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[EXO - OT12) Sangre Bendita por I_feel_that_

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Notas del fanfic:

Voy a mantener el misterio de las couples así me las encuentro taldeando. (?)
Pero, bueno, la principal está a su merced.

Es la primera vez que voy a hacer un fanfic de esta índole, y así de largo y de éste género. Lo curioso es que tengo la idea en la cabeza hace más de un año, así que es momento de dejarlo fluir.

Para las personas que ya hayan leído alguna historia mía anteriormente saben que el KaiHun está a la órden del día, y como dato de color, el Kray va de la mano, son mis dos OTPs. ♥

No dije nada relevante, perdón.(?)

Disfruten el serial, constará aproximadamente de 12 o 13 capítulos, depende de si decido cortar algún capítulo por su extensión.

¡Nos vemos en los Reviews!



Worli.

Notas del capitulo:

MUCHAS gracias  a mi amiga Vero por ser una excelente Beta. Amor, mucho amor para vos. ♥



¡A leer!


Worli.

Sangre Bendita
Capítulo 1: El nacimiento de YiXing.




Desde la luz intensa que hacía que su sangre se sintiera caliente, plácido, a gusto, alimentando su piel, pero sin verla, hasta la sensación de ser un ente incorpóreo le brindaba una paz tan absoluta que por un momento pensó que había muerto. Naturalmente, no lo estaba, y allí se encontraba de nuevo, el sonido chirriante, atronador y familiar, sádicamente familiar, del taladro.

—Está consciente.
—Muy bien, procedan con la tróclea del codo derecho.
—Los meniscos ya sanaron. Quince segundos más rápido que la marca del mes pasado.

 

Las voces se escuchaban como si pasasen por un tubo muy largo, o como si se encontrase sumergido en agua. Los párpados de YiXing temblaron debajo de la venda que siempre le colocaban cuando no se hallaba en su habitación y estaba a punto de suspirar con lentitud cuando la punta del taladro se hundió en las articulaciones de su codo derecho, triturando la piel, la carne, el hueso, separado desde el centro mismo al cúbito del húmero. Cuando gritó su voz salió ronca y afónica, arqueándose y jalando por instinto el brazo, aunque, como siempre, se encontraba firmemente sujeto por tiras de duro acero a la fría superficie de la camilla.

—La presión está bajando drásticamente. —Una voz femenina advirtió sin ningún tono particular en la voz que indicase que aquello le preocupaba.
—Bien, tomen nuevas muestras de sangre y déjenlo en su celda.

 

YiXing viajó de la consciencia a la inconsciencia mientras era transportado, el mundo giraba a su alrededor provocándole nauseas pero sabía que la sensación duraría sólo un rato. Para cuando lo traspasaron con ayuda de una manta a su dura cama, su estómago estaba perfectamente y sólo sentía que su piel palpitaba allí donde aún se regeneraba, donde sus tejidos se cerraban, sus huesos se reconstruían y soldaban, las articulaciones firmes nuevamente.

 

Ladeó su rostro hacia la derecha y miró una pared ennegrecida por el transcurso de los años y la humedad que se alzaba hasta el techo de cuatro metros de alto. Todo lo que iluminaba era una tenue luz roja que parpadeaba a un lado de la cámara de seguridad, enfocándolo día y noche en una esquina del techo. Su celda no tenía ventana alguna, sólo la puerta de hierro con la pequeña abertura en la parte inferior por donde la pasaban alimentos dos veces al día. Escuchaba el sonido lejano de pasos y conversaciones pero su atención estaba en las marcas que había a lo ancho de la misma, eran trazos verticales de diez centímetros de alto, cada siete, una línea horizontal las tachaba. Semanas; YiXing había marcado con un pedazo filoso que había separado de uno de los tubos de su cama de metal el tiempo, sólo para no volverse loco, pues llevar una cuenta hacía que su días tuvieran algo de sentido. No podía saber la hora, pero se  orientaba por las dos comidas al día que le traían.
Sin energía, estiró su mano derecha y al alzar un poco el brazo su hombro se desplazó y con un leve “¡Crack!” y volvió a acomodarse en su lugar. Casi no fue consciente del dolor y tomó el pedazo filoso del metal para tachar una nueva semana. Esa noche se cumplían 159 semanas desde que su pueblo había sido invadido. Desde que los adultos habían puesto en caravanas a los más pequeños y los habían dado a la fuga. Desde que YiXing había visto a su madre por última vez mientras lo obligaba a huir por su cuenta. Desde que lo emboscaran al pie del Árbol de la Vida y lo secuestraron. Tres años dentro de ese pequeño cubículo que era su celda.

Pero, los de su raza no eran fatalistas y a YiXing lo habían criado como un hijo de Ctesias, puro, dadivoso y pacífico. A partir de su estadía en aquella prisión sólo conocía su eterna celda, cada vez que lo llevaban fuera de allí hacia la sala de operaciones, le vendaban los ojos, por lo que YiXing se había acostumbrado a la oscuridad y al tono rojizo que proyectaba aquel foco en la cámara de video. Y aunque había sido sometido a incontables torturas, habiéndolo obligado a comer incontables tipos de comidas y sustancias sólo para ver el efecto que tenía en su porte inmortal. Habían roto, parte por parte, cada pieza de su cuerpo para observar cómo se regeneraba, calculando tiempo y método. Habían cortado, apuñalado, rasgado, punzado e incinerado reiteradas veces alguna sección de su cuerpo con el afán de descubrir si tenía algún punto débil, su talón de Aquiles, alguna sección que no lograse regenerarse, algún material que no permitiese su sanación. Pero él era un Healer, su don no era inmune a nada, pero YiXing no lo diría.

 De hecho, YiXing no había abierto su boca desde hacía tres años ni siquiera cuando estaba solo, el único momento en que escuchaba su voz era cuando gritaba. Incluso había evitado suplicar, aunque lo había deseado… Había deseado morir innumerables veces, sólo para que ese infierno terminara. Habían cesado con los interrogatorios cuando descubrieron que YiXing no hablaría sobre su pueblo, su raza, sus poderes ni cómo podían usarse. Él se había negado a cualquier tipo de colaboración. No sabía, incluso luego de esos tres largos años, cuál era el fin de todo aquello, quiénes eran, pero estaba seguro que lo único que pretendían de él era su poder. La voz de su madre viajaba con regularidad a su mente en sus letargos de prolongado silencio, cuando su cordura pendía de un hilo y le recordaba que los de su raza no prestaban sus favores de manera forzada, que lo que le daba fuerza al “curationum” era el amor, la devoción. Y si bien YiXing había sido bendecido con una familia que rebosaba cariño y afecto, creía que ya no quedaba nada de todo ese amor dentro de él. Estaba drenado, como tantas veces habían drenado su sangre. Vacío. Al borde de la demencia. Estaba agotado.

Mientras miraba sin ver la tenue luz roja que parpadeaba, se preguntó (igual que muchas otras veces) cómo sería morir. Los cuerpos de los healers se curaban por sí solos, sin obedecer ningún mandato, no importa cuál fuese la lesión o qué tan grave. Incluso un disparo entre medio de los ojos, aunque le quitaría la consciencia, no lo mataría. Una caída de 30 metros, aunque le destrozara todos los huesos, no lo mataría. Pero sí que podía morir, aunque estaba claro que sus captores no lo querían muerto. Podían ahogarlo, YiXing no podía generar su propio oxígeno para su cerebro. Podían prenderlo fuego por completo y de manera permanente, su muerte sería increíblemente lenta, pues sus tejidos se regenerarían constantemente, pero el fuego terminaría ganando hasta desintegrarlo. O podían cortarle la cabeza y mantenerla separada de su cuerpo el tiempo suficiente para que su alma se fuera de este mundo. Pero sus captores lo querían vivo, para investigar sobre él, sobre su cuerpo tan envidiado.

De manera súbita, la tierra tembló e hizo que YiXing frunciera su ceño, parpadeando por primera vez en varios minutos y desvió los ojos de la luz roja hacia el oscuro cuarto apenas iluminado. ¿Un sismo? Pero allí nunca había habido uno. Se sentía muy cansado, pero de todas formas se incorporó mientras sus huesos sonaban y logró sentarse en la posición del loto justo cuando un temblor de mayor magnitud sacudía el suelo, provocando que las paredes vibraran y algo de polvo cayó sobre YiXing, quien no se molestó en quitárselo de la cabeza. ¿Qué estaba sucediendo? Se sobresaltó cuando una explosión lo ensordeció, pues desde que sus ojos estaban casi ciegos, su oído se había vuelto muy sensible. Se había tapado los oídos y su corazón latía con fuerza. Escuchó pasos fuera de su celda, los guardias corrían de un lado para otro, escuchaba gritos y órdenes.



“No tengas miedo. Vienen por ti.”



YiXing dio un brinco de su cama, pero sus piernas estaban muy débiles y terminó cayendo de rodillas al húmedo suelo de su celda. Había oído una voz, era suave, amable y la había oído como si susurrase dentro de su cabeza. Se llevó las manos a la cabeza, eso era todo, por fin el cautiverio y la tortura lo habían vuelto loco. No era como cuando escuchaba la voz de su madre, esta voz era nítida, le recordaba a un rostro angelical, quizá era un ángel, quizá lo habían escuchado y estuviese muriendo.

 

“No, YiXing… Hoy comienzas a vivir.”



Sus ojos se abrieron desmesurados, allí estaba otra vez, era como un canto, un tono celestial. Entonces, una alarma comenzó a sonar en todo el gran lugar, YiXing nunca había comprendido qué era, si estaba bajo tierra o a una altura de 200 metros pero el estruendoso sonido de la alarma retumbaba con un eco inmenso, como si el recinto fuese un castillo de varios pisos. Volvió a taparse los oídos pero eso no le impidió que escuchase el alboroto fuera de su celda. Eran disparos y gritos. Entonces, de repente, todo el ruido cesó y sólo escuchó algunos pasos detrás de su puerta.

—Vamos, vamos, ¡Rápido!
—Son cientos de llaves… No sé cuál es.
—Pues, entonces, sólo derriba la puerta.
—No lo sé… Podría lastimarlo sin querer…
—KyungSoo, es un Healer, eso es irrelevante.
—¡Eres despreciable, JongIn!
—Oh, joder… ¡YiXing, apártate de la puerta!

No reconocía ninguna de las voces, siempre escuchaba a sus guardias hablar entre ellos detrás de su puerta y aquellas voces masculinas eran vivaces, jóvenes. YiXing se encogió contra la pared opuesta a la puerta y pegó sus rodillas a su pecho, se abrazó las piernas, aterrorizado. Entonces, una segunda explosión hizo temblar todo el recinto, provocando que el chico escondiese el rostro entre los brazos.

—Es la señal de ChanYeol, muévete, KyungSoo.
—Señor Zhang, aléjese lo más que pueda de la puerta.

Y en tres segundos un golpe sordo resonó en la celda y la gruesa y pesada puerta de hierro que lo había mantenido preso se salió de los goznes y cayó ruidosamente levantando una nube de polvo. YiXing tosió entre sus brazos y levantó un poco la vista para observar, tiritando debajo del manto de terror. La luz del pasillo fuera de su celda estaba bañada del mismo tono rojizo fantasmal de su cuarto, por lo que dos cuerpos estaban perfilados en contraste, uno alto, fornido y el otro más bien menudo y más bajo.

—¿Señor Zhang?

YiXing no había escuchado que nadie lo llamase por su apellido desde que había sido capturado, allí era sólo “Caso 1509”. Alguien encendió una linterna y la luz refulgió contra el rostro de YiXing y dolió como si le hubiesen clavado mil agujas directo en los ojos. Estaba casi ciego, la constante exposición a la oscuridad y la negación absoluta de luz había hecho mella en su recepción de la misma. Era como un topo. Soltó un repentino lamento tras el dolor y un segundo de silencio después escuchó a los dos extraños nuevamente.

—JongIn, apaga la linterna… La luz, le lastima.—

La voz sonaba cautelosa, y escuchó pasos acercándose a él.
—De acuerdo, sólo apurémonos, Tao dijo que ellos estaban preparados contra los hijos de Chronos.

YiXing percibió oscuridad y pudo volver a alzar los ojos, su buena visión nocturna le mostró a un chico acercándose con las manos a la vista, como si le mostrase que no venía armado.

—Señor Zhang, no vamos a lastimarlo, hemos venido a sacarlo de aquí.

YiXing tenía un millón de razones para desconfiar, los tratos de los últimos años hubiesen vuelto receloso a cualquiera. Pero los de su clase tenían el corazón repleto de buenas intenciones y esperaban lo mismo de los demás. Un don algo ingenuo. YiXing se puso de pie lentamente y miró a uno y otro, percibió algo increíblemente cálido en ambos, no había nada en su exterior que lo demostrara, pero él podía sentirlo, algo en ellos gritaba “familia”.

—Señor Zhang, debe tener muchas preguntas, y le doy mi palabra de que responderemos, pero ahora no hay tiempo. —La figura más baja habló, y vio que le tendía una mano— Yo soy KyungSoo y él es JongIn. —Señaló con la otra al muchacho que en esos momentos observaba hacia atrás con precaución, probablemente pensando que las presentaciones podían ir luego.—Él es un teleporter. ¿Sabe lo que significa? Él nos teletransportará fuera de aquí. Sí usted está de acuerdo, por favor, tome mi mamo y nos…

Una tercer explosión, mucha más cercana que las anteriores, resonó a la derecha y YiXing se sobresaltó, sosteniéndose de las temblorosas paredes.

—Y ese es nuestro pie para retirarnos. Si no te importa, YiXing.

Ese era JongIn, con su voz grave, ahora sujetaba su mano con firmeza y lo vio atraer a KyungSoo de un brazo, apiñándose en la oscuridad. Escuchó al más bajo bufar.

—Intentaba ser amable…


—Estoy seguro que YiXing te adora. —Replicó JongIn y en un parpadeo YiXing flotaba en una absoluta y fría oscuridad, duró sólo un segundo, pero le pareció como si hubiesen abandonado el planeta y se hubiesen sumergido en algo helado y viscoso, como la brea, igual de oscuro.

 Dio una bocanada de aire cuando sus pies tocaron el césped y lo contuvo como si no pudiera creerlo. Vegetación. Estaban afuera, la brisa era fresca aquella noche. YiXing dejó los ojos clavados en sus pies descalzos, llevaba la túnica blanca que siempre había vestido dentro de su cárcel, aunque estaba ennegrecida por el uso constante. Dos veces a la semana lavaban la prenda para él, aunque aquella vez se encontraba completamente manchada de su sangre. Estaba realmente oscuro, pensó que un lugar como aquel debía tener reflectores y estar guardado por altas vallas electrizadas, el tipo de cosas que había visto en películas de los humanos, pero todo lo que veía era césped verde-azulado debido a la tonalidad de la noche. Alzó los ojos con ansias pero el cielo estaba completamente nublado y escuchaba el sonido lejano de los truenos. JongIn lo soltó y en un instante ya no estaba allí, desapareció en una ligera voluta de humo. Era un humo algo más denso y oscuro, podía notarlo incluso en esa situación.

—ÉL volverá pronto, ya no debe preocuparse, señor Zhang.

KyungSoo lo miraba apremiante. ¿Cuál debía ser su estado? YiXing siempre intentaba mantenerse lo más pulcro posible cuando lo llevaban al baño. Se duchaba con esmero, pues siempre andaba con sangre seca sobre la piel, residuos de sus experimentos. Los de su raza no tenían demasiado vello, incluso en tres años su cabello no había crecido mucho, aunque pasaba el nivel de sus hombros y su barba comenzaba a ser espesa, podía notarlo al tocarse el rostro. Hacía demasiado tiempo que no se preocupaba por su aspecto físico.

Quiso responderle a KyungSoo, decirle que confiaba en él, pero al abrir su boca, separando los secos labios, su voz no salió. Se inquietó, había muy poca luz como para que KyungSoo apreciara su semblante, pero YiXing estaba pasmado. ¿Por qué no podía hablar? Se llevó una mano a la garganta y sintió su propio pulso acelerado, la piel fría debido a la brisa. Al carraspear escuchó el tono seco, tenía la capacidad de emitir sonidos, mas las palabras no salían.

—¿Ocurre algo? Puede hablar, tenga confianza.

Entonces lo comprendió, había puesto tanto esmero en no hablar, se había tragado las palabras con tanto ahínco en su afán de no proporcionar información alguna sobre los poderes de su raza, se había torturado tanto mentalmente, dándose el valor para mantener el silencio; que ahora el querer hablar provocaba que su estómago se retorciese en ángulos dolorosos. No podría volver a hablar de un día para otro, estuvo seguro de ello. Psicología pura.
Miró al chico en frente suyo y se señaló la garganta, intentó indicarle con señas que no podía conversar.

—Está bien, no es necesario que lo hagas conmigo, cuando lleguemos a la base podrás contarle a…

Pero un sonido distante lo interrumpió. Era una nueva explosión, aunque muy lejana, de una magnitud asombrosa. YiXing miró por instinto hacia la procedencia de la luz y antes de cerrar los párpados, adolorido por el brillo en sus débiles ojos, vislumbró una enorme mata de fuego y humo ascender hacia las nubes a muchos kilómetros de ellos.

—Oh, la despedida, ya los veo.

Aunque YiXing no podía mirar hacia el punto luminoso que era el fuego, escuchó un vehículo andando sobre el prado en el que se encontraban. Por el sonido se percató de que se acercaba. Parpadeó rápido para observar y un jeep militar, del tipo todoterreno, derrapaba cerca de ellos, tres chicos iban encima, uno lo reconoció, era JongIn.

—Debemos volver ya, hirieron a Tao, no logramos detener la hemorragia.—Habló el muchacho que iba al volante, su voz era increíblemente fuerte y profunda, como si viniese desde el centro mismo de su pecho y como las demás, YiXing la sintió cálida.

KyungSoo se movió rápido a su lado, con destreza, guiándolo hacia el auto. JongIn estaba junto a un chico encorvado, sentados en la parte de atrás, lo ayudaba a hacer presión en un costado de su torso, en la altura de las costillas. YiXing se subió con ellos, al otro lado del muchacho que se quejaba en voz baja, apretando los dientes. KyungSoo ocupó el lugar del copiloto.

—Señor Zhang, él es ChanYeol. —KyungSoo apoyó una mano en el hombro del conductor, en lo que éste arrancaba con habilidad, haciendo que las enormes ruedas del automóvil casi flotasen por la tierra.
—Un placer, YiXing, hemos oído mucho sobre ti. —Su voz profunda viajó hasta él y le devolvió la mirada por el espejo retrovisor. YiXing hizo una profunda venia con torso.
—Y el quejumbroso es Tao. —Se metió JongIn, haciendo que YiXing voltease a verlo. Tao gruñó en respuesta, doblándose un poco más.


Entonces, YiXing ahogó un grito, había estado muy pasmado por lo que ocurría y no había sido plenamente consciente de que tenían un herido en el auto. Extendió una mano y la colocó en su hombro y presionó con gentileza para que el chico se enderezara en el asiento. Tao lo miró confundido, quizá pensando que no era el momento adecuado para compartir un saludo cordial. Sin embargo, una vez tuvo el torso estirado, YiXing alargó su mano derecha y la colocó sobre la ajena, que seguía presionando un bulto de tela ensangrentada sobre lo que parecía un largo y profundo corte.

—Oh… —Fue todo lo que Tao emitió mientras el dolor iba disminuyendo de manera progresiva, la mano del chico producía calor y vibraba levemente.
—YiXing está… brillando… —Mencionó YJongIn, observando con la boca entreabierta cómo el muchacho que acababan de rescatar sanaba a su compañero.

 La piel de YiXing se volvía pálida como la nieve y emitía un leve fulgor plateado mientras su poder avanzaba por sus venas, atravesando sus terminaciones nerviosas hacia el exterior. Al cabo de un instante, YiXing, que había mantenido sus ojos cerrados, concentrados, los abrió y descubrió que todos, incluso ChanYeol, que parecía manejar más por inercia, que como un trabajo que necesitase su atención. Cuando retiró la mano, manchada por la sangre de Tao, el corte había cicatrizado, la carne junta, y ni siquiera había señales de una marca que atestiguara lo que había ocurrido.

—¿Cómo te sientes?—KyungSoo rompió el silencio, su voz expectante.
—Como nuevo… incluso las contusiones…ah, tenían a algunos hijos de Jubal-Caín trabajando para ellos, llegaron con espadas de bronce, me dieron una paliza antes de que lograse detener el tiempo. —Se explicó rápidamente mientras el coche daba sacudidas y brincos, bajando a buena velocidad por una ladera hacia un camino de asfalto. — Pero… ya no siento tampoco los golpes. —En su voz sobraba el asombro. Miró a YiXing con renovadas energías. — “Gracias, YiXing ge”.

YiXing jadeó debido a la sorpresa, mirándolo con ojos grandes. Su pueblo, la ciudad en la que habitaban los healers estaba al oriente, justo alrededor del Gran Árbol de la Vida. Había estudiado que el lugar que lo vio crecer, Aarus, limitaba al norte con Elea, tierra de los hijos del Cielo. Al oeste estaba el largo y cristalino Río Hidekel. Al sur las altas Montañas de Hielo y al este se encontraba Kairos, la ciudad de los que controlaban el tiempo en el universo. La mayoría de los seres que vivían hacia el oriente tenían diferentes dialectos según su cultura, pero YiXing reconoció la procedencia de Tao por su idioma, más que por la información recolectada de sus poderes. Él había vivido cerca de su entrañable pueblo, Tao era parte de él, así lo sentía, tan familiar y desconocido. Quiso responder en aquel mismo dialecto, pero su voz, una vez más quedó pegada a su garganta, por lo que asintió, dejando salir un suave sonido.
Ajeno al momento de conexión que ambos jóvenes habían tenido, JongIn acotó.

—Sobreestimamos su defensa, KyungSoo debió reventar el cráneo de varios guardias antes de que lográramos entrar al corredor C. —Desde detrás, YiXing vio que las orejas del mencionado se ponían rojas.
—Sí, no se suponía que herreros de Jubal estuviesen con ellos… aunque… bueno, son errantes, pueden estar con quien quieran. —Agregó ChanYeol.

Se sumieron en una charla que involucraba tácticas y nombres que YiXing no reconocía, aunque sintió que debía de conocerlos. Sus padres habían sido personas de ciencia, eruditos, conocedores sobre la existencia de los demás seres de su mundo, pero YiXing se había mantenido más concentrado en su ciudad, en el pueblo que tanto amaba, en sus costumbres y sus enseñanzas, los secretos de los inmortales. De repente se sintió exhausto, colmado de todas las emociones, la tortura antes de la llegada de aquellos extraños, y la abrumadora sensación de la libertad que le estrujó el pecho. Se fue hundiendo en su asiento, ahora que ChanYeol conducía por un camino liso, ya podía ver luces a lo lejos, aunque evitó mirarlas fijo. Su cabeza encontró reposo sobre el filo del respaldo de su asiento, y asegurado con el cinturón, se quedó dormido entre la calidez de aquellas voces.



--

[Continúa en Capítulo 2: Las Torres de Cristal]





Notas finales:

Si están leyendo estas notas: ¡Muchas gracias por leer!
Ya saben que los reviews son el oro de los escritores (ಥ_ಥ)
¡No quiero ser pobre! (?)

Y nos vemos en el segundo capítulo~ ♥






Worli.


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