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Lo aprendí todo de ti por Yuuki Hachiken

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Notas del capitulo:

Hola!

 

Esta es la parte 1 de un capitulo especial, donde tendremos por primera vez a Fidio como el protagonista.

 

 

 

Antes de que Tachimukai y Endou tuvieran su casi predestinado encuentro, en el internado Saint Rock, en una noche bastante agitada para la mayoría de los estudiantes que se habían dejado llevar por el mundano placer del sexo sin compromiso… a altas horas de la noche, se escucharon unos gritos que alertaron al capitán del equipo principal, Fidio Aldena, quien reunió a su equipo para que intentarán ayudarles a resolver el problema, sea cual fuera lo antes posible.

 

- Necesito que la seguridad venga ahora mismo a la escuela. - Exclamó el capitán mientras intentaba abrirse paso por el destruido pasillo, miraba atentamente y solo podía imaginarse lo peor al ver a la resistente estructura agujereada. - ¡Solo dejen que yo sea el único jugador en este sector! - Rectifico con voz temblorosa al replantearse el llamar a otros miembros de su equipo para que le ayudarán.

 

Fido escucho al instante un leve zumbido que se acercaba a el, además de un rebote muy fuerte que se percibía por los pasillos, cada vez más fuerte, como si fuera al ritmo de su corazón, de repente sintió que debía dejarse llevar atrás, con la misma destreza que solía usar para esquivar a sus oponentes en el campo de juego, de reojo apenas pudo ver un balón negro que era muy familiar a lo que vivieron los japoneses años atrás con una “invasión alienígena”.

 

  • Qué buenos reflejos, capitán. - Hizo eco una voz juvenil pero lúgubre en los pasillos.

 

  • ¿Vas a jugar al gato y el ratón conmigo?, lo lamento pero no tengo tiempo para eso. - Respondió en tono desafiante sin dudarlo, con la actitud refrescante que le distinguia. - Puedes jugar conmigo lo que quieras una vez que me asegure que no eres responsable de hacerle daño a mis jugadores.

 

  • ¿Daño?, unos cuantos huesos rotos no son nada comparadas con ser una basura. - Finalmente de entre las sombras se mostró a un ensangrentado Toramaru con la mirada totalmente distinta y parecía no caminar bien, pero tenía la suficiente destreza para detener el balón que volvió en dirección a sus pies.

 

  • Anda si es el novato, ¿porque estas enojado? - Solo hablaba para ganar tiempo y analizar la situación, no demoró en darse cuenta que su cuerpo se estaba forzando al máximo con cada movimiento, quizás su pierna estaba rota pero de alguna forma se mantenía en su lugar, sus nudillos ensangrentados al igual que su frente, al ver las paredes vio el mismo fluido por doquier, se estaba auto castigando o luchando con lo que sea que le tornará así. - ¿Toramaru?, ¿así te llamas?, tu estado es lamentable.

 

Toramaru apretó los dientes y golpeó de nuevo el balón con mucha fuerza intentando golpear a Fidio sin éxito alguno, el capitán se acercaba cada vez más a él, tenía mucha más experiencia y eso se notaba por mucho poder que tuviera ahora el joven tigre, pero cuando estuvo a quemarropa con total malicia logró golpear la nuca del italiano, haciéndolo caer a su pecho pero para su sorpresa, recibiendo un rodillazo a la entrepierna que le derribó.

 

  • Disculpa por ser tan brusco, supongo.

 

El golpe fue muy certero, al punto de que casi se acerca hacia el novato para revisar que no tuviera sangre en su entrepierna, pero solo lo reviso para encontrar algún rastro de lo que sospechaba que podría causar todo este revuelto, y no tomo tiempo el encontrar una extraña piedra en la parte trasera de la oreja de Toramaru que le costó retirarla de su cuerpo, al sentir contacto con aquel fragmento sintió su propio espíritu y conciencia sacudiéndose, si, definitivamente era el dichoso meteorito que causó aquella “invasión alien” hace años en Japón, este pedazo de resto espacial de alguna manera sacaba lo peor de las personas que tuvieran algo de dudas, comerás o cualquier sentimiento negativo de una persona para hacerle más poderoso.

 

Fidio intentaba soltarla, pero era como si esta se volviera la cosa más importante en su vida para él, su cuerpo temblaba, ¿como había llegado esto aquí?, pero… ahora podría ser solo para el…

 

  • ¡NO! - Grito a todo pulmón mientras la tiraba hacia el pasillo sin pensarlo.

 

El sonido del fragmento del meteorito golpeando el suelo y rebotando hizo eco por el oscuro pasillo mientras Fidio jadeaba con fuerza intentando mantener la compostura y determinación en sí mismo, que por un segundo fue puesta en duda por tal siniestro objeto.

 

  • Creí que lo verías como un regalo.

 

Al parecer Toramaru no era el único en ese pasillo, aunque no podía ver de quien se trataba aunque su tono de voz decía mucho de quien fuera esa persona, daba a entender que era alguien provocador y con mucha seguridad de sí mismo.

 

  • Fidio Aldena, serias una buena incorporación para el equipo.

 

El joven capitán empezaba a perder la conciencia pero dio un leve vistazo a aquella misteriosa persona y sólo pudo distinguir que tenía un largo cabello en la oscuridad, además de su mano que se acercaba a su cara, aquella persona tenía una presencia llena de desesperación y locura que asfixiaba.

 

Todo parecía perdido, pero cuando la mano de aquella misteriosa persona estaba por llegar a Fidio, el equipo de seguridad de la escuela quienes estaban acompañados por la policía irrumpieron en el edificio.

 

El ruido de gritos de niños y el polvo a su alrededor mientras veía a los adultos examinando el área hizo que se resistirá a desmayarse sin éxito alguno.

 

Fidio no era de los que creía en los sueños, pero en ese momento cuando su cuerpo se rindió, quizás pudo relajarse lo suficiente de las cuestiones de la escuela y de esa manera, por primera vez desde que tiene memoria, tuvo un sueño o mejor dicho, un recuerdo.

 

Apenas habían pasado unos días desde que había llegado a Estados Unidos, luego de decidirse por una escuela con un nuevo club deportivo que llamó su atención ya que partía de la premisa de llevar al fútbol a otro nivel.

 

  • Esto es increíble. - dijo en voz alta al admirar todas las instalaciones de la escuela. - ¿Cuanto tiempo tiene esta escuela de estar abierta?

 

Quién estaba guiando a Fidio era el jefe de desarrollo e investigación deportiva de la escuela, su encuentro fue demasiado casual para que el italiano lo tomará como simple coincidencia, parecía que querían impresionarlo y con un demonio que lo estaban consiguiendo.

 

  • La infraestructura tiene por lo menos 60 años de antigüedad, aunque ha sido remodelada en varias ocasiones, sobre todo desde que la fundación tomó la dirección del lugar el año pasado, puede que no lo parezca a simple vista pero todo está intervenido con tecnología de punta.

 

  • Ya veo, ¿entonces porque estoy recibiendo un trato tan especial?, dudo que los estudiantes nos estén viendo con tanto recelo si ya vivieron una experiencia similar.

 

  • Eres más perspicaz de lo que creí. - Dijo aquel hombre con una expresión de alegría en su rostro. - supongo que lo entenderás a medida de que pases tiempo aquí, aunque claro, tu talento como jugador apenas sobrepasa la media.

 

  • ¿”Apenas”? - Preguntó algo ofendido al ser un jugador de nivel mundial y reconocido por ser bastante hábil.

 

  • No quería ofenderte, pero ciertamente eres un diamante mal formado en lo que vendría siendo el perfilamiento de un jugador. - Iba a intentar discutir esa clasificación con él pero parecía que llegábamos a una etapa importante del recorrido, por lo que decidí guardar silencio.  - Fidio Aldena, sígueme.

 

Aquel lugar… Parecía fuera de este mundo, si la escuela de por sí era increíble, la parte interna del edificio central del equipo de fútbol parecía una nave espacial.

 

  • ¿Quieres conocer tu verdadero valor como jugador? - De repente el tono de voz de aquel hombre se tornó desafiante. - Se que alguien como tu no entendería solo con palabras.

 

Sin dudarlo, Fidio aceptó el reto, así aprovecharía para demostrarles de lo que era capaz y cualquier cosa que ellos vieran mal en el, quedarían reducidos a estúpidos números.

 

  • Cuando quieras. - Exclamó el joven italiano mientras se quedaba en el centro de los reflectores del campo de fútbol.

 

De repente, ante él aparecieron unos jugadores novatos, que parecían estar supremamente nerviosos y al verle, quedaron aún más sorprendidos pero posiblemente lo estaba más aun Fidio al ver esos extraños lentes que traían consigo.

 

  • ¿No es ese Fidio Aldena?

 

  • ¿Que hace en nuestra escuela?

 

Sin más, el silbato dio inicio al encuentro, evitando que Fidio pudiera preguntar qué clase de lentes tenían esos dos chicos.

 

Fidio no sintió que esos chicos tuvieran algún as bajo la manga o nada en particular más allá de que no parecían ser el tipo de jugador que hicieran trampa, pero… algo extraño pasaba, no podía quitarles el balón debido a los pases que hacían ya que cada uno se puso en un lateral distinto del campo y aunque sus pases no eran perfectos, evitaban que el antiguo capitán de Italia pudiera tomar posesión del esférico.

 

Y no solo era eso, cuando por fin tomaba el balon despues de que estos anotaran varios goles, le robaban el balón a los pocos segundos de que avanzara por el campo.

 

¿Que le estaba pasando?, se preguntaba cada vez que ese par parecía demostrarle sus fallos una y otra vez, llevándolo a pensar en rendirse, pero no fue hasta que pasaron por lo menos 2 horas hasta que se sintió totalmente derrotado. “37 - 0”, fue el resultado final por parte de aquellos dos chicos quienes se retiraron tan pronto acabó el encuentro.

 

El nuevo chico de la escuela quedó totalmente demolido, todo su cuerpo le dolia, pero mas que nada, lo que realmente le causaba dolor era su confianza como jugador que quedó totalmente aplastada, pero a pesar de todo… tenía la sensación de que necesitaba algo así, aunque no aceptaba una humillación tan grande.

 

- Eran jugadores novatos. - Escucho la voz de aquel hombre que le trajo retumbando por todo el lugar. - Solo recibian ordenes basada en la información que conseguimos de tu participación en el FFI.

 

- Yo..

 

- Los numeros son frios, Fidio.



De esa manera, Fidio duró días encerrados en su habitación, sin comer nada y pensando en todo lo que había pasado, no tenía ánimos de seguir ya que ni siquiera había empezado organizar su equipaje, hasta que de repente escucho unos golpes en su vacío pasillo,

 

Al principio creyó que era el entrenador o algunos de sus asistentes quien intentaría racionar con el, pero no, parecía escuchar un leve sollozo a medida de que los golpes se hacían más fuertes.

 

- Maldita sea… - Fidio tomó sus almohadas e intentó bloquear sus orejas mientras se refugiaba en su cama.

 

Cuando los golpeteos pararon, solo quedó en aquel silencio, un llanto ahogado que no paró en horas, hasta quien fuera que causara eso, se hubiera lastimado su garganta o quedado dormido en medio de sus lágrimas.

 

Al despertar, Fidio empezó a preguntarse quién pudo ser aquella persona que por lo que creía, se encontraba en su pasillo, lo cual era raro ya que su edificio de dormitorio era nuevo y estaba vacío, salvo el mismo.

 

Se tomó su tiempo para pensar si debería ir a ver de quien podría tratarse y quizás pedirle que haga un poco de silencio, algo totalmente razonable porque quizás él no se daba cuenta que mientras dormía, gritaba por la frustración de sus sueños.

 

Si iba a presentarse o no ante esa persona, más allá de eso la naturaleza le llamaba, y eso sí lo motivó a salir de su habitación pese a que se suponía que contaba con uno en su morada, pero que no estaba funcional por el momento.

 

Tenía tantas ganas que caminó descalzo por el pasillo en total oscuridad y al intentar entrar al baño de pasillo, escucho un poco pero ignorando que el cubículo que abrió en desesperación estaba siendo usado.

 

- ¿Eh? -  Dijo un chico que apenas distinguía en esa oscuridad quien seguramente se quedó extrañado al verle con los pantalones abajo y casi a punto de hacer su necesidad en el - ¡HEY!

 

Y menos mal no se dejó llevar por no aguantar y pudo evitar manchar a aquel chico quien se encontraba totalmente avergonzado, buscando la forma de encender las luces del baño.

 

- ¿Que se supone que haces aqui?... son las 4:30 AM. - Reclamo Fidio mientras intentaba suavizar las cosas luego de aquella incómoda situación.

 

- Yo...mhn… -  Su voz estaba lastimada y eso solo reafirmo era la persona que lloraba a mares.

 

Finalmente Fidio logró encender las luces y pudo ver ante él a un chico que se le hacia familiar, no tardó mucho en darse cuenta que era el segundo portero de Japón durante el FFI, pero ahora, se veía desgastado, herido incluso por arañazos en su cuello y con unas grandes ojeras.

 

- ¿Eres amigo de Endou? - Fue lo primero que alcanzó a decir y para su sorpresa eso hizo que se rompiera en llanto como si un ser querido hubiera muerto. - Eh, calma calma, tranquilo.

 

Fidio sentía que no podía dejarlo así, no quería abandonarlo ya que parecía estar pasándola peor que el, incluso eso hizo que se olvidara de su leve depresión y sin más, se propuso a llevar al chico a su habitación.

 

Le costó bastante ya que casi tuvo que llevarlo arrastras, pero cuando finalmente llegaron, no le quedó de otra que sentarlo en su cama e intentar abrigarle lo mejor que podía, ya que estaba haciendo frío.

 

El llanto de Tachimukai lentamente empezaba a calmarse, sin darse cuenta que Fidio le observaba cuidadosamente intentando descifrar sus murmullos sin éxito alguno. hasta que finalmente este apretó los puños fuertemente y levantó la cabeza en señal de querer gritar algo, pero sin lograrlo al fin de cuentas.

 

- Al parecer no soy el único que se siente como basura aquí.

 

- Quizás lo tuyo tenga solución… Fidio Aldena… pero en mi caso, estoy condenado a quedarme por siempre en esta… - Tachimukai apretó sus puños con fuerza y parecía estar apunto de quebrarse de nuevo, no se que me llevó a tomar su mano y sentir su fuerte apretón, él se quedó sorprendido ante lo que hice pero antes de que pudiera decir algo intervine.

 

-  Dilo, termina de decir lo que querías decir.

 

- ¿Que cosa?  - Intento soltar mi mano pero no se lo permiti.

 

- Tu sabes, lo que sientes sobre la idea de quedarte aquí.

 

- Bueno, si lo haces, puede que te diga porque estoy en una situación similar a la tuya. - Note algo de interés en su mirada, quizás tenia mas tiempo que yo sin poder hablar con alguien.

 

- La idea de quedarme en este… lugar....

 

- Ajam

 

- N-No puedo…

 

- No seas marica, hazlo. - Creo que me pase un poco al llamarle así pero quería crear algo de confianza de la manera más rápida posible.

 

- ¡ESTE LUGAR ES UNA PUTA MIERDA Y MIS PADRES SON LA MAYOR PORQUERÍA DE TODOS! - Wow, hasta llegó a impresionarme. - ¡QUE SE PUDRAN TODOS!

 

- ¡Jajajaja! - No podía evitar reírme mientras me dejaba llevar por la emoción - ¡MI FÚTBOL NO ES CARBÓN! - Me uní a sus gritos mientras me levantaba de la cama y le invitaba a hacerlo también.

 

El dudo, pero no se demoró mucho en mostrar una mirada decidida que no había visto en todo el breve tiempo que compartimos juntos, gritamos y gritamos sin parar, como si nos estuvieramos quejando del mundo injusto que parecía tornarse encima de nosotros, y finalmente, como si hubiera sido algo natural, escuche decir a mi castaño cómplice lo siguiente:

 

“¡Porque no me dejan amar a Endou San!”



El palideció un poco al decir eso, no se que esperaba de mí, como si… por decir que le gustaba un chico automáticamente debía merecer alguna expresión de asco u odio.

 

- Hey tranquilo, soy Europeo. - Dije entre risas sin soltar su mano.

 

No dijo nada, simplemente, parecía que no sabía qué decir o quizás… yo era la primera persona a la cual le confeso sus sentimientos por aquel animado ex capitán del Inazuma Japón, quizás, nuestras gargantas quedaron más irritadas después de todo eso, posiblemente la suya más que la mía, pero con un demonio… sentía que era el inicio para quitarnos un gran peso de encima.

 

Ambos terminamos sentados en mi cama de nuevo, apoyando el peso del uno con el otro mientras nos recostabamos en la pared, no se cuando nos quedamos dormidos pero alcanzamos a presentarnos.

 

- Soy Fidio Aldena, aunque tu ya me conocías. - Dije entre bostezos.

 

- Tachimukai Yuki… - Creo que el estaba mas dormido que yo. - Un gusto…



Ese dia dormimos con nuestros corazones un poco más tranquilos, y en mi caso, a pesar de que no sentía que quería mezclarme con un “lloron” y “escandaloso”, creo que termine haciéndome amigo del que creo que era el novio de aquel energético y tonto fanático del fútbol que conocí durante el FFI.



Al dia siguiente, me desperté por unos toques en mi mejilla, había mucha luz y me asuste un poco, pero recordé que posiblemente me había quedado dormido con Tachimukai y efectivamente fue así, ya que este se encontraba mirándome tímidamente mientras me acercaba unas barras de cereal a mi mejilla izquierda.

 

- Gracias… - Acepte sus barritas de cereal que tenían un extraño sabor a té verde. - ¿Que hora es?

 

- son las diez de la mañana, ¿te sientes bien? - sonaba algo preocupado por mi y no se, eso me hizo sonreír.

 

- Si, ¿porque?

 

- Bueno… por nada… sabes, creo que quizas deberiamos ir a desayunar y demas… creo que ambos apestamos.

 

- Tienes razón, aunque me tienes que decir eso que me ocultas eh. - ¿De verdad creía que dejaría escapar eso?

 

- Ah…

 

- Nada de “Ah…” vamos, primero debemos tomar una ducha antes de que alguien vomite en el comedor por nuestro aroma. - Tome una toalla y se la tire en la cara al señor apenado. - Aunque creo que todavía seguimos siendo solo dos personas en este edificio.

 

- Bueno… no vi a nadie además de las personas que me trajeron aquí. - Tachimukai acaricio sus muñecas, parecía que en lugar de “traerlo” lo habían “jalado” aquí.

 

Ambos caminamos por el frío pasillo que no demoró en ponerse en temperatura ambiente después de unos segundos, definitivamente la tecnología de esta escuela era de otro nivel, no se a que hora llegaron los de la limpieza pero no solo el pasillo estaba reluciente, las duchas quienes parecían estar en construccion ya estaban terminadas.

 

- Creo que no manejan drones para todo el mantenimiento y limpieza de nuestra planta. - Interrumpió Tachimukai quien jugaba con la toalla en su cabeza. - O eso creo.

 

- Creo que tienes razón. - Aproveche que este tonteaba para enrollar mi toalla y darle un azote con ella en sus nalgas. - ¡JAJAJAJA!

 

- ¡HEY PARA! - Gritaba desesperado en dirección al baño, obviamente no me detuve y seguí jugando un rato.

 

Fue divertido, cielos, creo que no habia reido tanto junto a alguien desde el FFI, ¿donde estaba Tachimukai entonces?, no creo que podría dejarle pasar por alto ya que creo que parecemos amigos de toda la vida, incluso a pesar de que bueno, sea gay, no creo que sea de aquellos que tengan una fijación por cualquier chico y lo estoy comprobando al desvestirme al frente suyo como si nada, si es un chico tímido pero… definitivamente no se emociona con cualquiera.

 

- Entonces Tachimukai, ¿eres portero? - Le pregunté mientras me estiraba un poco antes de meterme a la ducha que si, eran compartidas pero no soy del tipo de chico que le da pena estar desnudo frente a otro.

 

- Si, lo soy… aunque tambien fui mediocampista cuando empezaba a jugar futbol.

 

- ¿Lo dejaste por algo en particular? - Pregunte sin más mientras ingresaba a las duchas y él parecía mantener un poco de distancia de mí, no puedo pedirle que deja la verguenza cuando recien nos conocemos pero aun asi…

 

- Bueno, es una historia algo chistosa creo, un dia vi a Endou San en la televisión durante las finales del Fútbol Frontier y sentí una extraña sensación en mi estómago, antes de que me diera cuenta repetía la escena de su supertécnica una y otra vez, aunque entendiera los principios y demas, seguia sin entender cual era la razón de todo lo que hacia…

 

- Wow, ¿con solo verlo?

 

- Si, luego todos en el equipo comenzaron a decirme que solo hablaba de Endou san y luego el director de la escuela me dio una libreta de supertécnicas en la que figuraba aquella que uso Endou, ese dia me emocione tanto que casi llore de la emoción, pero desde entonces no deje de entrenar. - Pude ver como admiraba sus manos que parecían bastante maltratadas. - Y así, eventualmente logre conocerle…

 

- Aun así debes ser alguna clase de genio para poder lograr copiar una supertécnica con solo verla. - Creo que ya entendía porque estaba en esta escuela. - Tienes mucho potencial, Tachimukai.

 

- No lo se, siempre fui “la copia de Endou” y cuando pude defender la portería durante el FFI, solo logre meter la pata.

 

- ¿El partido contra Argentina?, vamos no fue para tan… - De repente note como le dio un puñetazo a la pared y creo que por un segundo note un aura oscura emanando de su cuerpo. - ¡EH!

 

- ¿Ah? - El parecía no darse cuenta de lo que acababa de hacer, me acerque con prisa a revisar su mano pero parecía no tener rastro de daño alguno, a diferencia de la pared que estaba bastante dañada. - ¿Que paso?

 

- ¿Te sientes bien? - Seguía sin creerme lo que acababa de ver.

 

- Solo un poco mareado…

 

Sin dudarlo, saque a Tachimukai de las duchas y le ayude a vestirse, parecía caminar un poco mal al inicio aunque luego comenzó a sentirse como si nada, según sus propias palabras, “a veces me siento así, pero al rato se me pasa” y eso solo me hizo preocuparme más, Tachimukai insistió con ir a tomar un desayuno, yo no tuve otra opción que hacerle caso, aunque desayune demasiado rápido para poder ver en mi telefono aquel partido contra argentina en el FFI y pude ver la técnica que hizo… aquella aura, era igual a la que vi en las duchas.

 

- Tachimukai. - El simplemente me miró algo extrañado con su boca totalmente llena de cereal. - Hombre, si que tenias hambre.

 

- Es que dijeron… - Trago un poco. - Que podíamos comer lo que queramos y… no conocía estos cereales.

 

- Glotón.

 

- Pero si tú comiste mucho más rápido que yo…

 

- Como sea, debemos ir al centro de investigación, es urgente.

 

Mi “enfermo” compañero se levantó como si nada mientras suspiraba por no poder comer más, estaba a punto de decirle que se llevará el tazón de cereal consigo pero no quería que nos vieran raro los estudiantes que por alguna razón, no se fueron a casa con sus familias durante lo que quedaba de vacaciones. Por suerte el centro de investigación no quedaba muy lejos de nuestras instalaciones, pero aun asi no le quitaba un ojo de encima a Tachimukai.

 

Duramos una tarde entera, ya que al parecer termine involucrado en unas pruebas para definir si lo que tenía Tachimukai no era alguna clase de resfriado, pero no, yo sabía que era algo serio.

 

- Al parecer tu amigo está sufriendo un trastorno de bipolaridad muy grande a raíz de una experiencia traumática. - Dijo el jefe de investigación con un tono de preocupación en su voz. - El “aura oscura” que viste cuando tomaban una ducha, se debe a causa del rencor y frustración que quizás sin darse cuenta utiliza durante esa técnica.

 

- ¿Eso es posible?

 

- Esto es algo “singular”. pero si, es posible. - Dio un suspiro pesado mientras parecía tomar una decisión. - Tanto talento desperdiciado, supongo que no podremos usarlo.

 

- Espera, ¿ya piensan rendirse con el? - Pregunte incrédulo.

 

- A nosotros no nos corresponde intentar solucionar algo que es meramente emocional.

 

- Aun así… devolverlo a su hogar en el estado en el que esta puede ser...

 

-  Si, peligroso, muy peligroso.

 

Esto era… horrible, demasiado cruel, ¿como alguien tan inocente podía guardar dentro de sí tanta oscuridad?, no podía dejarlo solo...

 

- Por favor, dejame intentar ayudarle.

 

- ¿De verdad crees que puedes darle un uso a tanta colera?

 

- No lo se, pero mas que darle un uso pienso que primero debo ayudarle a ser más fuerte… profesor, quizás yo sea un trozo de “carbón” pero puede que ayude.



Todo se hizo oscuro y de nuevo, desperté de aquel sueño, sonara estupido pero estaba sonriendo, mire alrededor y pude ver a dos chicos en cama y no me costó diferenciar donde estábamos, la enfermería de la escuela.

 

- Capitán… por fin despertó. - Era Nice, el australiano tenía una cara de preocupación que rara vez le mostraba a los demás.

 

- ¿Todos están bien? - Intente sentarme en la cama pero mi cuerpo me dolía mas de lo que creía.

 

- Desapareció un estudiante de los nuevos, tenemos algunos heridos pero el sub capitán se esta encargando de ello.

 

- ¿Eh?, ¿Tachimukai?

 

- Dijo que eran antiguos compañeros suyos… - Nice miro a las otras camas donde estaban posiblemente sus “antiguos amigos” heridos. - Shinichi Handa intentó retener a su pareja, quien se torno violento por lo que descubrieron que era…

 

- El meteorito Alius.

 

- Exacto, pero al parecer no pudo hacer mucho ya que terminó bastante herido, Toramaru se encontraba en el suelo no muy lejos de donde te encontramos, pero no encontramos rastro alguno de Matsudo.

 

- Esto no es bueno…

 

- Para nada, además el sub capitán se fue hace más de 3 dias y no ha vuelto.

 

- ¿¡Que!? - No podía creerlo, tanto tiempo paso.

 

- Estaba muy molesto, intentamos retenerlo pero aun así…

 

- Mierda… - Me levante con todas las fuerzas que tenia y me dirigí hacia las otras cámaras que se encontraban cubiertas, sin dudarlo abrí las cortinas, en la primera se encontraba Toramaru quien tenía sus piernas enyesadas. - Toramaru, se que puedes oirme.

 

- Capitán, el no esta…

 

Sin tener respuesta, movi uno de los yesos de sus piernas y abrió los ojos de par en par por el dolor.

 

- ¡AGHHHHHHH! - Grito en desesperación.

 

Abrí la otra cortina y para mi sorpresa, Handa parecía habernos escuchado hablar y se estaba vistiendo, tenía heridas, muchas pero aun así en su mirada parecía ser la clase de chico que no quería rendirse sin pelear.

 

- Necesito tu ayuda.

 

El simplemente asintió en silencio, volví de nuevo a donde estaba Toramaru y procure preguntar lo necesario.

 

- Explicanos que sabes de todo lo que pasó.

 

Notas finales:

Espero que lo disfruten!


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