Se encontraba solo en la sala de estar de su departamento a oscuras, precisamente acostado en el piso con varias botellas antes llenas de licor regadas a su alrededor, aun con líquido saliendo de estas, mojando la alfombra junto con la ropa y cabello del pelinegro.
Llevaba aproximadamente tres horas en el mismo lugar desde que había vuelto del ensayo.
Tiró la colilla de cigarrillo que estaba fumando y tomó otro de las tantas cajas que tenía cerca. No le importaba si se intoxicaba o caía en un coma etílico por haber combinado y bebido tanto o podrirse los pulmones por tanto fumar.
Se sentía triste, abatido, dolido más aún molesto y engañado, aunque en su rostro no se denotaba más que aburrimiento y desinterés; escuchaba música mediante los auriculares conectados a su celular, música con ritmos rápidos y letras agresivas, ya sean en japonés o en otro idioma, no le importaba no entender ni un carajo, lo que le importaba era distraer su mente para olvidarse por unos momentos de lo que le atormentaba, aunque se encontraba rodeado de oscuridad cubrió sus ojos cerrados con lo que a su parecer era una manta.
Estaba demasiado concentrado en la música y desatendiendo lo que ocurría a su alrededor que no escuchó el tintineo de unas llaves para luego la puerta abrirse, la persona que entró al ver todo a oscuras se preguntó si el dueño de casa no estaría, buscó el interruptor por la pared cercana hasta dar con él y encender las luces. Vaya sorpresa que se llevó al ver la habitación iluminada, el departamento era un desastre con cajas de cigarrillos, botellas de licor y latas de cerveza esparcidas por todas partes; se sorprendió y asustó a partes iguales cuando vio, además del desastre, a su amigo pelinegro recostado en el suelo creyéndolo inconsciente, suspiró aliviado cuando vio que movía una de sus manos para alejar el cigarrillo de su boca y exhalar el humo.
Se acercó a paso lento y silencioso para no alarmar al otro, recorrió el cuerpo contrario con la vista para ver si había sufrido algún daño, la preocupación lo abordó cuando vio sangre seca cubriendo las manos, parte de la camisa y rostro de su amigo (lo que la manta le permitía ver); quitó de un tirón la tela y uno de los auriculares, el otro no se molestó en abrir los ojos, el visitante con voz molesta y preocupada le habló.
─ ¿Qué pasó? ─comenzó a preguntar─ ¿Qué crees que haces? ¿Piensas matarte con tanto alcohol? ¿Por qué estás cubierto de sangre?─ no obtuvo respuestas del otro, su molestia aumentó─ ¿¡Qué mierda te pasa!? ¡Contesta Yuu!─
Aoi levantó su mano izquierda en puño y le mostró el dedo medio.
─ ¿Ves esto?─preguntó con indiferencia el pelinegro─ Chúpalo, Yutaka ─bajó el brazo a la posición previa, a su costado.
Kai suspiró, sentía una combinación de frustración, molestia, decepción y más que todo dolor de ver al hombre que quería con todo su ser en ese estado tan deplorable; sus sentimiento por Aoi hace mucho que los había aceptado, le costó lo suyo pero no se los había dicho al pelinegro, no creía tener una oportunidad más allá que su amistad y con eso se conformaba… eso era lo que se decía él mismo y a la otra persona que conocía de sus sentimientos.
Revolvió con algo de fuerza sus negros cabellos cortos y chasqueó la lengua, en vista de que Aoi no estaba por la labor de explicarle qué demonios le había sucedido, decidió pensar en algo que le pudiese dar una pista de lo que pudo haber pasado, entonces recordó la conversación que tuvo con él ese mismo día luego de la hora del almuerzo.
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Habían tomado un descanso para ir a almorzar todos juntos, fueron a un local que queda cerca de la compañía, tomaron asiento en una mesa un poco alejada y a los minutos se acercó un mesero a pedir sus órdenes para luego retirarse dejándolos de nuevo a los cinco conversando, los temas de conversación iban y venían, incluso cuando ya estaban degustando sus pedidos; todo iba bien hasta que cierto castaño amante de los animales hizo una pregunta a uno de los dos pelinegros del grupo.
─Cuéntanos, Yuu, ¿Ya tienes planeado lo que harás para tu tercer aniversario con Kazuki?─ estaba seguro que el vocalista no había hecho la pregunta con mala intención, pero aun así el pelinegro se sintió un poco mal.
De la nada surgió el tema de las parejas. Ruki, Uruha y Kai estaban solteros, aunque el batero había dicho que estaba interesado en alguien, pero no dijo quién era, uno de ellos ya lo sabía; Reita y Aoi eran los que tenían parejas, Reita salía hace unos meses con Saga y Aoi iba a cumplir tres años de relación con Kazuki dentro de un par de semanas; sin embargo, la relación del pelinegro con el primer guitarra de Screw no iba tan bien como los Gazettos creían, se decían que se amaban y compartían tiempo juntos, pero Aoi sentía que ya no era lo mismo, las palabras de Kazuki ya no le sonaban tan sinceras, lo más que compartían juntos era (algunas ocasiones) el almuerzo y todos los días su cama a la hora de dormir, el sexo… hacía días que no se tocaban, no iban más allá de besos que encandilaban al pelinegro y luego le hacían sentir vacío.
Trataba de ocultar su triste sentir de sus amigos, no quería amargarlos haciendo que se preocuparan, se guardaba su dolor para él.
─ Claro.─ contestó Aoi con una sonrisa─ Sólo me falta ultimar unos detalles y luego quedará esperar ansioso por ese día.─ había pensado en algo que estaba seguro avivaría la llama de la pasión en su fría relación antes de que se apagara por completo, porque él haría lo que fuera por ver la sonrisa verdadera de su Kazu nuevamente dirigida sólo para él.
─ Espero que todo salga bien y disfruten mucho juntos.─ deseó el batero, sus labios sonreían pero sus ojos no, sintió como si oprimieran su corazón al escuchar al pelinegro.
Luego continuaron hablando de lo primero que les pasaba por la mente, terminaron el almuerzo, cuando el líder anunció el regreso al ensayo dos de los integrantes protestaron, ya habían hablado con el batero sobre un permiso de ir a una tienda de música donde el primer guitarra quería recoger su instrumento personalmente y el vocal lo acompañaría, Kai lo había olvidado así que los dejó ir y arrastraron con ellos al pobre bajista que se había negado pero no le hicieron caso, decidieron posponer la reanudación del ensayo para más tarde.
Batería y segunda guitarra regresaron a la compañía, subieron al elevador, se separaron un piso antes de donde se encontraba su sala de ensayo; Aoi le había dicho que iría a ver a su pareja y luego regresaría a la sala.
Kai entró a la sala de ensayos, el manager no lo había llamado así que no tenía qué hacer hasta que los demás volvieran, se sentó detrás de su batería y tocaba alzar, algo sin sentido; trataba de ignorar la soledad que sentía en su corazón, pero le costaba hacerlo, dejó de tocar y se quedó viendo hacía la nada, dejando volar su imaginación, pensando en Aoi.
Tan sumido en su mente se encontraba que no se dio cuenta cuando el pelinegro ingresó a la sala con la cabeza agachada y casi arrastrando los pies. Salió del trance cuando escuchó salir un fuerte suspiro de labios de Aoi, pero lo que más llamó su atención fueron los sollozos que el guitarrista trataba de reprimir casi sin éxito; se dirigió a donde estaba sentado el otro y se situó a su lado, el pelinegro al sentirlo limpió las escasas lágrimas que se habían escapado de sus ojos y mordió su labio inferior, Kai posó una mano en la espalda del contrario regalando suaves caricias para tranquilizarlo.
─ ¿Quieres hablar?─ preguntó con voz suave, Aoi negó con la cabeza─ ¿Seguro? Tal vez puedas desahogarte un poco.─ no dijo nada, estuvieron unos minutos en silencio hasta que la voz un poco temblorosa del pelinegro lo cortó.
─ Kazuki... ─susurró─ él…─mordió su labio nuevamente, Kai esperaba atento a que continuara, esperaba que no fuera nada malo.─ Piensa dejarme.─ se cubrió el rostro con las manos.
El batero lo veía sorprendido y algo incrédulo.
─ ¿Ah? ¿Qué cosas dices? Él te adora.─ acarició el algo largo cabello negro del contrario.
─Permíteme dudar de eso.─
─ ¿Por qué crees que te va a dejar?─
Aoi volteó hacía el otro pelinegro y le dio una sonrisa dolida.
─ Porque cuando llegué a su sala la puerta estaba entreabierta y lo escuché hablando con Byou, le dijo que le molesta que no me preocupe por él, ¡pero no es así, yo me preocupo por él! ─se exaltó un poco.
─Tranquilo.─ le regalaba suaves caricias en su negra melena.
─ También le dijo que está aburrido, que nuestra relación ya no suceden situaciones novedosas, que la rutina de sólo vernos cuando despertamos, en los pasillos de la compañía y cuando vamos a dormir ya lo tiene harto, ¡él es quien rechaza mis propuesta de salir en una cita!─ llevó sus manos a su cabello y los haló un poco. ¿Cómo podía Kazuki quejarse de eso? Los Gazettos se habían encontrado presentes en algunas veces que el pelinegro invitaba al castaño a ir a alguna parte y este se negaba. Aoi respiró hondo. ─Luego Byou le dijo que terminara conmigo si ya no sentía lo mismo, Kazuki guardó silencio, me sentí muy mal y regresé aquí. ─ terminó el guitarrista y aflojó un poco las manos hechas puños sobre su pantalón.
─Vaya.─ el pelinegro corto no sabía qué decirle, no podría creer que el castaño Screw hablaba mal de su compañero si no fuera el mismo Aoi quien se lo dijo; quería darle palabras de ánimo pero nada salía, se sentía mal por dos razones: primero porque Aoi había llorado y segundo porque estaba feliz de que Kazuki terminaría con Aoi, estaba siendo egoísta, pero él amaba al otro pelinegro, aunque no haría nada si resultaba que el castaño no terminara la relación, no era maldito para interponerse entre ellos.
El silencio volvió a adueñarse del lugar y esta vez fue roto por sus tres compañeros restantes, quienes entraron como tornado, Aoi se limpió el rostro, se tranquilizó y pintó una falsa sonrisa, Kai sólo lo veía de manera seria; los otros tres parecían niños empujándose unos a otros, echándose la culpa de algo que pasó en el camino y se gritaban incoherencias hasta que Kai se hartó de la falsedad de Aoi y de la inmadurez del trío, ‘activó’ su ‘modo líder’ y puso orden para reanudar el ensayo.
Cuando terminaron por ese día cada quien se fue por su lado, antes de separarse Kai habló una vez más con Aoi.
─ ¿Irás con Kazuki?─
─Sí.─ tecleaba en su celular─ Dijo que quiere que vayamos juntos.─ trataba de mostrarse indiferente, eso con el líder no funcionó.
─ Si pasa lo que dijiste y quieres compañía o sólo hablar… llámame o manda un mensaje.─ no quería que estuviera sólo, no sabía de lo que sería capaz.
Sin voltear a verlo asintió, se despidieron… Kai no tenía idea de lo que pasaría luego de separarse.
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Suspiró, de nuevo, el guitarrista no lo había llamado, un mal presentimiento fue lo que le movió hasta el hogar de este. No sabía qué hacer o qué decir para levantarle el ánimo, no tenía manera de saber lo que le pudo haber dicho el castaño para que se encontrara de esa forma tirado en el piso y que su apartamento estuviera hecho un asco; se fijó bien en su alrededor, no quería irse y dejar así a su compañero, pero tampoco quería quedarse y verlo revolcarse en su sufrimiento, así que se dedicó a limpiar primero la basura que rodeaba a Aoi, quien no le dio ni una mirada desde que hizo acto de presencia, frunció el ceño, ¿lo ignoraba?, bien, limpiaría el apartamento para distraerse hasta que el otro pelinegro quisiera hablar; se había asegurado de que la sangre no emanara de alguna herida de gravedad, por suerte las heridas que tenía eran leves y parecía que era mucha sangre porque había tratado de ‘limpiarse’ en la ropa.
En la sala de estar había varios objetos rotos o destrozados, marcos que algunas vez contenían fotografías de momentos felices de Aoi y Kazuki ahora estaban hechos trizas al igual que las fotos, incluso habían restos de algunas que tenían partes quemadas, no era sorpresa, se imaginaba al pelinegro haciéndolo; lo que le sorprendió bastante fue encontrar una de las guitarras destruida, al parecer le habían cortado las cuerdas, la azotaron contra el suelo o la pared hasta dejarla inservible y no bastando con eso, le prendieron fuego.
De sólo imaginar que fue Kazuki quien se atrevió a hacer eso sentía el pecho quemarle y una enorme rabia inundarle, le dieron ganas de hacerle lo mismo que le hizo a una de las ‘novias’ del ser que tanto amaba, recogió los trozos que pudo y los dejó agrupados en una esquina, siguió limpiando todo a su paso.
Aoi, luego de hacer una muestra de desprecio y escuchar el suspiro de su visitante, volvió a colocarse el auricular que le habían quitado y se sumió de nuevo en la música, un horrible y desgarrador dolor abarcó su corazón, el recuerdo de lo acontecido con su, ahora, ex-pareja estaba muy fresco en su memoria.
~Continuará~