Solo bastó un momento de miradas intensas.
-sé que eres tu…Tak, pero no entiendo como…
-¿volví?-lo interrumpió-digamos que fue sencillo, soy realmente buena reparando y construyendo cosas, ¿qué más podía hacer si estaba a la deriva en medio del espacio?-le costaba pronunciar lo último.
-entonces adivinaré-pensó algo un momento-¿quieres venganza?
-¡no vamos a llegar a la misma estúpida discusión de hace años y aún más cuando sabes que no tiene ningún sentido!-gritó bastante alterada al recordar el mismo suceso pasado hace mucho-¡y no, no quiero venganza!
-si vienes por el planeta…-continuó alegando.
-¡tampoco vine a buscar limosna con tu apestoso y patético planeta!-interrumpió perdiendo la poca paciencia que poseía y trataba de recobrar.
-¡¿entonces qué quieres?, el tiempo de Zim es valioso!-le preguntó el irken ya cansado de la conversación.
-en primer lugar, oí que habías muerto por culpa de un humano, es lo que dicen en el Imperio.
-como si el Dib humano pudiera lograr algo así, es obvio que estaba mintiendo-dijo orgulloso.
-sí, me di cuenta ya que llegue desde hace un tiempo…-rodó los ojos.
-¡¿espiabas a Zim?!-le interrumpió conmocionado.
-¡¿Qué?, no!-gritó pegándose la frente con la mano, completamente hastiada-¡es decir, si te observe, pero vigilarte todo el tiempo sería una pérdida de tiempo ya que solo te la pasas con Dib, aunque no sé cómo es que te llevas bien con aquel que frustró tus planes, te has ablandado!
-¡Zim no es blando!
-¡¿entonces porque renunciaste a tu “misión”, si no lo hiciste cuando te dije que era una farsa y todos los saben menos tú?, pero en fin, sabes que para un invasor irken lo más indispensable es cumplir con la invasión a como dé lugar, solo faltaría que te encariñaras con este sucio planeta!-se burló.
-¡por supuesto que no, yo aún estoy planeando conquistar está sucia bola de tierra!-contradijo el irken.
-¡jajaja!-se rio estruendosamente Tak-¿y qué vas a conseguir con este planeta?, oh ya se, súbditos inferiores o mejor aún, conseguirás lo que conseguiste hasta ahora… ¡nada!-siguió burlándose-¡hasta donde pude llegar a ver, al “gran” Zim lo tiene dominado una criatura inferior jajaja!
-¡silencio!-gritó exasperado-¡Zim no es dominado por nadie y llevaré este planeta a su ruina por mi cuenta y si viniste a burlarte será mejor que te vayas!
-tienes razón, mejor dejemos las bromas-finalmente se puso seria-he venido a proponerte algo muy interesante.
-olvídalo no me interesa nada que venga de ti-pensaba en regresar a su base.
-sí, sé que tu única aspiración fue ser un invasor-prosiguió-pero… ¿no ambicionas con algo mucho más grande?-sonrió con suficiencia sabiendo que había conseguido la completa atención del irken.
-… ¿a qué te refieres?-frenó su acción para oírla.
-jajaja-rió levemente la “humana”-sabes que no estaría pidiendo tu ayuda si es que no hubieras arruinado mis planes, pero mira esto como un favor. Yo te propongo el ayudarme a mejorar mi nueva nave ya que la anterior no sé a dónde llego a dar, para luego dejar este mugroso planeta y finalmente podemos cambiar las cosas y ser…Los nuevos Mas Altos.
-… ¿ser los líderes?
Una cosa era el haber rechazado su misión, pero este era el sueño más grande que había tenido desde hace muchísimo tiempo y el que había anhelado mucho antes de aspirar a ser invasor.
-¿y qué dices, vas a rechazar la oferta?, es una vez en la vida, Zim-insistió ella.
-…-no podía decidirse, definitivamente aquella propuesta le había descolocado, aunque sabía la respuesta “correcta” desde el día en la que tomó aquella decisión importante-¡claro que no, además, ¿cómo sé que puedo confiar en ti?, deberías odiarme después de lo que te hice!-la señaló acusadoramente.
-¡y créeme que te odio!, digo…-se corrigió-no hay rencores del pasado, todo está perdonado, además no podría hacer esto yo sola, pero entiendo si prefieres quedarte varado aquí, viviendo como ellos-señaló con la mirada la televisión encendida dentro de la base, otra vez hablaba ese humano “Bill” con sus teorías acerca del Conde Vampi choco, seguramente nadie le quitaría de la cabeza aquella ridícula idea-solo piénsalo, si estas “muerto”, ¿qué de interesante hay en vivir aquí?, en especial con estas inferiores y sucias criaturas, conviviendo con los gérmenes, mientras los demás avanzan y te quedas atrás.
-¡Zim no le teme a nada!-le miraba con altivez, aunque sabía que ella solo decía la verdad y, ciertamente, estaba frustrado últimamente ya que seguramente todos los invasores habían conquistado sus respectivos planetas y él nada-¡no voy a confiar en ti, Tak!
-como sea, ya cambiarás de opinión-dijo ella con autosuficiencia y sacó sus extremidades robóticas de su PAK-sólo espero que para entonces no sea demasiado tarde-finalmente se fue.
El irken enfurecido cerró la puerta y no dijo nada por cuestión de un par de minutos, no meditó acerca de lo que iba a hacer a continuación.
-¡G.I.R. iré al laboratorio y más te vale que todo esté limpio cuando suba!
-¡sí, amo!-respondió afirmativamente el robot cuando las partes de color cian en su cuerpo cambiaron a carmesí.
Zim recibiendo tal respuesta se dirigió al retrete en su cocina, ese que jamás se molestó en cambiar y más cuando desde hace un largo tiempo ni siquiera se atrevía a descender al lugar que conducía, todo porque él así lo decidió y se lo prometió al humano.
Borrando esos pensamientos de su mente, bajó hasta llegar a dicho lugar, percatándose de que, en efecto, estaba con demasiado polvo y seguramente habían gérmenes allí, pero en este momento nada de eso le importaba, es más ni siquiera sabía porque estaba allí ahora.
“conseguirás lo que conseguiste hasta ahora… ¡nada!”
Aquellas palabras estaban en su mente y se repetían una y otra vez, no tenía por qué importarle, así lo decidió él, aquel día en el que se negó a dejar el planeta…y a su nueva misión, pero lo cierto era que varias veces se frustraba de tan sólo estar ganando en un videojuego y darse cuenta de que realmente no era así, ¿cuál fue su progreso hasta ahora?
Se acercó a una pequeña compuerta de acero oculta y la abrió con una contraseña que jamás olvidaría, en ella estaban varios planos que ocultó de Dib, ya que sabía que se infiltraría en su base y arruinaría aquellos planes ingeniosos. Trataba de controlarse, lo mejor era ignorar lo que Tak dijo e irse porque esto sólo le traería más frustración y rencor.
-¡esos días quedaron atrás!-dio solo unos pocos pasos, más la tentación fue más grande, volteó muerto por la curiosidad, una mirada no dañaba a nadie ¿o sí?- por última vez-se acercó nuevamente a dicho lugar y sacó uno de los planos, de hecho este no era del todo malo, “cascos controladores” tenía como título, luego sacó otro y otro y cuando acabó de revisarlos recordó varios de sus planes anteriores, cada uno de ellos hubieran funcionado, si no fuera por…-Dib-mencionó con un poco de aversión, reprochándose después, no era bueno que hablara así de él y menos ahora que eran pareja.
Se sentó un momento en el suelo, pensando en varias cosas, entre ellas todos sus fracasos, hasta llegó a pensar que sólo el humano cumpliría sus sueños y él no, pero sobre todo lo que más le molestaba era que Tak dijera que estaba “dominado” por alguien.
-¡yo siempre lo acompaño al bosque por las noches solo para andar tras las pistas del dichoso pie grande y a él ni siquiera le importa lo que yo quiero y lo que quiero es destruir su planeta, ese Dib apestoso es tan egoísta!-se quejaba.
-amo, otra vez está hablando solo-le informó su computadora.
-¡¿otra vez?, estúpido Dib y su estúpida manía de hablar solo, ya se me está pegando, lo maldigo!-gritó como las veces pasadas, luego se frotó la sien cansado, lo mejor sería dejar de pensar en varias cosas malas y olvidar lo que pasó hace unos momentos.
¿Acaso eso sería posible?
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Continuará…