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Monster por Boomy

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No puedes dejarme ahora, aunque sea difícil quédate un poco más.

Las luces blancas iban de un lado a otro tan rápido que mareaban, sumado al pesado olor a desinfectante y medicamentos el escuchar a esas personas gritando órdenes a cada segundo solo hacían a su corazón acelerar.

La camilla blanca se detuvo frente a una de las tantas puertas y aunque lucho para poder pasar los médicos no lo permitieron.

Colocando las manos en sus rodillas escondió la cabeza entre ellas. Esto no podía está pasando, tenía que ser una puta broma, sin embargo el dolor en su pecho y el hecho que esa persona estuviera debatiéndose entre la muerte y la vida hacían todo tan real.

—no me dejes—sollozo tratando de reprimir las lágrimas pero sin lograrlo—quédate conmigo

Y de nuevo volvía a rogar, a pedir como aquel día en que sus padres murieron.

—todo estará bien

Unas cálidas manos se posaron sobre sus hombros tratando de reconfortarlo.

—él está…—balbuceo entre lagrimas
—él es fuerte. Todo saldrá bien.

Quería creer, por primera vez HyukJae quería creer que todo estaría bien.

Si puedo verte un día más sonreiría por el resto de nuestro amor.

Durante esos dos meses, todo había ido de maravilla, para Hyuk no había nada mejor que regresar a casa después de un largo día de trabajo como coreógrafo. Cada día esperaba impaciente que el reloj marcara la hora de salida para correr al auto y llegar a casa lo más rápidamente posible.

Una sonrisa le curvo los labios al ver el puchero que los rosados labios de su castaño formaban. De nuevo estaba haciendo berrinche porque Hyuk se negaba a ver titanic quien sabe porque milésima vez.

—¡Hyukkie!—chillo poniendo los brazos en jarra
—no—se negó
—pero…
—Hae, esa película es aburrida, además—dijo al ver como este quería replicar—pensé que lo mejor era ir a dar un paseo

Inmediatamente los ojos del castaño se iluminaron, sonrió ampliamente antes de lanzársele encima dándole pequeños besos de piquito.

—si quiero

Le aparto el flequillo antes de besarlo delicadamente.

—yo también te quiero—susurro contra sus labios
—Yo no—respondió el castaño con el rostro sonrojado—yo te amo

Porque después de mucho tiempo por fin escuchaba lo que tanto deseaba, sus sentimientos eran correspondidos.
Eso solo lo hacía desear más, tener a DongHae por completo pero no podía, porque este pertenecía a otro. Otro que en dos días estaría de regreso.

—déjalo
—¿Qué?
—deja a SiWon

DongHae desvió la mirada como hacia siempre que le pedía que dejara a su esposo.

—Sabes que no puedo hacerlo—susurro
—entonces no me amas lo suficiente

Eterno, esto no es un adiós. Si hay una vida es la nuestra hoy. Eterno, grabado en este corazón.

La puerta de la habitación azoto contra el marco cuando fue abierta por la fuerza. Tanto Hyuk como Hae se separaron por el ruido quedándose ambos paralizados al ver al hombre custodiado por otros dos justo frente a ellos.

SiWon.

—sabía que mi esposo tenía un amante—siseo mirando amargamente a los amantes mientras se separaban—pero nunca pensé que fuera mi mejor amigo
—él no te ama

El pelinegro se encogió de hombros como si nada pasara.

—es mío. ¿No es así Hae?

No pronuncio ninguna palabra, estaba paralizado del miedo por lo que podría pasar ahora.

—ven aquí

Miro entre uno y el otro. HyukJae y SiWon.

Entre la libertad y el deber, al final sabía que era lo que tenía que hacer.


—¡ah!

DongHae hecho la cabeza hacia atrás, los ojos fuertemente cerrados mientras enterraba las uñas en la espalda de SiWon, no por placer si no por el dolor que este le provocaba cada vez que entraba en él.

Este era su castigo por intentar ser libre, por querer amar.

Apretó los parpados tragándose la repulsión al sentir el líquido caliente entrar a su cuerpo.

—¿A dónde vas?

Ignoro la pregunta y aguantando el dolor en la parte baja de la espalda fue hacia el baño. Estrego cada parte de su piel que el había tocado sin embargo esto era preferible a saber que HyukJae era lastimado por su culpa.

Sonrió con descaro, que Choi SiWon hiciera lo que quisiera, eso no cambiaría el hecho que amara a otro y que por nada en el mundo cambiara los instantes vividos con su Hyukkie.

Me voy con el mundo entero, pero la tristeza ira conmigo.

Estaba harto y cansado. Estaba harto de aguantar todo lo que SiWon quisiera hacerle, de que le gritara y de que le obligara a hacer lo que no quería. Estaba cansado de esa vida.

Lo único que DongHae quería era volver con HyukJae, volver a aquellos días atrás en su adolescencia cuando todo era más fácil.

Lleno de rabia y frustración tiro la copa con el carísimo vino traído de quien sabe qué país, ese que tanto adoraba su marido. Corrió a la habitación pasando directo a buscar el frasco con pastillas auto recetadas, esas que usaba para adormecer su cuerpo y mente para olvidar por un momento el asco de vida que tenía. Le quito la tapa vertiendo un puñado de ellas en la mano para luego tragarlas, no necesitaba agua, ya era un experto en ello.

Miro con asco la cama desordenada. Esa en donde de nuevo le obligo a pertenecerle amenazándolo con hacerle daño a HyukJae.

Tiro de las sabanas sucias haciendo un bollo y arrojándolas al piso.

Que se fueran a la mierda sus padres y Choi SiWon. DongHae no tenía por qué seguir aguantando esto ni tenia porque seguir manteniendo las comodidades de ello a costa de su sufrimiento. Tomo las llaves de su auto corriendo al estacionamiento para huir, que sus padres se las arreglaran como pudieran cuando el moreno se enterara que el escapo.

Porque la razón que él estuviera con él, eran ellos. Los separaron de su novio en aquel entonces y lo vendieron al millonario con tal de que este pagara sus deudas y los mantuviera viviendo como gente rica.

DongHae no les importo, ahora que se los tragara la miseria porque a el tampoco le importaba lo que pasara con ellos de ahora en adelante.

Piso el acelerador, quería llegar rápidamente a la casa del rubio y rogarle si era necesario que escaparan al fin del mundo, que se fueran lejos para ser felices.
Las pastillas hicieron efecto y cuando el castaño menos lo imagino sus ojos se cerraron el volante.

Ahora si iría lejos.

Me llamaste porque me extrañabas, solo dejare heridas en la puerta de tu corazón

Su corazón tembló de alegría y tristeza a la vez al escuchar la voz de HyukJae al otro lado del telefono.

—te extraño, DongHae

Su corazón se hizo tan chiquito como una nuez al escuchar aquello

—HyukJae…
—veámonos una vez mas
—¿porque me haces esto?
—porque te amo

Las lágrimas salieron de sus ojos ante la injusticia, por como la vida le había impedido amar aquel hombre que conoció en su niñez. ¿Qué pecado estaba pagando?

—sabes que no puedo dejas a SiWon
—una vez más—volvió a pedir—solo déjame hacerte el amor una vez mas



Se había dicho a si mismo que no sedería, no por él, sino por no herir más el corazón de su Hyukkie, como lo había hecho desde que lo conoció. Primero al no decirle que sus padres lo habían vendido a alguien más y luego al casarse con su mejor amigo. Y sin embrago estaba allí, bajo el cuerpo de su amado, ambos cometiendo el pecado del que habían estado apresados desde el día en que se encontraron de nuevo en aquel bar, aunque esta vez no podía ser llamado pecado, porque desde hacía mucho, habían dejado de tener sexo para hacer el amor.

—Mi precioso Hae—susurro el rubio en su cuello mientras lo embestía—te amo tanto
—¡HyukJae!

Suspiro al sentir los cálidos y gruesos labios en su espalda. Los brazos aferrándose a su cuerpo.

—Voy a hacerlo—susurro quedito
—¿Qué?
—voy a dejar a Siwon

Y el mayor no pudo evitar sonreír al escuchar a aquello que tanto esperaba.


Miro el reloj por quinta vez mientras escuchaba la mecánica voz del aeropuerto, recordándoles a los viajeros que el vuelo pronto despegaría.

—¿Por qué no llegas?

Finalmente suspiro vencido, el vuelo a Nueva York había despegado sin DongHae y el.
Lo había hecho. DongHae solo volvía a lastimarlo un poco más.


Cuando trague mis mil lágrimas, entonces lo sabré. No sueltes mi mano así no podre marcharme.

Era como una maldita pesadilla, una de la que quería despertar y no podía.

—lo siento mucho, HyukJae

El doctor Park le dio una palmada en la espalda como si así pudiera animarlo, pero nada en el mundo podía hacerlo en ese momento.

—tienes que ser fuerte—RyoWook susurro bajito—DongHae no puede verte así Hyuk
—tienes razón, debo ser fuerte por ambos

Secándose las lágrimas tomo coraje y entro a la habitación blanca y llenas de máquinas, las mismas que mantenían latiendo el corazón del castaño desde el día en que paramédicos y bomberos lo sacaron del destrozado coche que se había precipitado por un puente.

DongHae había tenido el accidente el mismo día que habían planeado huir a estados unidos.

—¡Hyukkie!

La suave voz del castaño fue audible en el silencio de la habitación.

—hola bebe

Una pequeña y dolorosa sonrisa le curvo los labios.

—Lo lamento Hyukkie—una lagrima cayo de los ojos cafés, una que limpio—lamento haberlo arruinado todo
—no es tu culpa bebe—dijo al borde de las lágrimas—no…
—Lee HyukJae quiero que me prometas algo—una mano vendada le acaricio la mejilla—si yo muriera
—¡no digas eso! Tú vas a vivir y…
—Por favor escúchame—y aunque no quería tuvo que hacerlo—si yo muriera—volvió a decir y él quiso gritar que no pasaría—promete que me olvidaras y que serás feliz
—no voy a hacerlo
—por favor

Incluso en una situación como esa el castaño no dejaba de ser un niño, obligándolo con uno de esos tiernos pucheros a hacer lo que el quería, aunque esta vez se tratara de algo doloroso.

—Lo prometo—dijo con el corazón doliendo—aunque no será así, cuando estés bien nos iremos de corea al lugar que tú quieras
—¿lo prometes?
—lo prometo
—Hyukkie, tengo frio, abrázame

Obedientemente se hizo un espacio en la angosta cama de hospital, le paso los brazos por el cuerpo, juntándolos tanto para así transmitirle su calor. La mano del menor sujeto la suya con fuerza.

—te amo HyukJae

Las lágrimas salieron de control de sus ojos mientras el corazón se le partía en mil pedazos por el dolor.

—¡No me hagas esto!—suplico—Hae, despierta—rogo—¡maldita sea! ¡DongHae despierta!

Fue inútil, por más que rogo y chillo, DongHae no habría los ojos.
Se había ido.

Dolerá solo por un tiempo como la fiebre, ambos lo acordamos. Este es un amor eterno.

Se acomodó el ahora cabello rojo, hizo una mueca como si no supiera como iniciar la conversación. Estaba nervioso, como siempre que lo visitaba.

—Hola—dijo finalmente—¿Cómo has estado?—suspiro—supongo que bien. ¿Sabes? Aún no he podido olvidarte. Después de cinco años aún no he sido capaz de olvidar tu voz, olor, tu sonrisa

Las lágrimas picaron en su retina pero las detuvo. Ya había llorado demasiado y aunque el dolor no se iba por completo con el tiempo aprendió a vivir con el dolor que poco a poco menguaba con el tiempo, pero que sabía que no se iría por completo.

—sé que te prometí olvidarte pero no puedo hacerlo. Aun te amo demasiado, DongHae. Idiota—sollozo—sabias que no lo haría

Y como cada vez hacia antes de ponerse a llorar, deposito las blancas flores sobre la lápida.

—te extraño bebe—dijo—espérame, algún día estaremos juntos y podremos amarnos como no pudimos hacerlo en esta vida

Haciendo una reverencia se marchó, diciéndose a sí mismo que la semana próxima vendría a visitar a su amor, porque sabía que aunque lo intentara jamás olvidaría a su castaño de actitud infantil.

Porque entre ambos existía un amor eterno que ni el tiempo ni la muerte podía separar. Y algún día ellos se encontrarían y seria libres para amarse.
Notas finales: Como al parecer esto quedo muy dudoso decidi escribir un segundo capitulo

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