Bésame mucho.
Lo atrajo hacia él, lo miro perdidamente, nadie había hecho tal cosa antes mirarlo de esa manera no era romántica ni picara, no era de deseo ni de amor, una simple mirada profunda que pareció llegarle a lo más profundo de su corazón.
Esos ojos eran diferentes, eran de un negro hermoso como el negro del universo y aquel negro que te dice “solo hay una esperanza más, si me sigues…no te abandonaré” y en verdad parecía que se lo decían únicamente a él.
Esos brazos le rodearon la cintura de la forma más tierna y sobreprotectora, muy idiotamente lo abrazó con algo de molestia, no quería hablar con nadie pero él ya lo sabía todo. Hace apenas unos momentos que aquel hombre le rompió su corazón, habían pasado tantas cosas y pudo más la envidia y egocéntrica de Saga contra el amor de su vida.
Y él lo vio llorar, nunca le gustaron las lágrimas. Levantó el rostro suave y blanco de Shaka, besando cada una de sus lágrimas y por consecuencia había más, como si aquellos cristales tan dulces amarán ese momento. Había oído maravillas de aquel caballero, del más leal de todos, del más sobreprotector. Ya antes, ese caballero se había acercado a él, le gustaba oír esas historias que Shaka a menudo decía sobre su tierra natal y las oía con una atención de lo más tierna, pero esta vez no quería que Shaka hablará, le besaba para parar sus labios.
Virgo seguía llorando, estaba nervioso, que podía hacer, no quería que lo lastimarán y menos esa noche que tanto había sufrido. Lo alejo lentamente sin decir ninguna palabra, comprendió que solo quería estar solo…
-Pero yo quiero estar aquí, contigo.-le respondió al sentir el tacto tan suave.- Siempre supe que me rechazarías.-lo dijo con una tristeza que heló los vellos más delicados de Shaka.
¿Pero porque él? Aquel caballero leal, aquel caballero que solo se alejaba…como Shaka, tan reservados. Pero curiosamente, un hilo rojo quizá enredarlos, mientras caminaba por el bosque, vio a Shaka meditando con tal tranquilidad, no quiso interrumpirlo pero a Virgo igualmente sentía una fascinación más que curiosa hacia él.
-¿Y qué pasaría si tú me rechazas?- le preguntó a su acompañante.
-Nunca haría eso.- los ojos de Shaka brillaron hermosamente al oír esas palabras.- Nunca lo hice, ¿verdad? Pero, no sé si lo que quieres a hora es soledad o en verdad, me rechazas una vez más…
¿Cuántas veces había hecho eso? Ya antes le había robado un beso, estaban sentados en la primera casa del Santuario, esperando a que Mu les reparara sus armaduras, Shaka no tenía humor…los virgo son nerviosos y Aries ya se había tardado tanto. Hubo un roce en ese momento, primero de manos…
-Tranquilo.-le dijo acariciando sus manos.-Sabes que no es importante…
Nunca hubiera dicho eso, Shaka lo miro con repulsión y dejo de tocar sus manos. Unos minutos más tarde, Virgo marchaba como soldado contando sus pasos, cuando un viento muy suave trajo a sus pies unos pétalos de rosa, que aquel otro caballero cortaba descuidadamente.
-No deberías hacer eso.- le dijo con enojo.
-No sé qué hacer. Podemos hablar, eso nos calmaría, podemos caminar pero no quiero, podemos marchar pero supongo que ya te cansaste.
-No seas infantil.-el rubio odiaba a los niños consentidos e inmaduros, como su compañero.
-Claro que no. Sé que te mueres por verlo, otra vez. ¿A él le molesta ver como dañan unas hermosas rosas? Pero a él no le importa quitar del cielo a la más hermosa estrella. ¿Te han dicho quién es la más hermosa estrella?- Shaka lo miro detenidamente.- Es el Sol, pero ahora veo algo mucho más hermoso… el Sol con el cielo en los ojos.-Virgo no tardó en reaccionar, le sonrió y lo miraba, hablaba de él.-Y lo bueno de este Sol es que cambia de los más hermosos colores.
Virgo estaba rojo, ese color en sus mejillas le quedaba muy bien. Su compañero se acercó a él y le levantó el mentón.
-No sé si este Sol me quemé…no sé si este Sol sea agresivo, pero al menos seré el primer hombre en saber lo que se siente.- lo besó en un beso de lo más profundo y pasional.
Shaka no pudo olvidar esos labios, sentir como esos labios delgados abrían los suyos como en un ritual dejando que la lengua de ese caballero coronara la suya en una explosión. Hubo un calor bastante hermoso en sus narices, aquella mano que sujetaba su mentón cayó y tomo la suya agarrándola como si en cualquier momento se iría. Shaka no quiso ver qué pasaba, quería solo sentirlo, en ese momento creyó que si se veía al Sol en los ojos le lastimaría mucho, así que con la otra mano la llevó a la nuca de su compañero masajeándola y tamaño alguno cabellos con fuerza, no le molestaba saber que el Sol era tan violento. Pero otra fuerza casi del tamaño del Sol impidió a que siguieran, jadeantes separaron sus labios dejando un fino hilo de saliva entre ellos.
-Me lastimaste mucho.- le susurró.- Pero es de noche, la Luna gobierna ahora…si te beso otra vez…
Shaka se alejó, negándolo. Las lágrimas se volvieron más gruesas provocando que aquel caballero se acercará. Besando solo las lágrimas que tranquilizaban a Virgo, lo llevó suavemente a la cama guiándolo con sus besos. No quería hacer nada más, pero Shaka se sintió liberado al sentir esos labios delgados en su piel…
-Bésame, bésame mucho.- Shaka le murmura en el oído, mordisqueándolo.- No te rechazaré, no te lastimaré, solo bésame mucho…
Esos labios delgados se posaron en el cuello del rubio, muy suave. Shaka estaba recostado y sobre él aquel caballero cuyos cabellos negro acariciaba, sin decir ninguna palabra. Le besó la frente varias veces, tranquilizándolo, bajo a sus mejillas acariciándolas. Abrió los labios de Shaka con un dedo e introdujo aquella lengua juguetona para colisionar un solo beso que duro milenios. Bajo al cuello dejando pequeñas marcas que hicieron gemir a Virgo, le quitó su túnica dejándola hasta las caderas y bajo a su pecho, ahí duró aún más, lamió con dulzura sus pezones y los mordisqueo haciendo que arqueara su espalda con violencia y volviendo a su frente para tranquilizarlo; bajo a las costilladas, fue ahí donde Shaka le quiso mostrar su “agradecimiento” acariciando su espalda y sus cabellos negros. Bajo al ombligo, lo besaba pausadamente. Bajo aún más la túnica pero Shaka lo detuvo.
Aquel caballero subió de nuevo con Shaka y lo besó en el cuello, lamiéndolo como si se tratase de su entrepierna…dándole a entender ese deseo que sentía. Shaka lo detuvo nuevamente, estaba agitado y lo abrazó, pegando su oído a su pecho y temblando. Aquel caballero no dudó en abrazarlo fuertemente.
-Yo estoy aquí.- le besó su frente.
Se levantó, buscó una cobija pero Shaka se aferró a él.
-Yo solo necesito tu cuerpo.- le respondió.
Esta vez lo abrazó más fuerte. Lo volvió a besar, pero esta vez Shaka lo sostenía como esa tarde, con esa violencia, arrancándole unos cuantos cabellos que para el otro caballero eran muy sensibles…este no tardó en gemir y estremecerse. Dejo que Virgo se aprovechará de ese momento en el que se mostró frágil. El rubio se levantó, mirándolo a los ojos y viendo en ellos esa mirada profunda y oscura pero esos labios delgados le sonreían tiernamente.
Shaka se acercó a ellos lamiendo su contorno, la respiración de aquel caballero de cabellos negros era cálida y acelerada, no quería decir, no quería suspirar. Le recogía sus cabellos rubios en aquel acto, comenzó a acariciarle su espalda como él lo hizo…pero esas manos suyas eran como sables delgados, eran fríos y desgarraban la piel. Lo acercó más a él, cerró los ojos al sentir su corazón latir en su pecho.
Ese caballero lo consentía mucho, pues Shaka siempre era el sumiso, pero esta vez dominaba él, ese caballero haría cualquier cosa para complacer al rubio. Shaka le mordía los labios lentamente, jalándolos de manera provocativa, lo observó por un momento, así con sus ojos cerrados, pensó que estaba cansado, pero le sonrió.
-¿Por qué pones esa cara?- le preguntó.
Y la mirada de ese caballero cambio en cuanto abrió los ojos, ese caballero siempre tenía esa mirada cuando hacía “travesuras”, claro, ya antes le había roto el corazón pero era bastante seductor. ¿Qué haría Shaka con alguien así? Ese caballeros de ojos verdes fuertes, demasiado oscuros, le sonreía con lujuria, pero su mirada en verdad le decía tantas cosas que quería hacer con él esa misma noche. Virgo se alejó un poco sin dejar de verlo, pero ese caballero le tomo la mano, jugo un rato con sus dedos, hasta lamerlos cada uno de ellos con de una manera que lo decía todo…