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>>Una dosis de celos<<
En el ambiente eran más que palpables los celos de amo y mayordomo. Ciel miraba a Nana con recelo y a su vez Sebastián miraba a Raziel conteniendo sus crecientes ganas de asesinarla, esas mismas ganas que sentía cuando veía a la prometida de su joven amo. Raziel, ajena a los pensamientos del mayordomo, se acercó peligrosamente a Ciel haciéndolo sonrojar
-Y bien Conde Phantomhive ¿No me enseñara su mansión?- ante esto Ciel reacciono, y con una sonrisa amble le tendió el brazo a Raziel que con una sonrisa acepto el detalle ante la cara de fastidio de su sirvienta y del mayordomo, que solo podía contar del uno al diez para calmar su molestia ya que sabía que su amo solo estaba siendo amable porque la Reina así lo quería. Maldita vieja, pensó resoplando con molestia atrayendo la atención de Nana
-¿Ocurre algo Sebastián?- pregunto intuyendo que sucedía, ante la pregunta Sebastián puso su siempre encantadora sonrisa que lograba atolondrar a cualquiera
-Hay algo que quisiera preguntarle señorita Nana- esto molesto a Ciel que estaba atento a esa conversación, claro que sin dejar de prestarle atención a Raziel que hablaba sin parar aunque también estaba atenta a la conversación que su sirvienta tenía con Sebastián
-Adelante- contesto clavando su mirada en Sebastián
-¿Cómo es que sabe mi nombre?- pregunto afilando un poco su mirada pero sin dejar de sonreír
-Usted es muy famoso entre las damas- Raziel solo sonrió ya que esto no era del todo cierto, si bien el mayordomo de los Phantomhive era un tema de conversación entre las damas de sociedad, pero nadie sabía el nombre de tan guapo caballero, claro que Nana lo sabía por obvias razones…
-Ya veo- contesto el mayordomo mirando de reojo a su amo que parecía molestia, sonrió inconscientemente ante la mirada de complicidad de Nana que incomodo al mayordomo y molesto a Raziel
-Y según solo tenía ojos para mí- mascullo atrayendo la atención de Ciel
-¿Dijo algo, Condesa Blackwind?- pregunto con cierta curiosidad, Raziel solo sonrió traviesa
-Dígame Raziel las formalidades me molestan en sobremanera- le guiño el ojo a Ciel de una manera juguetona, provocando un leve sonrojo
-¿Su ama siempre es tan expresiva?- pregunto el mayordomo resoplando con molestia cosa que hizo sonreír a la sirvienta
-Solo con las personas que le agradan- suspiro sonriendo con cierta dulzura. Esta aclaración solo molesto aún más al mayordomo, que en su mente ya estaba planeando la ‘misteriosa’ muerte de Raziel Blackwind
Regresando con los dos jóvenes condes…
-Entonces Condesa Raziel puede llamarme Ciel- ante esto Raziel se aferró más al brazo de Ciel, que solo era unos centímetros más bajo que ella
-Espero que seamos muy buenos amigos Ciel- la inocencia con lo que le había dicho la chica le provoco cierta ¿Ternura? A Ciel que por primera vez esbozo una sonrisa sincera ante la mirada de total estupefacción del mayordomo, Raziel Blackwind ya podía darse por muerta
-Lamento interrumpir su amena plática pero joven amo tiene asuntos pendientes que arreglar- comento el mayordomo sonriendo de una manera siniestra
-¿A si?- pregunto Ciel tratando de recordar sus labores para ese día
-¡Que olvidadizo joven amo!- de un brusco movimiento lo separo de Raziel- Si nos disculpan un momento- y casi arrastras se llevó a Ciel al estudio pero no sin antes llamar a la sirvienta Meyrin que pasaba por ahí- Meyrin lleva a las invitadas a el salón de té- la sirvienta asintió y corrió hacia las estáticas invitadas que estaban algo sorprendidas
-Vengas por aquí- con paso algo tembloroso Meyrin las llevo a una hermosa habitación donde una bandeja de té ya las esperaba- Si necesitan algo solo llámenme- y la sirvienta se retiró no sin antes tropezar un par de veces
Cuando la sirvienta se retiró Raziel y Nana solo pudieron soltar una carcajada por los eventos anteriores
-Esos dos son bastante obvios- Raziel se acercó a la bandeja para tomar la taza de té que estaba caliente, le dio un sorbo- Delicioso
-Es raro escuchar eso de usted, si no está preparado por mí ni siquiera lo prueba- Nana se sentó al lado de Raziel para quitarle la taza y darle un sorbo, luego sin reparo alguno beso a su amo que gustosa le correspondía sintiendo el sabor del té en ese beso
-Así está mucho mejor- dijo Raziel separándose de Nana- Pero en este momento me intriga más la relación que tienen esos dos… ¿Crees que podrías…?- fue rápidamente interrumpida
-No gracias- dijo tajantemente provocando una mueca de tristeza en Raziel que derritió a la sirvienta- No pongas esa carita- Los ojos de Raziel se llenaron de, sobreactuadas, lagrimas- ¡Esta bien! Pero solo escucharemos no veremos nada- tomo en brazos a Raziel que sonreía con cierta malicia- Manipuladora- mascullo Nana mientras abría la ventana para saltar de ella y situarse cerca de la ventana que daba al estudio de Ciel…
En el estudio de Ciel…
-No recuerdo que tuviera asuntos pendientes- comento Ciel acercándose al escrito, por lo cual no noto como el mayordomo le ponía seguro a la puerta- ¿Cuáles son esos asuntos?...- cuando se dio vuelta para ver al mayordomo este estaba a escasos centímetros de su rostro- Sebastián…- Ciel retrocedió por instinto pero fue de inmediato atraído por el brazo de su mayordomo que se ciñó en su cintura. Ciel frunció el ceño- ¿¡Que crees que haces idiota?! ¡Suélteme! ¡Es una…!- fue callado con un candente beso que dejo su mente en blanco, cuando reacciono sus mejillas se tiñeron de rojo y sus manos empujaron al mayordomo que no lo movió ni un centímetro, Sebastián siguió besando a su amo que aunque se resistía realmente deseaba ese beso…
Al ver la resistencia de su amo se separó para tomarlo en brazos y estrellarlo en el escritorio. Ciel jadeo de la sorpresa y el enojo
-¡Oye idiota! ¡Dolió! ¡Además tenemos que atender….!- un nuevo beso lo callo, pero este beso ya no era pasional si no más dulce y tierno que prácticamente hizo que el conde se derritiera cual hielo
-Me molesta- mascullo el mayordomo cerca de los labios de su amo que estaba algo atolondrado por ese beso
-¿Qué…?- nuevamente fue besado por el mayordomo que empezaba a desabrocharle el saco- ¡Espera…! ¡Aquí! ¡Oye!- el mayordomo ignorando las quejas de su amo empezó a besar el cuello de Ciel- ¡Detente!...- los besos del mayordomo hacían que la cordura de Ciel se fuera, irónicamente, al infierno, dejando que la lujuria lo invadiera- Sebastián- jadeo Ciel cuando este mordió su cuello con fuerza para crear una marca de propiedad, porque en ese momento lo único que quería hacer era marcar a ese joven orgulloso como suyo… Solamente suyo…