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Esperanza ¿buena o mala? por Manzana

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Notas del capitulo:

El capítulo gira más entorno a Sofía. 

Toda la mañana Sofía se había quedado pensando en que la Castaña y la Rubia saldrían a comer, ese pensamiento estaba gobernando sus pensamientos y no era agradable para ella. 

  -Ya las he visto antes juntas, por lo poco que sé son amigas... Es normal que salgan a comer, debería dejar de pensar en eso... Pero qué envidia, poder almorzar con Claudia, ¿Cómo será llevarse con ella? Tal vez algún día me anime a hablarle, no tendría nada de malo, lástima que nunca podemos coincidir en horarios más que en las mañanas.   

Hablar sola era algo que Sofía siempre hacia en la tranquilidad de su despacho, sabia que podía externar todo sin que la escuchen, pero esa mañana hablaba de más y trabajaba de menos.   

-Tal vez si termino de revisar estos documentos y me llevo estos otros a casa podría salir a comer temprano y esperar fuera, con suerte puede que vea salir a Claudia.   

Y así fue, Sofía se salió de su despacho al medio día, pasó por las oficinas de los psicólogos con una lentitud abrumadora pero discreta para observar una puerta con el título “Psicóloga Saldívar Claudia”, al pasar logró notar que la puerta estaba semiabierta con un niño dentro. Siguió caminando con una sonrisa ya que sabia que Claudia aún no había salido y podía verla cuando saliera del edificio a comer. 

  Ya había pasado una hora, Sofía se encontraba fastidiada y con hambre, gracias al cielo ese día solo tenía que arreglar documentos sin atender a clientes, así que no tenía problemas con el tiempo pero tampoco disponía de todo el día para “comer”. Pasando el tiempo con más molestia que fastidio entró al edificio, resignada a no ver a la pelinegra ni ir a comer al mismo lugar que ella.

Pasó por su oficina que ya tenía la puerta cerrada y era imposible saber si seguía adentro o no. Suspiró, tal vez otro día lo intentaría.  Llegando a su oficina la abrió y con todos los papeles en su escritorio optó por trabajar como debía.   

-No puedo dejar que un simple gusto interfiera en mi trabajo, ya tengo suficiente como para atrasar casos pendientes... ... Vamos Sofía, ¿Qué pasa? Debes dejar de pensar en ella, no por ser una cara bonita dejaras que gobierne tu mente, ja por favor, he visto mejores y tenido a mejores... Eso sonó muy arrogante, incluso hasta para mi... De nuevo perdiendo el tiempo, ya, a ver, el caso del señor Ramires esta casi ganado solo me faltan unas firmas para finalizar la demanda...   

Sofía había logrado centrarse en el trabajo, tanto que ya se le había hecho tarde, más de lo habitual, pero haber tomado una salida para comer bastante larga había hecho que se atrasara en el trabajo. Al dar las 8 de la noche su celular sonó.   

-¿si?  

-Sofía pobre de ti que me dejes colgado una vez más por olvido.   

-Carlos... Claro que no, ya estaba yendo, además son las... Ocho... Mm ¿Qué te parece si nos vemos una hora después? Ya sabes, me gusta arreglarme y tardo de más. 

  -A mi no me engañas, sigues en la empresa, ahora mismo paso por ti.   

-No es necesario, te veo en el club, quiero ir a mi casa y bañarme antes de ir.   

-Está bien, te salvas por hoy, pero si no llegas te juro que ya no sabrás de mi, siempre me dejas mal por el trabajo.   

-No hagas dramas, trabajo es trabajo. Te veo ahí, bye.   

Seria una noche larga para Sofía, salió de su oficina llena de papeles, vio la hora y decidido bajar por el elevador, lo más probable era que Claudia ya se habría ido. Mientras caminaba a su auto sintió que alguien caminaba atrás de ella, al voltear su corazón empezó a palpitar rápido, era Claudia, casi al instante se controló, Sofía Hamilton no podía permitir que algo así le pasara. Ella fue la primera en llegar a su auto, mientras buscaba sus llaves Claudia pasó junto a ella, la miró y le dedicó una sonrisa cálida de despedía, esto le supo a gloria a la pelinegra que solo atinó a decir adiós con la mano. Al subir a su auto respiró profundo y soltó un suspiro enorme, sonrío como nunca y para sí misma dijo:   

-A quien engaño, estoy perdida.   

Para Claudia había sido la cosa más normal del mundo, sonreír, despedirse, ser amable, siempre lo era, con todos con cualquiera. Esa acción inocente hizo prender algo en la pelinegra que para Claudia era algo desapercibido.  

Sofia llegó a su casa, le inundaba una felicidad algo extraña, acogedora, se arregló para salir cómo nunca y como siempre, hermosa, imponente. Llegando al club saludo a su amigo Carlos, pero mientras estaba ahí notó algo extraño en ella, esa felicidad se había ido, ahora sentía que no tenía sentido el estar en el club, con Carlos, sentía vacío, soledad interior, estar rodeada de gente no la llenaba, al contrario le pesaba, quería estar en casa, pero Sofía siempre era de salir estar con gente sus amigos ser la mujer por la que hombres y mujeres posaban la mirada hacia donde ella estaba. Pero ese día el sentimiento de vacío no la dejó y prefirió irse temprano a su casa.   

Antes de acostarse a la cama Sofía seguía pensando en ese sentimiento de soledad que la inundaba, era frío el vacío interior, de pronto nada para ella tenía sentido y era algo para alarmarse. Mientras dormía tuvo un sueño, Claudia, soñó con Claudia. Al despertar no pudo recordar de qué iba el sueño pero sentía felicidad, la misma que tuvo al salir del trabajo y llegar a su casa, felicidad provocada por Claudia.   

-Al parecer es en serio, ya estoy perdida... Pero no puede ser real, ni la conozco, es ridículo que sea solo de vista, no puede ser real que solo ver a alguien te ponga feliz, no he pasado momentos con ella, no he hablo ni mucho menos... Pero eso puede cambiar, no tendría nada de malo hablarle... Entonces hoy es el día, sea como sea le hablaré, tal vez conociéndola me desanime como siempre, conocer a las personas siempre ayuda, siempre hay algo que termina por no gustarme.   

Ese día se arregló sin tardar tanto pero sin descuidar nada de su aspecto, quería verse hermosa como siempre y tener el aura de gloria que siempre la rodeaba. Llegó mucho antes de lo normal, todo fuera por toparse con Claudia antes de que entrara en la empresa. Se estacionó cerca de la entrada, tenía todo planeado, esperaría sentada fumando a las afueras de la empresa, cuando viera llegar a Claudia y estuviera por salir del estacionamiento ella caminaría hacia su auto para “sacar unos documentos” y ahí le hablaría. Esperó unos minutos cuando vio llegar el auto de la castaña, su corazón latía tan rápido que la hacia perder la determinación de hablarle.   

-Maldición, ¿de cuando aquí siento que se me va la seguridad? No, ya no puedo hablarle, lo arruinaré... ¿Pero qué cosas digo? Soy la persona más segura de esta empresa, claro que puedo hablarle a una simple mujer.   

Claudia caminaba hacia la salida del estacionamiento y Sofía se disponía a entrar, para Sofía fueron kilómetros esos metros que tuvo que caminar para quedar casi en frente de la castaña, cuando estaban a una distancia considerable Claudia la miró y sonrió. 

  -Buen día. -dijo Claudia.   

-Hola, buen día, temprano como siempre... Digo eso me comentó Rita, que llegas siempre temprano. - “me lleva, pensará que la acoso, si nunca hemos hablado ¿cómo se supone que sé que llega temprano?”.   

-Ah... Sí, me gusta la puntualidad, así que ¿te llevas con Rita? Me cae bien, es divertida.   

-Sí, es mi colega.   

-Si sabia, las dos son abogadas, yo soy psicóloga, pero eso ya lo debes saber, te veo casi seguido por las oficinas, eres todo un ejemplo a seguir, preferir subir las escaleras al elevador es sano. 

  -Claro, un poco de ejercicio nunca viene mal.   

-¿Ya te vas?   

- ¿ah? Ah... No, solo vine a buscar unos papeles al auto...   

-Te espero.   

-Claro. - Sofía se controlaba para poder abrir el auto y sacar unos peleles. Estaba feliz, en ocasiones pasadas había escuchado la voz de la castaña pero nunca tan de cerca y con muchas palabras, era suave, su voz la abrazaba cálidamente y Sofía no podía evitar sentir algo más con cada frase que salía de su boca. Cerró su auto y empezaron a caminar hacia la empresa.   

-Y ¿cómo estás de trabajo? - preguntó Sofía. 

  -Bastante bien, me gusta lo que hago y no es pesado para mi. Pero ¿te cuento algo? Hoy es un día raro, casi no tengo citas, la ultima termina a las 3 y siempre salgo a las 6, no sé que haré con el tiempo que me sobre, no suelo salir temprano en jueves.   

-Eso suena divertido, deberías salir o ir a tu casa a descansar, depende de cómo te sientas, aunque yo saldría, hay que disfrutar.   

-¿Qué lugar me recomiendas?   

-No sabría decirte, depende de los lugares que te gusten. Pero si quieres podrías salir hoy y te muestro un club que me gusta mucho.   

-Un club... Casi no me gustan esos lugares, además los clubs son de noche y yo salgo en la tarde, no me gustaría ir, me costaría despertar mañana jaja   

-Cierto... Pues será para la próxima entonces. -Sofía se había hecho la ilusión de tal vez salir con Claudia pero parecía irreal.   

-Pero si sales temprano podemos ir otro lugar, ¡al cine! Hace tiempo que no voy, ah... Claro, si quieres jaja casi no nos conocemos, seria bueno salir con personas nuevas.   

-Claro, me gustaría, ¿te veo cuando salgas?   

-No, mejor te doy mi número y te veo en el cine, aún no estoy muy segura de la hora exacta que saldré, pero te aviso.   

-Me parece perfecto. -Sofía sonreía con disimulo pero por dentro estaba que reventaba de alegría.   

Esa tarde sería el principio de todo. 

 

Notas finales:

(:


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