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The demon who stole my heart por Rokuta

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Notas del fanfic:

Este fanfic no desea ofender a ninguna religion ni persona en especifico.

los personajes y frases son originales cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

los lugares mencionados en este fic son ficticios.

Notas del capitulo:

Este capitulo relata el como fue que nuestro personaje principal acabo como sacerdote.

"Cuando la obscuridad inunde nuestros corazones y nuestras almas, conoceremos por fin la dulce calma del vacío" Armand Dubat
 
Siempre he creído que los seres humanos somos la verdadera y única fuente de la maldad. ¿Demonios?, para mi los únicos que existían eran aquellos hombres que sin piedad mataban a sus hermanos y violaban a sus hermanas. Pues al final ¿no somos todos hermanos en una misma especie?.
nunca fui una persona religiosa, Apostaba y estafaba a quien se me pusiera enfrente lo que me creo muchos problemas cuando sin saberlo estafe al estúpido capitán de la policía. Tenia que escapar lo mas lejos que pudiese pero era casi imposible con toda esa gente buscándome. Fue entonces cuando decidí que lo mas inteligente seria convertirme en monje, sabia leer y falsificar los papeles de las anticuadas escuelas católicas fue pan comido. lo hice tan solo por que era la manera mas segura de esconderme hasta que los humos se calmaran. Estando allí, entre esas paredes de piedra y rodeado de gente que, o amaba al señor o a los monaguillos. alguien como yo no llamaría la atención.
Tenia privacidad y tranquilidad, dos lujos muy infravalorados por las personas. Al menos eso fue hasta que algún idiota en el poder decidió que nuestra gente no tenia suficiente sufrimiento en sus vidas y declaro la guerra al país vecino.
Jamás pensé que estaría tan asustado por dejar aquellas frías paredes y a aquellas personas a las que nunca considere mi familia. Muchos de los monjes fueron nombrados sacerdotes de guerra y mandados a la batalla junto con las tropas para darles valor y coraje ante la idea de morir por su país. Y yo no fui la excepción, pues a los pocos días de haber sido nombrado sacerdote me encontraba en un camión rumbo a Torrine. Uno de los poblados mas cercanos a la frontera y por ende el lugar donde mas de un millar de soldados enemigos batallaban sin piedad contra nuestras tropas. Recuerdo que durante todo el trayecto pensé en brincar de la parte trasera de ese camión y huir lo mas lejos posible de aquel lugar. Pero había demasiados ojos puestos en mi y desertar, incluso para un sacerdote significaba la muerte. ¿Como podría darle ánimos a las tropas cuando yo mismo quería correr a los brazos de mi madre?.
Pasaron un par días hasta que llegamos a La frontera y mientras mas nos acercábamos mas evidente era que aquel lugar se había convertido en un infierno. Los cadáveres de civiles y soldados estaban tirados en las calles sin ningún pudor mientras los perros salvajes se daban un festín. Los disparos y explosiones se escuchaban cerca, por suerte la iglesia en donde se encontraba el campamento base de nuestras tropas se encontraba lejos de la batalla.
Al llegar fui recibido por un capitán que me guío hasta el interior de la enorme parroquia que Era de un estilo gótico con ventanas muy altas y delgadas. Dentro me esperaba alguien de apariencia importante, debía de ser el teniente Lewes el hombre a cargo de la defensa de Torrine.
-padre usted se quedara en esta iglesia. Estoy ansioso por escuchar el sermón de hoy, mis hombres están muy cansados y con la moral baja después de la batalla-
El teniente Lewes era un hombre alto y fornido de apariencia intimidante, pero sus palabras eran tranquilas y estaban llenas de energía, por un segundo me hizo pensar que de verdad podríamos ganar la guerra... Solo por un segundo...Hasta que una enorme explosión derrumbo el techo de la capilla sobre nuestras cabezas. No se cuanto tiempo estuve inconsciente, cuando desperté todo a mi alrededor había cambiado. Me encontraba en el piso y un montón de rocas me impedían moverme. En el lugar donde había estado parado el teniente Lewes se encontraba un enorme pedazo de techo. Me di cuenta de lo cerca que había estado de morir y por un momento estuve a punto de dar gracias a dios hasta que me di cuenta de que aun estaba atrapado bajo un montón de rocas, en territorio enemigo y con un uniforme de oficial pues a los sacerdotes se nos otorgaban rangos honorarios dentro de las filas. Cuando me di cuenta de la situación tan jodida en la que me encontraba lo único que pude hacer fue reír, como nunca lo había hecho, no solo no había muerto sino que fuese cual fuese el desenlace seria peor que morir aplastado por una roca.
 
-hay alguien aquí...- aquella voz sonaba como la de un chico joven, ¿un explorador del ejercito enemigo quizás? Nah los enemigos no hablaban mi idioma. Solo podía ser uno de los nuestros, quizás la batalla había sido ganada por nuestro bando. Aquello parecía demasiado improbable dado el estado en el que se encontraba todo a mi alrededor. Entonces escuche como alguien movía las piedras y antes de poder ver el rostro de mi salvador o mi verdugo perdí la conciencia.
 
-un jodido sacerdote, me eh quedado encerrado con un jodido sacerdote... ¿Es que este día no podría ser mas horrible?- era la voz de ese chico otra vez, mi cabeza parecía estar a punto de estallar pero logre abrir los ojos y lo vi, allí parado frente a mi y en todo su esplendor, al muchacho mas hermoso que había visto nunca. Su cuerpo delgado y su piel un tanto bronceada de apariencia suave y delicada.
Tenia puesto un overol, pero debajo de eso parecía ir desnudo. Sus ojos de un azul tan claro resaltaban con el tono de su piel y su hermoso rostro mostraba preocupación. Su cabello era corto y alborotado y de un tono rubio casi blanco, y sus cuernos, sus cuernos... Quizás aun estaba aturdido por el tremendo golpe que me había llevado, me frote los ojos incrédulo pero seguían allí. Eran pequeños y de un color castaño, sus puntas romas  sobresalían de su blanca cabellera e incluso así era hermoso.
 
-l..los cuernos...- es lo único que atine a decir pues el chico dirigió la mirada hacia mi con algo de miedo en sus ojos.
-tu no sabes nada...- fue todo lo que salió de sus tersos labios mientras se dirigía a la esquina mas alejada de la habitación. Entonces me di cuenta de que ya no estábamos en la nave principal de la iglesia sino en un pequeño cuarto que nunca antes había visto.
-¿que eres tu?...- alcance a preguntar mientras me intentaba poner en pie con dificultad, pero después de darme cuenta de que estaba muy lastimado cese en mis intentos.  -¿y tu te haces llamar sacerdote? Hoy día aceptan a cualquier imbécil en la iglesia- la respuesta de ese chico me dejo atónito por un segundo, yo sabia lo que era pero tenia miedo de estar en lo correcto.
 
-¿u..un demonio?...pero no puede ser todo esto tiene que ser una pesadilla... ¡Eso es me golpee en la cabeza y estoy soñando!..- aquel chico se puso en pie y se dirigió hacia mi poniendo su rostro tan cerca del mío que pude sentir su cálida respiración mientras mi corazón latía sin control. -buuu- dijo mientras me empujaba haciendo que cayera sobre mi espalda. -ya quisiera yo ser un demonio, nada de esto hubiese pasado si lo fuese- por un momento la fría expresión de su rostro cambio lo que hizo que aun con el miedo que experimentaba sintiese un poco de lastima por el -si quieres puedes confesarme tus penas hijo mío- el rubio me miro extrañado pero después de un segundo estallo en carcajadas, todo en el me resultaba intrigante y hermoso pero sin duda verlo reír era algo que me hacia sentir feliz.
 
tu estas loco, eres un sacerdote ¿no deberías tirarme agua bendita mientras balbuceas en un lenguaje extraño y esas cosas?-  esta vez fui yo el que se río y la postura y la expresión de aquel chico se relajaron.
-bueno pues la verdad es que en este momento no puedo moverme, ademas dudo que nada de eso sirviese de mucho. ¿Por que no me dices tu nombre y empezamos con eso?- parecía que aquel chico no quería responderme pero después de un rato y por su expresión me di cuenta de que no lo sabia.
 
-¿que tal si te pongo un nombre? - le dije sonriéndole lo que al parecer le molesto un poco -yo no tengo un nombre por que no merezco uno- fue todo lo que respondió -¿por que no lo mereces?- su mirada entonces atravesó mi alma -no soy mas que un fenómeno ni siquiera mi propia especie me acepta- senti entonces que quería abrazarlo con todas mis fuerzas pero me contuve
 
yo no creo que seas una bestia, me salvaste la vida y te estoy agradecido- el chico me miro confundido pero después de un rato bajo la mirada un tanto sonrojado -¿cual es?- dijo sin mirarme a los ojos -¿que cosa?- pregunte confundido -¿aparte de ser un estúpido sacerdote tienes Alzheimer?... N..nombre, ¿cual es mi nombre?- solté una risita tonta mientras pensaba que nombre quedaría a un ser como aquel. - ya lo tengo, tu nombre será ángel.- el chico se paro de golpe para esconder su rostro -de verdad que eres estúpido pero esta bien llámame como quieras - a pesar de su tono molesto pude ver que se sentía feliz.
-no sabia que los demonios fueran tan lindos, me imaginaba algo mas terrorífico... Ya sabes....-  ángel me miro sonrojado y se sentó en una banca que había en la habitación a un lado mio.
 
-no soy un demonio ya te lo dije, mi madre era una súcubo y mi padre era un humano, ella rompió las reglas al enamorarse de el por lo que los demonios mataron a mi padre, los mitad demonio somos muy raros y los demonios siempre buscan apoderarse de nosotros, pero mi madre me ha protegido hasta hace poco, los estúpidos soldados la asesinaron hace unos días y tuve que escapar, pensé que incluso siendo unos salvajes respetarían la iglesia pero estaba equivocado- su historia me dejo sorprendido pensé que aquel chico tenia una actitud defensiva pero ahora entendía por que era así -lamento mucho lo de tu madre, suena a que era una gran pers... Una gran mujer, pero ¿por que es que los demonios quieren tenerte?- ángel me miro por un buen rato hasta que su cara se puso roja -los sucubbus se alimentan del cuerpo humano... No, no literalmente. es algo mas como de el deseo, del amor y de la pasión de los humanos. El problema es que son demonios, hacer el amor con un humano demasiadas veces los vuelve locos y los hace inservibles como fuente de alimento... Los mitad demonio somos parte humano, por lo que servimos como comida y al ser mitad demonio somos inmunes a la locura- lo mire sorprendido y le pregunte con autentica curiosidad, sin pensarlo demasiado -¿y hacer el amor contigo volvería loco a un humano?- su rostro se puso aun mas rojo y sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. -PERO QUE RAYOS ¿COMO HABRIA YO DE SABERLO!!?- no pude evitar soltar una risita nerviosa -entonces eres virgen...¿jamas has comido de un humano?- ángel desvío su rostro apenado mientras inflaba las mejillas en señal de berrinche  -los humanos son idiotas yo no los necesito ¿es que todos los sacerdotes son unos pervertidos?- parecía que aquel seria un día largo discutiendo con el rubio, hasta que un ruido como de palas y un montón de gritos en un idioma extranjero lograron que ambos guardáramos silencio.
 
-mierda ahora si estamos jodidos- susurre mientras me ponía en pie con dificultad. Las voces y los ruidos se escuchaban cada vez mas cerca y era obvio que se trataba de soldados enemigos.  Me moría de miedo mientras el caminaba tranquilamente hacia la mesa que estaba en una esquina de la habitación, - o podemos escapar por este túnel secreto- lo mire incrédulo y molesto -había un  túnel secreto ¿por que no me lo dijiste antes?- ángel simplemente encogió los hombros y dijo - no quería cargar tu gordo trasero durante todo el camino pero ahora que estas de pie puedes hacerlo tu mismo- no supe si enfadarme o reírme pero me metí en aquel túnel con dificultad mientras el rubio me seguía. Esperaba que los enemigos no notasen aquella entrada bajo la mesa. Por suerte no lo hicieron.
 
Caminamos por horas entre túneles obscuros hasta que logramos ver una luz, el túnel terminaba  en lo que parecía ser un cementerio local -esto me da escalofríos- dije mientras caminaba entre las tumbas -no tengas miedo los fantasmas no existen- me dijo ángel en tono de burla -¿lo dice un chico con cuernos? Perdona si no tengo mucha confianza a tu palabra- ambos nos reímos pues nos sentíamos seguros, sin darme cuenta había tomado su mano y nos dirigimos hacia un edificio que parecía un buen lugar para refugiarnos.
 
Hacia frío por lo que convencí a ángel para que durmiéramos juntos, el calor de su cuerpo junto al mío y su respiración tranquila y lenta me lleno de pensamientos impíos que hubiesen hecho perder los votos a cualquier hombre de fe. Por suerte yo no era uno, ni tenia ningún voto que mantener...

Notas finales:

El termino demonio lo utilizo para todas las especies y tipos de estos.

el lemon y la acción vienen en el siguiente capitulo jajaja


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