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"Sólo a mi" por sorasunao

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Notas del capitulo:

espero lo disfruten, lo hize ayer y hoy rápidamente para celebrar el Aoki day nwn.

Era un día soleado, en el cielo el sol se levantaba orgulloso mientras bañaba con cálidos rayos a todas las personas que caminaban tranquilas por las calles.

Hoy era uno de esos días en los que parece perfecto reunirse con amigos y pasar un buen rato, y eso era exactamente lo que pensaba un joven rubio que se encontraba sentado en una de las mesas de su restaurant favorito de comida rápida, el Maji Burguer.

En esos momentos hojeaba una revista en la que casualmente su propia foto adornaba la portada. Al parecer estaba ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor mientras  bebía un poco de su soda en vaso que hace poco había ordenado.

Habían pasado algunos minutos cuando la puerta de entrada se escuchó abrirse y por ella entraron dos personas que venían juntas.

Un chico alto y de lentes, en su cara claramente mostraba enfado mientras en una de sus manos sostenía un conejo de felpa. A su lado otro joven más bajo y de cabellera negra caminaba gustoso y sonriente mientras comentaba lo lindo que se veía su compañero con su nuevo juguete.

—ya te dije que no es un “juguete”, es el lucky ítem de mañana, y afortunadamente pasamos por esa tienda en dónde lo vi, todo gracias a que soy precavido y pienso las cosas con antelación— respondió serio tratando de que las burlas de su compañero no lo sacaran de quicio.

—jajajaja si claro, di lo que quieras, al ser un tsundere se te permite decir todo —

—¡no soy ningún tsundere!— gritó enfadado.

—jajaja ha, mira haya esta ki-chan—

 

Kise que seguía sentado en su mismo lugar, precisamente estaba leyendo el apartado de horóscopos en su revista. Levantó su rostro al escuchar algunas voces conocidas, y ahí vio a sus dos amigos, discutiendo mientras se dirigían hacia donde estaba él.

—¡Midorimacchi! ¡puaghffff!— se lanzó para abrazarlo, recibiendo un golpe en su rostro.

—¡que cruel eres! — reclamó sobándose el lugar afectado y con tremendos lagrimones saliendo de sus ojos — yo que me alegro de verte y tu siempre tan tsundere—

—¡pfff! jajaja— Takao no pudo evitar reír ante el comentario del rubio —ves Shin-chan, todo mundo sabe de tu tsunderismo—

—tsk—se giró molesto tratando de ignorar al par de tontos frente a él.

—Takaocchi hay que sentarnos, estoy seguro que los demás no tardan en llegar— afirmó emocionado ya que había sido idea suya el juntarse con todos sus amigos y pasar un agradable día.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Ya acomodados se habían puesto a platicar, él y Takao se habían hecho muy buenos amigos y se divertían de lo lindo riendo por cualquier por cualquier estupidez.

No pasó mucho tiempo para que llegaran los demás, Akashi y Furikata, Murasakibara y su inseparable pareja Himuro, y por último Kuroko y su luz, Kagami.

—¡Kagamicchi! — saltó en cuanto vio a la última pareja entrar —¡Cuánto tiempo sin verte! —se le colgó del cuello con su típica efusividad e ignorando que el otro incómodo y sobresaltado trataba de quitárselo de encima.

—Kise, nos vimos hace tres días— tiró del uniforme del otro sin éxito, y por fin suspiro derrotado, ya estaba acostumbrándose a los ataques del rubio, era un chico demasiado entusiasta y afectuoso, y aunque sus abrazos lo incomodaban, aún así sabía que era un caso perdido, ya que por más que reclamara y se quejara, el rubio siempre seguía haciendo lo mismo.

De pronto escalofrío recorrió su espalda.

—¡hey! Bakagami —Aomine que recién acababa de llegar se recargó en su hombro —parece que te gustan los rubios idiotas — su voz por alguna razón sonaba más seria que de costumbre.

—¡hee! — se puso rojo como su cabello y apartó con fastidio la mano del moreno—yo no toque nada — levantó sus manos en un gesto que trataba de mostrar que era inocente e incapaz de hacerle algo al rubio.

—dejen de pelear ustedes dos— intervino Kuroko monótono y directo como siempre con un efusivo rubio colgado a su cuello —me dan vergüenza—

—¡Oi Tetsu!¡¿desde cuándo estás aquí!? — saltó asustado.

—He estado todo el rato junto a ti…Kise-kun quítate de encima de mí, pesas—

—¡Moo!¡Kurokocchi es tan cruel! — lagrimeó tallando sus ojos — no podré dormir esta noche sólo pensando en lo malo que eres—

—Oye teñido— Aomine llamó su atención—

—¡Que cruel! —

—si si, nos vamos a sentar o que— se picó la oreja con desinterés— tengo hambre—

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Ya tranquilos (o por lo menos eso intentaron) y sentados todos conversaban y comían animadamente.

—Muro-chin, tu hamburguesa se ve deliciosa, puedo probar— dijo el gigante de Josen con un dedo en su boca infantilmente.

—claro que si Atsushi— le sonrió el pelinegro mientras le daba de comer en la boca y el más alto engullía el bocado.

No era sorpresa para nadie, todo estaban al tanto de su relación y era normal verlos acaramelados por aquí y por allá.

—Kouki ¿quieres que yo te alimente a ti también?— Akashi miró al chihuahua con quien estaba saliendo hacia un par de meses.

—S-seguro Akashi-san— contestó nervioso el pobre chico.

Midorima de pronto se sintió observado y se giró para ver a su compañero viéndolo con una sonrisa en sus labios.

—ni siquiera lo sueñes Takao— le advirtió sabiendo muy bien las intenciones que la divertida mueca que el otro mostraba.

—vamos Shin-chan di haa— intentó meter un pedazo de pan en la boca de otro ganándose un buen golpe en la cabeza.

 

Mientras los demás armaban revuelto y estaban en sus cosas, Kuroko se giró a su lado y vió a Kagami devorar su montaña de hamburguesas.

—Kagami-kun abre la boca, voy a alimentarte— lo dijo de lo más natural del mundo, como quien comenta lo bueno que esta el clima.

¡Pfff! El pobre del tigre se atragantó y escupió parte de su hamburguesa que fue a dar a los lentes de Midorima.

—¡Kuroko! — se sobresaltó con la cara tan roja que bien podría mezclarse con su cabello. A veces su novio decía tales cosas sin siquiera un tinte de vergüenza.

 

Por su parte cierto rubio observaba todo desde su lugar, admitía que se la había pasado de maravilla con todos sus amigos, miraba las parejitas que habían formado y se preguntaba si alguna vez el también encontraría a su persona especial, aunque…no es que no la tuviera, simplemente su amor no recíproco.

—Eso se ve delicioso, dame un poco— una voz interrumpió sus pensamientos y se dio cuenta de que el moreno estaba robando su comida.

—¡Aominecchi eso es mío! —reclamó al ver como el otro se zampaba un puñado de sus papas fritas.

—Que importa, de todos modos tú ya nos las querías—

—¡¿Cómo sabes eso?! — protestando cerró sus puños.

—Estabas como idiota mirando hacia otro lado—

—¡Eso no quiere decir que ya no las quiera!— el otro ignoró sus gritos y se tomó más de el plato ajeno.

—Dejen las peleas de matrimonio para otra ocasión— se burló Kagami con sorna.

Kise no supo ni dónde esconder su rostro, sus mejillas habían adquirido un fuerte rubor rojizo, mientras que Aomine sin que nada le afectara aprovechó su distracción, y robó parte de su hamburguesa.

La charla continuó amenamente, hasta que por fin decidieron ir a jugar a una cancha que se encontraba cerca.

Se levantaron de sus lugares y salieron del establecimiento con rumbo al siguiente sitio.

—¡Yo quiero ser del equipo de Shin-chan! — gritó emocionado el halcón.

—¿Y quien dijo que yo voy a jugar?— acomodó sus lentes como siempre lo hacía.

—¿he? eso quiere decir que estás muy emocionado por jugar — comentó Kise sonriendo —¡yo también estoy emocionado Midorimacchi! —

—Ryota no camines de espaldas o vas a caer— lo regañó Akashi ejerciendo su poder.

—llegamos— anunció Kuroko cuando vio frente a ellos la cancha de básquet.

Himuro sonrió feliz mientras observaba el lugar —vaya, esto me trae buenos recuerdos—

—y bien, ¿cómo vamos a quedar en los equipos? —Kagami ya se estaba quitando la chaqueta.

—sea como sea, el único que va a ganar soy yo— se mofó Aomine con su ya característica frase.

Kise lo observó y no pudo evitar que la emoción lo embargara —¡Aominecchi esta vez estoy seguro que puedo ganarte! — lo retó como siempre.

—si claro, eso hay que verlo — se burló.

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El partido había comenzado, todo el tiempo fue muy reñido pero al final el equipo de Aomine, Kuroko, Kagami y Midorima había salido victorioso sobre le de Takao, Kise, Himuro y Kouki. Murasakibara había tenido sueño y se había quedado dormido en una banca y Akashi había fungido como árbitro.

—¡haaaa estoy exhausto! — el rubio se dejó caer al piso.

—¿estás bien Kouki? — Akashi auxiliaba al pobre de Furikata, había terminado hecho polvo tras un partido con semejantes genios de básquet.

—Furikata-kun ha jugado bastante bien— comentó Kuroko dándole ánimos a su compañero de escuela.

Kise sonreía entusiasmado — claro que si, lo hizo de maravilla —

—Oi Kise— la voz de Aomine llamó su atención.

—¿hum, que pasa Aomin…? ¡waaaaaa!— justo frente a su cara estaba un insecto, moviendo sus patas y sus antenas.

—jajajajaja— el moreno estaba demasiado divertido con el insecto en una de sus manos.

—¡No Aominecchi, aléjalo de mi! — trató de huir al ver la intenciones del más alto, pero al ver que no cedía, se levantó y trató de huir mientras el moreno corría tras el tratando de pegarle el insecto en la cabeza.

Todos los miraban suspirando resignados, Aomine era como el típico niño que molesta a la niña que le gusta.

A pesar de que los sentimientos de rubio fueran muy obvios por todos los demás, no lo eran tanto para el moreno, o al menos eso era lo que parecía. El amaba a las chicas voluptuosas, de grandes pechos. Pero también gozaba molestando al rubio, había veces que tiraba de su cabello o lo tomaba desprevenido y trataba de jugar a las luchas con él, aunque era tan brusco que el pobre rubio sin deberla ni temerla terminaba adolorido y magullado.

En esos momentos Kise estaba huyendo y tratando de protegerse se escondió detrás de Murasakibara que ya despierto comía sus bocadillos con desinterés.

—será mejor que nos vayamos — comentó Midorima contemplando el cielo que comenzaba a obscurecer.

—Shintaro tiene razón, ya es tarde estoy seguro que mañana todos tiene entrenamiento temprano—Akashi secundó.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Una vez recogieron sus cosas, estuvieron listos para marcharse.

El grupo caminó un rato juntos hasta que llegó el momento en que los caminos se separaban

—Atsushi y yo iremos por este camino— señaló Himuro.

—Bien hermano, espero verte de nuevo pronto— Kagami chocó puños con él.

—Kouki, mi casa queda más cerca que la tuya, así que vas a quedarte hoy a dormir ahí — ordenó el emperador mientras el otro asentía sonrojado.

De pronto todos los del grupo se dieron cuenta de algo, y al mismo tiempo se giraron para ver al rubio.

—¿…?— los miró dudoso —¿Qué pasa? —

Midorima suspiró, colocó su lucky ítem en su mano derecha, y con la otra acomodó sus lentes —alguien tiene que acompañar a Kise—

—¡heee! — retrocedió negando — ¡no tienen que hacer eso, estoy bien! —

—Kise-kun— Kuroko salió en el acto asustando a Takao —alguien debe llevarte hasta tu casa aunque lo niegues—

—¿he? — Kagami que estaba al tanto de la conversación preguntó —¿es tan importante llevar a Kise a su casa? —

—no, por supuesto que no Kagamicchi— se rascó la cabeza un tanto apenado —los chicos están exagerando—

—no exageramos— contestó Kuroko— Kagami-kun, es necesario que Kise-kun vaya acompañado, así evitamos que le pase algo y nos cause problemas a todos— explicó a un confundido tigre.

—eso se escuchó un poco cruel— bajó la cabeza para de inmediato recobrar el ánimo—puedo cuidarme yo solo, nada va a pasarme­— exclamó con la terquedad que lo caracterizaba.

Kuroko lo miró y después agregó —a caso ya olvidaste aquella vez en que dos tipos se te acercaron y comenzaron a hacer te propuestas indecorosas—

Midorima suspiró tratando de parecer indiferente —o y aquella en la que un acosador quiso tocarte—

Akashi cruzó sus brazos — o y aquella en la que unas chicas casi te violan—

Murasakibara metió su mano dentro del empaque de frituras y se llevó a la boca una gran cantidad— si kise-chin, o  aquella vez en la que/—

—si si ya entendi— refunfuño derrotado bajando los hombros.

Kagami solo escuchaba todo con una gota en su cabeza. Kise era famoso y definitivamente bastante llamativo.

—tsk, camina idiota— Aomine que hasta entonces no había dicho ningún comentario, lo empujó sin cuidado con el pie.

—¿he? —

—haces demasiado escándalo— se quejó con las manos dentro de sus bolsillos— camina y deja de gritar, tu voz aturde—

—Aominecchi…— lo miró sorprendido —tú… ¿vas a acompañarme? — su corazón empezó a golpear contra su pecho.

Era extraño que el mismo Aomine se ofreciera, normalmente era cualquier otro de sus amigos el que lo llevaba hasta su casa. Por eso no faltaron las miradas de sorpresa que todo mundo le dedicó.

—¡qué pasa con ustedes!, no pongan esas caras— reclamó molesto y se rascó la cabeza— eres demasiado tonto y si te dejo solo cualquier idiota va a querer acosarte en el camino y como ya lo dijo Tetsu, sólo nos vas a causar problemas a todos y la verdad es demasiado molesto—

—¡Aominecchi eres tan cruel! — chilló — pero … — su tono de voz salió bajo y su mirada ahora estaba posada en el piso —gracias—

—tsk, camina no tengo tu tiempo — les dio la espalda y comenzó a caminar. Kise observó unos segundos su espalda y cómo empezaba a alejarse, después se giró hasta los demás y se despidió efusivamente para después correr hasta alcanzar al moreno.

Los demás los vieron alejarse e intercambiando miradas cómplices, cada pareja se fue por su camino.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

En el trayecto hasta su casa Kise iba algo nervioso, siempre le pasaba cuando estaba con Aomine, su corazón latía con fuerza y sus mejillas se sonrojaban tan sólo pensar en él. Se frotó las manos en un claro gesto de frío, la noche comenzaba a bajar de temperatura y el sólo llevaba la ligera chaqueta de su uniforme encima.

Ese joven moreno que caminaba a su lado, de ojos azul intenso y de cuerpo varonil, ese que siempre era engreído y que poseía un carácter defectuoso, ese era el amor al que nunca podría ser correspondido.

—Lamento ser una molestia— habló el rubio sin dejar de caminar a un lado del otro.

Aomine mantuvo su vista hacia el frente — bueno, al menos estás consciente de lo que eres—

Kise no dijo nada.

El moreno al notar su ausencia lo miró de reojo —¿no vas a reclamar? — cuestionó alzando una ceja y extrañado de no haber recibido algún tonto berrinche.

Levantó sus hombros —no hay nada que reclamar, como tu dijiste, estoy consciente de lo que soy — su buen ánimo se había ido por los suelos, estaba cansado y no tenía ganas de replicar. Conformarse con sólo la compañía amistosa de un amor, era muy deprimente, y doloroso…era demasiado.

—maldición no te pongas así—el moreno le dirigió toda su mirada —sólo trataba de molestarte—

—perdón…—suspiró— estoy un poco cansado, y estoy seguro que tú también, realmente no era necesario que me acompañaras, yo podría simplemente caminar con precaución y…—

—y ser atacado por cualquier idiota como la semana pasada— completó la frase del otro. Su voz cambió de despreocupada a molesta.

El silencio reinó por unos segundos, parecía que Aomine estaba absorto en sus propios pensamientos.

A lo lejos pudieron ver otra persona que caminaba a unos cuantos metros de donde estaban ellos, la silueta poco a poco fue tomando forma hasta resultar conocida para Kise.

Su capitán del equipo de básquet de su escuela caminaba despreocupado.

—¡Sempai! —

Una voz conocida captó su atención y se giró y en un acto reflejo que ya tenía bien desarrollado, levantó el pie dando de lleno en la cara del rubio que intentaba abrazarlo.

—¡hag! — se sobó el lugar afectado—¡Sempai no golpees el rostro de un modelo, de eso es de lo que me mantengo! —

—si claro me da igual, lo que hagas en tu trabajo, pero podrías decirme que es lo que estás haciendo afuera tan tarde— reclamó enojado el de cabello negro —no voy a permitir que por andar haciéndole al vago faltes a los entrenamientos—

—¡mooo! Kasamatsu-sempai Siempre tan estricto—

—si mañana llegas tarde te llevarás una semana de castigo— resopló con autoridad ignorando las quejas de su kohai.

Se despidieron del capitán el cual debía otro camino y continuaron su caminar.

Aomine no se quitaba de la cabeza esa sonrisa que notó que Kise le dirigía a su capitán. ¿A caso lo admiraba? ¿Qué no era el mismo rubio el que le había comentado una vez que al único al que tenía admiración era a él? ¿Tan bueno era ese sempai que le había robado toda la atención del rubio?...Espera, ¿en qué demonios estaba pensando?

—Aominecchi te quedaste de pronto muy callado…¡ha! ¡ya se! Voy a platicarte de aquella vez en que Kasamatsu-sempai hizo el tiro que nos llevó a la victoria— hablaba emocionado —¡haaaa! Deviste haberlo visto Aominecchi, fue genial, yo hice un pase y después/—

—Porque sigues hablando de ese sujeto—

—¿he?— lo miró confundido.

—¿tan bueno es? ¿podría ganarme? Ja, lo dudo, el único que puede vencerme soy yo y dudo que un idiota como el siquiera de una buena batalla—

El rubio frunció el ceño al escuchar el calificativo con el que el moreno se había referido a Kasamatsu —No hables así de sempai — reclamó molesto.

—¿ha?¿por qué no? — comenzaba a enfadarse, ¿Por qué el más bajo defendía a el idiota de su superior?

—no deberías expresarte así de él, sempai es una buena persona y —

—Y te gusta verdad —soltó de pronto— te gusta y por eso lo defiendes —

Kise se quedó mudo, no sabía cómo debía actuar o decir después de escuchar semejante cosa —A-aominecchi que estás diciendo —

—Si te gusta tanto deberías haberlo seguido y sugerirle que fuera él el que te acompañara hasta tu casa —

—     No sé a qué te refieres — las palabras del moreno cada vez eran más filosas, causándole daño conforme seguía escuchándolo.

—¿Te gusta llamar la atención de las personas no?, porque no vas y te le pones en frente a ver si así te nota y te evitas el andar arrastrándote tras él—

Kise había bajado el rostro evitando así ser visto, un nudo en su garganta se había formado tras escuchar la forma en la que lo calificaba  aquella persona que tanto admiraba y amaba— sabes que, aquí puedo seguir yo solo —

—¿vas a ir a que tu sempai te consuele?— la voz de jugador de Too se escuchó extraña, como si estuviera reprochando algo. Pero no por eso la frase dejó de ser ofensiva.

Vió como el otro se giró con un gesto que nunca había visto en sus años de conocerse, su rostro mostraba verdadero dolor y decepción.

—lo respeto mucho—aclaró con la voz temblorosa —es uno de mis compañeros de equipo y es mi sempai—levantó por fin su mirada,  sus ojos de color miel se mostraban molestos. Aomine resopló sin poder creer del todo aquellas opalabras, algo que fue muy obvio para el rubio.

—¡tú no entiendes nada Aominecchi! — su voz se elevó más de lo normal, cerró sus puños con fuerza —¡Lo admiro mucho, sólo eso! ¡sólo admiración!—

—¡creí que al que sólo admirabas era a mi! — soltó con fuerza el moreno —¡sólo a mi es al que debes ver! — de inmediato se dio cuenta de lo que había dicho y de inmediato enmudeció.

Ninguno de los dos sabía que decir, Kise no podía creer lo que estaba oyendo, y Aomine estaba bastante avergonzado de lo que había dicho sin antes pensar.

Apretó los puños con fuerza, estaba muy molesto, con el sempai, con Kise, con él mismo con todo — sabes que, tu casa está a dos cuadras— dio media vuelta— yo me largo—

El As de Kaijo extendió su brazo mientras observaba la espalda de su único amor alejarse —Aominecchi— dijo en un susurro —espera —

Los pasos del moreno se detuvieron.

—tu…¿E-estás celoso de kasamatsu-sempai?— la pregunta salió con miedo, miedo a la posible reacción, a las posibles respuestas.

—ya quisieras— su voz se escuchó tan fría como esa noche.

Sus manos comenzaron a temblar, su corazón se había estrujado dolorosamente—entonces porque…no te entiendo—

Aomine se giró dándole la cara —no te creas tanto solo porque todas las demás personas quieren acercarse a ti, no todos queremos estar contigo —

De los ojos del rubio resbalaron dos lágrimas, su labio inferior tembló y no pudo reprimir el llanto que desde hace rato había estado conteniendo.

Entonces el moreno se dio cuenta de lo que había dicho. Aquella expresión y esas lágrimas fueron suficientes para sentirse como una basura. Observó aquel cuerpo tembloroso y el sentimiento de culpa creció en su pecho.

—Kise…— se acercó y trató de tomar su brazo, pero el rubio se alejó con un movimiento.

—debo irme—

Maldición, no iba a dejar las cosas así, no iba a permitir que esa persona se alejara de él por culpa de sus propias estupideces que hablaba sin pensar. La había cagado y en grande.

Lo tomó del brazo y lo hizo levantar el rostro para que lo mirara —¡si!, ¡si estoy celoso! — ¡Maldición Kise, estoy celoso de tu sempai, de que abraces al Midorima, de que te cuelgues del idiota de Bakagami, de tus estúpidas fans, de tus compañeros de equipo! ¡esos tontos que pueden estar siempre contigo! — Kise lo miraba sorprendido, tratando de asimilar cada una de las palabras dichas — ¡idiota a mi es al único que debes abrazar! ¡sólo debes verme a mí! —

—Aominecchi…— Kise comenzó a sollozar con fuerza asustado al moreno que preocupado y sin saber que hacer lo sostenía de los brazos.

—¡Kise!¡qué te pasa!¡perdóname, tal vez dije demasiado, no quise lastimarte!¡¿Qué es lo que tienes?! — estaba entrando el pánico ya que el llanto del rubio no parecía cesar, así que impulsivo como siempre, levantó la barbilla ajena y unió sus labios con los otros.

El llanto se detuvo, y ahora dos pares de ojos húmedos y brillantes lo miraban en shock.

Aomine lo miró, temeroso de que volviera a llorar —¿dime que hice mal? —

El rubio negó con la cabeza y una sonrisa se formó en sus labios mientras nuevas lágrimas surgían —esta vez no has hecho nada Aominecchi— se abrazó a él y hundió su rostro entre su cuello — yo te admiro mucho— su voz se escuchaba ahogada—porque te quiero…te…amo…siempre vas a ser mi número uno—

Aomine sentía su corazón latir con fuerza, como su ego crecía, y en su pecho se albergaba una especie de calidez que sabía muy bien quién era el que la generaba.

Tomó de nueva cuenta al más bajo de los hombros y separándose sólo lo suficiente, volvió a unir sus labios, un beso que duró lo suficiente para trasmitir todos los sentimientos que deseaba.

—si me amas tanto…entonces quédate conmigo—

Kise sonrió con las mejillas sonrojadas intensamente —no voy a ir a ningún lado—

—Mírame sólo a mi—

—siempre, sólo te han visto a ti Aominecchi— soltó una pequeña risita que hizo que el moreno también sonriera fanfarrón y con el ego por los cielos.

Tomó al rubio de la mano, sintiendo un agradable cosquilleo en el lugar en el que lo tocaba, y comenzó a caminar con él a su lado.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Cuando llegaron al departamento del rubio los besos no se hicieron esperar. Era algo que los dos habían deseado desde hace años, y ahora ya lo estaban viviendo, porque no era ningún sueño,  era real.

Se amaban con locura, y lo habían dejado bien en claro hace tan sólo algunos minutos atrás. Ahora simplemente se dedicaban a demostrase físicamente lo mucho que se necesitaban.

La ropa del rubio había quedado esparcida en algún rincón de la casa, su cuerpo esbelto y puro ahora estaba a completa merced del moreno.

Gimió sin contemplación cuando sus piernas fueron abiertas y todo su ser quedó expuesto a los ojos de Daiki que gustoso se dedicó a probar cada rincón de ese maravilloso lugar.

Sus pezones estaban erectos combinando su lindo color rosado con la piel blanca. Moría de vergüenza, pero de alguna forma no quería que ese momento terminara nunca.

El As de Too se llevó dos de sus dedos a la boca y los ensalivó lo suficiente para que pudieran entrar en aquella estrecha cavidad que había deseado invadir desde hace varios años.

Fue dilatándolo poco a poco, tomándose su tiempo para no lastimarlo, después de todo, antes había dicho cosas de las que se arrepentía, y ahora deseaba remplazar cada lágrima de tristeza, por unas nuevas de felicidad.

Se acomodó rozando la punta de su pene contra la húmeda entrada. Miró a los ojos ajenos y notó mucho miedo en ellos, miedo a lo que pudiera pasar, a lo desconocido.

Así que entrelazó su mano con la del rubio y pidió permiso para hacer lo que seguía, recibiendo una temblorosa señal afirmativa penetró poco a poco al rubio.

Sentía algo caliente atravesando todo su ser, cerró sus ojos dejando caer algunas lágrimas.

Un sollozo se escapó de sus labios los cuales fueron besados apasionadamente, casi con fiereza.

—Te amo Aominecchi— gimió entre el placer y los sentimientos que se agolpaban en su interior. Y eso fue más que un incentivo para que el mencionado no pudiera contenerse más y comenzara con las embestidas, arremetiendo con fuerza al cuerpo ajeno y sintiendo cómo tocaba el cielo con cada roce.

Unas embestidas profundas, y los dos llegaron a un orgasmo tan intenso que los dejó más que exhaustos.

El más alto se dejó caer a su lado y lo tomó en brazos posesivamente. Pasó una mano por las hebras doradas y retiró algunas que se pegaban a su frente por el sudor.

—De ahora en adelante sólo serás mío— sentenció dominante como siempre.

Kise se abrazó aún más a él y restregó su rostro en el pecho ajeno —soy todo tuyo Aominecchi—

—bien, así me gusta— sonrió arrogante.

—y tu Aominecchi, ¿ere mio? —

—ya quisieras— respondió con burla ganándose un pellizco en la mejilla —¡Oi! —

Formó un puchero —dilo—

—¿he? —

—di que eres todo mío—

—no voy a decir semejante estupidez, soy Aomine Daiki recuerdas—

—¡mooo!¡eres tan cruel!¡Aominecchi eres horrible! —

—¡no grites! Tsk, esta bien, soy todo tuyo, ¿contento?— un leve rojizo tiño sus mejillas y de inmediato recibió un cálido abrazo.

—¿Te parece otro one-one aquí en la cama Kise?— propuso sin descaro alguno provocando que el otro se sonrojara al instante.

Y así el resto de la noche se convirtió enteramente en una demostración de amor.

 

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Un rubio y un moreno caminaban de la mano rumbo al restauran de comida rápida que siempre acostumbraban.

Habían quedado de verse con sus amigos nuevamente, era algo común entre ellos juntarse y pasar un buen rato.

Vieron a un pelirojo y un chico más bajo y de cabellos celestes quienes también iban llegando.

—¡Aominecchi!, ¡Kurokocchi!¡qué gusto volver a verlos! — sin deberla ni temerla Kagami ya tenía colgado al cuello a un rubio de voz escandalosa.  De pronto sintió que su vida estaba peligrando y se giró para ver a un moreno con un aura negra que lo miraba tratando de estrangularlo ahí mismo.

—¡Oye Ahomine yo no he hecho nada!— levanto las manos aún con el rubio colgado.

—Bakagami…voy a matarte—

Los dos empezaron a pelear mientras Kise estaba ahora colgado de Kuroko y después de Midorima que como siempre trataba de esquivarlo.

Takao se burlaba abiertamente del pobre Tsundere, Akashi sacó las tijeras y Murasakibara sacó las papás. Himuro trataba de que Furikata dejara de temblar.

Al final aomine y Kise terminaron demostrando su amor casi frente a todos pero lograron persuadirlos y separarlos antes de que pasaran a mayores.

Fue un día estupendo como todos los demás.

Se tenían el uno al otro y ahora caminaban de la mano junto a sus demás amigos.

—Te amo Aominecchi— soltó el rubio mientras recargaba su cabeza en el hombro del moreno y se aferró a su brazo.

La orbes azules lo miraron detenidamente, admirando la belleza que tenía a su lado y la suerte que tenía al tenerlo solo para el — Yo también te amo rubio tonto—

Los demás sonrieron felices al saber que la felicidad de sus amigos ya estaba hecha.

 

 

 

 

Fin.

 

 

 

Notas finales:

Waaaaa espero les haya gustado, quiero saber su opinión >w<

Nunca había escrito de ellos, aunque lo amo!!!

en fin muchas gracias por leer.

Saludos!! ^w^


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