ¿Por qué una belleza te buscaría a ti? -Preguntó el primero poniéndose detrás.

 Esto no pintaba bien. Los dos apestaban extraño y por cómo se movían y hablaban, podía saber que estaban drogados. 

-… ¿Qué quieres decir? Se nota que esta zorra es para mí…

  - ¡Hombre! No te pongas quisquilloso. Seguro a ella no le importa si compartes­-. Proponía su socio poniéndome una mano en el hombro.

 - Je…

 “Crak crak” Ante las miradas un poco atontadas de los dos pedazos de mierda. Yo me preparaba los puños para olvidar y sacar todas mis frustraciones en estos dos pobres infelices.

 El atardecer caí ante la noche, con tintes de color carmín. Mi respiración agitada y como raspaba mi garganta se sentía genial. El cuerpo aunque cansado, por fin lo sentía  liviano. Romperle la cara a los pobres diablos que intentaron pasarse con “la chica indefensa” era lo mejor que me había pasado en todo el día.

- ¡Ah! ¡No hay nada como liberar un poco de tensión con algo de ejercicio! -Decía estirando los brazos -.Pero ya es hora de ir a casa.

 Dando un saltito para no pisar el cuerpo sin conciencia de uno de los chicos, me preguntaba la hora. Ya no había luz del día y me preocupaba haberme tardado tanto en darles una lección a esos dos. Tal vez papá ya estaba en casa y se preguntaba donde podía estar. Me detuve antes de salir a una de las calles donde la gente caminaba con prisas.

 Primero tenía que revisarme. Me mire los puños (rojos y con raspadas aquí y allá en los nudillos) luego las manos y después el resto del cuerpo. Mi mochila se había ensuciado cuando la tire al suelo después de darle con ella a una de las caras de aquellos tipos, pero eso no era importante. Lo importante era que se había rasgado la blusa del uniforme. Cerca del hombro.

-Mm. No tengo el saco, ni el chaleco del uniforme para esconder esto-Dije mirando el problema e intentando arreglarlo, pero solo lo empeore sin querer, al jalarlo para unir la tela. Ahora el corte se alargaba a uno de mis pectorales.

 Cubrí la rasgadura como si en verdad fuera una chica y quisiera esconder el desperfecto por vergüenza a lo que se pudiera ver.

-Llamare mucho la atención si salgo de esta forma.

 Suspire largamente. De nueva cuenta me había dejado llevar por el momento y había sido descuidado.

-Ey…

Pegue un brinco cuando una tercera figura se movió en las sombras llamándome.

 “¿Un tercero?” Pensé sintiendo la adrenalina recorrer mis puños.

- No pensé que fueras tan violento.

- ¿Alfred?

- Hola.

 ¿Me había visto pelear? El calor subió a mis mejillas.

- ¿Qué quieres?

- No quiero pelea-Respondió enseguida- Solo quería hablar contigo.

- ¿Hablar? - “¿Vienes a pedir que no diga nada del ridículo que has hecho al pedirle a un hombre salir contigo?” ¡Claro que no lo iba a decir! Eso no me convenía- ¿De qué?

- Directo al punto ¿No? Bien. Solo quiero saber porque te haces pasar por chica.

-Ah…- Eso era lo más razonable en preguntar.

- ¿Eres travesti? ¿Gay? ¿O algo por el estilo?

 “¡Retiro lo dicho! ¡Este chico no era nada razonable!”

-No es nada de eso- Dije molesto apretando la tela bajo mis dedos para cubrir mi piel descubierta.

- ¿Entonces?

 “¿Qué le podía decir? Bueno, es solo que visto como chica por culpa de mi cabello, y pues mi cabello tiene una razón de ser ¿Qué cuál es esa razón? Ja ja ja, veras, es que es para esconder un secreto mayor ¡Ah! Y porque eh prometido que lo dejare así… ¡COMO SI PUDIERA DECIRLO!” Ni siquiera tenía sentido cuando lo pensaba, ya me imagino que al decirlo carecería de cualquier pizca de lógica.

-No puedo decirlo.

- ¿No puedes decirlo?

-No.

- ¿Por qué?

 No hubo respuesta.

- ¿Acaso te obligan a hacerlo? ¿Perdiste una apuesta? ¿Tus padres están acomplejados porque querían una niña en vez de un varón y ahora los complaces vistiendo como una chica para que te den un poco de su amor?

- ¿¡De donde sacas eso?!

- ¿No?

- ¡Por supuesto que  no!

- ¿Entonces?

- Mm, tengo mis razones especiales-Dije recordando a mamá.-No es fácil de explicar ­- Dije dando un paso al exterior cubriendo mi ropa rasgada. Ni modo, tendría que aguantar las miradas que se fijaran en mi apariencia- Y déjame en paz…

-Entonces, toma…

 Hubo un calor inesperado sobre mis hombros. Era el saco del uniforme de la escuela de Alfred. Me lo había dado para cubrirme.

- ¡O-oye! No necesito tu…

 Cuando me gire a verlo, ya no estaba.

- Cielos ¿Acaso se cree que es genial por darme esto y desaparecer? Menudo tonto.

 Que extraño. La actitud de Alfred había cambiado radicalmente. Hace unas horas me había tratado de chantajear para que saliera con él, encima de eso, también descubrió que era un chico dejándome solo en el aula de la escuela.

-Creí que estaría enfadado conmigo…-Pensé acercándome el saco a la boca. El aroma que lo impregnaba olía a hamburguesa, pero también-. Es dulce…

Notas finales:

¡Hola! ¿Y bien? ¿Qué les pareció? Se aclararon algunas cosas ¿no? Bueno, aunque parezca que los secretos han sido revelados aún hay que contar.

 Dejen sus comentarios, observaciones, críticas y demás. Me encantaría saber que opinan.

¡Hasta el próximo capítulo! ¡Nos leemos! :3 


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