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Felpa por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡GUAPURAS! ♥ Bueno, de nuevo yo actualizando aquí éste loco fic y pues nada más decirles ¡GRACIAS! A los qué se tomaron la molestia de leer MUCHÍSIMAS GRACIAS, sé qué es un fic bastante raroso por las personalidades de cada personaje pero espero y les guste:3

De nuevo, me disculpo por el cap ya qué todavía no hay MXM pero ya después de éste… ¡Se viene lo bueno! Aquí veremos una pequeña introducción a cómo está la vida de Matty y pues… espero y les guste la pequeña sorpresilla qué le puse:D

En fin, no los entretengo más y les agradezco con mi corazón el que hayan leído y sobre todo quiero dedicar éste cap a las musas más inspiradoras y tiernas:

+Neko-chan PM

+Joselyn

Por haber sido las primeras en dejarme un review y empaparme con una mega dosis de inspiración… ¡LAS AMO! ¡MILLONES DE GRACIAS! E invitar a todas las demás personitas a qué me dejen su opinión, saben qué cualquier crítica siempre es bienvenida pues me gusta la sinceridad en los comentarios y siempre son bienvenidos a mi fic:3

Ahora sí, ¡A leer!

Capítulo 2.

Dos años después.

POV’s Matt:

-Vale y con eso la nota estaría completa.-dice Linda, cerrando su libreta de apuntes y mirándome con una sonrisa radiante.

Yo guardo el archivo en la computadora y me estiro en mi silla, exhausto y a la vez aliviado de haber terminado de escribir el reportaje acerca del último escándalo de Kim Kardashian para la estúpida revista de chismes para la que trabajo. Mi celular empieza a vibrar y veo qué se trata de un recordatorio…

-Ehh, Matty, yo me preguntaba…

-¡Mierda!-digo, poniéndome de pie de prisa y con mi cigarrillo cayéndose al suelo.

17:00 pm – Reunión con la maestra de Finnian.

Linda me mira alzando sus cejas y yo esbozo una sonrisa de disculpa mientras tomo mi abrigo apresuradamente.

-Lo siento Linda, ¿Qué estabas diciéndome? Es qué… tenía una reunión con la maestra de Finny y se me pasó.- “Otra vez” pienso suspirando, sabiendo que era la tercera en el mes.

Ella me mira y niega con la cabeza, poniéndose de pie también.

-No te preocupes, te digo luego. Mejor vete y tal vez aún alcanzas a la maestra… Te veo mañana, Matty.-me dice, acercándose para darme un beso en la mejilla.

-Hasta mañana, Linda.-le digo, despeinándola y echándome a correr hacia el aparcamiento.

“Joder, sólo espero qué la tipa siga ahí…” pienso, montándome a mi Dodge y retrocediendo de un chirrido. Miro el reloj en el salpicadero: 17:32 pm… media hora, quizá y todavía llegase a tiempo.  Me meto al tráfico, ganándome varios bocinazos y dedos anulares pero poco puede importarme con las prisas que llevo.

-¡Puta mierda!-maldigo al estúpido semáforo y aprovecho para encender otro cigarrillo. Mis nervios lo agradecen y las llantas vuelven a chirriar cuando me pongo en marcha.

Mi corazón se tranquiliza cuando en kindergarten de Finny aparece delante de mí y aparcando en el primer lugar que encuentro, salto del auto y me echo a correr hacia dentro. “Joder. Joder. Joder” repito en mi interior mientras trato de recordar donde quedaba el salón de clase de mi hijo hasta que me topo con un conserje. Me le acerco recuperando el aliento.

-¿Puedo ayudarle en algo, joven…?-dice mirándome de arriba hacia abajo con clara desaprobación y me contengo de ponerle los ojos en blanco: Siempre era lo mismo.

-¿Podría decirme dónde queda el salón de la Señorita Dorian?-pregunto, mirando el reloj. 17:51 pm, dudaba mucho que siguiese ahí.

-En éste mismo pasillo, a mano izquierda. Es el que tiene pegado un sol en la puerta…-me dice, poniéndose a barrer de nuevo y salgo disparado hacia allí con mis converse chirriando por el suelo recién pulido.

Una mujer con una falda de lápiz y figura esbelta está cerrando el salón y aprieto más el paso.

-¡Señorita Dorian!-grito, tratando de llamar la atención. Ella se vuelve y fuerza una sonrisa pero sé que no le ha hecho gracia esperar durante casi una hora.-L-Lo siento muchísimo, estaba…-trato de recuperar el aire.-Estaba en el trabajo y perdí la noción del tiempo.

-No se preocupe Señor Jeevas…-mira dubitativa adentro del salón y luego me mira con cara de disculpa.-La escuela está a punto de cerrar pero… es bastante urgente lo que tengo qué decirle. ¿Le molestaría acompañarme a por un café?

“Mierda, de seguro volvió a romper un mueble…” pienso, tratando de recordar cuánto dinero traía en el bolsillo y si sería suficiente para pagar cualquier destrozo que a ése pequeño diablillo se le hubiese ocurrido esta vez.

-No, por mi no hay ningún problema.-le digo sonriendo y ambos nos encaminamos en silencio a la salida, únicamente con el repiqueteo de sus tacones de fondo.

-La directora me habló acerca de usted, pero nunca creí que fuese el papá de Finnian… es usted bastante joven.-dice, mirándome de arriba hacia abajo. Fuerzo una sonrisa.

-Sí, me lo dicen mucho…- “Ya sabe, los embarazos tempranos a veces ocurren” pienso también pero no lo digo.

-Me parece algo increíble qué… bueno, usted sabe…

-¿Yo sea hombre?-le digo, cuando empieza a balbucear como idiota.-Ciertamente lo es, pero no hay nada de lo qué me arrepienta.-le digo con firmeza porque no me gustaba hablar del tema.

-Por supuesto, los hijos son una bendición a fin de cuentas.-sonríe mientras cruzamos la calle a un Starbucks enfrente de la escuela.

El olor a café me inunda las fosas nasales y mi estómago ruge, recordándome que no he almorzado. “La invasión de los Hipster…” pienso sonriendo, al ver al montón de niñatos vestidos con ropas estampadas y enormes gafas charlando y haciéndose los interesantes. Podría tener veintitrés años, pero no me creía capaz de encajar con ellos. La Señorita Dorian y yo nos formamos en la fila y empiezo a ver la barra de postres, decidiéndome por un pie de lima.

-Bienvenidos a Starbucks, ¿En qué puedo servirles?-dice un chico fingiendo una sonrisa y fallando en el intento de ocultar su fastidio.

-Yo quiero un frapuccino de Caramelo y un pedazo de pie de lima. ¿Y usted?-le pregunto a mi acompañante, que se ruboriza.

-Un té chai está bien.-dice y me encojo de hombros, pasándole al chico un billete de veinte dólares.-Oh, no… Señor Jeevas, no tenía qué…

-Está bien, no se preocupe. Fue mi culpa haber llegado tarde.-digo, encogiéndome de hombros.

-¿Su nombre?-me pregunta el chico, para ponerlo en el vaso junto con una carita feliz.

-Matt.-digo y esperamos nuestro pedido.

-Creí que su nombre era Mail…-me dice la mujer y veo que ahora está viéndome… raro. Cruzo los brazos sobre el pecho ocultando mi incomodidad.

-La verdad es que todos me llaman Matt… cosa de familia.-digo a secas y espero en silencio.

Nos dan lo que pedimos y me parpadeo mirando mi vaso. “Vale, no era la carita feliz qué me esperaba…” pienso y me vuelvo a ver al chico que me guiña el ojo: Me ha dejado su móvil anotado en el vaso. Siento que los colores se me suben a la cara.

-¿Ocurre algo, Señor Jeevas?-me pregunta la mujer, mirándome con una ceja enarcada.

-Nada, ¿Nos sentamos?-le digo, cubriendo el número con una servilleta y sentándonos en unos sillones bastante apartados de la demás gente. Doy un sorbo a mi frapuccino y me preparo.-Y dígame… ¿Qué hizo Finny ahora?-sonrío porque haga lo que haga, no podría enfadarme con el pequeño bodoquito.

-Oh, no… nada de eso, Señor Jeevas.-me dice ruborizándose de nuevo y bajando la mirada. No me podía creer que se pensara que estaba aquí por otra cosa que no fuese mi hijo. Se aclara la voz y toma su portafolio.-Verá, les pedí a los niños que hicieran un retrato de sus familias para la clase de arte y pues… esto fue lo qué Finnian dibujó y me dejó algo descolocada.

Me pasa un dibujo con crayolas en donde hay manchas… intuyo que la roja soy yo, la café es Light y la pequeñita y negra a un lado debe de ser Finny… que está muy triste y me ha dibujado a mí igual. Alzo las cejas.

-¿Él dibujó esto?-le pregunto, mirando de nuevo a las caritas tristes de las manchas y a un signo de interrogación a un lado de la página.-¿Y qué significa esto?-señalo el signo.

-Bueno, cuando se lo he preguntado Finnian me dijo que ése era su papá… porque ni siquiera lo conocía.-me dice en un susurro y vuelve a revolver en su portafolio.-En otra ocasión les pedí qué describieran a una persona que admiraran y él escribió esto.

Tomo otro trozo de papel con la letra chueca y desordenada… como la mía debo admitir, no me quejo y empiezo a leer.

‹‹La persona a la que más admiro es a papi. Lo admiro porque tiene el pelo rojo y siempre juega juegos de vídeo conmigo. Él me da dulces. ¡Y me compra juguetes! Pero papi siempre está solito. Él no está casado como los papis de mis amiguitos y creo que por eso siempre está triste. Tío Light siempre se burla y le dice que va a acabar viviendo con gatitos. A mí me gustan los gatitos, pero no quiero que papi se quede solito. Yo una vez tuve otro papá, pero papi no habla de él. Una vez le pregunté y se puso triste. Creo que lo extraña y yo también. Siempre me pregunto cómo es mi otro papá, si me parezco a él y por qué se fue. Creo que no me quería. Eso me pone triste. Y creo que también a papi pero aún así lo quiero mucho. Papi siempre llega tarde y trabaja mucho, a veces no lo veo. Lo extraño. Pero aún así lo quiero.››

Cierro los ojos y doy un suspiro, porque me resulta duro leer lo que mi propio hijo ha escrito sobre mí. No porque me moleste… sino porque incluso él a pesar de ser un niño percibe todas mis emociones, sin importar cuánto piense que puedo engañarlo.

-Y por último… hoy les pedí que hicieran una manualidad para el día del padre y él simplemente no quiso. Arrojo los materiales al suelo y dijo que si no tenía papá, no tenía caso que lo hiciera.-me explica y eso sí me deja en shock.

-¿En verdad le dijo qué no tenía papá?- “¿Y yo qué soy entonces?” pienso y siento que un nudo me sube a la garganta.

-Bueno es que para Finnian… bueno, usted es más como una madre. Señor Jeevas. Me refiero a la figura paterna.-me explica suavemente.

-Sí, pero todos los años le da ésos regalos a mi hermano… No entiendo porque ahora es tan diferente.-pienso, viendo el dibujo de las manchas de nuevo y frunciendo el ceño.

-Señor Jeevas yo creo qué… Finnian aún es muy pequeño y necesita una figura paterna en su vida, lo resiente mucho. ¿No ha intentado hablarle de su padre? ¿O ponerse en contacto con él?-me pregunta aquella mujer y aprieto la mandíbula.

“Mierda… no quiero hablar de esto y menos con una extraña” pienso, porque ése era un tema que me reservaba para mí mismo. Inspiro hondo y le clavo mi mirada con fijeza.

-No sé nada de su padre… yo me embaracé cuando aún era muy joven y creo que está por demás decirle que no estaba planeado.-la mujer abre sus ojos como platos y vuelvo a ordenar mis ideas, tratando de que la furia no me consuma.-No me malinterprete, yo amo a mi hijo pero su padre… yo no sé dónde está, él simplemente me abandonó y desde entonces ya no he sabido más de él. Creo que ni siquiera está enterado de la existencia de Finnian.-aprieto las manos en dos puños.

-Ya… veo.-dice, tragando grueso y se queda unos segundos en silencio.-Disculpe mi atrevimiento, pero… ¿No ha pensado en tener otra pareja? No tiene qué contestarme sino quiere.

Le miro y parpadeo… ¿Un novio? ¿Otro hijo de puta que sólo quisiera abrirme las piernas y luego irse? No. Yo no estaba para eso.

-No lo creo, tengo una vida establecida y yo no tengo tiempo para ésas cosas.-le digo cortante y la mujer se estremece.

Silencio. Bebo más de mi frapuccino porque siento la garganta reseca y varios pensamientos me revolotean por la mente. Ella carraspea.

-Bueno Señor Jeevas… sólo quería expresarle mis preocupaciones por Finnian, él en verdad ha estado muy triste sobre todo por lo del día del padre. Ya sabe que los niños absorben las emociones de sus padres y las proyectan de alguna manera, en verdad espero que pueda ayudarle y si necesita algo estoy para servirle.-me dice, tomando sus cosas y poniéndose de pie.

-No se preocupe, yo me encargo. Muchas gracias por su tiempo.-le estrecho la mano y vuelve a ruborizarse. Asiente y se va, con sus tacones repiqueteando en el suelo de hormigón.

Me dejo caer pesadamente a la mesa de nuevo y vuelvo a ver ése dibujo… “¿Será que estoy triste y no me he dado cuenta?” pienso y miro el número del chico de la barra todavía en mi vaso pero niego con la cabeza. “Ya me han destrozado suficiente el corazón…” pienso y muerdo mi pie de lima.

Aparco delante de mí casa y apago el auto, sintiendo como el sopor del día me cae encima hasta que un grito estridente me hace abrir los ojos de vuelta. No pasa ni medio segundo para que salga disparado del coche y corra hacia mi casa como un maníaco.

-¡¿Qué pasó?! ¡¿Finnian?!-grito, mirando hacia todos lados hasta que Light aparece en el umbral de la puerta, tronchándose de la risa.-¿Dónde está Finny? ¿Por qué estaba gritando…?-le digo, buscando a mi hijo con desesperación.

Y justo como el Rey de Roma, un pequeño duendecillo de pelo negro y ojos verdes sale detrás de Light uniéndose a sus risas. El alivio me invade el pecho.

-¡Dame ésos cinco!-le dice Light entre risas y Finny se le cuelga a la espalda.-Por cierto hermanito, ahora le debes al bodoque un Kit Kat…

-¡Sí, papi! ¡Kit Kat!-grita Finny emocionado.

-Me alegro de qué se estén divirtiendo a costa mía, casi me daba un ataque…-le digo, poniendo los ojos en blanco pero sonriendo al ver a Finny riendo.

-Ya relájate Matt, debiste haber visto tu cara…-me dice Light, acercándose a la sala en donde me dejo caer pesadamente-Vaya, eso fue un suspiro muy largo.

Estoy abriendo la boca para decirle que mi hijo está deprimido o algo así, cuando un peso tira de mi cuello hacia abajo.

-¡Papi!-dice con su voz infantil y me da un beso en la mejilla. De inmediato se me olvida que estoy preocupado.-Se me olvidó abrazarte por culpa del tío Light, ¡Hola!

-¡Hola, bodoquito!-le digo, alzándolo y soplándole el cuello para hacerle cosquillas. Se retuerce entre mis brazos mientras vuelve a reírse.

-Buenos par de críos, el tío Light se va a trabajar… por favor no quemen la casa.-me dirige una mirada significativa y me sonrojo.-Y recuerden prender la alarma.

-Sí mamá, nada de querer hacer mi propia pizza.-le digo y Light me saca la lengua.

-Y tú…-dice, acercándose a Finny que se esconde entre mis brazos mientras se echa a reír.-¡Acuéstate temprano!-tomo a Finny y lo alza por los aires, volviéndolo a atrapar y subiéndome el corazón a la garganta.

-¡Ya, tío Light! ¡Me duele la panza!-dice y Light lo deja en el sofá.

-Muy bien, ya voy tarde… Matt, ya mañana me cuentas ¿Vale?-me dice y asiento, con mi sonrisa esfumándose al recordar los dibujos de Finny.-Bueno, bye.-me arroja un beso y me guiña el ojo coqueto.

-¡Ojalá te den muchos de veinte!-le grito, riéndome de mi propia broma privada.

-¡Mi tanga no acepta menos de cincuenta!-me grita de regreso y lo escucho cerrar la puerta.

-¿Qué es una tanga?-me pregunta Finny y me pongo rojo.-¡Dime papi!-insiste, arrojándoseme encima.

-No es nada bodoque… y ahora, ¿Quién quiere palomitas?-le pregunto, esperando no tener qué llamar a los bomberos de nuevo.

-¡Yo! ¡Yo!-me grita y nos echamos a reír. Y por un momento, me olvido de que mi hijo piensa qué necesita un padre.

Termino de aspirar los restos de la guerra de palomitas de maíz que están regados en la alfombra y el sofá y doy un suspiro… supongo que cuando le pregunté a Finny si quería palomitas, no era precisamente para comerlas. Vuelvo la vista y sonrío al verlo dormido sobre el sofá, con el brazo colgando por un lado y todo despatarrado… justo como él. Doy un suspiro y niego con la cabeza: No podía pensar en él, no en éstos momentos. Dejo la aspiradora a un lado y tomo a mi hijo, estrechándolo contra mi cuerpo y sintiendo su calidez y lo llevo escaleras arriba.

-Ay Dios… o tú te has crecido o yo me he vuelto más anciano.-susurro, con el sudor resbalándome por la frente para cuando finalmente llego a la habitación de Kenny.

Está por demás decir que su habitación es una copia exacta de la mía: Con pósters de Mario y Luigi por todos lados y un montón de libros de cuentos en una estantería. Dejo a Finny en la cama y le quito los zapatos, revolviéndole el cabello y dándole un beso en su frente tibia.

-Te quiero mucho Finny, incluso por él también…-le susurro, acariciándole con delicadeza y fijándome en su expresión hecha de la más pura inocencia.

Me doy media vuelta, pero antes de salir de la habitación…

-¿Papi…?-doy un respingo cuando escucho su voz llamarme, ¿Qué acaso no estaba dormido?

-¿Qué sucede, cariño?-le digo, regresando y sentándome a su lado.

-¿Te quedas a dormir conmigo? Es que yo… me siento solito.-me dice y veo sus ojos a punto de llorar.

-Ay Finny…-le digo, tomándolo entre mis brazos y sintiendo un nudo en la garganta.-Tú no estás solo mi vida, Light y yo estamos aquí contigo.

-Pero papá no… ¿Es qué no me quería, papi? ¿Por qué se fue?-y revienta a llorar, escondiendo su carita en mi pecho y no puedo evitar derramar unas lágrimas yo también.

-Escucha Finny…-paso saliva intentando explicarme lo mejor qué puedo.-Hay veces en que los adultos no se entienden bien y deciden separarse por ello. Tu papá te quería y muchísimo pero tuvo qué apartarse para no hacerte daño.

-¿Pero por qué quería hacerme daño? Los papás no hacen daño…-me dice y me aturde la inteligencia de ésos ojos verdes como los míos.

-No cielo, él jamás te haría daño… me estoy explicando mal.-¿Pero cómo le explicas a un hijo que es producto de un embarazo adolescente y no planeado? Jamás iría a decirle eso.-Soy un tonto.

-Te quiero papi… y quiero a papá aunque no me quiera conocer.-me dice y me parte totalmente el corazón.

“Maldita sea… incluso desde la oscuridad, me sigues torturando” pienso, abrazando con fuerza a mi hijo y perdiéndome en su olor a fresas tan parecido al de su padre.

Escucho un ruido a lo lejos, un ruido molesto y repetitivo que empezaba a sacarme de quicio. Y seguía sonando y sonando colmándome cada vez más la paciencia. Aprieto los dientes.

-¡Ya cállate, joder!-gruño, arrojando al maldito despertador de una patada a otro lado.-Mejor…-pienso y vuelvo a cubrirme con la almohada.

“Ni siquiera sé para qué tengo una maldita alarma, no las necesito. Siempre me levanto a tiempo y…”

-¡Mierda!-abro mis ojos de golpe, levantándome de un salto y corriendo hacia la habitación de mi hijo qué iba a llegar tarde. Otra vez.-¡Finny! ¡Finny, levántate!-grito, poniéndome los pantalones mientras hago malabares por el pasillo.

-Matt, ¿Quieres dejar de gritar como un chiflado? Finny ya se fue, lo ayudé a tomar el autobús.-me dice Light, saliendo de su cuarto y poniendo los ojos en blanco.

Cierro los ojos y suspiro de alivio.

-Bueno… te debo una. Por cierto, ¿Qué haces aquí? A penas son las ocho…-le digo, recordando que siempre llegaba de su “trabajo” a las diez.

-Tengo qué presentar un examen hoy y le dije a Madame Rouge que me dejase salir temprano…-me dice de un suspiro, bajando las escaleras y sirviéndose un tazón de cereal.-Odio ése trabajo.

Me muerdo el labio y bajo la mirada… sé perfectamente que de no ser por mí, Light no tendría que andar trabajando en clubes de striptease y seguiría estudiando su carrera de criminología con mamá y papá pagándole todo.

-Lo siento…-murmuro, sentándome frente a él.

-No digas gilipolleces, sólo lo digo porque los tipos en ése club son unos cerdos que siempre quieren pasarse de listos pero lo demás no me molesta.-dice de manera poco convincente pero decido dejárselo pasar.-Por cierto, ¿Qué era eso que ibas a decirme ayer?

-Bueno…-digo, echando un poco de cereales en un cuenco.-Es Finny, ayer me reuní con su maestra y prácticamente me insinuó que mi hijo estaba deprimido porque no tenía un papá.

-¿Finny deprimido? ¿Nuestro Finny? No me jodas Matt, ése niño pasa riéndose la mitad del día y la otra mitad haciendo travesuras…-me dice, echando los ojos en blanco.

-Lo sé, pero es que… ayer antes de acostarlo, me dijo qué extrañaba a su papá y quería conocerlo. Y tú sabes bien que eso no va a pasar ni de broma.-digo sintiendo un sabor amargo en la boca.-Y también… Finny cree que yo estoy triste. Light alza su vista y luego la desvía rápidamente, fingiendo demencia.-¿Qué?-inquiero, enarcando una ceja.

-Bueno… es que últimamente tampoco te ves precisamente feliz.-me dice encogiéndose de hombros y aún sin mirarme a los ojos.

-Ni siquiera me he dado cuenta… quizá es solo el trabajo que me tiene estresado pero no necesito a ningún imbécil.-le digo, enfatizando ésas dos palabras.

-Menos yo, tu gusto para escoger hombres… bueno, no es precisamente bueno.

Estoy a punto de decirle que yo no me follo a media Louisiana cuando mi móvil empieza a sonar. Miro el identificador con el nombre ‹‹Idiota›› en él y dejo escapar un suspiro…

-¿Sí, Señor Ruvie?-digo, fingiendo el tono más cordial que puedo. Light le saca el dedo al aparato y pone los ojos en blanco.

-Jeevas, necesito qué arrastres tú trasero hasta aquí junto con la buena para nada de Mitchell y se monten de inmediato en un avión directo a Nueva York.-me dice de forma golpeada y me toma unos segundos procesar lo qué está diciéndome.

-¿N-Nueva York, Señor?-pregunto y Light deja de fregar su tazón, mirándome fijamente mientras deja escapar un suspiro quejumbroso.

-¿Estás idiota o qué? ¡Por supuesto que Nueva York! Y date prisa: Por primera vez esta revista podrá cubrir una de sus notas más importantes.-y cuelga, sin darme tiempo de siquiera procesarlo.

-Déjame adivinar: El idiota de tu jefe quiere que te vayas a Nueva York a seguirle el trasero a no sé qué estúpida celebridad y hagas el reportaje con Linda… ¿A qué sí?-me dice, reclinándose sobre la barra con expresión de fastidio.

-Ajá.-es todo lo que digo, aún viendo el móvil.

-Supongo que habrá qué llamar a la niñera… Yo me encargo, no te preocupes.-me dice y se va a la sala a tomar sus cosas.

Lo miro con cariño, ¿Qué haría yo sin éste castaño presumido y amargado al que llamo hermano? Seguramente sería un desastre peor del que ya soy.

-Gracias, Light, de veras.-le digo con el corazón.

-Sí, sí… ya hablaremos de los términos de pago luego. Ahora mejor date prisa y no olvides despedirte de Finny. ¡Chaíto!-sale disparado por la puerta.

“Mierda, Finny…” pienso, recordando cómo anoche le había prometido llevarlo a la feria el fin de semana, para celebrar el día del padre. Doy un suspiro y le llamo a Linda, tratando de invitarme la mejor excusa posible.

-Seré rápido, lo prometo…-le digo a Linda, cuando se detiene enfrente de la escuela de mi hijo que está en su receso.

-Tranquilo, tómate tu tiempo… después de todo no verás a tu pequeño en dos semanas.-me recuerda y la culpa vuelve a desarmarme.

Asiento y salgo del auto, dirigiéndome al patio donde varios niños me clavan su mirada hasta que en un rincón veo unos brillantes cabellos negros ser arrinconados por tres niños. Aprieto el paso y siento un sentimiento de dejá vù en el pecho…

-¡Miren! ¡Es el niño sin papá ni mamá!-le dice un niño rubio, señalándole con el dedo mientras Finny se enfurruña más y se aprieta contra la pared.

-No es cierto, yo sí tengo papis…-susurra mi pequeño, bajando su carita triste.

-¿Quiénes? ¿El pelirrojo? ¡Ése es tu hermano!-le dice otro niño, y los demás se burlan.

-¡No es cierto! ¡Él es mi papi!-sus mejillas se tiñen de rojo debido a la ira. Oh-oh.

-¡Finny no tiene papis! ¡Finny no tiene papis!-empiezan a decir, riéndose y apuntando hacia mi hijo. Vale, incluso yo quiero darles un buen golpe ahora mismo pero me llevarían preso…

-¡Ya cállate, Freddy! ¡Sí tengo papis!-y ¡Bum! Le da semejante empujón que hace que Freddy caiga de sentón en el suelo.

-¡Finny!-le digo, porque sé cómo se pone cuando está enojado.-¡No, hijo!-le digo, apartándolo pero ya se ha agarrado a trompadas con Freddy.-¡No, suéltalo!-le pido, apartándolo del rubio que lloriquea en el suelo.

-¡Le diré a la Señorita Dorian!-le grita y se aleja corriendo entre lágrimas con sus demás amiguitos.

-¡Freddy malo! ¡Malo, malo!-grita, todavía pataleando entre mis brazos.

-Ya, cielo, tranqu…

-¡No! ¡Suéltame, no me toques!-me grita cuando lo pongo del suelto, apartándome de un empujón y retrocediendo. Sus ojos están desbordados en lágrimas mientras aprieta sus pequeños puñitos y sus mejillas están teñidas de carmín.-¡Todo esto es tu culpa! ¡Por tu culpa no tengo papá!

Mis ojos se abren como platos al oírlo escupirme ésas palabras… tan duras y llenas de resentimiento.

-Finny…-es todo lo que digo, luchando con el sentimiento en mi estómago.

-¡Por tu culpa los demás niños me molestan! ¡Te odio!-me grita y es un golpe directo a mis pelotas. Retrocedo y siento como las lágrimas se me salen de los ojos.

-¡Finnian!-le reprende otra voz, una suave y femenina mientras yo aún trato de recuperarme de sus palabras.-Señor Jeevas, ¿Se encuentra bien?-me pregunta la Señorita Dorian, mirándome con pena en su rostro.

Me seco las lágrimas rápido y fuerzo una sonrisa, mientras Finny está de brazos cruzados y llorando en silencio, con su ceño fruncido.

-Sí, no pasa nada. Venía nada más a despedirme de Finny…-digo y él alza su vista. Sus ojos verdes dejan de estar enfurecidos y ahora simplemente están…decepcionados.

-Finnian, tu papá vino a despedirse de ti… ¿No quieres decirle nada?-le dice, pero mi hijo simplemente niega con la cabeza.

-Finny, hijo yo…-empiezo, sintiéndome atravesado por su carita triste y sus ojos apagados.

-Está bien, es por tu trabajo…-murmura.-Adiós papi.-se da media vuelta y empieza a andar cabizbajo, sin darme siquiera un beso o un abrazo.

-Señor Jeevas…-empieza la mujer, que de seguro lo ha visto todo.

-Mi hermano o la niñera vendrán a recogerlo durante las dos próximas semanas, si necesita algo por favor llámele a Light. Pase un buen día.-le digo de forma atropellada, con mi voz rota por las lágrimas.

Me doy media vuelta y camino hacia el auto de Linda. “Mi propio hijo me odia… ¿Tan mal padre soy?” pienso derramando lágrimas y sollozando como idiota. Me límpido la cara con el dorso de la mano e intento serenarme. Fallé.

-Matty… ¿Qué ocurrió? ¿Por qué lloras?-me pregunta Linda, al sólo abrir la puerta. Suspiro.

-Y bien… ¿Sabes detrás de quién nos envío Roger esta vez?-le digo, sonriendo y zanjando así el tema.

Ella me mira con sus enormes ojos color chocolate durante unos segundos y luego suspira, negando con la cabeza y sabiendo qué es inútil hacer hablar por la fuerza. Revuelve en su bolso y me entrega un par de fotos. Mis ojos se abren por la sorpresa…

-¿Quién es?-le digo, negando con la cabeza y mirando de nuevo las fotos mientras un estremecimiento me recorre la espalda.

-Mihael Keehl, un rockero que vuelve a las escenarios después de que su hermana murió… en pocas palabras, un niño rudo qué nos va a dar muchos problemas.-me dice, poniendo el auto en marcha.

“Y no lo dudo” pienso, mirando su imponente figura cubierta en cuero ajustado y negro en las fotografías pero sobre todo, sus ojos azules… tan azules e hipnóticos que siento que pueden ver a través de mí incluso en una foto. Me estremezco de nuevo, sintiendo un extraño calor que nace desde el fondo de mi vientre.

-Mihael Keehl…-repito, pasando mis dedos sobre la foto.

Notas finales:

¡YAY! Pues cómo dije, todavía no hay demasiado salseo pero… ¡El pelirrojito sexy ya está rumbo a encontrarse con el rubito! ¬u¬ (SPOILER: HARDYAOI) Y bueno… ¿Qué opinan de Matty en su rol de papi? A mí la verdad me dio cosita, siento qué ser padre soltero no debe de ser fácil y menos en las condiciones de Matty qué aparte tiene qué lidiar con que su hijo esté preguntándole por su papá. ¿Quién creen qué sea? ¿Cabello negro? Hmmmm ¬u¬

Espero qué sigan pendientes y desde ya les agradezco a los qué me leen, muchísimas gracias por su apoyo y sin más… ¡BESOS DE PANDICORNIO!

                                        -Cheeky;D


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