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¿Eres tú mi héroe? por Fullbuster

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Recorrí la mitad del continente hasta llegar a la base donde había servido. El viaje en tren no estuvo nada mal aunque tuve que convencer a varios trabajadores y agentes para que dejasen subir a mi perro a bordo. Apenas había encontrado documentación sobre Cloud pero al menos sabía que la información era verídica, ese chico existía y estaba en algún lugar pidiéndome ayuda. Tenía que ayudarle, sólo podía pensar en eso ahora mismo.


En la base todos me saludaron y tras comprobar mis credenciales me permitieron el paso a la base. Algunas mujeres de militares estaban por allí comprando o llevando a sus hijos al colegio, aquí en la base teníamos todo lo necesario y no nos hacía falta salir, aunque yo prefería vivir fuera de ella, o al menos prefería pasar un tiempo con la familia antes de regresar a mi casa y volver a la soledad. Quizá era posible que volviera si conseguía encontrar a ese chico, porque estaba dispuesto a jugarme por él, a traerle conmigo si era necesario, no quería perder la oportunidad de conocerle.


Es posible que no pudiera haber nada entre nosotros, no nos conocíamos apenas, pero yo quería intentarlo, no quería quedarme con la duda después de saber qué pudo haber pasado si me hubiera arriesgado en esta relación tan extraña.


Me acerqué hasta las oficinas y pregunté por un viejo amigo informático, sé que iba a pedirle una locura y que seguramente no querría ayudarme, pero necesitaba los datos de ese chico,  necesitaba saber que no me estaba volviendo loco ni enamorando de una sombra. Sabía que existía o lo había hecho, era corresponsal de guerra y le mandaron a su país, ¿Seguía vivo? Esa era mi gran pregunta, necesitaba saberlo y con urgencia.


Crucé todas las oficinas a paso rápido y bajé las escaleras hacia el departamento de inteligencia buscando a mi compañero. Lo encontré tras su mesa con la vista fija en la pantalla de su ordenador. Me coloqué frente a su mesa y al levantar la mirada reconociéndome, me saludó sonriendo levantándose a abrazarme.


- Sargento Noctis Lucis – me llamó feliz Zack – me dijeron que habías regresado a casa hace unos meses. Me pasé a saludarte por tu casa pero no estabas.


- Fui a ver a la familia – le comenté – y a devolver unas placas de identificación a los familiares de los caídos.


- Eso es bueno. ¿Cómo estás? – me preguntó preocupado.


- Creo que bien aunque necesito un gran favor.


- ¿Ya vas a meterme en líos de nuevo como en los viejos tiempos? – me preguntó sonriendo y yo sonreí.


- Algo así. Necesito encontrar a un joven.


- ¿Soldado?


- No, un reportero.


- No sé si eso lo tendré en las listas, pero puedo intentarlo.


- Tampoco es estadounidense.


- Eso lo complica más. Tendría que entrar en los archivos del otro país, es un delito federal.


- Lo sé. Por favor… necesito encontrarle.


- Lo intentaré. Haré algunas llamadas y trataré de averiguarte todo lo que pueda, aún tengo amigos en esferas más altas que tú y yo – me sonrió - ¿Qué nombre he de buscar?


- Cloud Strife – le dije – reportero de guerra este año en Afganistan, volvió a España tras su misión. Debió coincidir su reportaje cuando yo estuve destinado allí.


- De acuerdo, lo buscaré pero no te prometo nada aunque haré lo que pueda.


- Muchas gracias Zack, es importante.


- Lo sé, si no… no me lo habrías pedido.


- ¿Qué te parece venirte a cenar esta noche a mi casa y lo hablamos con tranquilidad?


- Me parece perfecto, además hay partido – dijo sonriendo haciéndome una señal como si batease indicándome que era Béisbol.


- Genial – le dije sonriendo – veremos el partido cenando con unas cervezas.


- El plan perfecto – me dijo – avisaré a mi mujer para que no me espere a cenar.


Me fui a casa sonriendo y es que Zack siempre era así de alegre y extrovertido, algo extraño porque los informáticos de la base no solían ser muy sociables, se encerraban en sus ordenadores y no había formas de sacarlos de allí, pero Zack era diferente, era un chico que le gustaba ir de celebración con los amigos y le gustaba también su trabajo, sabía diferenciar el trabajo del placer y la juerga.


Salí del edificio y caminé por la base viendo a los niños jugar en el patio del colegio. Algunos soldados estaban de instrucción por la calle principal con su superior pero seguí caminando tras cuadrarme ante el superior en forma de saludo hasta que llegué a mi casa.


Me costó encontrar las llaves en la mochila y mi perro me miraba ladeando la cabeza curioso sin entender qué hacía. Acaricié su cabeza levemente y volví a meter la mano en busca de las llaves. Las encontré al fondo de todo y abrí la puerta. Tuve que hacer fuerza para abrirla, estaba un poco atrancada, seguramente porque la madera se había hinchado de las constantes lluvias y el poco mantenimiento en estos años. Tendría que arreglarla pero ya lo haría más adelante.


La casa estaba hecha un desastre, llena de polvo, telarañas y olía a cerrado, así que me dediqué a ventilar toda la casa y a limpiar. Estuve todo el día limpiando y recogiendo la casa mientras mi querido Husky dormía en un rincón de la terraza plácidamente sin inmutarse por los gritos del resto de soldados que hacían instrucción cantando tras sus sargentos.


Acabé tarde y aproveché en ducharme antes de que llegase Zack a cenar. No tuve tiempo de preparar nada así que pedí unas pizzas. Por suerte… cuando él llegó traía cervezas bajo el brazo y coincidió con el pizzero al que pagué de inmediato justo antes de meternos en casa a ver el partido.


Cenamos sentados en el sofá y no comentamos nada del tema de Cloud hasta que finalizó el partido. Fue un partido pésimo para mí ya que había perdido mi equipo, para Zack fue estupendo, él era de Baltimore y nos habían machacado con creces. Yo no podía evitar sonreír hasta que Zack mantuvo el silencio unos segundos.


- Está en un hospital en Cantabria, España. Dicen que está grave pero al menos sigue vivo – me comentó tomando un sorbo a su cerveza.


- Gracias – le dije aunque estaba preocupado.


- ¿Vas a irte a España a buscarlo? – me preguntó.


- Tengo que hacerlo.


- ¿Por qué?


- Esto te sonará extraño pero… él me pidió ayuda, lo he visto en sueños y sé que suena como la mayor locura de mi vida pero… ¿Cómo iba a saber de él sino te dijera la verdad? Jamás había visto a ese chico hasta que volví de la misión.


- ¿Hasta que estuvo en el hospital? – me preguntó.


- Es posible. Si lleva meses hospitalizado es muy posible. Creía que me estaba volviendo loco, enserio. Tengo que ir a verle, descubrir con mis propios ojos que estoy cuerdo y que todo era verdad.


- Ve entonces – me dijo con seriedad – ya te he reservado un billete para ir a España. Aeropuerto de Santander, te he apuntado la dirección del hospital donde está ingresado.


- Gracias, muchas gracias Zack.


- Te cuidaré al perro hasta tu vuelta.


Aquella misma noche apenas pude dormir pensando en todo esto, en que iba a volar medio mundo para ver a un chico al que sólo conocía en mis sueños. Estuve muy nervioso y por la mañana bien temprano llevé al perro a la casa de Zack. Allí estaría bien, él tenía un niño de apenas cuatro añitos y seguro que mi perro iba a disfrutar cuidando y jugando con el hijo de Zack. Me despedí de todos y me marché al aeropuerto militar. Odiaba subir en esos aviones pero eran rápidos y encima me lo habían ofrecido, no podía desperdiciar la oportunidad. Me llevaron hasta el aeropuerto de Nueva York y de allí cogí el vuelo comercial hasta Santander, España.


Bajé del largo vuelo en el que no pude pegar ojo y pedí un taxi indicándole en inglés la dirección. No me entendió y tras repetírselo varias veces, acabé enseñándole el papel con la calle escrita hasta que entendió lo que ponía.


Me dejó a las afueras del hospital, le pagué y entré corriendo por allí buscando a la recepcionista mientras preguntaba por Cloud Strife, sé que tenía que estar aquí, Zack nunca se equivocaba en los datos. Las enfermeras se extrañaron un poco al verme con una bolsa de equipaje al hombre y hablando en inglés, debía de tener unas ojeras brutales. La verdad… yo nunca aprendí español, evitaba esa clase en el instituto y ahora empezaba a arrepentirme un poco.


Cada vez había más enfermeras allí, repetían el nombre que yo les había dado “Cloud Strife” y creo que lo conocían porque me hablaban en español tratando de explicarme algo que no entendía, hasta que al final llegó otra enfermera de cabello castaño y al ver el tumulto de gente se acercó a explicarme en un perfecto inglés lo que ocurría. Cloud estaba en coma desde hacía algunos meses y sus familiares intentaban explicarle al médico que debían desconectarle ya que él siempre había dicho que no quería vivir mantenido por una máquina. Eso era malo, porque no podían desconectarle, él estaba vivo, su conciencia lo estaba, me había llamado a mí para salvarle y lo haría.


Me dijeron el número de la habitación y corrí hacia allí hasta que encontré a sus padres. Intenté aclararles todo pero no me entendía, menos mal que la enfermera de antes me siguió preocupada y trató de calmar las cosas, trató de explicarles que no podían desconectarla ni exigirlo. Por suerte me enteré que en el hospital no hacían ese tipo de cosas, no permitían la eutanasia. Sus padres creían que yo estaba loco con eso de que había visto a su hijo en sueños, era normal y comprensible pero les pedí encarecidamente poder verle. Tras mucho pensarlo y dudarlo porque no se fiaban de mí, porque no me conocían y porque creían que estaba perdiendo la cabeza, decidieron dejarme pasar aunque con su vigilancia, ellos entraron conmigo.


Por fin pude ver a Cloud en persona, era igual de guapo que en mis sueños, bueno… en mis sueños era más guapo, quizá porque aquí estaba tirado en una cama, algo blanco y demacrado, pero era un chico muy atractivo. Rocé su mano con mis dedos sintiendo su suave piel, esa que había recorrido millones de veces en nuestros sueños. Amaba a este chico y por fin lo había encontrado aunque estaba en coma. Deseé que abriera los ojos y tomé su mano con fuerza apretándola entre las mías rezando porque abriera aquellos espectaculares ojos azules y me viera a su lado. Había recorrido medio mundo por él.


 


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