-jajaja, Zim es bastante ingenuo, terminará cayendo, lo sé-pensó mientras sonreía Tak, una vez estuvo lejos del lugar, se quedó en una calle vacía y oscura, no le asustaba pasar por allí pues asesinaría a cualquiera que se atreviese a molestarla.
De repente vio a un horrible chico de cabello verde oscuro que vestía una horrenda camisa roja y ni que hablar de su mal aspecto.
-supongo que puedo divertirme un rato-se le ocurrió y se interpuso en el camino de ese chico haciendo que este se asustara.
-¡ahhh, ¿Quién eres?!-gritó alarmado.
-eso no te incumbe, solo quería saber porque corres, quizás puedo ayudarte-mintió fingiendo inocencia y al parecer funcionó.
-¡una chica loca me persigue y quiere quitarme el nuevo esclavo del juego que gané justamente, tienes que ayudarme porque de verdad es aterradora, una vez…!
-¿de verdad?-lo interrumpió ahora aparentando interés-si es tan aterradora, ¿hace esto?-le sostuvo de la solapa de la camisa y sacó una de sus extremidades biónicas con amenaza de atravesarlo.
-¡ahhh, no puede ser!-gritó el otro.
-¡jajaja!-rió con malicia, a veces le gustaba jugar con sus víctimas.
-¡oye bájalo en seguida!
-¿eh?-desvió la mirada dirigiéndola hacia la propietaria de esa voz-¿Qué dijiste?
-¡que lo bajes en este instante, si alguien tiene que hacer sufrir de una manera realmente dolorosa a ese asqueroso chico, esa soy yo y lo quiero hacer con mis propias manos!
-así que a ella es a quien temes-afirmó e hizo memoria a lo que dijo ese chico-¿esto es lo que buscas?-señaló con la mirada a la consola en la mano del muchacho.
-no lo soltaré, ¡es mío, yo lo merezco, soy el mejor jugador!-gritó otra vez el sujeto.
-descuida lo haré por ti-sonrió Tak otra vez con malicia y con su mano apretó fuertemente la muñeca del chico, rompiéndola y haciendo que este la suelte por el dolor.
-¡ahhh!-grito él adolorido y salió corriendo, definitivamente ahora si se arrepentiría de lo que hizo.
-aquí tienes-le entregó la consola.
-yo no necesitaba tu ayuda-dijo la otra muchacha con su voz susurrante.
-y yo no tenía por qué ayudarte…-paró de hablar, al ver a esa adolescente tan de cerca, se le hizo bastante familiar su rostro-tu cara se me hace conocida, ¿te he visto antes?
-no lo creo y no me importa, así que ni pienses que te agradeceré-dicho esto se fue, perdiéndose entre la densa oscuridad de la calle.
-total, a mí tampoco me importa si me agradeces-dicho esto ella también se fue, tenía que alistar las cosas para seguir con su plan.
:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:
Al día siguiente…
Todos iban a la escuela bastante cansados por la rutina, aunque para Zim, Dib y el resto de sus compañeros, era el último año de preparatoria y además estaban a un escaso paso de ser libres, aunque parecía que el resto de la clase no había progresado en nada y seguían siendo igual de tontos.
Pocas cosas habían cambiado, ya sea con la llegada de nuevos maestros o… ¿por la ahora sorpresiva integración de una nueva estudiante?
-jóvenes saluden a la nueva estudiante que se ha integrado al grupo-habló el profesor de turno.
-…-el irken miró de quien se trataba y no podía creerlo.
-¿Qué te pasa?, te ves como si hubieras visto otra vez a algún animatronico del cerdo de la pizza-le preguntó el humano.
-ah jajaja, nada-rió levemente tratando de no levantar sospechas-solo espero que no se dé cuenta-pensó.
-yo no soy nueva, patético profesor de quinta-le fulminó al docente con la mirada-soy la estudiante que se fue y volvió, mi nombre es Tak y espero que me recuerden.
Todos tardaron al recordar y luego la saludaron.
-si no te molesta, me quiero sentar aquí-se acercó al pupitre detrás de Zim-sí eres tan amable-desprendió un brillo de sus ojos y el tipo que estaba sentado allí simplemente se apartó.
-bien, sigamos con las clases-dijo el profesor y volvió a anotar algunas cosas al pizarrón.
Por supuesto, esto no pasó desapercibido para el humano, lo único que le importaba a Zim ahora, era que Dib no supiera la razón por la que ella estaba aquí, pero primero no tenía que meterse en algún problema, lo mejor sería esperar el momento ideal para aclarar las cosas.
Sonó la chicharra después de varias clases y todos se dirigían a la cafetería ahora, excepto alguien.
-¡¿Qué haces aquí?!-preguntó o, más bien dicho, exigió saber el irken.
-sólo guardo las apariencias como cualquier otro sucio humano, además si quiero persuadirte es mejor a todas horas.
-¡el Dib gusano ya sabe quién eres, más te vale no decirle nada!
-¿Qué, eso de que te quieres ir?
-¡cállate!-suspiró enojado-¡más te vale no hacer nada extraño en el resto del día!-le amenazó y se fue.
-como si me importara-ni se inmutó y finalmente se fue a la cafetería como todos los demás.
Al llegar notó que casi todos los asientos estaban ocupados con sus sucios compañeros, así que simplemente vio que había un lugar en su mayoría vacío. Se acercó y se sentó poniendo en la mesa esa bandeja que contenía aquella asquerosidad a la que llamaban “comida”.
-nadie dijo que podías sentarte aquí.
-…-escuchó aquella voz otra vez y sonrió prepotente, sabía a quien le pertenecía-vaya, que coincidencia verte dos veces y en tan poco tiempo.
-no me interesa lo que digas, vete-le advirtió aun sin despegar la mirada de su videojuego nuevo.
-¿es que acaso eres la dueña de la mesa?-la retó-ahora sí te recuerdo perfectamente, eres esa chica que me echó soda encima aquella vez, la hermana de Dib si no me equivoco.
-si vuelves a decirme de esa manera afirmando mi parentesco con mi estúpido hermano, no la cuentas-le amenazó.
-en primer lugar, lo dije porque no sé tu nombre y en segundo lugar, no te tengo miedo, ¿no recuerdas que casi destruí tu planeta?
-ah sí y tu plan acabo siendo una maravilla ¿no?, Tak-dijo sarcásticamente.
-...-frunció el ceño-solo tuvieron suerte.
-está bien, te diré cómo funcionan las cosas, o te vas o…-le encaró su puño.
-nunca vas a llegar a golpearme, humana-soltó con altivez-así que te vas a tener que acostumbrar a que aparezca en este sitio todos los días-sonrió con prepotencia recalcando sus palabras.
-…-Gaz volvió a poner la vista en su videojuego-bien, si vas a estar aquí y sobrevives, te dirigirás a mí como Gaz y ni me hagas recordar que Dib es mi estúpido hermano, porque soy capaz de todo.
-hecho-respondió satisfecha-ya veremos si eres tú la que sobrevive a mí-pensaba con arrogancia, de alguna forma, Gaz ya le estaba cayendo bien.
:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:-.-:
Continuará…