Luego de una noche sin poder dormir bien, me desperté, sin muchas ganas, me estire un poco en mi vieja cama y decidí levantarme.
Era un poco mas temprano de lo normal, así que tenia tiempo, me dirigí al baño para darme una ducha antes de desayunar. Al terminar me puse una camisa y unos pantalones de vestir negros. Baje a la cocina y me prepare una taza de café, había algo que no podía sacar de mi cabeza, aquel chico que había visto ayer cargando cajas a unas casas de la mía, debe ser un nuevo vecino.
Termine mi desayuno y me dispuse a salir, tome mis llaves y Salí de mi casa, me asegure de cerrar todo muy bien. Empecé a caminar sin apuros, y lo vi. A aquel chico de ayer, un pequeño chico de cabellos marrones, un poco despeinado, tenía el semblante un poco triste. Pase por delante de el, hice unos cuantos pasos mas pero me detuve, me voltee pensando que estaría allí, pero no. Me di la vuelta y seguí mi camino hacia mi trabajo.
Ah! Casi lo olvido, mi nombre es Park Chanyeol, soy profesor de historia y mi vida es la típica vida de un profesor de 25 años.
Llegue a la escuela y fui directamente al primer aula donde daría clases, fue mas tranquilo de lo normal, luego de la primer hora, era hora de almorzar, Haci que me dirigí a la cafetería para pedir mi orden, espere unos segundos, y me la entregaron. Fui hasta una banca un poco lejana, ya que usualmente los profesores no comían en el patio, pero yo era una excepción.
Luego de unos cuantos minutos, quizás 10 o 20, escuche un sonido que parecía ser alguien llorando, no le preste atención, pero cada vez era mas y mas fuerte. Me pare y decidí ver de quien se trataba.
“Tal vez un alumno que desaprobó alguna materia o una enamorada a la que le rompieron el corazón..” Pensé, pero todos esos pensamientos se fueron cuando vi a aquel chico de la mañana, lo vi allí, llorando, se veía tan frágil que en un segundo pensé en ir a abrazarlo aunque fuese un completo desconocido, seguí mirando sin saber que hacer hasta que vi algo que realmente me sorprendió, aquel chico tenia las mangas de su uniforme dobladas y en sus pequeñas muñecas había vendajes, parecían no haber sido cambiados hace días, el las agarraba con fuerza.
De repente levanto la mirada y sus ojos se encontraron con los míos, me quede plasmado allí mirando sus ojos rojos, pero el se levanto y corrió no se a donde. Estuve unos cuantos minutos tratando de entender que me había sucedido y por que mi corazón latía tan rápido ahora, pero sonó el timbre, anunciando que el receso había terminado, sacándome de mis pensamientos.
Horas después, solo me faltaba una clase para que mi día terminaba, así que me encamine hacia el salón correspondiente, pero una mano me jalo del brazo, cuando me gire, vi a aquel chico que había visto llorando, no entendía muy bien su propósito así que le iba a preguntar pero me interrumpió.
-N-no le digas a nadie lo que has visto hoy- me dijo mirándome a los ojos. No podía creer que esa persona fuera la misma que hace horas estaba llorando tan desconsoladamente, aquella persona que ahora me hablaba era completamente distinta.
-Deberías hablar con alguien sobre eso- señale sus muñecas, ahora cubiertas por una camisa de largas mangas.
-No, no puedo hacerlo- dijo brusco – Nadie entendería porque o cual es el motivo de mis cortes.
Eso no era cierto, yo podría escucharte…
-Haz lo que quieras- dije- Adiós, tengo que ir a mi próxima clase.
Camine lejos de el, por dentro tenia una tristeza y no sabia la razón, creo que tenia ganas de hablar con el por un buen rato.