Ir al trabajo siempre ha sido gratificante, Claudia (25 años, estatura media, clara de piel y cabello castaño largo ondulado con ojos miel) siempre siguió el consejo “Al que le gusta su trabajo no tendrá que trabajar ni un solo día”. Despertar, bañarse, desayunar y prepararse para ir al trabajo siempre lo hacia con un toque especial de ánimos. Con el tiempo calculado y unos minutos de anticipación salió rumbo a la empresa donde trabajaba, que más bien era un bufete de psicólogos y abogados.
- Claudia siempre he admirado tu gran puntualidad, ni siquiera estoy segura que sea puntualidad porque llegas mucho antes.
- Samanta (Rubia, cabello hasta los hombros, alta y ojos verdes de tez bronceada) un miembro del bufete la saludó.
-Tomaré tu comentario como halago, y la verdad me sorprende que ya estés aquí, siempre eres de las que llegan a cualquier hora y no precisamente temprano jaja -Claudia como todos los días estaba divertida.
-Lo sé, parece milagro, pero hoy llegan unos nuevos papeles de cambios que me encargaron leer y cuanto antes lo haga mejor.
-¿Cambios? No sabia que habría algo así.
-Sí pero no son nada importante, después tengo una consulta a las 11am, si quieres cuando termine podemos ir a comer donde siempre.
-Tengo una consulta a la misma hora que tú pero siempre tardo un poco más de tiempo, si no te molesta esperarme podríamos ir.
-Siempre te espero jaja no seria algo extraño.
Caminaban mientras iban a sus respectivas oficinas de consulta, ambas eran psicólogas, Claudia estaba especializada en niños y adolescentes mientras que Samanta en adultos. Antes de despedirse Samanta veía a lo lejos llegar a Sofía, integrante del gran bufete pero del área de abogados. Sofía, mujer de 26 años, cabello largo negro y lacio, ojos color café tan oscuros que parecían negros, de estatura media alta y piel clara. Siempre caminado con un porte de superioridad.
-Mira ahí viene tu “amiga” te apuesto mil pesos a que cuando pase al lado de nosotras no nos saluda ni por cortesía, pareciera que se cree superior a todos los psicólogos cuando pasa por estas áreas - Samanta hablaba en tono bajo y confidente, cosa que le causó gracia a Claudia y no pudo evitar reír.
-En serio que te pasas Samanta, solo tú te das cuenta de lo que hacen las demás personas, deberías canalizar toda esa energía para trabajar jaja-
En esos momentos Sofía ya estaba casi al lado de las dos amigas, Samanta con discreción estaba más que pendiente sobre qué haría la pelinegra mientras que Claudia divertida caminaba unos pasos para abrir la puerta de su oficina. Como lo había predicho la rubia no recibieron ni un saludo ni mucho menos.
-Entonces te aviso cuando salga a comer. -Claudia se despedía de Samanta antes de entrar a su oficina.
-Claro. - susurrando “te lo dije” y con cara divertida entró a su oficina.
Ese “te aviso cuando salga a comer” no había pasado desapercibido para Sofía, lo había escuchado alto, claro y fuerte. La razón por la que pasaba por las oficinas de los psicólogos no era para caminar con grandeza ni porque amara utilizar las escaleras de vez en cuando por miedo al elevador, cosa que todos creían, sino era por Claudia, la razón por la que siempre llegaba temprano muy a su pesar y tener que subir por escaleras en vez del elevador.
Sofía siempre llegaba tarde, de mala gana y siempre con aires de diva. Un día hace unos 4 meses atrás llegó temprano y se encontró en el estacionamiento con Rita, una colega. Mientras entraban juntas a la empresa Rita hablaba de cosas las cuales Sofía ni prestaba atención.
-Yo no sé como puede llegar siempre tan temprano y de buena gana, es que vela, hasta cuando no tiene cliente a primera hora esta temprano en este encierro.
-¿De quién hablas? -Sofía regresaba de sus pensamientos para sentirse perdida en la platica.
-¿Cómo que de quién? Pero si te acabo de decir, vela ahí va, Claudia, una psicóloga del bufete y ex cuñada, por eso me sé cosas de ella, la verdad ahora me cae mal, no sé cómo pudo dejar votado a mi hermano después de esa relación tan bonita que tenían.
-Eso explica tu tono de voz al referirte a ella, puedes adelantarte, me quedaré unos minutos aquí afuera.
-¿Vas a fumar? Puedo quedarme contigo
-Sí, últimamente ya no me gusta pero hoy me dieron ganas.
-Hola, Rita -Claudia pasaba al lado de ellas.
-Hola Claudia, temprano como siempre, un buen hábito tuyo.
-Sí, es algo que me gusta... Hola- Claudia se dirigía a Sofía con una sonrisa.
-Hola. -Pues nos vemos luego, ya entraré- Claudia se despidió y entró.
-Vaya, la verdad no me caerá bien por lo que pasó con mi hermano pero hay que admitir que es buena persona.
-Supongo, es primera vez que la veo.
-Si te lo creo, con lo puntual que ella llega a comparación de nosotras es natural que nunca te la topes.
Desde ese día a Sofía le dio curiosidad la castaña y empezó a llegar temprano todos los días. Al principio no lograba toparse con ella ni de causalidad, pero al pasar los días lograba verla mínimo una vez a la semana antes de entrar. Sofía veía ese interés como algo normal, ya que era bisexual y la castaña muy linda, sin embargo, no pasaba del simple gusto al ver a alguien agradable a la vista. Pero las cosas empezaron a cambiar con ese “te aviso cuando salga a comer” que la castaña le dirigió a la rubia.