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Soledad por natsunoai

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Notas del fanfic:

Historia secundaria de Un gran vacío (kaisoo)(está en mi wattpad) tiene referencias de esa historia pero no es cien por ciento necesario leerla. 

Notas del capitulo:

¡Hola! Puse dos capítulos juntitos (uno y dos) así que tiene tres mil docientas palabras, ojalá les agrade <3

Baekhyun era arrastrado, tomado por los tobillos y boca arriba, por un joven ayudante que llevaba sus piernas bien sujetas a la altura de su cadera. El niño nuevo era más pesado de lo que parecía, pensó, o quizás él mismo era demasiado débil. El trecho desde la habitación donde lo encontró inconsciente en el segundo piso hasta el final del pasillo del primero era bastante largo, y debía llevarlo rápido antes de que todos se llevaran una buena bronca.

No debía hacer mucho ruido tampoco, eran pasada las cinco de la madrugada y todos en el segundo piso debían estar durmiendo. Llegó a tientas en la oscuridad del pasillo al cuarto de empleados a pedir ayuda, por suerte, había un par de señoras despiertas.

 

-Tía -era costumbre de los trabajadores jóvenes llamarle por "tía" a las señoras mayores- el niño nuevo se desmayó otra vez, ¿qué hago? -Las señoras, que se veían un tanto ocupadas doblando sábanas limpias, vieron a Baekhyun tirado e inmediatamente se sintieron apenadas; sin embargo, no podían demostrarlo.

 

-Sácalo de aquí, llévalo con la enfermera, debe estar despierta ya. Apresúrate.

 

Ya era la tercera vez que Baekhyun se desmayaba desde que había llegado hace exactamente una semana atrás a ese lugar. Para tener sólo trece años, era demasiado para él, además, se rehusaba a probar bocado de la comida de allí: había visto cómo la preparaban, el lugar atestado de moscas y bichos, algunos ingredientes pasados. Definitivamente no.

La enfermera cerró la puerta dejando al ayudante afuera y a Baekhyun recostado en la camilla, allí dentro lo desvistió un poco para revisar si tenía alguna herida y encontró algunos rasguños en su espalda, signos de sugilación y una que otra contusión. Nada muy grave, pensó, hasta que le dio vuelta y vio que sangraba por detrás. 

También tenía fiebre alta. Lo pinchó un par de veces y luego lo dejó recostado con el calefactor encendido para evitar que se enfriara, esperando a que despertase pronto.  Tercera vez que venía por lo mismo, no durará mucho aquí.

 

Despertó un par de horas después, sintiéndose cansado y un tanto afligido porque no recordaba casi nada, por lo menos esta vez sí reconoció la enfermería y no salió corriendo como un desquiciado como otras veces. La enfermera hablaba por teléfono dándole la espalda y cuando se dio cuenta que había despertado le indicó que volviera a recostarse y le puso llave a la puerta para que no escapara como otras veces, pero Baekhyun no tenía intención de hacerlo, no quería que lo atraparan por ahí, sería peor.

Sacó de una pequeña nevera del rincón un par de jaleas de colores y se las tendió, venían envasadas, así que literalmente se las tragó, podía confiar. La enfermera no era exactamente dulce y amable como las de las películas, pero tampoco era del terror, era más bien neutra y eso era mejor que nada.

 

Trataba de descansar un rato, pero el dolor le martilleaba la cabeza, se sentía mareado, le dolía el trasero y estaba tan agotado mental y físicamente que no podía dormir. Estaba en eso, cuando la enfermera y él se sobresaltaron al sentir golpes fuertes en la puerta, ella fue a abrir rápido, dejando entrar a uno de los dueños. Venía a buscar a Baekhyun.

 

-Pero no puede llevárselo así, aún tiene fiebre, necesita descansar por lo menos el día entero.

-Eso no interesa, está agendado todo el día. Muévete y déjame llevarlo. -La enfermera salió de su camino y el tipo pasó a tomar a Baekhyun en brazos para llevarlo más rápido, porque si lo llevaba caminando iría haciendo ruido o caminando lento por todo el trecho.

 

Lo metió a las duchas y se retorció al sentir el agua fría, su cabeza aún le daba vueltas. Había un par de chicos más pero todos eran más grandes, más fuertes, más viejos que él. Se sentía pequeño y tonto ahí, no sabía qué demonios hacía en aquel lugar tan desastroso y obscuro. 

 

 

Extrañaba su antiguo hogar, el jardín, los animales, cantar, a Kyungsoo. Desde que ese hombre extraño lo había golpeado a él y a Kyungsoo que las cosas habían cambiado drásticamente. No volvió a ver a su amigo nunca más, se lo llevaron al día siguiente a él solo en una van, bien sujeto para que no tratara alguna estupidez, viajó casi doce horas continuas hasta llegar a aquella casona o club o motel, no sabía definirle bien aún.

 

El primer día le dieron la tarea de hacer trabajos domésticos, lavó algunos trastes e hizo algunas camas, estaba bien, pensaba, por lo menos nadie le había tocado un pelo hasta aquel momento; no como en aquel otro lugar, donde cada mañana abusaban de él. Pero de a poco la situación comenzó a tornarse extraña, un segundo le tomaban fotos bastante sugerentes y al otro se encontraba en el segundo piso acostado con un desconocido entre sábanas de raso.

Era bastante deprimente para él, estaba acostumbrado a que lo tomaran una y otra vez, pero esta gente parecía ser más dura, más brusca, a tal punto que la mayoría de las veces se le escapaban un par de lágrimas mientras se aferraba a algún lado de la cama apretando los dientes y siempre terminaba maltratado, envuelto entre las mantas ocultando su rostro.

 

 

Se apresuró al ducharse, hacía demasiado frío. Tomó una toalla pero no alcanzó a secarse del todo ya que el mismo hombre que lo había traído ahí ahora lo llevaba al segundo piso. Baekhyun tenía escalofríos cada vez que pensaba en el segundo piso. Con escaleras alfombradas de terciopelo rojo que en algún tiempo debió haber sido brillante  y limpio pero que ahora lucían como un estropajo, se llegaba ahí, era un lugar de sólo habitaciones, y cada una de ellas era más o menos lo mismo: tenían una cama, un par de mesitas de noche y un baño continuo. Baekhyun deseaba que aquellos cuartos fuesen para dormir un rato, pero dormir era lo que menos se podía hacer.

 

El hombre lo empujó al suyo: el número 23 del ala izquierda, ese había sido su cuarto desde que había llegado. Tenía las paredes con la pintura azul oscuro desgastadas, la luz de la lámpara no funcionaba y sólo le entraba luz natural de la ventana.

 

-Debe haber ropa limpia por ahí, ahora espera y no hagas algún escándalo. -Aquel tipo salió y Baekhyun pudo oír el sonido de la llave pasando por fuera, estaba encerrado. Encontró la misma ropa que había usado unos días atrás ahora limpia dentro del cajón de una de las mesitas de noche, su pelo seguía húmedo y goteaba, pero eso no era lo que más le preocupaba ahora. Temblaba por dentro, porque de seguro algún tipo desconocido venía en camino a su habitación.

 

Notó la hora en el reloj de pared: eran las nueve de la mañana. ¿Quién querría tener sexo tan temprano?

 

Esta vez, sintió la llave pasar por fuera abriendo la puerta. Se enderezó, atento para ver qué tipo de sujeto tendría ahora y vio aparecer a un tipo de más o menos cuarenta, de cara larga y ojeras bien marcadas. Retuvo el aliento cuando lo miró con ojos deseosos.

¿Sabría que él era sólo un niño, que tenía casi catorce años? ¿sabría que no quería estar ahí? ¿sabría que estaba enfermo y agotado? Probablemente no, pero Baekhyun se preguntaba cómo la gente era tan estúpida para no darse cuenta que tenía rostro, cuerpo y voz de niño, o quizás se daban cuenta y eso los provocaba más, así que trataba de no pensar mucho en aquello, más asco le daba.

 

Después de aquel sujeto pasaron por su cama cinco o seis más de forma consecutiva, al último Baekhyun sintió su vista volverse borrosa y no supo si se durmió de cansancio o se desmayó, con un tipo aún dentro de él; pero despertó unos minutos después con un azote de agua fría en su cara: era el dueño de la casa, que había venido personalmente después de que su cliente hubiese ido a reclamar porque no había pagado por alguien que se quedaba dormido después de dos cuartos de hora

 

El dueño, al ver su estado deplorable, accedió a dejarlo bajar por sólo media hora a la cocina mientras le cambiaban las sábanas ahora sucias a la cama. Baekhyun abandonó el cuarto que olía excesivamente a sexo y tabaco rancio, sin darse cuenta de que él olía igual. En la cocina, las tías corrían de un lado para otro sirviendo platos de arroz y vigilando las ollas, ni si quiera se percataron de su presencia, así que tomó un plato de comida del rincón y fue a sentarse en una de las mesas de la esquina. Trataba de rescatar algunas partes del plato, pero era difícil cuando tenía pelos entremedio y olía un tanto extraño.

 

Volvió puntual en treinta minutos, donde otro hombre extraño lo esperaba. Trabajó hasta pasada las diez de la noche, terminando exhausto tirado en la cama, sin importar que estuviese llena de semen ajeno y propio. No sabía cuánto iba a durar viviendo así, sentía que moría cada vez un poco más.

 

 

 

 

 

 

Dos.

 

 

Despertó con un brazo sujetándolo por la cintura y comenzó a llorar en silencio al recordar. Llevaba meses en ese lugar repulsivo, durmiendo a penas cinco o seis horas y trabajando casi dieciséis, aunque para él no era un trabajo, más bien lo sentía como una obligación, porque nunca le habían pagado o le habían dado algo a cambio, él sólo lo percibía como la vida que le había tocado y punto, tenía que aceptarlo y ya.

Un par de semanas atrás, su aspecto era tan deplorable que otras chicas que trabajaban ahí le regalaron un poco de maquillaje, cosas sencillas como base y corrector para que cubriera sus ojeras y algunas marcas que tenía permanentemente en su cuello y clavículas. Se había vuelto adicto a esos productos, lo hacían lucir perfecto, como si estuviera realmente bien, y ahora lo primero que hacía al salir de la ducha era maquillarse, igual como lo hacían las chicas que se retocaban a cada momento que tenían libre.

No sabría decir con certeza si aquellas chicas eran sus amigas, él no las veía de ese modo, pero no eran malas con él y se apoyaban los unos a los otros, además Baekhyun era como el "consentido" del lugar por ser el más joven.


Siempre que despertaba con alguien se sentía más sucio de lo normal y lloraba sin hacer ruido, pensar que había pasado una noche entera con una persona que ni siquiera conocía tocándolo, apretándolo, besándolo  le daba entre una mezcla de nauseas y pena. Pero esta vez era diferente, él conocía a este hombre porque era el dueño de la casa.

Hace un mes más o menos que Baekhyun se había acostumbrado a esa vida, no del todo, pero le costaba cada día menos, sus desmayos eran casi inexistentes y no sufría tanto como antes. Ahora no sentía nada -o casi nada- así que no hacía ruido, no gemía ni bufaba, tan sólo se quedaba quieto; no es que antes lo hiciera, la diferencia era que en el pasado se retorcía de dolor y gritaba o lloraba, a veces ambos, y eso contaba. 

Su quietud y falta de interés había creado varios reclamos de parte de los clientes en la casa, tanto que había perdido varias horas en el día, lo que significaba tiempo libre para Baekhyun, que empleaba la mayoría de las veces en dormir o en conversar con alguna de las chicas; pero para el dueño significaba una pérdida de dinero, así que él tendría que encargarse de eso.


No era muy de su agrado acostarse con hombres, pero de vez en cuando lo hacía, además ese niño no tenía cuerpo de hombre aún y era bonito como una chica; tampoco quitaba el hecho de que él casi le triplicaba la edad, si tan sólo la semana pasada había cumplido catorce años, pero debía olvidarse de todas esas cosas esa noche: no podía perderse ni un centavo.

Para Baekhyun, fue una de las noches más duras de toda su vida. Lo obligó a gemir, a gritar, a respirar pesado, a fingir; lo hizo sufrir pero sin darle permiso a que derramara una lágrima para después retenerlo a dormir con él, abrazándolo fuerte con sus brazos.




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Había adquirido el hábito -o la mala costumbre- de fumar. De primera cuando después de terminar algunos tipos encendían un cigarrillo en la penumbra del cuarto y le ofrecían uno, no le gustaba la sensación, sentía al rato que la garganta se le hacía añicos, pero se fue acostumbrando; no se dio cuenta cuando comenzó a pedirle a los tipos que les dejaran cajetillas enteras y se había conseguido algunos encendedores también. Era su vicio, y a aquellos sujetos no les molestaba en absoluto dejarle tabaco si a cambio Baekhyun les permitía tenerlo unos diez minutos extra de la hora, porque desde las intensas sesiones con el dueño de la casa, Baekhyun había aprendido bien a fingir placer pretendiendo que le agradaban de verdad aquellos sujetos cuando por dentro se moría de repulsión.

Ahora tenía prácticamente todo el día ocupado, descansaba poco, pero fumaba mucho y el humo le daba ánimos. Lucía más viejo, podría haber pasado perfectamente como un chiquillo de diecisiete o dieciocho años cuando a penas tenía catorce, y el maquillaje lo hacía ver aún más bello, llamaba bastante la atención.


Las chicas del lugar le habían dicho que nunca dijera su edad real, que inventara que tenía diecisiete a punto de cumplir los dieciocho, porque si se enteraban que era a penas un niño podría causarle problemas. Según ellas, los policías se lo llevarían a la cárcel para derivarlo a un orfanato, donde estaba lleno de chicos peligrosos que le podían hacer daño. No estaban tan lejos de lo cierto, y Baekhyun les creía todo porque sabía poco y nada del mundo exterior, así que mentía, y sus mentiras eran creíbles.

 

El consejo le sirvió el día en que todos escucharon la sirena de la policía. El cliente con el que Baekhyun estaba escapó lo más rápido que pudo, bajando las escaleras y huyendo por la puerta de atrás, mientras él no entendía que diablos pasaba porque todos se habían puesto como locos. Miró por la ventana que daba al patio central y los policías se estaban llevando a algunos hombres -que identificó como "clientes"- y a sus compañeras, en ese instante, una de ellas irrumpió en su cuarto, lo tomó de la mano para que escaparan pero no llegaron a la salida: un policía los atrapó antes.


Durmieron en una celda esa noche, pero los liberaron. Baekhyun pasó por mayor de edad sin problema, y al salir de la estación de policía aquella mañana no tenía idea de cómo volver a la casa grande. Vio que sus compañeras se dispersaban por lados distintos y a paso rápido, alcanzó a una:


-¿Dónde vas? ¿no-no vas a volver?

-¿Cómo crees? Obvio que no, ahora vete tú también.

-Pero, ¿dónde vas?


La muchacha no respondió, se quitó los tacones y comenzó a correr por el pavimento, Baekhyun pensó que no tenía caso seguirle. Estaba solo y perdido ahora.






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Chanyeol respiró profundo. Era su primera vez con un psiquiatra y esperaba que no fuera tan incómodo como pensaba. Desde que había pasado toda la historia con Jongin y Kyungsoo que había quedado psicológicamente  mal, dañado: le costaba trabajo dormir y hacer tareas que antes le encantaban ahora eran un tedio, sólo quería pasar sus días acostado, mirando al techo, pensando estupideces.


Jongin lo había llamado sólo una vez, pero no contestó, no quería verlo ni oír su voz, no se sentía preparado. Y al parecer él lo había percibido, porque no volvió a llamarlo más. Sabía que Jongin ahora vivía con sus padres, que pasaron a administrar todo lo que era suyo: vendieron su casa en las afueras y el auto, lo obligaron a renunciar a su trabajo  y a alejarse del mundo por un tiempo.

La historia había aparecido en televisión y había sido portada de los periódicos, logrando así dar con el paradero de la familia de Kyungsoo: eran londinenses. Chanyeol se preguntaba cómo demonios ese niño había ido a parar a otro continente siendo de Inglaterra, pero evitaba pensar en él, quizás qué cosas más había vivido, lo llenaba de escalofríos. Sin embargo, no se había logrado acabar con el lugar de donde Jongin sacó a Kyungsoo, esos sitios eran como una mafia clandestina y a nadie le convenía terminarla: el dinero abundaba.


Un compañero del trabajo le aconsejó a Chanyeol que tomara ayuda de un profesional antes de que perdiera su puesto en la empresa por faltar tanto al trabajo, tenía razón, así que comenzó con un psicólogo, que lo derivó a un psiquiatra, y ahí estaba, tratando de resumir toda la historia porque estaba cansado de haberla contado tantas veces mientras el tipo al otro lado del escritorio anotaba cosas que no lograba descifrar en una libreta.



Al salir de la consulta, tenía tres papeles en la mano: uno que afirmaba que sufría de depresión, ansiedad y estrés, otro que le daba reposo por un mes completo y el último con una lista llena de medicamentos que necesitaba. Estaba jodido.



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Baekhyun no tenía ni idea de que vivía en un barrio de mala muerte ni que estaba bastante lejos de Londres, vino a caer en cuenta recién cuando se devolvió a la estación de policía a preguntar de dónde demonios lo habían sacado la noche anterior; la pregunta les pareció un tanto extraña, pero le dijeron las calles.


Fue preguntando, pero sólo se encontraba con personas vagabundas o borrachas en el camino que le daban direcciones torcidas y erróneas hasta que por fin dio con el barrio y con la casa grande ahora vacía, desbaratada y cercada por cintas policiales. No había nadie alrededor de ella, la gente sólo pasaba evitando mirar.


Al caer más la tarde, comenzó a hacer frío y Baekhyun no tenía a dónde demonios ir. Esa casa, por lo inmunda y represiva que fuese, era su hogar y ahora en la calle no encontraba ninguna cara conocida. Mientras más caía la noche, veía más luces y mujeres asomándose a las esquinas, algunos hombres también y a veces pasaba un auto y las recogía. Reconoció lo que hacían sólo por su manera de vestir, y no estaba seguro si hacerlo o no, pero comenzaba a tener cada vez más hambre y frío, y ansiaba fumarse un cigarrillo.


No tenía de otra, comenzó a buscar un lugar para parase también pero al parecer, todas las esquinas tenían dueño, y no quería tener problemas con nadie. Comenzaba a perder la esperanza cuando de pronto un auto que rechinaba se detuvo en frente de él.


-Oye, niño, ¿cuánto pides? -Baekhyun dudó, ¿cuánto? no podía ser tan barato, pero tampoco tan caro. Él nunca había cobrado, ¿qué hacer?


-Depende, ¿tienes un cigarro? -El hombre le hizo un guiño y lo invitó a subirse al auto, no estaba tan mal, pensó, aquel tipo por lo menos no lucía feo de rostro. Sin darle más vueltas subió al auto.



Notas finales:

Aún no entiendo cómo usar esta página (sí sé soy mil tonta) pero bueh, lo importante es el fanfic¿? jaja <3 (Tiene cerca de diez capítulos)


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