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>>Las invitadas<<
Un día nuevo comenzaba en la mansión Phantomhive. Los pajarillos cantaban alegremente, el cielo despejado indicaba un día cálido en el lluvioso Londres, parecía ser la mañana perfecta… Perfecta para cualquiera menos para el joven cascarrabias, dueño de la mansión, el Conde Ciel Phantomhive, que con mala cara desde la ventana de su estudio miraba el bello día…
¿La razón de su molestia? Un demonio-mayordomo, llamado Sebastián Michaelis, poseedor de un cabello negro azabache que combinaba a la perfección con sus ojos color carmesí, con el cual la noche anterior había tenido un desplante de pasión (cofcofLemmoncofcof) y que ahora en total silencio le estaba sirviendo él te
-Bochan ¿Esta bien?- pregunto dudoso el mayordomo al notar la mirada sombría que Ciel le dirigía
-¡Estoy perfectamente!- grito haciendo que al mayordomo le brotara una gota de nerviosismo en la sien- ¡Solo sírveme te!- Le ordeno Ciel al sentir su rostro arder por la mirada tan penetrante del demonio que con un suspiro acataba las ordenes de su amo. En total silencio el (coftsunderecof) conde se tomó su te evitando la mirada de su mayordomo
- Hoy no tiene demasiado trabajo, sería bueno que se tomara el día libre- la sugerencia era tentadora, ya que gracias a la actividad nocturna que había tenido con ese mayordomo, estaba más que exhausto y con un molesto dolor de cadera- Debo suponer que usted está exhausto después de la agitada noche que tuvo…
El comentario hizo que el rostro del conde fuera idéntico a un tomate, rojo completamente rojo-¡Cállate! ¡El comentario estaba de más!- el mayordomo solo pudo reír ante esa reacción tan encantadora… ¿Encantadora?... ¿Desde cuándo el, un demonio, consideraba una reacción humana encantadora? Definitivamente algo estaba mal, pensó Sebastián algo alarmado- ¿Estas bien? ¿Te has quedado callado de repente?- pregunto Ciel al notar esa mirada alarmada en el siempre inmutable mayordomo que ante lo que su amo dijo solo desvió la mirada
El silencio lleno el lugar para incomodidad de ambos y justo cuando Sebastián estaba por romper el tenso ambiente, alguien toco la puerta
-Adelante- dijo Ciel de mala gana. La puerta se abrió dejando ver a una torpe, y pelirroja, sirvienta que con paso titubeante entraba en el estudio
-Ha llegado una carta para usted Bochan- la sirvienta estiro el sobre que Sebastián de inmediato tomo
-Puedes retirarte Meyrin- dijo el pulcro mayordomo a la sonrojada sirvienta que de inmediato se retiró- Bochan es una carta de la Reina…
-Ábrela y léela- le ordeno Ciel interesado en el contenido de la carta. Acatando la orden de su amo la abrió y con voz suave empezó a leer…
“Mi muy querido niño:
Espero que estés disfrutando de las pequeñas vacaciones que te di, te lo merecías mi niño, trabajar tanto puede afectar tu salud… Aun así te escribo para pedirte un favor…
¿Conoces a la Condesa Raziel Blackwind?
Al igual que tu mi niño, ella perdió a sus padres en un desafortunado accidente, desapareció durante largos meses, todos pensaron que estaba muerta pero el día menos pensado regreso con una sirvienta. Desde entonces ella ha tomado el control de las empresas Blackwind…
A decir verdad mi niño ella me simpatiza mucho, es una persona digna de confianza con la cual quisiera que tuvieras una muy estrecha relación ya que estoy pensando en convertirla en uno de mis perros guardianes. Es por eso que te pido de favor que la tengas de invitada por unos días, los que ella considere oportunos.
Y por cierto ella es mi sobrina…
Atentamente
Victoria
-¿Y bien Bochan?- pregunto Sebastián afilando un poco la mirada, su ser empezaba arder en celos con la simple idea de que SU amo tuviera una estrecha relación con una dama… ¿Celos? ¿El sentía celos de alguien que ni siquiera conocía? Definitivamente lo que había sucedido la otra noche le había afectado…
-No hay otra opción… Sebastián prepara todo para recibir a las invitadas- ordeno Ciel de mala gana, le molestaba la idea de hospedar señoritas en su mansión, ya que con seguridad estas terminarían enamorándose de aquel apuesto mayordomo que era solo suyo… ¡Perfecto! Ahora celaba a su mayordomo, sin duda lo que había ocurrido la otra noche le había afectado…y mucho…
-Yes my Lord- dijo Sebastián recordando su posición, un simple mayordomo. Calmando un poco su enojo salió del estudio para preparar todo…
***
-¿Está segura de esto Joven ama?- pregunto muy preocupada una sirvienta de cabellos rubios y ojos carmesí a su encantadora ama que no tenía más de 15 años
-¡Por supuesto! Nana ¿Por qué tanta preocupación?- le pregunto a su sirvienta mientras miraba por la ventana, notando a la distancia la mansión Phantomhive
-Ese tal Sebastián Michaelis no me da buena espina- respondió la sirvienta cruzándose de brazos
-Pero si es todo un adonis- ojos soñadores- ¿Acaso no te gusta?- pregunto dedicándole una felina mirada, esa que resaltaba sus ojos azules, a su sirvienta que solo se sonrojo
-Solo tengo ojos para usted- ahora fue la jovencita quien se sonrojo- ¿A usted le gusta ese tal Sebastián Michaelis?- pregunto un poco molesta
-Prefiero a Ciel- le guiño un ojo a su sirvienta que frunció el ceño- Pero obviamente solo tengo ojos para ti Nana- la sirvienta sonrió dulcemente
-Eso ya lo veremos- agrego severamente Nana cuando el carruaje se detuvo- Hora del show- al terminar de decir esto sus ojos carmesí tomaron el color de las esmeraldas…
***
-Bochan las invitadas llegaron antes de lo previsto- informo el mayordomo a su amo, que desde la ventana del estudio miraba con recelo el carruaje que se había estacionado frente a la mansión
-Vamos- dijo con cierto cansancio. Amo y mayordomo se dirigieron a la entrada principal en donde dos damas los estaban esperando- Bienvenidas a la mansión Phantomhive, Soy…
-Ciel Phantomhive- a completo la jovencita de la misma edad de Ciel- Yo soy Raziel Blackwind, un placer conocerte al fin- Ciel se quedó impresionado con la belleza de Raziel, su cabello rubio resaltaba sus brillantes y juguetones ojos azul cielo- Ella es Nana mi sirvienta
-Un placer- la sirvienta parecía ser de la misma edad de Sebastián, con un cuerpo envidiable, cabello rubio y ojos color esmeralda. Ciel la miro con recelo
-El placer es mío, este es mi mayordomo…- nuevamente fue interrumpido pero esta vez por Nana
-Sebastián Michaelis- Sebastián se quedó algo impresionado de que una simple humana supiera su nombre pero en ese momento lo único que le importaba era la mirada de interés que Ciel le daba a Raziel y este a su vez solo le interesaba el hecho de que esa sirvienta supiera el nombre de SU Sebastián…