Capítulo único ~Alopecia~
En mi clase había un chico. Ese chico siempre usaba gorro. Casi nunca se le veía sonriendo y eran mermados los amigos y/o personas que estaban a su alrededor.
Siempre tuve una especie de curiosidad hacía ese chico. Tenía unos hermosos, grandes y almendrados ojos verdes, siempre me preguntaba de qué color sería su cabello que se mantenía escondido en esos gorros de lana que diariamente se ponía.
No había día en que su cabeza no estuviera cubierta por la tela.
Un día me le acerqué y le hable, notando lo reacio que estaba a mi presencia; pero no me rendí. Todos los días sin falta me acercaba a él, lo saludaba y le hablaba hasta recibir respuesta de él. Normalmente siempre eran monosílabos o frases toscas y cortas, pero lentamente iba borrando aquella inseguridad que tenía conmigo.
Cuando menos supimos, éramos inseparables.
Cuando nos dimos cuenta, Miles Bloom y yo éramos mejores amigos.
Nos compartíamos todo y siempre nos contábamos chistes, entre nosotros no había secreto alguno… al menos de mi lado. Él nunca accedía a contarme el porqué llevaba su gorro. Cuando le preguntaba solía ponerse nervioso y trataba de todos los medios posibles cambiar de tema, ante mi mirada extrañada le concedía aquel capricho.
Pero un día en mi casa, cuando él se quedó a dormir, me lo contó.
–Patrick, ¿En serio quieres saber por qué llevo gorro?
–Pues sí, pero si te sientes incómodo por eso es mejor dejarlo por la paz.
–No, yo… creo que ya puedo mostrártelo –Le miré de forma curiosa y él se quitó lentamente el gorro blanco que llevaba ese día, dejándome ver su cabeza libremente; con un cabello negro apenas visible por estar creciendo apenas… Antes había estado calvo totalmente– Tuve alopecia areata total hace un tiempo, causando que todo mi cabello se haya caído. Por eso, mientras mi cabello crecía, decidí usar gorro… No quería que se burlaran de mí.
–¡Eres tonto! ¿Por qué deberían burlarse de ti? ¡No debiste mortificarte por eso! La gente en ese instituto no es tan insensible y, en caso tal de que alguien se atreviera a molestarte, yo lo golpearía por meterse con la persona equivocada.
–No digas cosas así…
–¡Yo sólo digo la verdad! Miles, ¿Alguna vez tuviste novia?
–¡¿A qué viene ese cambio de tema?!
–A nada, sólo responde.
–Pues no…
–¿Y por qué?
–Eh… porque no me gustan las mujeres –En ese momento mi mente quedó en blanco. Mis ojos se abrieron de par en par abruptamente y mi boca se negó a decir cualquier cosa. Eso al parecer hizo sentir mal a Miles, porque bajo la cabeza con sus mejillas totalmente rojas– Yo no debí decírtelo… lo siento, sólo olvida que dije algo así y-
–¡¿Olvidarlo?! ¡No olvidare eso! Gracias a ese dato tal vez tenga una oportunidad.
–¿Cómo dices?
–Miles Amadeus Bloom, en este día te hago presente la noticia de mi homosexualidad y mi enamoramiento por ti –Ver su cara tomar un color carmesí que nada tenía que envidiar a los tomates fue un total espectáculo, él era alguien tierno cuando se lo proponía–
–Patrick…
En ese momento saltó hacía mí y me dio un beso corto, para luego abrazarme y esconder su rostro en mi hombro. Decir que estaba feliz era poco decir, estaba eufórico y se demostraba con la enorme sonrisa que adornaba mis labios.
Luego de ese día, cuando el cabello de Miles estuvo más largo, le convencí de dejar los gorros. Aunque se resistió al principio, luego de un tiempo dejó tanta terquedad.
Nadie le molestó, al menos no de frente, y eso hizo sentir alegre a mi pequeño novio. Con los días se volvía más abierto y sonreía con más frecuencia, ganándose la amistad de muchas personas. Obviamente sentía un poco de celos ante las mujeres que se le acercaban con dobles intenciones, pero él les dejaba totalmente en claro que era mi novio.
En las buenas noticias, la alopecia no volvió a aquejar a Miles.
Y hoy en día, él y yo estamos casados.