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Sin ti no muero, pero tampoco vivo por MissTakarai

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Notas del capitulo:

Perdon por el retraso, y para compensarles actualizaré dos capítulo aqui el primero

CUANDO NO HAY SEGUNDAS OPORTUNIDADES

 

 

— ¡POR DIOS! — gritó el mayordomo de Gackt, al llegar y ver a su patrón tendido en el suelo cubierto de sangre y retorciéndose de dolor, no pudo evitar gritar de pánico.

Salió corriendo pidiendo ayuda.

Hyde se petrificó, era como si al liberar esa bala, algo más se hubiera liberado, su consciencia. Le había disparado directamente en el estómago, entonces ante el contacto de la bala con su cuerpo, Gackt gritó, abrió los ojos de sobremanera, llevó una mano al lugar herido, la miró luego cubierta de sangre y respirando agitadamente se desplomó al fin, en aquel duro piso de finos mosaicos. Hyde reaccionaba y se daba cuenta de que acababa de dispararle al ser que pese a todo lo que había pasado, amaba. Lo amaba como a un demente, y se preguntaba ¿Por qué? Cómo era posible que su corazón, ese pequeño traidor siguiera latiendo por él después de todo lo que sucedió, y más que nada, que le doliera tanto que al momento de dispararle sintiera como si se le hubiese clavado un puñal. Y lo veía desangrarse en el piso, con la vida escapándosele de los ojos con sumo dolor.

—Hyde… — susurró apenas. — vete Hyde… antes de que…la policía…

Pero no reaccionaba. ¿Qué había hecho? Se preguntaba una y otra vez mirando como la delicada camisa de seda blanca de Gackt se teñía de rojo. Entonces cayó de rodillas, llorando como un niño. Ahora que había acabado con la vida de su amado verdugo, la vida parecía habérsele terminado también.

—Hyde… por favor…

El sonido de las patrullas pronto inundó el lugar. Ya no cabía duda, todo se había terminado para Hyde, había conseguido su venganza, pero a cambio había perdido mucho, su humanidad, al haber sido capaz de cegar una vida, su libertad, pues era seguro que lo fundirían en la cárcel, y por último al ser que más amaba y odiaba, pues la vida se le escapaba de las manos. 

— ¡Arroje el arma y tírese al suelo! — gritó uno de los oficiales que junto a un grupo de uniformados ingresaban en el lugar apuntándole con todas sus armas.

Él lloraba desesperadamente, entonces dejando que el arma se le resbalara de la mano se arrojó al piso, uno de ellos corrió y pateando la pistola lejos, lo redujeron y lo esposaron.

Gackt deseaba tanto gritar que lo dejaran, pero su voz ya era apenas un susurro… así, apenas sintió cuando lo subieron a una camilla.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Caminaba por una especie de sendero, alrededor suyo no había más que árboles muertos con ramas siniestras que parecían brazos a punto de atraparlo y desgarrarlo por completo. Nada más con vida, ni animales, ni flores, ni siquiera pasto, sólo él y su sendero.

— ¿Qué es éste lugar? — se preguntó conforme se internaba más y más en aquel bosque de árboles muertos.

El paisaje era lo bastante lúgubre como para aterrarlo, además de que en el entorno no se podía escuchar nada, absolutamente nada… ¿Cómo era eso posible? Ni siquiera el soplar del viento, apenas el eco de sus pasos inseguros y su respiración agitada. Pronto el silencio y el insólito aspecto del lugar terminaron por acabarle la poca valentía que le quedaba. Sin poder más, se puso a temblar descontroladamente.

Continuaba caminando, hasta que pudo oír muy suave, casi imperceptible, la voz errante de una persona. Se detuvo en seco tratando de respirar lo menos posible para poder escuchar mejor. De nuevo el silencio se hizo presente. Creyó que su imaginación le había jugado una broma, estuvo a punto de dar otro paso, cuando aquel sonido volvió a sus oídos atrayendo su atención hacia el lugar de donde parecía provenir aquella vibración.

Lo oyó de nuevo y se dio cuenta de que era la voz de un hombre quien cantaba.

— ¿Hola…?  — trató de ver si el dueño de aquel canto contestaba, pero no lo hacía, la misma melodía continuó.

Decidió correr hasta encontrar a la persona, pero por más que lo intentaba no llegaba hacia ningún lugar. Si corría a la derecha, la voz cambiaba al lado contrario. Rectificaba su camino y de nuevo todo cambiaba. Se detuvo y entonces frente a él aparecía un pequeño claro que conforme se acercaba se hacía más grande. Vio en ello su salvación.

Según se iba acercando a la luz, la voz también se hacía más fuerte y clara. A unos metros se paralizó bruscamente, reconociendo finalmente ese timbre. Era la voz de su amado.

— ¿Hyde…?  — Preguntó al vacío con los ojos totalmente abiertos. — ¡Hyde! — Sin pensarlo más, se echó a correr a toda prisa con la ilusión de encontrarlo.

Cuando cruzó aquel umbral formado de árboles secos, la luz lo encegueció bruscamente. Una vez que su visión se aclaró, el terror lo embargó, se quedó paralizado ante la imagen, él le daba la espalda, parado al borde de un barranco.

—Hyde… — Habló casi en un susurro, no sólo porque el corazón estaba a punto de salírsele por la boca, sino para evitar asustarlo. — Hyde, por favor… Por favor, aléjate de ahí.

Poco a poco intentó acercársele, extendiendo la mano para lograr asirlo. Sin embargo, él ni siquiera pareció oírlo. No se dio vuelta, es más, seguía cantando. Gackt se sorprendió al notar que aquella melodía era la misma que alguna vez ambos habían cantado en las épocas del colegio.

Una y otra vez repetía la misma estrofa del coro. Su voz sonaba triste y ausente, como si él añorara esos momentos, aquellos instantes de su infancia. Era triste, melancólica, su voz carecía de vida. 

— Hyde…

Súbitamente, él guardó silencio y pareció estremecerse, y justo cuando pensó que se giraría, un gran temblor sacudió la tierra. Gackt cayó de bruces perdiendo el equilibrio y cuando logró levantar el rostro, vio horrorizado como su pequeño se tambaleaba para luego caer por aquel precipicio sin fin.

— ¡HYDEEEEEEE!

 

 

Se despertó sobresaltado, el corazón le latía a mil. No sabía dónde estaba, no reconocía nada a su alrededor, hasta que pronto, como una quimera auditiva, a sus oídos llegaba un suave “pip” que le indicaba su intensidad cardiaca elevada, mientras una mascarilla de oxigeno que le proporcionaba aire, ahora le molestaba.

— ¡Gackt! — Hablaba con alivio… — Gracias al cielo, despertaste…

Era You, junto a su cama de hospital. Ahora lo recordaba, recordaba haberlo visto cuando lo transportaban a la ambulancia antes de perder el conocimiento. Y mirando hacia un costado pudo ver el sofá que había en la sala, había una cobija y un montón de ropa a manera de almohada, You se había quedado a dormir, era obvio, lo había estado cuidando durante todo el tiempo que estuvo inconsciente.

—You… ¿Qué…?

— ¿Qué hago aquí…? Lo lamento, es que simplemente no podía…

—No… no es lo que quise decir… estoy feliz de verte — su voz era muy débil — me siento muy cansado…

—No es para menos, pero ahora que despertaste te pondrás mejor…

Entonces en su mente se hizo presente la imagen de Hyde y su pesadilla.

—Hyde…

You guardó silencio. Se alejó un poco y le dio la espalda.

—You…

—No, Gackt — suspiró — no tienes que disculparte…

— ¿Por qué haces esto, You? No debiste haber venido, debiste dejarme, yo no merezco a alguien como tú a mi lado...

—Por favor Gackt… detente, ya no digas más… — You sollozaba. — No puedo hacer nada, porque llevo dentro de mí a mi peor enemigo. Mi mente me dice que me aleje, pero mi corazón…

—You… arigatou…

Se dio vuelta, y lo miró con sorpresa, y al observarlo, algo le decía que ese Gackt era el mismo que lo cautivó, del que se enamoró, ese ser indefenso que sólo dependía de él. Se le acercó nuevamente, ahora con un sentimiento extraño dentro de él, uno que le decía que ahora que las cosas se habían desarrollado de esa forma, era posible recuperar a Gackt ¿Lo era? No quería hacerse falsas ilusiones pero el que Takarai lo haya herido a matar, podría haber significado para Gackt que ya todo se había terminado y que por ende necesitaba a alguien a su lado que lo ayude a pasar esa mala etapa.

Por su parte Gackt quería sentarse y abrazar a You, como una forma de disculpa y decirle que lo sentía, que no quería herirlo ya que pese a todo, pese a que casi le quita la vida, aún amaba a Hyde y que lo único que quería era ponerse de pie y salir de ahí hacia la calle, la delegación o la cárcel, donde fuera que estuviera su querido Hyde. Sin embargo, su cuerpo estaba tan débil, y se odiaba a sí mismo por ello. Sus parpados se sentían pesados.

—Tranquilo Gackt, descansa…

Así en contra de su voluntad, se sumergió en la oscuridad de la somnolencia.  

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— ¡Ey tú! Aquí está tu abogado… — gritó un policía.

Mas el joven al cual gritaba se quedó ahí, sentado en esa dura cama de prisión, con la cabeza agachada mirando el piso.

— ¡¿No me oíste?! — Cansado abrió la celda y lo jaló de un brazo para que se pusiera de pie, lo hizo, más el preso parecía un muñeco sin vida. — ¡Vamos!

Casi arrastrándolo lo llevó hasta la sala de interrogatorios. Trató de sentarlo pero éste se puso tan rígido que no lo hizo, el policía simplemente se desentendió y salió de allí. No reaccionó hasta que oyó la voz de la persona que estaba sentada en la mesa frente a él.

—Hola…

Lo miró entonces, levantó el rostro con dejadez como si no le importara y para nada lo sorprendiera.

—Ken… ¿Ahora juegas al abogado?

—Yo no juego Hyde… soy un abogado, y uno muy bueno, así que voy a sacarte de aquí, como lo hice con Tetsu. Porque lo saqué, creo que es bueno que lo sepas…

—Lo sé.

— ¿Lo sabes?

— Los vi conversando muy amenamente esta tarde en mi departamento… — tenía una mirada lóbrega que le envió a Ken una sensación aterradora. — Por cierto… ¿Dónde está él? ¿No vino contigo para seguir haciéndome creer que todo estará bien?

—Después de lo que acabas de decirme se pueden comprobar sus premoniciones, es obvio que tú ya lo recuerdas todo ¿Cierto? Y que además nos escuchaste… Él lo supo desde el principio, cuando oímos las noticias… sino ¿Por qué otra razón le habrías disparado a Camui? Así que puedes estar tranquilo, Tetsuya no vendrá, no se presentará frente a ti en lo que le resta de vida a menos que sea estrictamente necesario.

— ¿A sí? ¿Entonces ahora él es la víctima? Jajajaja… faltaba más…

—Por favor Hyde, sólo quiere ayudarte, por eso me envió aquí.

— ¿Sabes qué? Ya estoy harto de esto, ¡Estoy harto de que todo el mundo quiera ayudarme y sólo termine haciéndolo peor!

— ¿De qué estás hablando…?

— ¡De que no quiero tu ayuda! ¡No quiero la ayuda de nadie! ¡DÉJENME EN PAZ!

Los policías lo sacaron de ahí ante su pedido, Ken se quedó ahí parado, sin saber qué hacer.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

Al día siguiente You volvía al hospital luego de haberse ido a dar un duchazo y haber traído algo de ropa para Gackt. Luego de una larga noche de meditación había tomado una decisión, iba a reconquistarlo, y para eso necesitaba tener alejado al tal Hyde lo más posible, por lo que haciendo una llamada puso en marcha su movida final. Estaba muy arrepentido de lo que había hecho la vez pasada, cuando contrató a esos tipos para que se deshicieran de él, pero ahora estaba convencido de que había mejores y más diplomáticas formas de hacerlo.

— ¡Buenos días! — Entró dando un salto animoso — ¿Gackt…? — No estaba en la cama, pero no tuvo que buscar mucho, estaba a unos pasos cerca de la puerta, al abrirla lo cubrió con la misma sin verlo, hasta que finalmente la cerro tras de sí, se agachó como loco para ayudarlo a levantarse, estaba de espaldas en el piso. — ¡Gackt! ¡¿Qué haces ahí?!

No contestó, sólo gemía de dolor cuando con esfuerzos lo ayudaba a levantarse. Lo logró, lo llevó de nuevo hasta la cama y lo sentó.

— ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Gackt hizo la mirada a un lado, You siguió su mirar y pudo observar que sobre la mesita al lado de la cama había un periódico, donde el titular rezaba: “Hoy se llevará a cabo el inicio del juicio contra Hyde Takarai, por presunto intento de homicidio contra el presidente del Reborn Bank”

—Debo ir… You… necesito ir a dar mi declaración antes de que lo condenen injustamente…

You se alejó de él ante aquellas palabras, con la mirada azorada.

— ¡¿Injustamente?! ¡Estuvo a punto de matarte! ¡¿Y aún así vas a defenderlo?!

—You… fue mi culpa…

— ¡No me digas! ¡Que! ¡¿El arma se disparó sola y tú te pusiste torpemente en su camino?! — Gackt había bajado el rostro, lo hacía de nuevo, lo estaba torturando con sus ironías, así que reflexionando se le acercó y lo tomó gentilmente de la mano — Escucha Gackt, Hyde trató de matarte… ¿No crees que sea mejor dejar las cosas así? Es obvio que él ya recuerda todo, que sus recuerdos volvieron a él y que ahora sólo tiene un gran rencor hacia ti…

Gackt guardó silencio, pero luego, haciendo un gesto de extrañeza lo miró fijamente.

—Un momento… ¿Cómo…? ¿Cómo sabes eso? De que Hyde no recordaba nada…

You se separó, había cometido un grave error, se había puesto en evidencia. Ya no tenía caso seguir ocultándolo…

—Por Matsumoto-san… tu detective…

—Hace ya mucho tiempo que no lo veo… ¿Cómo es que…?

—Él ahora trabaja para mí… — Gackt estaba atontado ante aquellas confesiones. — Ya no es necesario que te preocupes por el juicio… no se realizará…

— ¿Qué?

— Hoy mismo Japón lo extraditará para que responda por sus crímenes en nuestro país…

— ¡¿Qué?! ¿Qué has hecho…? — Como pudo se puso de pie y se le abalanzó no de forma amenazadora sino más bien suplicante, su ex novio sólo hizo la mirada a un lado— ¡You!

— Como te dije, tu detective ahora trabaja para mí… se fue a Japón a averiguar cómo es que Takarai sobrevivió a su accidente. Exhumaron los restos de la tumba donde supuestamente estaba su cuerpo… ¿Y qué crees? Los resultados dieron negativo… ahora se lo llevarán a Japón para que responda por haber fingido su muerte y al parecer, por haber matado a sus padres…

Gackt simplemente se quedó como piedra.

    ._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

— ¡Buenos días!

Frente a él estaba nuevamente Ken.

— ¿Qué demonios…? ¿Tú de nuevo?

—Vamos Hyde, necesitas un abogado.

— ¡Ya te dije que no quiero tener nada que ver contigo!

—Si mal no recuerdo Hyde… yo fui la parte neutral en todo lo que pasó durante la época del colegio… debes recordar ahora, que yo no hice nada para lastimarte, y es más, hoy en día estoy aquí luego de tantos años… yo no tengo nada que ver con lo que te pasó ¿O sí?

—No…

—Así que creo contar con toda la moral para poder ayudarte ahora ¿No te parece? Créeme, yo no tengo ya nada que ver con Tetsuya, ni mucho menos con Gackt…

Bajó el rostro, Ken estaba feliz, al parecer lo había conseguido.

—Ken…

—Dime Hyde…

— ¿Murió…? Gackt…

— Hasta donde sé, estaba grave, pero con vida…

—Ayúdame ken… — comenzó a llorar — ayúdame por favor…

—Claro pequeño, estoy aquí para eso…— le tomó con delicadeza una mano.

—No… no entiendes… sácame de esta oscuridad, de esta pesadilla en la que me encuentro aún estando despierto…

—Hyde-chan… yo…

En ese instante ingresaron un grupo de detectives americanos vestidos de traje, y otros agentes japoneses con unas chamarras características del servicio especial japonés.   

— ¡¿Qué pasa?! — Habló Ken muy molesto poniéndose de pie — ¡Aún no he terminado de hablar con mi cliente!

—No será necesario… — hablaron los oficiales asiáticos en perfecto japonés — Takarai Hyde-san… a partir de ahora el gobierno Estadounidense se ha desentendido de usted y lo deja por completo en las manos de la justicia japonesa para que responda por sus crímenes en su país.

— ¿Qué…? — atónito veía como lo esposaban.

— ¡Chotto matte! — Gritaba Ken — ¡No pueden hacer eso! ¡Él tiene pendiente un juicio aquí!

—Ya no… Y puesto que la victima de dicho crimen también es japonés, debe presentarse y continuar con su juicio allá… Takarai-san, queda arrestado por los delitos de usurpación de identidad, falseo de muerte, intento de homicidio y homicidio en primer grado de Mizuki Takarai, y Arima Tojo.

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Ken…! — lo sacaban del lugar, con la mirada aterrada suplicaba a Ken.

—Tranquilo Hyde, yo iré también, no digas nada hasta que esté contigo, ¡Es tu derecho permanecer callado! — logró gritarle antes de que se lo llevaran.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

 

¿De qué me sirve ya la vida? Se preguntaba una y otra vez mientras observaba por la ventana de aquel coche hacia aquellas calles que una vez él conoció muy bien. Ahora y luego de casi una semana desde lo ocurrido con Gackt, se encontraba vestido de traje y esposado, dentro de un automóvil federal donde era trasladado al juzgado en el que se le sentenciaría por sus “crímenes”. ¿De qué servía explicarles ahora que él no mató a sus padres? ¿Qué fue su madre quien lo hizo para defenderlo del maldito de su padrastro y que luego se suicidó? Si luego él huyó… ya no importaba, nada le importaba, sólo esperaba que tanto el juez como el jurado vieran en él a un asesino despiadado y que lo condenaran a muerte. Sí, la muerte sería la verdadera libertad para él.

 

—Se inicia la sesión. — dijo tajante el juez luego de dar un golpe con su mazo.

Y como prometió Ken estaba a su lado como su abogado. Lo había acompañado durante todo el proceso incluso ya en esta parte, al otro lado del mundo.

— Y bien, ¿Cómo se declara el acusado?— Continuó el magistrado. 

—Culpable…

— ¡Nooo! Inocente su señoría… — decía Ken casi en un grito mirando con un gesto algo amenazante a Hyde.

—Por fin… ¿Culpable o inocente?

— ¿Me permite un momento? — Se acercó a Hyde y le susurró — ¿Qué haces? Tú debes permanecer callado hasta que te llame a testificar.

—No tiene caso… Si lo haces… igual aceptaré todos los cargos…

Ken lo miraba con el ceño fruncido, ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso ya se había rendido? Entonces un hombre de traje se les acercó y le entregó un papel a Ken.

—Oh, no Hyde… no harás eso — le dijo una vez leyó la nota — porque aún hay gente que queremos ayudarte, para bien… — se puso de pie nuevamente — Lo lamento su señoría, se declara inocente.

—En ese caso comenzaremos con la presentación de testigos. Comienza la defensa.

—Llamo a mi primer y principal testigo… Camui Gackt…

Abriendo los ojos de sobremanera Hyde se dio vuelta y observó a Gackt levantarse de un asiento de atrás y caminar muy lentamente por entre las bancas hasta llegar al estrado. No podía creer que hubiera sido capaz de venir hasta el Japón en ese estado. Se lo veía muy pálido y débil, sin mencionar que cojeaba con algo de dolor al movilizarse.

Así Ken comenzó a interrogarlo, le preguntó acerca de la relación que tenía con Hyde, entre otras cosas hasta llegar al día del disparo.

—Efectivamente, ambos estábamos en mi mansión, pero lo del disparo fue sólo un accidente… Hyde sujetaba el arma, estaba desesperado por lo que le había pasado y entonces simplemente se disparó, ya lo dije, un accidente… Así que no entiendo la razón de este juicio, yo no presenté ni presentaré cargos.

—Muchas gracias Camui-san, no más preguntas… — Y ken fue a sentarse.

— ¿Así que sólo un accidente? — tomó la palabra el fiscal. — ¿Un accidente al igual que lo de Tetsuya Ogawa? — Tanto Ken como Gackt quedaron atónitos era obvio que lo averiguarían— Sabemos lo que pasó exactamente unos días antes, que un tal Ogawa fue hasta su despacho e intentó asesinarlo… Entonces ¿Por qué cada vez que intentan matarlo usted retira los cargos? ¿Está esperando a que uno lo mate para que entonces sí sea considerado una víctima?

— ¡Objeción! — gritó Ken molesto.

—Y a menos que haya un testigo que confirme que fue un accidente, el juicio continuará aun si usted no presenta cargos.

— ¡Tengo uno! — Dijo ken… — De hecho es mi siguiente testigo.

Gackt se puso de pie y se dirigió de nuevo a su lugar no sin antes huirle a la mirada de Hyde quien lo veía con reproche.

—Llamo a Marc Sanders, el policía al que mi cliente robó el arma.

Así el oficial se aproximó y se sentó.

—Señor Sanders… fue usted a quien mi cliente le robo el arma la madrugada en que lo llevaron a un hospital porque unos delincuentes intentaron matarlo ¿Verdad?

—Sí, señor…

—Bien, y ¿Podría decirle al jurado y aquí al señor fiscal, lo que pasaba con la misma arma?

—Una semana antes, mientras la limpiaba se me calló de una altura considerable, el seguro se aflojó un poco por lo que estaba algo dañada y…

—Entonces, como el jurado podrá observar, la teoría de un accidente no es tan descabellada ¿Cierto? Sin mencionar que la víctima principal, Camui-san, aseguró esto tomándose la molestia de hacer un viaje tan largo para confirmarlo. Y el que mi cliente haya robado un arma es irrelevante dadas las causas que lo precedieron a su internación en el hospital, sólo se estaba defendiendo.

El jurado asentía. El policía se retiró así como Ken, más Hyde no se veía feliz, se sentía mal por tener que seguir viviendo en una mentira, pero ya pronto sería su turno, entonces no dudaría en decir la verdad acerca de sus intenciones esa tarde. La expresión de Hyde le dio una idea al fiscal quien no pensaba perder este juicio.

—Bueno… “Suponiendo” que eso fue un accidente, ¿Debemos asumir que lo de los padres de Takarai-san fue también un accidente? En ese sentido, llamo a Takarai Hyde-san al estrado como mi siguiente testigo.

— ¡No puede hacer eso! ¡Yo debía llamar primero a mi cliente! — saltó Ken.

—Kitamura-san… — dijo el juez — Takarai-san está también en la lista de testigos del fiscal y él es libre de llamarlos en el orden que mejor le parezca… adelante.

Entonces Hyde se puso de pie, ken le puso una mano en el brazo y con la mirada suplicante le imploraba que no hiciera una tontería, mas sin embargo Hyde estaba decidido a hacerlo, quería ponerle fin a esto, así tuviera que aceptar que mató a sus padres.

Se sentó, y vio al fiscal acercársele a punto de lanzar la primera pregunta. Pero pronto vio que detrás de éste se abrió la puerta del juzgado y que entraba una persona a la que él conocía muy bien.

— ¡Esperen por favor! — gritó ni bien entró acercándose a la pequeña reja de madera que separaba al publico del tribunal.

Los murmullos formaron un fuerte ruido en el lugar. Hyde estaba pasmado, no podía creer que lo vería nuevamente y menos en ese lugar, incluso Ken y Gackt se veían desconcertados, como si tampoco se lo hubieran esperado.

— ¡Orden en la sala! — Ordenaba el juez golpeando con su mazo. — ¿Quién es usted y por qué interrumpe de esa manera?

— Discúlpeme su señoría, —  respiraba agitado seguramente había corrido — Mi nombre es Tetsuya Ogawa… y tengo algo muy importante que decir con respecto a Hyde Takarai… él es completamente inocente, quien falseó todo incluyendo su muerte… fui yo… 

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You se encontraba de visita en la casa de la hermana de Gackt. Una parte de él se arrepentía de haber vuelto con Gackt a Japón, de haberlo seguido sabiendo que él sólo venía a ayudar a ese tipo. ¿Cómo podía ayudarlo después de todo? ¿Por qué maldita sea estaba ahí? Una y mil veces estuvo a punto de salir de esa casa y tomar un taxi hasta el aeropuerto y de ahí de vuelta a su vida en América para olvidarse por completo de él.

Ahora había sido invitado a almorzar mientras Gackt estaba “defendiendo” a Hyde. Había pedido prestado el baño y ahora se dirigía a la sala. Cuando entró vio a la hermana de Gackt sentada sobre uno de los sofás cubriéndose el rostro con las manos, lloraba.

—Ayana-san ¿Qué tiene? — se acercó y se sentó preocupado, posando una mano sobre su hombro.

—You-san… yo no quería decir nada, pues mi hermano me pidió que no hablara de ello con nadie… pero… pero…

— ¿Pasa algo con Gackt?

—Me dijo que se lo diría a usted a su tiempo, pero… cuando se termine el juicio y haya ayudado al tal Hyde… se iría lejos… muy, muy lejos…

En ese momento You sintió como el corazón se le partía en mil pedazos por infinita vez.

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— ¡Orden! — gritaba el juez ante el escándalo. — Que pase — ordenaba a un oficial para que le abriera paso al estrado al intempestivo nuevo testigo.

Conforme lo hacía, Ken lo sujetó del brazo y con la mirada desconcertada le preguntaba ¿Qué estaba haciendo? Más de forma gentil, Tetsu se separó diciéndole en un susurro que todo estaría bien. Entonces se puso de pie en medio, de frente al juez sujetando un folder, Hyde lo miraba desde la banca de testigos con los ojos bien abiertos.

— ¿Cómo es que usted está detrás de todo?

— Antes que nada su señoría, quisiera que oiga esto… sacó su celular y reprodujo un audio.

Ogawa-san…” — comenzó, entonces Hyde se puso de pie, era la voz de su madre —“... Hay un favor muy grande que… que debo pedirle…

Así se podía escuchar una grabación de la llamada que le hizo hace como cinco años la madre de Hyde a su persona. Y todos la escuchaban atentamente: “Un favor más… llame a la policía, y dígales que fui yo… y solamente yo quien mató a mi marido… ¡El maldito está lastimando a mi hijo! ¿Cómo…pudo? Pero ya todo llegará a su fin… obviamente esto también es mi culpa… así que yo también debo pagar por ello…”

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Hyde: “…y ahora tengo en mis manos el arma que mi Hyde tenía en la maleta… ya es hora… hasta siempre, y no se olvide del favor que le pedí, muchas gracias…

La grabación se terminó.

— ¡Eso no puede ser! — Gritó el fiscal — ¿Cómo sabemos que la grabación en auténtica?

—Aquí están los registros de autenticación de audios… — le entregaba unos papeles al juez — luego de indagar por todas partes pude hacerme de una copia del registro de esa llamada, la cual obtuve de la misma empresa de telecomunicaciones…

— ¡Esta bien! Pero en la grabación se oye también que el acusado llevaba un arma en la maleta y que ella la levantó ¿Por qué llevaba él un arma?

—Yo se la di… y lo hice para que pudiera defenderse, el tenía un trabajo difícil, y la aceptó, si hubo un delito es mi culpa, después de todo yo le robé ese revólver a mi padre…

—Pero suponiendo que la madre del acusado fue quien asesinó al padrastro y luego se suicidó… ¿Por qué huyó? ¿Por qué haberse cambiado el nombre y haberse hecho pasar por muerto?

—Señor fiscal… dígame usted, si después de haber sido abusado, haber sido testigo de la muerte del responsable tiroteado a quema ropa, y luego haber presenciado un suicidio, ¿Usted se hubiera quedado en el lugar como si nada? Acababa de ser víctima de actos terribles, estaba asustado y confundido… y en cuanto a lo del falseo… es ahí donde entro yo… cuando se accidentó… yo fui testigo, y temiendo precisamente esto, decidí hacerlo desaparecer… él estaba muy mal herido, a punto de morir, pero su cuerpo se recuperó, no así su mente, cuando despertó no recordaba nada… aquí están los registros médicos de la época donde se demuestra que el tubo amnesia… y luego fui yo también quien le dio sus nuevas memorias… incluyendo su nombre falso.

—Puedo entender todo esto Ogawa-san…— hablaba ahora el juez mirando los documentos — pero aún queda una pregunta… ¿Quién era la persona en la supuesta tumba de Takarai-san?

—  Era un vagabundo y fui yo quien…

—No Tetsu… por favor… — suplicaba Hyde para que no siguiera y se auto condenara.

—Fui yo quien lo mató… — lo miró ahora con algunas lágrimas que se asomaban por sus parpados, — le disparé cuando dormía bajo el puente… metí su cuerpo en el automóvil y lo incendié… luego compré al forense para que usara una muestra de ADN de Takarai-san y así excluirlo de toda sospecha.

El escándalo se hizo presente nuevamente.

— ¡Orden! ¡Orden!  — El auditorio se quedó en silencio — en vista de la nueva evidencia declaro el juicio por los cargos de falseo de muerte y asesinato en primer grado en contra de Takarai Hyde-san, nulo, y puesto que en el caso de intento de asesinato no existe denunciante suprimo todos los cargos en contra de él dejándolo en libertad desde ahora. — El auditorio se llenó de aplausos hasta que el juez habló de nuevo, — Y en cuanto a usted Ogawa-san, queda arrestado por el cargo de engaño estatal al fingir la muerte de una persona y asesinato en primer grado por la muerte del hombre que se encontró en la tumba de Takarai-san.

Cerró la sesión con un mazazo, así los oficiales esposaron a Tetsuya mientras Hyde corría hacia él.

— ¡No por favor! — Suplicaba mientras forcejeaba por que se alejaran de él— ¡Déjenlo!

— ¡HYDE! — lo detuvo de un grito — basta por favor… es lo correcto… ya no te preocupes más por mi…

Los policías se lo llevaron, Hyde se quedó petrificado llorando descontroladamente, mientras Ken le pasaba un brazo por el hombro.

—Tranquilo Hyde… lo ayudaré…

—Hyde… — por un costado se acercaba Gackt.

—Tú… — masculló estando a punto de arrojársele y golpearlo, pero Ken lo detuvo — ¡¿Qué demonios quieres aquí?! ¡¿Acaso esperas que te de las gracias por no haberme denunciado?!

—No Hyde yo sólo quiero decirte que…

— ¡No me interesa que carajo quieras decirme! ¡Es más! ¡Aléjate de mí! ¡No vuelvas a acercárteme! ¡Todo esto es tú culpa! ¡TE ODIO!

Se quitó el agarre de Ken con violencia y salió de la corte.

—Gackt… — decía Ken.

—No era necesario que me lo dijera… yo sólo quería decirle que a partir de ahora lo dejaré en paz… que no volveré a plantarme frente a él… que no volverá a verme jamás…

—Pero…

— ¿Me harías un favor? ¿Le dirías eso por mí? Claro… cuando sea pertinente, yo… me iré de aquí por un tiempo pero voy a enviarte dinero para que hagas todo lo posible por Ogawa…

— ¿A dónde irás?

—A donde no pueda lastimar a nadie más…

Y salió de ahí ante la mirada consternada de Ken. 

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Los días pasaron y las cosas se desarrollaron de forma favorable para Hyde, pues al mismo tiempo que Ken se encargaba de Tetsuya, lo hacía de él. No cabía duda de que era un tipo genial y un gran abogado. Así luego de una demanda en contra de una constructora, que adueñándose del terreno donde estaba la casa de Hyde, construyó un condominio, logró que le indemnizaran otorgándole un departamento ahí. No tenía pensado volver a América, pues luego de no haber visto a Gackt por ningún lado, era obvio que había vuelto allá y que de seguro lo esperaba. Pero tampoco quería quedarse en Japón, todas las noches tenía pesadillas al recordar lo sucedido, y el caminar por las calles donde su vida había terminado, no lo ayudaban en mucho. Todas las noches se paraba en su ventana a dejar que su mirada se perdiera en el infinito, y luego llorar, por todo lo acontecido, por lo de su madre, por lo de Tetsu, por lo de Gackt…así que tomó una decisión, se iría lejos de ahí.    

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— ¡Por favor Gackt! — suplicaba You llorando. — No hagas esto…

—You…

De pie frente a él y con una maleta a sus espaldas, estaba su amado, a punto de irse lejos de su vida para siempre. Y para impedirlo se paraba delante de la puerta.

—No… no puedes irte así nada más, haciéndome esto… ¿Acaso quieres que muera? Porque sin ti lo haré… moriré…

—Por favor You… no hagas esto más difícil…

—Gackt… — se le abalanzó y lo sujetó de los brazos con algo de fuerza tratando de mirarlo de frente, pero Gackt hacía la mirada a un lado— ¿Cuánto más? ¿Cuánto más debes hacer por él? — lo abrazó con desesperación aún llorando— cuando lo único que él ha querido es verte muerto, ¿Y ahora te vas para que él esté tranquilo? ¿Para protegerlo? ¿Por qué Gackt? Cuando yo he estado a tu lado, todo el tiempo, no puedes hacerme esto, a mí que te amo… a tu hermana, a todos los que nos preocupamos por ti…

Lo besó, mas ese beso sólo venía de su parte. Algunas lágrimas rodaban por las mejillas de Gackt pero aun así no reaccionó. You lo miró con algo de rabia y dolor.

— ¿No dijiste una vez que aún me amabas? Y así no sea tanto como para casarte… ¿No podrías quedarte conmigo? Mira… yo he hecho todo por ti, estos días he estado tratando de que todo sea como antes… yo…

—Es verdad… yo tengo un gran cariño por ti… pero…

— ¿Pero?

—Lo único que he hecho es lastimarte… 

 — ¡No me interesa!

—You…

—Gackt… — trataba de abrazarlo de nuevo pero Gackt lo sostuvo esta vez de los brazos.

— ¡You por favor! — Éste se quedó inmóvil — No hagas esto… ya no quiero seguir lastimándote ni a ti ni a nadie más… yo no merezco tener a un ser tan especial como tú a mi lado… ya lo decidí… verás que ahora te sientes así pero luego agradecerás por haberte alejado de alguien como yo… gracias por todo You… — le dio un beso en la mejilla —  hontouni arigatou…  Sayounara…

Y bajando la mirada pasó por su lado, tomó su maleta con una mano y con la otra el cerrojo, y saliendo se fue.

 

Una vez afuera, Gackt quiso correr, salir de ahí huyendo, pero estaba débil, y esta debilidad se incrementó con más fuerza cuando una ráfaga de dolor se hacía presente en su pecho, el cual se reflejaba en las lágrimas las cuales copiosamente caían por sus mejillas. Estaba siendo un infeliz desgraciado, pero pronto You se daría cuenta de que era lo mejor. Y Hyde… él jamás le perdonaría, ni se perdonaría a sí mismo por lo que le hizo, le destruyó la vida y ahora lo que menos quería era incomodarlo con su presencia. Se lo había dicho claramente, que lo odiaba, y no era para menos, pero aún así esas palabras terminaron por acabarle lo que le quedaba de corazón. Ya no tenía caso intentarlo, era mejor hacerse a un lado y que su pequeño pudiera encontrar la felicidad así no fuera con él.

— Al aeropuerto por favor. — Tomando un taxi se alejó en silencio.

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—Buenas noches señorita… quisiera reservar un vuelo para mañana… — hablaba por teléfono — ¿Para dónde? A Korea…  a nombre de Hyde Takarai… número de tarjeta 517895468, ¿A las 11? Perfecto… lo sé, una hora antes en el aeropuerto… muchas gracias… adiós.

Colgó, y suspirando miró alrededor. No tenía casi nada así que ya todo estaba listo para la mudanza. ¿Qué estaba haciendo? Ni él mismo sabía, pero de algo estaba seguro, era lo mejor. Necesitaba irse lejos, de todos aquellos recuerdos que siempre terminaban en Gackt. Le dolía mucho el corazón cada vez que pensaba en él, pero no lo podía evitar, aún era muy pronto para que lo olvidara y dejara de amarlo.

Se predispuso a ordenar unas cuantas cosas más, cuando de pronto llamaron a su puerta. ¿Quién podría ser? De seguro Ken, había llegado el momento de decirle lo que pensaba hacer. Abrió la puerta y cuando miró quien estaba frente a él, casi se va de espaldas. Nunca antes había tratado con esta persona, pero luego de todo lo que pasó lo conocía al menos de vista, además, Ken le había contado quien era, y que papel jugaba en la vida de Gackt, pero ¿Qué estaba haciendo ahí?  Parado frente a su puerta.

—Buenas noches… Takarai-san… al fin nos conocemos en persona… mi nombre es Kurosaki You y… Me gustaría hablar con usted.

Continuará…

Notas finales:

Un agradecimiento especial a mi beta :3 y sus comentarios??


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