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Naturalmente por Sve

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III

—Es muy difícil Haru-chan.

—…

Eran las cinco de la tarde y ya deberían estar volviendo a casa, pero Makoto no quería irse sin entender, sin aprender. Venían practicando palabras simples, los kanjis tomaban tiempo y había muchísimos, su abuela se lo había explicado mientras sacaba un viejo libro para que Haruka los revisara, el había tratado de aprender algunos, sus preferidos eran el del agua y la tierra, a pesar de la dificultad del último. El libro había probado ser de gran utilizada y sin darse cuenta Haru había aprendido mucho más de lo estimado para alguien de su edad, sinceramente no recordaba cuál había sido el primero que había aprendido.

Pero Makoto no tenía tanta suerte. Era un completo desastre; en medio año escolar había aprendido lo que debía a duras penas, pero estaba empecinado en aprender un poco más. Según él quería poder escribirle una carta a sus padres por su aniversario, aunque eso para Haru no tenía nada se sentido, después de todo podía escribir una carta de otro modo o simplemente decirles lo que quería o… no tenía sentido en lo más mínimo. Y sabía que Makoto también lo sabía. Pero de todo modo, ahí estaban, a las cinco de la tarde, en el parque, lejos de la playa, cerca de sus casas, escribiendo con una rama caída en la arena.

Sólo tenía que lograr que memorizara algunas líneas para poder entender varios símbolos juntos, pero siempre olvidaba los mismos, y sólo estaban practicando tres.

—Pero es difícil aprender por trazos…

Sí, no era sencillo, pero era la única forma en la que podría llegar a aprender todo lo que quería en poco tiempo.

—Aún queda una semana, tal vez haya otra manera— dijo Makoto, cambiando el puchero en su rostro por una sonrisa suave, más habitual de él. Haru se dio cuenta que no había estado hablando, pero Makoto le contestó de todo modos. Podría ser…

—Makoto— pausa—, dime en qué estoy pensando.

— ¿Eh? Haru-chan…

Su amigo de cabellos castaño lo miraba extrañado, como si no supiera qué hacer con lo que le había dicho, cuando tenía toda lo lógica del mundo. Podría ser que tuvieran superpoderes.

Podrían ser superhéroes.

—Makoto, dime en qué estoy pensando— esta vez, hizo un pausa entre palabra y palabra, lo cual fue extraño porque estaba a punto de probar si tenía ¿telepatía se llamaba? Y sin embargo tenía que explicarle a su amigo qué era lo que quería… tal vez se comunicaran mejor con sus poderes.

—Mmmm —superpoderes—, ¿caballa? ¿el océano? No sé Haru-chan…

Bueno, podría ser peor, esas eran cosas en las que tal vez había estado pensando un poco antes, o al mismo tiempo.

—Está bien… pensé que podías leer mi mente— dijo sin titubear.

—Oh… bueno—pausa, una nueva sonrisa luego de la confusión— y tú Haru-chan ¿sabes en qué estoy pensando?

¿Lo sabía? Era Makoto después de todo, su mejor amigo, tal vez…

—Estás pensando en helados, sí, quieres tomar un helado. Aunque es un poco tarde para eso…

— ¡Sí! ¿No quieres uno?

Sí, sí quería un helado, pero no tenía dinero.

—Está bien Haru-chan, yo los compraré y podremos compartirlos— pero él no podría terminarlo…—, lo dividiremos así Haru-chan no desperdicia mucho.

La risa de Makoto inundó el pequeño espacio apartado dentro del parque, era melódica, a Haru le gustaba oírla, y le gustaría escucharla siempre.

—Makoto, creo que si tenemos un superpoder…

Makoto se detuvo en su camino a la tienda y le prestó atención, ya se había olvidado de lo que tenía que aprender a leer., fuera o no fuera un poder sobrenatural, se conocían lo suficiente como para saber. Era suficiente, eran mejores amigos, se entendían sin palabras. Estaban bien.

—Sí Haru-chan, yo también.

 

IV

“Fin”

—Bueno, fue un bonito final, no te parece ¿Haru-chan?— preguntó su madre, mientras se limpiaba un poco las lágrimas o lo que parecían ser lágrimas.

Haruka no contestó. Aparentemente era el final de una de las novelas que su madre había seguido durante varios meses; él siempre la acompañaba a verla aunque no le prestara atención, no tenía nada más qué hacer, Makoto estaba en su casa y su abuela solía dormir a esa hora, así que él se quedaba de compañía. No le molestaba, le gustaba compartir tiempo con su madre, aunque hubiera preferido estar con Makoto jugando algún video juego, o alguna otra cosa. Sin embargo, así tampoco estaba tan mal.

La historia que había terminado se centraba alrededor de dos amigos de la infancia que se reencontraban tras muchos años y asistían a la misma universidad; eso había logrado entender Haruka, pero no mucho más, pero sabía que entre medio de peleas con otras personas, conflictos con estudios y muchas cosas que realmente él no entendía, los dos amigos se habían dado cuenta que estaban enamorados, pero ninguno hizo nada al respecto.

Eso era extraño, cómo podía ser que los adultos tuvieran sentimientos y no se los dijeran, ¡principalmente siendo tan obvio como ellos! Era ilógico. De todos modos la historia siguió siendo un desastre, por momentos se habían dado situaciones muy graciosas y otras un poco más tristes, como cuando la protagonista había pensado que su amigo en realidad no quería absolutamente nada con ella (recordaba como en esos episodios su madre había terminado lagrimeando más de una vez y Haruka simplemente no había sabido que hacer por lo cual sólo había dejado que su madre lo abrazara y eso había sido terriblemente extraño, el único que alguna vez lo había abrazado mientras lloraba era Makoto), pero al final las cosas habían salido bien y tras dos episodios de cosas sin sentido (Haru estaba seguro que por más que siguiera en un ciento por ciento la historia seguiría sin tener sentido) los amigos se habían declarado mutuamente y se habían besado, luego la palabra “Fin” había aparecido en la pantalla.

Y ahí estaba aún, con los amigos (¿seguirían siendo amigos?) ya sin besarse, pero sonriendo.

—Me pregunto qué sucederá luego…—preguntó su madre al aire, luego lo miró a él—, aunque supongo que eso es para una historia diferente, ¿verdad?

—No lo sé.

Y su madre río

La habitación de Makoto no era tan amplia como la suya, pero se sentía más como una habitación o mejor dicho, se sentía tanto la habitación de Makoto como gran parte de la de Haru. Estaba llena de cosas, y entre medio Makoto jugando o leyendo o durmiendo, según ameritara la situación. Ese día era lo primero, o parecía que iba a serlo, todavía estaba acomodando los cables para el comando.

— ¡Oh! Haru, ¿Quieres jugar? Aún no empiezo— era la reacción clásica de Makoto a cuando encontraba a Haruka entrando a su habitación sin aviso previo, era como si nunca se hubieran dejado de ver.

—Makoto, nunca haz besado a nadie ¿verdad?— Haru no era precisamente conocido por sutileza a la hora de utilizar palabras, sino más bien por no usarlas y es que dar vueltas a algo le parecía inútil, así que no perdía nada. Makoto lo miró desconcertado, pero no hizo ningún gesto raro, o por lo menos no se alejó ni gritó.

—Mmm, no, no que yo recuerde— se pausó—, ¿hablas de un beso como un beso verdad?

—Sí, es los labios— un momento, ¿Makoto había dado otro tipo de beso? Bueno, sí, él también, a su madre, o a Makoto de pequeños, aún tenía alguna foto de aquello—, ¿nunca te preguntaste qué se siente?

Igual sabía la respuesta, era Makoto.

—No, Haru-chan, no ¿tu haz besado a alguien?

No contestó, no hacía falta.

—Makoto, ponte de pie por favor— pidió, el chico más alto acató.

Haru se paró frente a él, eran casi de la misma altura, la ventaja que había tenido cuando eran más pequeños ya había quedado atrás y ahora Makoto lo superaba por poco. Bueno, era una ventaja, no tendría que esforzarse de más.

Lo miró a los ojos.

— ¿Quieres probar?— pausa—Besar, ¿quieres probar qué se siente?

Posiblemente no era la mejor manera de nada, pero para Haruka era lo más simple, y quería que pasara y rápido, comprobar si era todo como había sido en la televisión.

—Ehhh...— Makoto boqueo un par de veces inseguridad escrita en todos lados, se terminó por posar sobre sus talones—, de acuerdo, sí Haru-chan quiere.

Sí, Haru quería saber qué era.

—Ok, está bien— ¿y ahora, qué tenía que hacer?—, creo que, sí, dejemos nuestras manos a un lado— eso estaba bien, sólo tenía que ser un toque de labios—. Contaré hasta tres y entonces, sí, entonces.

Sus palabras eran apresuradas y sin sentido. No había estado nervioso hasta pocos segundos antes, pero en ese momento sí.

—Muy bien, a la cuenta de tres— repitió con seguridad.

No había nada especial, pero Makoto era una tabla, sus brazos estaban estirados a los lados de su cuerpo, sus puños cerrados y parecía más alto que cuando Haru los había comparado. Comenzó la cuenta.

—Uno, dos, tres.

—Makoto, ¡Quieto!

Se habían movido ambos a la vez y habían terminado en nada, los ojos abiertos de Makoto decían lo que sus palabras no “lo siento Haru-chan”.

Haruka suspiró y tomó el rostro de Makoto entre sus manos y sin hacer más estamento juntó sus labios y volvió a contar hasta tres.

Fueron tres segundos silenciosos, ni siquiera la televisión estaba encendida y el único sonido venía de ellos y eso era no mucho. Vio que su amigo tenía los ojos cerrados y seguía sumamente firme.

Algo no estaba bien. Se separaron.

No había pasado nada. Nada, de nada. No se sentía mejor y en el rostro de Makoto, que ya no estaba entre sus manos, no había una sonrisa, no había nada, sólo se mordía el labio, parecía no saber qué decir; y tampoco Haru supo qué quería decir.

Se sintió completamente fuera de lugar. Tenía que hacer algo.

—Creo que…sí, mejor…—estaba hasta tartamudeando inlcuso, Haru quería marcharse, pero a la vez no. No estaba bien y no, simplemente no podía, pero debía, pero no estaría bien, pero.

—Sí, sería mejor si, sí.

La voz de Makoto sonaba más firme que la suya, lo cual no tenía sentido incluso en la mente de diez (casi once) años de Haruka. Siempre era él el que mantenía la calma, no su amigo. Otra cosa que seguía estando mal.

Había sido un error y no entendía por qué, se suponía que estaría todo bien porque un beso no era algo que cambiara a la gente, sus padres lo hacían, los padres de Makoto lo habían, una vez había visto a chicos de secundaria besándose de ese mismo modo también y nada malo había ocurrido, pero ahora no estaba bien.

Ninguno de los dos se movió, Haru aún miraba los pies de Makoto, estaban cubiertos por medias rayadas amarillas, las de Haru eran celestes. Todavía estaban frente a frente. Tenía que moverse, pero no podía, era necesario, pero no lo que tenía que suceder a la vez.

Fue Makoto el que cambió el rumbo de todo.

—Entonces ¿qué te parece si seguimos con el juego de Nemo?

Era algo, no sabía qué, tal vez algunas personas o él mismo cuando el tiempo y los años hubieran pasado lo llamaría oportunidad, en ese momento era sólo algo.

—Sí, sí, sí.

Makoto nunca mencionó como era esa la primera vez que Haru se mezclaba con las palabras, ni como había utilizado tantas para algo que Makoto ya sabía sin siquiera preguntar; pero sí mencionarían lo difícil que fue lograr terminar el juego y como Makoto sonreía nuevamente.

 

 

Notas finales: Notas de Autor:
Bueno, esta parte y estos dos mini capítulos están dedicados a todos los que dejaron comentarios o votos o me empezaron a seguir por la anterior parte.
Sin duda es una experiencia hermosa escribir para este fandom y he recibido de los comentarios más lindos de mi vida.
La verdad es que no sé con qué frecuencia voy a actualizar y ahora estaba muy entuciasmada y tenía que hacerlo, pero a partir de este momento hay un quiebre en la historia y empezamos a avanzar hacia la actualidad.
Tengo la mayor parte de la historia planeada así que eso no debería ser un problema.
Ah si! Les pido como siempre, comentarios! Todo feedback es excelente!
Por otro lado, este fic es un crosspost con amoryaoi, aunque generalmente está primero acá.
Gracias a todos por leer!
No vemos la próxima!

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