Sasuke lo miró y Naruto se sonrojó.
El mayor desvío la mirada rápidamente -intentando que Sakura, quien estaba alí, no se percatara de nada-, mientras que en su cabeza se producía una explosión de sentimientos.
Tal vez, ese rubor significaba que Naruto sentía lo mismo que él. Quizá, y solo quizá, el chico con apariencia zorruna lo quería tanto como él.
Puede que el que Naruto lo hubiese buscado tan insesantemente significase algo. Un poco.
Quizá Naruto también se sentía tonto y avergonzado, por aquel extraño y desafortunado primer beso que se dieron por culpa de un Kiba despistado y una muy tonta pelea.
Tal vez, él también se había percatado -de una manera distinta; y por ende, dándole más importancia que hace meses- de aquellas caricias y roces sutiles que cada vez se daban con más frecuencia, de las tontas sonrisas y los susurros mientras veían una película en el sillón, de las peleas -aquellas que parecían más de pareja que de propios amigos-, de que los entrenamientos solo se habían convertido en una excusa para verse, de que solo con él podía sonreír y ser sincero... Puede que el rubio recordase todo eso, guardándolo en algún lugar especial de su memoria, tal y como él. Aunque sonase cursi, y por supuesto, jamás lo admitiese en voz alta.
Tal vez, Naruto aceptaba sus tomates solo porque él lo hacía con el Ramen.
Tal vez, el menor aceptara sus sentimientos, y con un poco de suerte hasta podría corresponderlos, sin darle importancia al “qué dirán", a sus amigos, vecinos y a todos aquellos contras que hacían una fila interminable en una simple hoja de papel, y solo le daría importancia a que él estaría a su lado, pasase lo que pasase, justo como Sasuke hacía.
Tal vez, podría susurrarle todas aquellas tontas y cursis promesas que tan bien guardaba en su interior. O no, lo más seguro sería que no. Porque él no era de esos. Él expresaba el amor con pequeños gestos. Como dar la vida por Naruto, o sonreirle, o dejarle entrar en casa. Cosas pequeñas, pero demasiado importantes.
Por aquel hilo que los unía y del que tanto hablaba Naruto.
Y tal vez, Naruto sonreirá y diría un «Teme, eres un bastardo», seguido de un «Pero también te quiero». Quizá después se besarían tan tiernamente que en sus cabezas se escuchará un 'Aw, que monos'. Y puede que después el beso se tornara posesivo, desprendiendo pasión y que acabasen fundiéndose en un solo ser, demostrándose todo su amor. Haciendo tanto ruido que los vecinos se quejasen y Naruto se sintiese avergonzado.
Seguramente al día siguiente Naruto pediría Ramen y él se lo concedería. Puede que se diesen un beso de buenos días y empezasen algo serio.
Quizá se irían a vivir juntos y empezasen una nueva vida en común, siendo felices y formando una familia. Aquella que tanto habían deseado y no podían.
Si, puede que todo eso fuese real.
Todo por esa mirada.
Por aquella magia.
Por aquel sentimiento.
Quizá...
O tal vez no.